El otoño que llega con estos días frescos nos ha hablado de la muerte como nunca ocurrió desde el comienzo de la pandemia. Lo hace con o sin sol, con tiempo fresco o cálido. Sabemos lo que va a pasar en las próximas horas. La miseria espantosa de quienes administran la Ciudad de Buenos Aires y el apoyo del poder ante semejante infamia, nos asegura para hoy más contagios y más decesos. Quienes han tenido mayor posibilidad de mostrar en números cuál fue la historia de la vida, finalmente nos mostrarán los números que importan más por estas horas, que son esos que vamos a enterarnos al final del día: cuántos contagiados y cuántos muertos. Es decir, una especie de triunfo de los anticuarentena, de los antivacuna, de los antitodo con tal de ir contra un gobierno democrático, que es como decir contra la democracia. Quiero insistir todo lo posible, porque de eso siempre se trata.
Hoy otra vez salen a la cancha dos equipos que no se sabe si son presenciales o virtuales. El juego lo juegan dos equipos que podría mencionar como lo que soy, un relator deportivo. Un equipo que tiene que pelear duramente, con muchos menos jugadores que los que se necesitan para poder enfrentar en serio al poder real. El gobierno local va con Alberto Fernández, Axel Kicillof, Carla Vizotti, Daniel Gollán, Nicolás Kreplaj, Santiago Cafiero, y podría dar algunos nombres más hasta completar una especie de cuadro. El cuidado del estilo sigue a cargo de CFK. Eso no se pierde. Bueno, dirá ese equipo hoy que llegan más vacunas, que ya se cuentan por millones, le dirá a la población que se cuide, y le dirá lo que significa la solidaridad para salvar vidas. Más o menos eso. Se sabe.
Mientras el gobierno habla de la vacuna, los medios hegemónicos dirán que Rodríguez Larreta tiene razón o lo darán a entender.
El equipo contrario, el opositor, el que rodea a la Casa Rosada, el que apunta con su poderío de cañones por todos lados, vuelve a empezar una semana, como lo viene haciendo, con el capitanazgo del monopolio de Héctor Magnetto al frente, el Grupo Clarín, Los Andes, La Voz del Interior, Radio Mitre, Canal 13, TN y otros 300 canales en todo el país. Y juegan, además, para ese equipo, Telefé (canal de Estados Unidos en la Argentina, dirigido en el mundo de las noticias por un asesor del gobierno neoliberal, un tipo que trabajó y que trabaja con Mauricio Macri), la CNN en español, La Nación (con los más de dos mil millones de pesos que aportó el ex presidente para levantar el poderío, por si hacía falta), y que como hinchada influyente, casi una barra brava, tienen expectante a la Embajada de los Estados Unidos, a Comodoro Py, la Corte Suprema, la SIP, FOPEA, la OEA si hiciera falta.
Es decir, al menos, el 90 por ciento del poder real. Ese es el equipo que integra el conglomerado.
¿Y qué van a decir? Mientras el gobierno habla de la vacuna, de cosas positivas, ellos dirán que Rodríguez Larreta tiene razón o lo darán a entender. ¡Que hay que salvar la educación, pilar de la República, en manos de un tipo como Rodríguez Larreta, que se ha jugado la vida por la educación y la salud desde tiempos muy remotos! No, por favor no nos olvidemos del doctor René Favaloro, que es un hombre poco citado por estas épocas en las que soportamos a este personaje increíble, insólito, convertido en el gran defensor de la educación, con la complicidad de los medios de información.

No, debemos soportar esa contradicción terrible que se da entre un presidente que tiene que luchar en la Argentina contra todo el poder real para imponer una línea solidaria, importante, valiosa, para proteger la salud de la gente, la vida de la gente. Pero al que todo se lo niegan, al mismo tiempo que ese personaje tan impresentable como es el Jefe de gobierno se permite incrementar, incentivar su campaña política, y liderar al equipo adversario. El gobierno nacional no pudo hacer una sola movida en la que lo hayan dejado en paz, en la que lo hayan dejado gobernar. En la que no lo hayan trabado. Siempre lo han perseguido, siempre le han puesto la pierna, siempre han desplegado toda su destreza, todos sus instrumentos para impedirlo.
Y ahora la situación sanitaria es desesperante: parece mentira que lo tengamos que decir tantas veces, que debamos hacer tantas reiteraciones. Y cualquier paso que el gobierno de, hacia el fin de semana próximo, va a tener una actividad incesante, una reacción feroz del otro lado.
Mientras, las clases abiertas continúan y estos grandes medios le dictarán a Larreta, a Quiroz o a Soledad Acuña lo deberán decir. Y por su lado, ese conglomerado hablará de los muertos. Es ese mundo periodístico de muchos millones y de mucha lucha contra la democracia. Como si no tuviera nada que ver con la tragedia, van a mentir todo el día sobre las vacunas. Van a inventar patrañas. Y van a trabajar sobre los descerebrados, como vienen haciendo con gran habilidad. Gritarán por clases abiertas en todo el país, mientras mandan a la gente a la Plaza de Mayo. Pero el tema no pasa por las clases abiertas. Pasa por cómo llegaron a la plaza y qué pasa cuando llegaron a la plaza, y cuántos son. Explicarlo a veces es una exageración, es como gastar tiempo.
Van a jugar contra la democracia porque, para ellos, esta democracia es la culpable de que no estén más en el gobierno.
Así está el partido. Al comenzar el día ya podemos saber todo lo que va a suceder. Van a jugar contra la democracia porque, para ellos, esta democracia es la culpable de que no estén más en el gobierno.
Van a presionar más a los pobres. Garrote. Dictadura. Voto calificado. Van a salir a preguntarle a un dueño de un bar cómo ve las medidas, para que les diga “no aguanto más”. Algún panelista de los consultores económicos, esos bastante ridículos, dirá que hay que salvar a la gente, pero están a favor de los que no quieren hacer el aporte de los más ricos (¡una sola vez!).
Usted conoce muy bien el juego es desparejo: por un lado, un grupo de personas trabajando por la vida y la continuidad democrática del país, en el área mínima de la Casa Rosada. Y desde el resto de la cancha, los cañones de Clarín, apuntando desde la calle Tacuarí. O los cañones de la CNN que ahora recala aquí mismo, en nuestra América Latina. O los cañones de Telefé con sus informativos pautados para hacerle mucho daño al gobierno.

Tienen un equipazo. Es fantástico lo que tienen. Miles de millones que les dan un enorme poder. Y no se olvide: el equipo está integrado por Comodoro Py y también por la Corte Suprema.
Un grupo de personas que van a dar todo por defender su gobierno y también esta democracia que es de todos nosotros disputa el partido frente a un adversario desplegado por el resto del campo de acción, con raíces en todo el país, un equipo furioso y al ataque.
La cosa era sólo por diez días de clases virtuales para morigerar la circulación, que era morigerar la cantidad de muertos, que era proteger la vida. Eran sólo diez días que en principio había que dar clases virtuales, pero empujaron al país a más muertes. Ahora sólo quedan cinco… ¿A usted le parece que nos merecíamos toda esa pelea?
Quedan cinco días: ahora están esperando el fallo de la Corte. ¿A quién le importa ya? Imagínese: el asunto, ahora, tiene que ser resuelto por la Corte Suprema de Justicia.
La cancha está inclinada.