La ventaja que sacó Juntos sobre el Frente de Todos a nivel nacional encaja justo en la definición que el diccionario reserva a las victorias pírricas, esos triunfos equivalentes a una derrota. La prosa beligerante que eligieron los principales editorialistas de Clarin y La Nación confirma la hipótesis: nadie se enoja por ganar, en general, sucede lo contrario.
Es que el resultado del domingo le dio al gobierno una vida más. Cuando la derecha preparaba la extremaunción, se produjo el milagro. La paliza que auguraban los analistas no existió. Por el contrario, al final de la jornada, el recuento provisorio en la provincia de Buenos Aires, que concentra el 40 por ciento de los electores nacionales, arrojaba un empate técnico con 15 diputados para el oficialismo y 15 diputados para la oposición.
La victoria opositora quedó lejos de ser arrasadora y la derrota del oficialismo, comparada con la que se vaticinaba, tuvo sabor a dulce. Es verdad, el FdT resignó el quórum propio en el Senado, tan cierto el dato como que Juntos no se convirtió en primera minoría en Diputados y no va a poder ir por la presidencia de la Cámara Baja, como había amenazado.
Para ser un acto eleccionario en la posguerra del Covid, con una sociedad lastimada por dos pandemias consecutivas, la del macrismo y la del virus, que pasó de la empatía a la apatía en apenas dos años, la adhesión al FdT no es subestimable. Con 120 mil muertos, 40 por ciento de pobreza, 40 por ciento de inflación y una economía que va a crecer en 2021 a una tasa china del 10 por ciento para recién volver a indicadores del 2019, los votos obtenidos en el total país, más que el final de algo, parecen ser el piso para una revancha, la posibilidad de jugar un segundo tiempo con menos catástrofes.
Los grandes derrotados del domingo hay que buscarlos entre los que hablaron de un reflujo histórico del peronismo, y también entre los que pronosticaron una derrota que haría estallar al FdT por los aires. Si algo quedó en evidencia es que el particularismo en la coalición plantea riesgos de autodestrucción y que, por el contrario, la apuesta a la unidad en la diversidad robustece el espacio nacional y popular.
De cara al 2023, nada está dicho todavía.