Tras un año, 5 meses y 20 días de confinamiento, las Madres de Plaza de Mayo volvieron a la lucha presencial y ocuparon políticamente la Plaza con el cuerpo, y ya no sólo a través de las redes sociales, como ocurrió en los 76 jueves anteriores, desde que comenzó la pandemia. Hebe anunció que “vamos a volver cada jueves, otra vez como antes”.
Luego de 539 días las Madres de Plaza de Mayo volvieron a marchar, el pasado jueves 2 de septiembre, en el sitio político por excelencia del país. En su discurso desde el interior de la combi que las transportó desde su sede, Hebe aseguró que “hoy volvimos a la Plaza, y vamos a volver cada jueves, otra vez como antes”. En este tiempo, las Madres sólo concurrieron a la Plaza, y fue por unos breves instantes, el pasado 24 de marzo, cuando se cumplieron 45 años del golpe.
Las Madres no hicieron un anuncio previo sobre el regreso a la presencialidad, lo que impidió que fueran acompañadas por cientos de militantes. Sólo marcharon junto a ellas, rodeando la combi, unos pocos allegados y la interventora de la AFI, Cristina Caamaño, el exvicepresidente Amado Boudou, el secretario general de ATE Capital, Daniel “Tano” Catalano, el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti, y el titular de la Unidad de Articulación Territorial del Ministerio de Obras Públicas de la Nación, Lauro Grande.

Las Madres no realizaban allí su tradicional movilización de los jueves, desde el 12 de marzo de 2020, un día después de que la OMS declarara al mundo en estado de pandemia por Coronavirus y una semana antes de que el presidente Alberto Fernández estableciera la primera cuarentena obligatoria.
Desde aquella última marcha pasaron 76 jueves, en el que las Madres, que “salimos de la cocina a la Plaza”, debieron volver a la cocina. Esa contingencia las forzó a reinventar sus formas de lucha y recrear obligatoriamente sus herramientas de intervención, para permanecer en el candelero nacional, como lo hacían desde 1977: 42 cartas abiertas, de carácter público, emitieron en este año y medio de confinamiento, desde la primera, el 2 de mayo de 2020, dirigida al alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, reclamándole por la situación en la villa 31, cuyos vecinos y vecinas estaban sin agua desde hacía semanas y atravesaban una compleja circunstancia ante el inminente avance de la pandemia.
Y no sólo. Las misivas tuvieron distintos destinatarios: el presidente Alberto Fernández, el Papa Francisco, la titular del FMI, hasta la reina Isabel de Inglaterra, pasando por el flamante presidente de Bolivia, Luis Arce. Las Madres abordaron el paro policial contra el gobierno de Axel Kicillof, el reclamo contra la nueva concesión de las obras de dragado en el río Paraná, la represión del presidente Iván Duque contra el pueblo de Colombia, el dolor por la muerte de Diego Maradona, y las potentes intervenciones de Cristina contra los jueces y fiscales del Lawfare, entre muchos otros temas.

El trajín, a pesar de la eficacia demostrada, no fue sencillo, por eso la emoción del regreso. “Tanto tiempo sin venir, pero sintiéndola cada jueves en nuestro corazón, en nuestro cuerpo, en nuestras entrañas. La Plaza es parte de nuestra vida, la Plaza nos dio el nombre, en la Plaza pasaron cosas muy maravillosas”, señaló Hebe, siempre a punto de quebrarse, aunque logrando evitarlo.
Sin embargo, el reencuentro cuerpo a cuerpo con la Plaza, quizás el tiempo sin verla, la perspectiva, la hizo dar cuenta de lo drástico que fue el cambio en su fisionomía arquitectónica, cuyas obras finalizaron en 2018: “No parece más la de antes, parece un páramo, por eso queremos llenarla de amor. Sacaron todo lo que le daba vida, como hacen todo los que gobiernan la capital, que tienen una conexión muy grande con la muerte”, añadió Hebe.
Tormenta
Cuando las Madres resolvieron volver a ocupar físicamente la Plaza de Mayo, y ya no sólo a través de las redes sociales, seguramente no consultaron el pronóstico del tiempo, que para la tarde del jueves 2 de septiembre anunciaba la continuación de una fuerte tormenta, desatada en la tarde anterior.

Posiblemente habrán mirado el cielo durante todo el día miércoles, desde la mañana, antes del primer relámpago, y decidieron mantener el desafío. No lo iban a suspender así nomás.
Las Madres, como tantas veces en la historia, no retrocederían así cayeran rayos y culebras. Y ganaron otra vez. El que retrocedió fue el cielo.
El jueves amaneció nublado, el cielo se mantuvo uniforme y gris, pero en la Plaza de Mayo a las 3 y media de la tarde, no cayó ni una sola gota de agua.
Fue la marcha 2264 de las Madres de Plaza de Mayo. La última había sido la 2187. Definitivamente, no fue un jueves más.
Como afirmara Hebe tantas veces, ningún jueves es igual a otro. El del 2 de septiembre lo fue aún más. Las Madres vencieron, también, a la pandemia.
La Plaza de Mayo fue, una vez más, el mejor país del mundo.