Apenas se cerraron las listas hemos visto cómo muchos militantes de todo el arco político han salido a cuestionar el lugar que le asignó el Frente de Todos a determinados dirigentes como precandidatos a legisladores, ya sea por la Ciudad de Buenos Aires, Provincia o Nación.
No es casual que esto suceda, más bien responde a la época posmoderna en la que vivimos en la que priman los intereses individuales sobre lo colectivo, y que ha dejado de entender que esos nombres y apellidos que aparecen en determinado orden en una boleta son, en definitiva, instrumentos y lugares secundarios porque no interesa el lugar que uno quiera, lo que importa es el lugar que el equipo considere que uno tiene que ocupar según cómo se desenvuelva cada uno en la cancha.
Lo que está en disputa es la continuidad de un proyecto político.
Sin embargo, es habitual escuchar no solo a las y los militantes enojados, sino incluso a dirigentes insultando a los cuatro vientos porque sienten que “no le pagaron cómo correspondía”. Siempre que escuchemos estas declaraciones es porque entienden al instrumento –que es el lugar– como un fin, y es porque se trata de alguien que, o tal vez tenga un perfil un tanto egocéntrico, o trata de utilizar a la política para intereses exclusivamente personales. No hacemos la crítica a las ambiciones de dirigentes que quieren crecer y ser protagonistas, eso es absolutamente entendible e incluso plausible, sólo que quienes entendemos a la política como una herramienta de transformación social sabemos que esas aspiraciones personales nunca deben estar por encima de una construcción que debe ser colectiva.
Ya lo sostuvo el ex presidente Juan Domingo Perón: “Ningún peronista debe sentirse más de lo que es ni menos de lo que debe ser. Cuando un peronista comienza a sentirse más de lo que es, empieza a convertirse en oligarca. En la acción política, la escala de valores de todo peronista es la siguiente: primero la patria, después el Movimiento y por último los hombres”.
La República es división de poderes, y eso hoy claramente no está en riesgo, como lo estuvo con la mesa judicial del macrismo,
Las soluciones que necesitamos no están en las personas, sino en los proyectos, porque siempre el peronismo ha construido en función de ideas y no a través de ambiciones personales. Sabemos de la importancia que tiene que determinadas personas se sientan protagonistas en el debate de ideas, que construyan un liderazgo fuerte, claro, sostenido en el tiempo; que sean la guía de cientos de miles, que expresen su voz. Pero no es saludable creer que alguien puede tener el monopolio exclusivo de la palabra.
Sin embargo, cuesta entender que lo que está en juego en estas elecciones legislativas es muchísimo más importante que cómo nos pueda caer determinadas candidatas y candidatos que aparecen en las listas, lo que está en disputa es la continuidad de un proyecto político, de obtener la mayoría en la Cámara Baja y dejar de lado la necesidad de obtener quórum con legisladores aliados.
En la Ciudad de Buenos Aires, el Poder Ejecutivo sólo tiene de pluralista y democrático el marketing de las imágenes de un conglomerado mediático que lo camufla.
En Diputados serán 127 mientras que en Senadores 24 las bancas que se disputarán. Hoy el Frente de Todos cuenta con 68 diputados cuyo mandato finaliza el 2023, por eso hay que buscar más lugares, no como algunos pretenden decir, para terminar con la República. Una mayoría es necesaria para avanzar con las medidas necesarias en busca de lograr el éxito de un proyecto político que el pueblo votó.
La República es división de poderes, y eso hoy claramente no está en riesgo, como lo estuvo con la mesa judicial del macrismo, donde se perseguía y se corría incluso a los jueces cuando no les gustaba sus fallos.
La división de poderes está en juego en la Ciudad de Buenos Aires donde la mayoría absoluta del oficialismo no permite ningún intersticio para levantar la voz y poner freno al apabullante poder de un ejecutivo, que de pluralista y democrático, tiene sólo el marketing de las imágenes de un conglomerado mediático que lo camufla.
*Es Magíster en Políticas Sociales.
**Es Magíster en Comunicación.