No sólo por cuestiones atmosféricas, por estos días está encapotado el cielo de la Argentina. Lo está política y económicamente. Se trata de una situación difícil. Hay miles de ejemplos pero se puede resumir en uno, muy puntual y a la vez muy genérico: por estas horas asume un nuevo secretario de Comercio. Siempre es una esperanza una persona nueva. Roberto Feletti entra por Paula Español. Y como pasa siempre al hacer un cambio, como en el fútbol, se espera que cambie el desarrollo del partido. Sacan a uno, ponen a otro. A lo mejor, ahora nos va mejor. Pero, de todas maneras, como dijo el periodista Leandro Renaud, en una de sus intervenciones en Página/12, si no se bajan los precios de los alimentos, no hay salario que alcance, y la carrera estará perdida.
Hay que considerar seriamente que la apuesta de Feletti y de su equipo se enmarca en lo avanzado de la negociación con el Fondo Monetario Internacional. El nuevo secretario clave del gobierno cree que debe hacerse un acuerdo racional, donde se respeten los márgenes de ganancia. Aunque, por supuesto, tema fundamental, ahí entra a tallar el carácter insaciable de los empresarios. En la Argentina, los márgenes de ganancia (de los que nunca se habla) son espantosamente superiores a los de otras partes del mundo. Con Adrián Sttoppelman, mi compañero de la radio, lo hemos mencionado en infinidad de ocasiones: acá un supermercado quiere ganar varias veces, muchas más de lo que esperarían si la misma firma estuviese instalada en Europa.
Por eso, el gobierno tiene ahora un nuevo representante frente a los empresarios. La cuestión es cuál es la verdadera fuerza que tiene Feletti. ¿Es la misma que tenía antes Paula Español? Si se toman medidas, las que fuera, cómo se respaldan después, es una pregunta que merece una respuesta inminente. ¿Hasta dónde está dispuesto a ir el gobierno en una pelea que será a brazo partido?
En el medio están los medios mafiosos, que ya presionan, que siempre juegan a favor de los empresarios, que son la elite con la que se corresponden, que son sus socios, son sus anunciantes, son sus amigos. El gobierno es detestado por toda esa gente y debería saberlo. Ahí no hay amigos. Los empresarios ganan dos veces cuando aumentan los precios sin escrúpulos: multiplican la plata que tanto les interesa pero además, vencen ideológicamente al gobierno, lo arrastran al fracaso de la inflación.

Por eso debemos tener en claro que el problema no es Felletti o Español. El asunto es qué hay detrás. Hasta dónde está dispuesto el gobierno a dar una pelea que es por todas las bolillas. Si se trata de dialogar, pierde el gobierno. Si multa o suspende, ellos retrasan la entrega, provocan escasez o hacen cualquier cosa que les convenga. Sin tapujos. Más aún de cara a las elecciones: los enemigos del gobierno, que son los adversarios funestos del pueblo, necesitan el fracaso de Alberto Fernández. La vacunación (una maravilla que se ha hecho en la Argentina), la ayuda a los trabajadores, el Estado presente, todos los méritos acumulados no le lucen a este gobierno. Y Feletti sale a jugar el más difícil de los partidos. Si no tiene detrás a un gobierno dispuesto a plantarse con ánimo revolucionario, con todo el peso de la ley y la denuncia, pierde. Pierde como en la guerra. No hay Feletti ni Español que valgan si el poder político es débil ante el poder real.
Es la hora del coraje, no del diálogo. Hay que dialogar, sí; las buenas formas, también; pero no es con diálogo solo, porque ahí ganan ellos. Porque ellos dialogan para imponer su voluntad. Es la hora de imponer las decisiones. No la del consenso. Cada vez que usted escuche o lea la palabra consenso, desconfíe: lo están embromando. El consenso con el patrón, el consenso con el que manda más, siempre lo va a dejar en derrota. Diálogo y consenso son palabras letales puestas en las manos de ellos.
La del gobierno es el coraje para tomar las decisiones que debe hacer por una vez en la vida, le pese a quien le pese y diga lo que diga la mafia de Clarín. No hay que cansarse de refutarlos. Son el verdadero poder. Y un gobierno debilitado es el placer de los diablos del infierno mediático que maneja Magnetto.
Todos los días sale un título de la mafia de Clarín que tiene que ver con la desazón, con el juego perverso. Son datos, mensajes a los empresarios que deberá enfrentar Feletti… Así juegan, por ejemplo, a favor del FMI: saben que cualquier exigencia que se acepte a desgano es una traición para lo que el gobierno nacional se propuso en un principio. Todavía se escucha a Alberto Fernández hablar del FMI: sería una caída tremenda después de todo lo que se dijo. Y entonces, con qué vienen ahora: a ponerse un poco duros y a pasarle alguna información no confirmada por ejemplo a Bloomberg, para que después se la pase a Clarín y para que el sistema perverso y delincuencial, juegue en contra del gobierno argentino. Así aparece un rumor en una agencia que además, aún si actuó de buena fe, se ha equivocado en muchos pronósticos, mil veces y ha dado informaciones erróneas, acaso por lo sinuoso que es ese mundo de la economía. Pero Clarín lo toma igual.
El FMI no debe, no puede, imponer lo que se le antoje al gobierno argentino.
Pero la mafia mediática se extiende por complicidad y juega con la misma idea, con la misma vocación de hacer daño: toma ese tema, o toma el hecho de la contribución del gobierno de la Provincia a los viajes de egresados. Sí, los gobiernos, en tiempos de elecciones, quieren hacer cosas que los arrime a los pueblos… Siempre y cuando piensen en ellos: el que estuvo entre 2015 y 2019 se arrimó a la elite dominante y a los sectores concentrados de la Argentina, cuyos líderes son los medios de incomunicación.

Jorge Taboada, destacado periodista, me envió una serie de datos que son mucho más que una curiosidad. Macri le dio a Vicentin el equivalente a 100 años de planes sociales. Onganía le dio gratis a Vicentin las hectáreas de Santa Fe que hoy ocupa. Martínez de Hoz le dio gratis a Vicentin el puerto sobre el río Paraná. Y Cavallo le dio a Vicentin la estatización de la deuda privada que ahora pagamos todos. ¿Sabe cuánto hay ahí? ¿Sabe cuántos viajes de egresados hay? Menciono Vicentín porque es el caso más conocido de la estafa colosal que es un gobierno neoliberal sacándole los dineros siempre al pueblo y no dándole nunca nada…
¿No es muy perverso lo que hacen? La gente de Magnetto sabe que a Vicentin le dieron 23 mil millones de pesos robados del Banco Nación y que ese sí es un dinero pesado, que no sirvió absolutamente para nada más que para llenarle los bolsillos a los dueños de la empresa, que son ladrones buscados por banco internacionales, a los que le metieron la mano en el bolsillo… Si casi dan ganas de hacerse hinchas de Vicentin… Por lo que significan moralmente, no por esa gente que salió a gritar “yo soy Vicentin”, en uno de los hechos más oprobiosos que uno le haya visto a miles de personas.
Hacerse hincha para jugar en medio de la desazón que provoca que tengan tanto poder para mentirnos de esta manera, para perseguirnos y hostigarnos como lo hacen. El gobierno bonaerense se preguntó qué podría hacer por los muchachos. Piensa en los muchachos. No pensó en los grandes propietarios sacándole los impuestos. No pensó en los grandes exportadores diciendo no hay retenciones. Pensó en los muchachos. La orientación es para ese lado de la vida, mientras Macri le dio el equivalente de 100 años de planes sociales a Vicentin.
Pero que estos bandidos de los medios de comunicación se manejen así, hiere mucho a la sensibilidad. El poder que tienen para hacer tanto daño. Son ladrones, a través de Cablevisión, de Telecom, de tantas y tantas empresas que hacen lo que se les antoja. Son ladrones. Depredadores de la vida del país. Tomemos nota, hagamos comparaciones, trabajemos de ciudadanos, veamos dónde está la mentira. Y dónde está el poder real.
Volvemos a pensar en Feletti, en Paula Español, en el Estado fuerte y con coraje. En con quienes y con qué respaldo deberá dar la pelea el nuevo funcionario.