Los sigo viendo. Allí van cruzando el rio Matanza para llegar a Ezeiza a esperar a Perón. Llueve desde anoche. Ya es 17 de Noviembre. La represión militar les impide avanzar. Pero los militantes avanzan como pueden y deben. Allí va el Flaco Néstor Sala y Mirta Clara que venían caminando desde Berisso, La Plata y Ensenada. Allí va otro flaco desgarbado calzando mocasines y era de la Patagonia. Allí van Enrique de Pedro y Lucila de Révora mojados por la lluvia y el río pero alegres como si fueran ellos mismos la primavera.
“Aquí están, estos son, los soldados de Perón”, cantan haciendo la historia.
Allí van los militantes que trajeron a Perón nuevamente a la Patria.
Los sigo viendo. Acompañan a Perón en el avión que surca el cielo. El Chacho Pietragalla contó que el Viejo General lo mandó a llamar y le agradeció su compañía y le mostró sobre su cintura una vieja pistola y sonriendo le dijo “yo también vine calzado”. Allí está el Negrito Guillermo Amarilla y con él, toda la gloriosa Jotapé. Allí está el Tío Cámpora. Allí don Oscar Bidegain. Allí Nilda Garré. Allí Chunchuña Villafañe.
Todavía era muy temprano para saber que el Flaco Sala sería masacrado en Margarita Belén cuatro años después. Que el Chacho Pietragalla sería secuestrado, torturado y asesinado tres años después. Que el Negrito Amarilla sería secuestrado y desaparecido un 17 de Octubre de 1979. Que el Tío Cámpora moriría en el exilio durante la dictadura. Que Enrique y Lucila tendrían un hijo y lo llamarían Wado y que Lucila lo cubrió con su cuerpo para salvarlo de la metralla de los genocidas.
Me sigo viendo en ellos y en ellas con mi corazón agrietado y mis fuelles desgastados.
Por eso cuando se celebra el Día del Militante hay que ponerles nombre y apellido para que nadie los olvide.
Chacho Pietragalla, Negrito Amarilla, Néstor Sala, Néstor Kirchner, Tío Cámpora, Enrique y Lucila, 30 mil compañeros y compañeras que siempre estarán marchando como aquel histórico 17 de Noviembre de 1972.