En estos tiempos pandémicos, la realidad se refleja en los avisos fúnebres.
A través de ellos se supo esta semana, por ejemplo, que “la familia Saguier”, accionista mayoritaria del grupo La Nación (el diario, el canal, emprendimientos agropecuarios, etc.), despidió a Sergio Nardelli “con profundo dolor” y acompañó “a la familia Vicentin en este triste momento”.
Quizá el aviso venga a explicar con algún grado de detalle no sabido hasta el momento por qué el diario de los Saguier batalló tanto, pero tanto contra el salvataje que el gobierno pensaba hacer de la empresa, que incluía la intervención y hasta su expropiación, proyecto que naufragó precisamente por la resistencia de los Nardelli y los estremecidos Saguier, mientras las trabajadoras y trabajadores del emporio santafesino cobran su salario en vales como en tiempos de La Forestal, los chacareros reclaman sin suerte que alguien les pague algo de lo adeudado por la empresa y Dionisio Scarpin, el intendente PRO de Avellaneda -que motorizó las movilizaciones contra el plan de rescate del gobierno en esa localidad y en Reconquista- ahora reclama que el Estado “haga algo” para que Vicentin no cierre del todo.
No solo los Saguier, socios de Héctor Magnetto en Papel Prensa y Expoagro, enviaron sus condolencias por la muerte súbita de Nardelli. También el jefe de la belicosa oposición nacional, Mauricio Macri, desde la Costa Azul donde se encuentra reflexionando descarnadamente sobre el futuro de la especie, hizo público su dolor por la pérdida, a través de una carta que la hija de Nardelli leyó en el velatorio: “Querido Sergio: permíteme que te diga ‘querido’ por más que no fueron muchas las veces que nos encontramos. Pero en esas veces, y viéndote actuar, fui desarrollando afecto y respeto por tu persona. Me hubiese gustado haber tenido más tiempo para que eso se transformara en una amistad profunda. Quiero despedir a un apasionado por el hacer, por emprender, por generar oportunidades para su familia, su pueblo y la linda comunidad de Avellaneda y Reconquista; capaz de conquistar el mundo sin miedo a innovar y a desarrollar nuevas actividades”.
“Sé de la tristeza que te embargó frente a tantos obstáculos y especialmente tanta agresión”, afirmó Macri desde la Costa Azul, en un intento de sacar rédito político a la muerte.
El ex presidente, bajo cuyo gobierno el concursado Grupo Vicentin de Nardelli y otros recibió miles de millones de pesos del Banco Nación, del Ciudad (de Rodríguez Larreta) y del Bapro (entonces administrado por María Eugenia Vidal), que ahora dicen no poder devolver, se extendió en su pésame funerario a la persona que, junto con la Fundación Libertad de Mario Vargas Llosa y su pollo –ahora procesado en la causa de los peajes- Guillermo Dietrich, imaginaron como candidato a gobernador de Santa Fe: “Tu familia, tu gente, te va a extrañar. Nuestro país necesita de muchos con tu espíritu emprendedor para poder salir adelante. Sé de la tristeza que te embargó frente a tantos obstáculos y especialmente tanta agresión. Desde el dolor que tengo quiero prometerte que los argentinos vamos a superar este momento de confrontación y división y vamos a hacerte sentir orgulloso desde donde nos estés observando. Un abrazo grande y un cariño enorme a toda tu familia”.
Francis Ford Cóppola no podría haber escrito algo más hondo y sentido para los personajes principales de El Padrino, verdadera joya del cine de todos los tiempos. Habitualmente, el crimen y lo sentimientos humanitarios no se llevan del todo bien. Salvo en la ficción o en la realidad argentina, que se le parece bastante.
Pero Macri no fue el único que despidió a Nardelli como si fuera el Andrew Carnegie de nuestras pampas. Entre las páginas de La Nación de los Saguier dedicadas al añejo rito de las condolencias publicadas aparece uno de los hombres más mencionados durante la semana que pasó: Hugo Sigman, el multimillonario dueño del laboratorio que producirá en la Argentina la vacuna de Oxford contra el Covid 19 para toda Latinoamérica en alianza con la Fundación Carlos Slim.

Es textual del aviso: “Silvia, Hugo y Leandro Sigman lamentan el fallecimiento y lo recuerdan como buen amigo, siempre generoso y un empresario soñador y apasionado, fundador de la Cámara Argentina de Biotecnología, y de la Aceleradora de Base Tecnológica, Grid X, y acompañan a la familia en este doloroso momento”.
¿Cómo nos sentiríamos al saber que Nardelli, a quien se investigaba en la justicia federal por múltiples maniobras delictivas que afectaron la propiedad privada de productores y trabajadores santafesinos, además del erario público en miles de millones de pesos, era en realidad un personaje respetabilísimo del negocio de la biotecnología local, pilar de la medicina del futuro que ahora tomó un valor incalculable?
El inesperado saludo de Sigman, además editor de la versión regional del progresista Le Monde Diplomatique, permitió saber que Nardelli era pieza fundamental de Grid Exponential, una compañía dedicada a apoyar “la generación de startups de base científica tecnológica”, plataforma de un fondo de inversión “para potenciar nuevos negocios en biotecnología por 10 millones de dólares”, según cuenta Clarín.
Y sigue el diario de Magnetto: “Es importante destacar que a principios de 2017 Grid Exponential desarrolló un fondo de inversión con algunos integrantes de la Cámara Argentina de Biotecnología (CAB). Actualmente, GridX ya cuenta con 11 startups en su portfolio y pretende crear e invertir en 20 compañías más en los próximos tres años. Todos los emprendimientos giran en torno a la biotecnología: estudios del ADN para personas, plantas y animales, kits de diagnóstico con tecnología CRISPR, hasta el desarrollo de microorganismos como virus que ‘comen’ bacterias y que, en un futuro próximo, podrán ser los sustitutos eficaces de los antibióticos (…) Buscamos proyectos biotecnológicos con potencial en el sistema científico y los ayudamos a construir una visión de negocios, llevarla adelante y ejecutarla. En este sentido, GridX ha contribuido a la formación de nuevas empresas donde emprendedores de negocios se unen a científicos para un objetivo común: lograr un producto o un servicio con impacto global’, explicó Graciela Ciccia, directora de Innovación y Desarrollo Tecnológico de Grupo Insud, uno de los inversores en el fondo”.
Sigman parece haber olvidado las dos plantas en las que se va a producir la vacuna contra el Covid 19 fueron inauguradas durante el último gobierno de Cristina Kirchner y en la gestión de Alberto Fernández.
El “Grupo Insud” es Hugo Sigman, de profesión original psiquiatra. Y la “Silvia” del aviso fúnebre que se comentó más arriba es su compañera de toda la vida, la científica Silvia Gold, hija de Roberto Gold, uno de los cerebros financieros del viejo Partido Comunista Argentino.
“Algunas de las recientes empresas creadas gracias al apoyo de GridX –continúa la nota de Clarín– son Bitgenia, una plataforma bioinformática para transformar datos genómicos en información valiosa para mejorar la salud y la alimentación; Stamm, un modelo de producción biotecnológica a baja escala que presentó la primera patente mundial para un biorreactor de flujo laminar de escala industrial. Y Beeflow, una empresa que mejora el rendimiento de los cultivos con las abejas y reduce la disminución de su población, mediante el uso de tecnologías vinculadas a la biología molecular, IoT, drones y botánica en general. La compañía ya está prestando servicios que mejoran el rendimiento en kiwi, almendra, arándano, manzana y pera en Argentina y Estados Unidos”.
Parece el guión de Resistiré, la telenovela que protagonizaban Fabián Vena y Celeste Cid hace algunos años, pero toda esta tecnología científica es la que hizo posible que la Argentina, como no sucede con otros países de la región salvo Brasil, esté en condiciones de fabricar la vacuna que, en unos pocos meses, nos sacará del infierno del coronavirus.
Al final, el Nardelli que tanto elogió Macri tenía más amigos de los que se suponía. Algunos de ellos, incluso, más poderosos que Macri, como Sigman.

El magnate de la vacuna tan anhelada eligió esta semana hablar con el cada vez más irascible Marcelo Longobardi, en Radio Mitre. Llamó la atención que durante la entrevista, en la que se dedicó a aclarar que los Estados no estaban atrás de la producción sino que se trataba de “un asunto entre privados”, no reconociera que las dos plantas en las que se va a producir la vacuna contra el Covid 19 fueron inauguradas bajo gobiernos peronistas, una durante el último gobierno de Cristina Kirchner y la otra en la gestión de Alberto Fernández.
Igual, Sigman tuvo palabras elogiosas hacia los científicos que integran su pelotón de producción y llegó a reconocer que se formaron gracias a la universidad pública. ¿Cómo era eso de que los gobiernos o los Estados no tienen nada que ver con la vacuna? ¿O acaso es lo mismo crear un Ministerio de Ciencia y Tecnología que bajarlo a categoría de Secretaría? La cabeza de los empresarios argentinos es rara, como rara es la Argentina. Quién iba a pensar que el Nardelli que tanto criticó públicamente el presidente puede ser, a la vez, dolor de cabeza de trabajadores, productores y de la banca pública estafada en miles de millones y persona que Macri y Sigman tuvieron en alta estima, como para acordarse de él en la hora final.
La historia le dedicará a Fernández una mirada comprensiva… llevó a un país que estaba en la banquina y con las gomas pinchadas a la ruta nuevamente.
Para terminar, un breve comentario. El presidente extendió la cuarentena, aunque dijo lo que es obvio: que ya no es tan rígida ni tan respetada como en marzo. Le llovieron críticas, injustas, por derecha y por izquierda. La derecha, porque lo quiere debilitar de cara a las elecciones de medio término y la izquierda, la del “fuego amigo”, porque “terminó cediendo a las presiones mediáticas” para que relaje hasta hacer desaparecer el confinamiento.
Cuando la historia futura gire la cabeza para ver qué sucedió en estos tiempos turbulentos, le dedicará a Fernández una mirada comprensiva y hasta admirada, porque llevó a un país que estaba en la banquina y con las gomas pinchadas a la ruta nuevamente.
Los que le piden mayor velocidad no entienden el logro o no saben lo que es un auto en la banquina y con las gomas pinchadas. Pero de gente que no sabe está repleto el mundo.
Hasta que leen Contraeditorial.