Lo único que nos falta es tener que enamorarnos de Gerardo Morales. Estamos hablando del carcelero de Milagro Salas. De un hombre cruel, mentiroso, perseguidor, estigmatizador. Capaz de cualquier tipo de daños. Lo ha hecho. Ahora, por sus conveniencias políticas en la pelea que tienen dentro del PRO, aparece dándole una mano al gobierno. Aunque no se entiende cabalmente hasta qué punto. A quién le hace falta que le digan que la deuda fue contraída por el PRO. A quién le es necesario que le aclaren cómo se construyó la monstruosa deuda con el Fondo Monetario Internacional que ahora enloquece al país. Chocolate por la noticia.
Si detrás de esas declaraciones hay un acuerdo muy lamentable, será el precio de la política. La política también tiene eso. Aclaremos que hay que defenderla: es la única herramienta posible para salvar a los más vulnerables, a los sectores medios. Pero, de ninguna manera, Gerardo Morales puede ser un personaje potable, después de todo lo que ha hecho. No sólo se trata de eso, no olvidemos ni un segundo: él estableció en su provincia una especie de laboratorio para tener así a Milagro Sala como la primera presa política, en una estafa moral a la República como ha sido la mesa judicial del macrismo. No olvidemos un segundo todo lo que pasó después con los encarcelamientos. La prueba más elocuente de lo que es Morales es que Milagro horrendamente lleva más de seis años y que fue un ejercicio político a nombre del macrismo.
Morales ha sido un gran seguidor de Macri y ahora en la deconstrucción que se da en el PRO aparecen con estas expresiones de esta naturaleza. La negociación, si existe, perturba. Negociar con Gerardo Morales es entregar definitivamente a Milagro.
A quién le hace falta que le digan que la deuda fue contraída por el PRO. A quién le es necesario que le aclaren cómo se construyó la monstruosa deuda con el Fondo Monetario Internacional que ahora enloquece al país.
Ahora, lo que creo que ha sucedido, es que Gerardo Morales ha decidido diferenciarse motu proprio, porque creo que le conviene tomar distancia del resto oprobioso del PRO y asume esta polémica decisión. Pero allá él. Y que no aparezcan gratitudes ni elogios. Porque quienes siguen al gobierno, quienes se han tenido que tragar muchas cosas, justamente porque la convicción general todavía empuja a acompañarlo, no podrían resistir una alianza, un andar del brazo y por la calle con un personaje así. Ya hubo que tragarse la construcción que el gobierno en los tiempos iniciales hizo de Horacio Rodríguez Larreta: lo presentaron de tal manera que lo convirtieron en candidato a presidente y ahí nomás lo traicionó a Macri, para luego salir a dividirse entre los que quieren que vuelva el macrismo, los que apoyan al larretismo y los que quieren ser ellos mismos, como es el evidente caso de Morales, o como lo son los de Patricia Bullrich o María Eugenia Vidal, quienes tienen la expectativa de ser el candidato a presidente para la derecha en las elecciones de 2023.
Me parece que no suma nada lo de Morales. Tan sólo la posibilidad de decir: “¿Vieron? Ustedes lo están diciendo: la deuda la contrajeron ustedes”. ¿Verdaderamente hace falta? Parece mentira lo que consiguen, que estemos considerando como un hallazgo que alguien lo diga.
Salvo que sea una estrategia para legitimar la deuda, para lavarle la cara. Salvo que, como se juega políticamente como nunca en este tema del FMI, el gobierno considere que necesita de quienes tan mañosos son como para estar permanentemente jugando en contra. No parece lo más adecuado. La discusión es con el Fondo. El gobierno no debe perder la postura inicial de estar bien parado en el centro del ring y con la guardia bien levantada. No se puede permitir que el FMI lo lleve hasta las cuerdas.
Negociar con Gerardo Morales es entregar definitivamente a Milagro Sala.
El Fondo no tiene ningún derecho luego de haber sido cómplice del gobierno anterior. Es verdad lo de la continuidad jurídica y que no habrá más remedio que pagar la deuda. Pero en su momento. Juiciosamente. Para no hambrear todavía más al pueblo argentino de lo que lo hicieron los neoliberales. Es muy perturbador que se esté dependiendo de personajes como Morales para reconocer que ellos son los responsables de esa deuda delincuencial, que ha sido un desastre para la Argentina. Da muchísima pena. Tienen ese poder. Ahora Morales habla de responsabilidad: ¿la tuvo él mismo mientras contraía la deuda su propio gobierno? ¿De qué se está apartando Gerardo Morales? Es tan responsable como todos los integrantes del macrismo.

Si alguien quiere tomar como positivo su reconocimiento, allá él. El precio no debería amigarse con un carcelero, con un personaje con su catadura moral, un tipo cambiante que siempre ha vivido al servicio de sus propios intereses. Sólo basta recordar aquel ridículo que hizo mano a mano con Amado Boudou cuando discutieron en el Congreso. O cuando luchaba contra el Correo de Macri y de qué modo después se dio vuelta y defendió sin pudor al ex presidente…
El partido que juega la oposición es interesante para mirarlo desde afuera. Pero Gerardo Morales es un representante del establishment, del poder real. Políticamente, es capaz de cualquier cosa. Como apunta mi compañero Fernando Borroni siempre será el lobo, aunque se disfrace de abuelita.
Se comprende que todo lo que pueda conseguir por las buenas con la oposición es positivo aunque a ellos les sirva políticamente. Aunque sigan siendo lo que son, grandes traidores de los intereses de la Nación. Los que adquirieron una deuda oprobiosa y dieron vuelta para mal a la República. Si se puede lograr que Larreta, que Morales, que todos sentaditos en la mesa, participen del acuerdo no hay que despreciarlo. Es una política de buena ley. Pero los precios a pagar es lo importante a tener en cuenta. Este gobierno no debería pagar ningún precio porque no es responsable sino víctima. Y junto con el gobierno, lo es todo el pueblo argentino.
De todos modos, ojalá puedan aportar algo en positivo. Aunque sería deseable, mejor, que el gobierno enfrente el tema con una fortaleza moral por encima de cualquier pensamiento de que no hay más remedio de ceder ante el Fondo Monetario Internacional. El Fondo no tiene razón. El Fondo se alió con un grupo de delincuentes, a quienes les dio un volumen de dinero que jamás le entregaron a ningún país, para intentar ganar las elecciones siguientes. Y se los dieron de inmediato. Como a ellos les venía mejor en cuanto a su urgencia. Para que pudieran accionar a su antojo. Fueron absolutamente cómplices y conscientes de lo que hacían.
Quienes siguen al gobierno, quienes se han tenido que tragar muchas cosas, justamente porque la convicción general todavía empuja a acompañarlo, no podrían resistir una alianza, un andar del brazo y por la calle con un personaje así.
Es muy doloroso que debamos discutir esto, poniéndonos en actitud defensiva. El gobierno debe repartir, como un boxeador que está en el centro del ring y hostiga a su adversario. Al que lo mete un cross diciéndole: “Vos generaste esta deuda de una manera delicuencial”. Para luego meterle un gancho, mientras le dice: “Te vamos a pagar cuando se pueda”. Y después lo lleva para las cuerdas y le dice: “¿Me entendés?”.
Tiene que haber alguna respuesta de ese tipo para la dignidad de la gente. No nos olvidemos que si el gobierno mañerea en esto de no pagar la deuda de inmediato, le va a venir el tema del “riesgo país”, se lo van a poner en 3 mil o 4 mil, van a llegar los delincuentes del Lehman Brothers que hundieron al mundo en un hecho bochornoso como el del 2008, y muchísimo más. Pero el gobierno consiguió muchísimos apoyos como por caso los del G-20, del G-7 y todos ellos saben cómo es la verdadera historia de la deuda. Todos saben que estamos saliendo de la pandemia. Todos saben en qué condiciones puso al país el neoliberalismo.
Por eso, si ese respaldo no sirve para poder plantarse firme frente al Fondo Monetario Internacional… Si finalmente se necesita del respaldo de gente de la calaña de Gerardo Morales, o de Rodríguez Larreta, es para balearse en un rincón, como dice el tango…