Reseña de Maestra, fundadoras de la educación pública argentina, una exquisita compilación de Flavia Vitale que recorre la docencia desde una perspectiva feminista.
Durante siglos las mujeres hemos faltado de la historia escrita, o hemos tenido una historia modelada por los varones, la de las buenas mujeres de acuerdo al orden patriarcal. Las maestras no han sido ajenas a ese orden: hijas-madres-maestras ha sido un continuum perfecto para la moral del patriarcado. Ya para 1914 la docencia estaba conformada por un ochenta y cinco por ciento de mujeres. Una profesión feminizada y precarizada, donde se asumía que el sueldo era una ayuda al varón de la casa, en una labor que le permitía a la mujer no abandonar las llamadas obligaciones del hogar y el cuidado de los niños (tarea recién remunerada más de cien años después).
En estos días en que con la excusa de los tonos y el adoctrinamiento se impugna a la educación pública, quiero traer un libro sobre la larga historia de luchas que han hecho de nuestra escuela un abigarrado espacio emancipador. Incluso del patriarcado. Maestra, fundadoras de la educación pública argentina es un trabajo bellísimo de recuperación de las historias de las mujeres que, condenadas a ser meras reproductoras de un orden que las excluye, se insubordinan a lo que se les presenta como destino, construyendo caminos singulares y a la vez colectivos. Porque la maestra, entendida como extensión de la madre en el espacio público (y como una madre heterosexual y obediente) se rebela y crea otra historia. Otras historias, en plural. Y tal vez por eso sus nombres y huellas son objeto de las políticas de olvido. Este libro las recupera en un hilvanado artesanal y amoroso del todo complejo. Ese tejido de nombres propios y de temporalidades comunes, donde lo personal es político como muy bien lo sabemos las mujeres.
Las mujeres participaron de la construcción de una escuela pública, sin distinción de clase.
Compilado por Flavia Vitale, me asombra que su nombre no esté en la tapa. Me asombra y me maravilla al mismo tiempo. La sororidad empieza por casa. Su nombre se funde con la de otrxs autores de capítulos que se ponen a investigar y escribir la historia de las maestras argentinas: la de Juana Manso, de Angélica Mendoza, de Enriqueta Lucero, de Herminia Brumana, de Raquel Camaña, de Florencia Fossati, de Agustina Maraval, de Clotilde Rezzano. Maestras que en medio de razones contradictorias lograron con sus mismas existencias poner en cuestión lugares de opresión. Que pensaron y recrearon el papel de la educación pública y el estatuto de la niñez, incluso con las tensiones de un modelo ilustrado con cierto elitismo, pero a la vez desde una perspectiva libertaria y de justicia en un país que vivía golpe a golpe, y estrangulado por los afanes de la oligarquía colonial. Que hicieron docencia, pero que también escribieron y dirigieron periódicos, que armaron sindicatos y protagonizaron huelgas, que buscaron el vínculo entre el pensamiento y la praxis, que fueron solidarias, que abrieron las puertas a la educación sexual. El compromiso con el que se trabaja cada uno de los capítulos permite pensar esas vidas sin romanticismo pero con profunda admiración por el modo en que las mujeres participaron de la construcción de una escuela pública, mixta, laica y gratuita sin distinción de sexo, raza o clase. Aunque todavía sigamos peleando por ello. Aunque muchas veces esa escuela se haya erigido sobre la negación de la afirmación más brutal y racista de la Civilización o la Barbarie. Sobre esa llaga del drama latinomericano.
Maestra… es un libro que habla con una perspectiva feminista inscripta en el movimientos de mujeres y disidencias en la Argentina, que hoy es uno de los más potentes del mundo. Esta perspectiva no está solo en el modo de reconstruir la biografía de las maestras, sino en ver cómo esa biografía ha impactado en las aulas y cómo es necesario seguir abriendo derechos en la escuela para hacerla una institución emancipadora.
Los nombres de las maestras descubren y reparan. Al estar, la historia cambia. El paisaje conocido se transforma. Como se pregunta Roxana Peraz en el prólogo: “La Señorita dijo, la señorita hace, la Señorita espera que hagamos lo que otros definieron. ¿Qué pasaba cuando, en cambio, las Señoritas como las que aquí se presentan, desobedecían? ¿Qué sucede aún cuando desobedecen?” Esta pregunta atraviesa todo el libro retomando la traza de infinitos silencios sobre las maestras normales. Evidenciando que la práctica pedagógica es política y puede ser emancipadora. De esas historias está hecha nuestra educación pública, y por esa razón es tan atacada por los que se creen los dueños de todas las cosas.
* Diputada de la provincia de Buenos Aires por el Frente de Todos