“El que tenga que morir, que muera. Cuidemos la economía. Si muchos se contagian y muere un porcentaje determinado, lo vamos a lamentar pero es lo que tiene que ser”.
El comienzo de este editorial expresa lo que siempre supimos sobre el pensamiento del PRO. La única novedad fue que el propio presidente Alberto Fernández lo puso en palabras durante una reciente entrevista con los periodistas Lucho Galende y Romina Calderaro, en la que reveló una llamada telefónica que recibió de parte de Mauricio Macri cuando estaba a punto de lanzar las medidas de aislamiento social obligatorio, como medida de prevención frente al avance de la pandemia.
En esa llamada, Macri le dijo que no estaba de acuerdo con la cuarentena. Previsible. Lo único que le interesaba era la economía.
La novedad fue que Alberto Fernández puso en palabras el llamado que recibió de Macri días antes de decretar la cuarentena.
En ese momento, Alberto Fernández seguramente pensó en lo que ya había ocurrido en Italia, donde morían los trabajadores porque los empresarios los mandaban a trabajar para cuidar la economía. El razonamiento era el mismo: “Si algún obrero termina en el cementerio, mala suerte. Lo lamentamos mucho, pero nuestro sentido neoliberal de las cosas no se puede detener”.
Nada nuevo, salvo que en esta oportunidad el presidente de la Argentina salió a decir lo que siempre supimos, lo que había trascendido desde el el primer momento y nunca habían desmentido.
Macri y los demás integrantes del PRO siempre actuaron en esa línea. Por eso se enojaron tanto con el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta cuando aparecía, al comienzo de la pandemia, junto a Alberto Fernández avalando las decisiones del gobierno nacional en su lucha contra el virus. Por eso se pelearon tanto y se produjo una virtual división del PRO entre halcones (Mauricio Macri y Patricia Bullrich) y palomas (Larreta y María Eugenia Vidal).

Las declaraciones
“Al día siguiente que decreté la cuarentena, Macri me llamó y me recomendó que no hagamos cuarentena, que dejemos a toda la gente en la calle, que murieran los que tengan que morirse. Bueno, él cree eso y actúa en consecuencia”, fueron las declaraciones de Alberto Fernández que confirmaron lo que todos sabíamos.
“Gracias a Dios – agregó – yo estoy muy lejos de eso. Porque para mí la política es cuidar la salud de la gente”.
“Tenemos algunos indicios que dicen que la economía se está recuperando y si se mantiene el ritmo que venimos observando, podremos resolver muchos problemas de trabajo y pobreza. Si nosotros revisamos los primeros cinco meses de 2020 en términos laborales, producto del ATP, de la prohibición de despidos, de la doble indemnización y de todas las medidas que tomamos, a la Argentina le fue mejor con el coronavirus que con el gobierno de Macri”, concluyó el presidente.
En un rato dejamos de adeudar 100 mil millones de dólares de deuda externa que había contraído la gestión de Macri.
Como era previsible, Macri salió a desmentir a Fernández en una carta abierta que fue difundida hasta el cansancio por los medios hegemónicos, pero que resulta difícil pensar que alguien pueda considerarla seriamente. Porque resulta evidente que Macri piensa lo que el presidente reveló. Es una concepción neoliberal y profundamente egoísta del mundo que comparte con Jair Bolsonaro, Donald Trump y Boris Johnson, sus antiguos ídolos.
¿Cuántas veces se quejaron por la extensión de la cuarentena? ¿Cuánto hicieron para destruir lo que logró el gobierno haciendo respetar la cuarentena, mientras pudo? ¿Quiénes seguirán escuchando sus mentiras?
Más allá de la respuesta de Macri, lo que prefirieron callar muchos periodistas fue que lo que había dicho Alberto Fernández era verdad: el macrismo fue peor que la pandemia en algunos aspectos económicos. Basta pensar que en un ratito dejamos de adeudar 100 mil millones de dólares, de una deuda externa que tomó Macri en forma absolutamente irresponsable durante su horrorosa gestión.
Ya con ese dato podemos afirmar que estamos mejor.
*Comentario extraído del editorial de Víctor Hugo Morales en C5N