“Acá hay una asignatura pendiente. Cómo vamos a hacer en Argentina, en Uruguay, en cualquier país del mundo, para compatibilizar la democracia con los medios masivos de difusión (…) Es una fuerza tan grande. Yo creo que para que haya democracia tiene que haber sujetos democráticos, un hombre y una mujer dispuestos a participar. Para que esa participación sirva a la democracia debe ser racional. Para que sea racional tiene que estar informada esa persona. Y si se la desinforma… Va a ser el tema del siglo que viene, del siglo XXI”.
El doctor Raúl Ricardo Alfonsín nos guía. Lo que decía respecto de lo que vendría un día, el día ha llegado hace largo rato. Porque hemos arribado mucho más allá del espanto en los comportamientos periodísticos. Todo lo que hemos visto en estos días me llena de pena, verdaderamente, por mi profesión. No sólo en la actividad local, como si fuera poco, ahora la guerra es una fuente inagotable de mentira, terrible de falsedades.

Alfonsín auguraba hace décadas que las democracias se afirmarían en la calidad de información que tienen los ciudadanos para hacer una elección lo más justa posible. Pero si eso falta, la democracia se quiebra. Y los que no la quieren, son los ganadores, agregamos nosotros. En el tema de la guerra, el componente local, lleva a un tratamiento que es un verdadero bochorno. Una vergüenza, una tristeza, una decepción constante, porque en definitiva, ellos siempre ganan.
Por caso, la colectividad rusa está sufriendo lo que nunca imaginó. A todos le llega un día, la brutalidad de la injusticia de los medios. A todos les llega la hora. Y todos colaboran. La intención de los medios es que todo lo feo que le tiran encima a Rusia está pensado para asociarlo al gobierno local, a Alberto Fernández y a Cristina Fernández de Kirchner. Especialmente a ella. Si sos amigo de Putin sos feo, sucio y malo. Lo asocian de una manera extraordinaria. Son cínicos, mentirosos, bandidos, sinvergüenzas, una verdadera banda mediática. Pero les sale bien, y convencen a la gente. A tal punto que los políticos judíos se envuelven en las banderas de un país que lleva más de mil años persiguiéndolos y matándolos. Los han prohibido, les han quitado todo en la historia, y los han asesinado, pero los malos son los que acabaron con Hitler, los que acabaron con el nazismo en la II Guerra Mundial, los que dejaron 23 millones de cadáveres sobre los campos helados de Europa. Mario Sinay lo cuenta en una conferencia del Centro Sefaradí Israelí, que invito a escuchar, comprender, investigar en el portal de esa institución. Es de setiembre del año pasado, mucho antes de la declaración del conflicto armado. O sea, no estaba la guerra de por medio.
“Si sos amigo de Putin sos feo, sucio y malo. Lo asocian de una manera extraordinaria. Son cínicos, mentirosos, bandidos, sinvergüenzas, una verdadera banda mediática. Pero les sale bien, y convencen a la gente”.
Una charla de más de una hora en la cual cuenta la historia de la relación de los judíos con los ucranianos. O al menos, con una buena parte de ellos, nunca son todos, por fortuna es así. A nosotros nos cuesta hacer diferencia entre rusos y ucranianos. Parecen lo mismo. ¿Alguien advierte, éste es ruso, éste es ucraniano? Jamás. Son hermanos de sangre y no debe haber alguien en Ucrania que no tenga ancestros rusos. Pero la necesidad local del periodismo mafioso requiere que los ucranianos sean perfectos, magníficos. Y que los rusos representen al mismísimo diablo. Da una tremenda tristeza que ataquen de esta manera a una cultura, llevársela así por delante, y todo con permanentes mentiras. Putin a caballo, sobre un oso… esas situaciones no son verdaderas, nunca ocurrieron. No sucedió. Pero lo hacen existir y lo relacionan con cualesquieras de los personajes importantes que pueda tener el gobierno.
¿No tuvieron éxito los corredores humanitarios? ¿Por qué? Los ucranianos dicen que no creen en Rusia. Pero horas antes habían firmado el acurdo ¿Para qué lo firmaron, para qué acordaron? ¿Igual que en 2014, para qué firmaron el acuerdo de Minsk si no van a respetar el territorio del Donbass? ¿Llegará a las góndolas argentinas el impacto de la suba internacional del gas, del cobre, del aluminio? ¿Por qué no hablan de lo que dice Estados Unidos en relación de que la OTAN tiene luz verde para enviar aviones militares, cazabombarderos, a Ucrania, lo que representaría una invasión, porque violaría el espacio aéreo ruso, que no es de la OTAN?
La injusticia se lleva por delante la verdad histórica.
Que es indiscutible, porque es verdad. Es historia. El caso judío es el más paradigmático. Pero nadie habla de eso porque no conviene a la verdad y se abrazan a la falsedad histórica con una vocación que genera un dolor profundo, en lo político y en lo humano, porque se está haciendo mucho daño con una colectividad, la rusa, que hasta ahora siempre fue respetada y querida. Y que ahora es señalada de una manera obscena, vergonzosa por esos medios de comunicación.
Es el grupo Clarín y el sidecar de la mentira, el grupo La Nación.
Ante ellos todos debemos trabajar de ciudadanos. En este y en todos los temas que los pasan por encima esta semana. Miremos sino cómo trabajan todo lo que se diga y se haga respecto a la aprobación en el Congreso del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Entre los principios más que respetables, y lo inevitable para el gobierno en este acuerdo posiblemente juegue todo su futuro, y parte de lo que podría ser lo que venga después del 2023.
“La injusticia se lleva por delante la verdad histórica. Que es indiscutible, porque es verdad. Es historia. El caso judío es el más paradigmático. Pero nadie habla de eso porque no conviene a la verdad y se abrazan a la falsedad histórica con una vocación que genera un dolor profundo, en lo político y en lo humano.”
La infamia de los mentirosos, de una prueba mediática y política que ha devastado a la información está en movimiento permanente. Marcha y no se detiene. Y ante eso hay que enfrentarse. La desinformación es letal. Han convencido a muchos en nuestro país que la deuda que está renegociado este gobierno, ha sido tomada por el Frente de Todos y no la realidad que fue una vergonzosa y delictiva acción del gobierno de Mauricio Macri.
¿No hablan de quienes quieren sacar provecho de las internas? ¿De la posición nefasta el ex presidente? Todo esta está manejado de un modo casi absurdo. Pero así es el poder. Una manifestación del poder mediático y político de la derecha. Poner en duda quién contrajo la deuda. Poner en duda que si el gobierno actual se endeudó más que el anterior… Un disparate que no tiene no tiene ni pies ni cabeza y sin embargo han conseguido que la gente piense eso. El 60% ignora que la deuda la tomó Mauricio Macri. Es una cosa desesperante. Los convencen que el culpable de la deuda es Alberto Fernández, o CFK. Caraduras por donde se lo vea. Instalan una mentira flagrante. Como el tema de las tarifas: hacen campaña que este gobierno implantaría un tarifazo del 45 por ciento cuando el anterior decretó una suba del 3000 por ciento.
La pregunta es la de siempre: ¿qué es primero: la instalación mediática para luego tener un modelo económico determinado? ¿Es primero la batalla cultura y luego la política económica?

Que la sociedad pueda creer lo que quiere parece ser la respuesta.
Pero hasta un perro tuvo que salir a desmentir a Clarín. Una fotografía de Dylan, el can del presidente, contradiciendo al diario que anunció que su adiestrador había pasado a ser funcionario del gobierno, lo que es absolutamente falso. Aunque seas un can debés tener una cuenta oficial para defenderte de las mentiras que pueda decir. Y que lamenta contradecir esa información…