Alicia Stolkiner, titular de la cátedra de Salud Pública y Salud mental de la Universidad de Buenos Aires (UBA), dialogó con Roberto Caballero, Mariano Hamilton y Sandra Russo, durante una entrevista en el programa Caballero de Día, que se emite en la AM990. La charla completa, a continuación.
– Roberto Caballero: Saludamos a Alicia Stolkiner, titular de la Cátedra de Salud Pública y Mental de la Facultad de Psicología de la UBA, con quien vamos a estar charlando sobre el impacto emocional en la sociedad, que se prepara para la segunda ola del Covid-19. ¿Cómo ves el ánimo de la gente?
– Alicia Stolkiner: Existe un mayor nivel de agresividad en los contactos cotidianos y en la psicología urbana. Hoy estaba viendo unas estadísticas de Estados Unidos, que señalan un aumento del porcentaje de muertes violentas. Hay un cansancio con respecto a la situación general, y ahora con la aparición de la llamada segunda ola, el sufrimiento escala a niveles similares a los que tuvimos al inicio de la cuarentena.

– Mariano Hamilton: El año pasado había incertidumbre, pero a la vez todos suponíamos que se trataría de un año de esfuerzo y que al llegar las vacunas, la cosa más o menos se iba a encarrilar. Siento que en este momento la incertidumbre es absoluta, ¿Comparte esta mirada?
– A.S: Comparto plenamente. Nosotros teníamos siempre el diario del lunes al mirar Europa, y la segunda ola ha derrumbado nuevamente a los países europeos. Por el momento, las vacunas no están dando las respuestas necesarias, debido a que todavía no tenemos cubierta a la población. Y aún así, las personas vacunadas no evitan la enfermedad, lo que si evitan es la gravedad de la misma, se trata de una característica general de las vacunas antigripales. Lo segundo que tenemos que saber es que no es que uno se vacuna y automáticamente al día siguiente es inmune, el proceso en el que el cuerpo produce la inmunidad lleva tiempo. Y tercero, debemos seguir cuidándonos y cuidando a los demás.

– Sandra Russo: Hay escenas cotidianas que reflejan exactamente lo que usted está diciendo, pero también aparecen otras postales que uno ha visto de algunos lugares del país, por ejemplo, los adultos mayores de Entre Ríos que organizaron una fiesta y estaban bailando sin barbijo y sin ningún tipo de protección, o también los estudiantes de medicina de Rosario, quienes organizaron una juntada de 300 personas en la playa sin ningún tipo de protección, ¿Cómo explicaría estos comportamientos?
– A.S.: Es difícil de entender, lo que ocurre es que todo riesgo, tarde o temprano se niega, se acepta o se naturaliza. A los que hicieron la fiesta en Entre Ríos, lo primero que les preguntaría sería quién organizó la fiesta. Hay gente a la que pareciera no importarle la enfermedad y niegan la situación como si nada estuviese pasando. Hay adultos mayores que están dispuestos a volver a una cuarentena más estricta, pero no están tan dispuestos a dejar de ver a sus nietos. Alegando que morirían de tristeza. El agotamiento y la absoluta sensación de incertidumbre de cara al futuro son dos de los factores negativos que noto en la población.

– R.C.: ¿Nota la mecha corta en la gente?
– A.S.: Comparto, está a la vista. Desde que empezó la pandemia se vive un duelo, la vida que vivimos, para bien o para mal, no va a volver a ser la misma. Yo viajo mucho por razones laborales, y el otro día me di cuenta que era la primera vez, desde el año 1979, que yo pasaba un año sin subirme a un avión. Pasé por el aeropuerto y me cayó la ficha. Me resulta asombroso que haya gente vacacionando en Brasil, teniendo presente la catástrofe que desencadenó la enfermedad en aquel país vecino.
– R.C.: Yo tampoco puedo entender esos comportamientos, la pandemia también funciona para ver los distintos comportamientos, aplica el dicho que dice que hay de todo en la viña del señor.
*Desgrabación: Camilo Caballero