Un noticia buena: Argentina por primera vez en su historia ha sido elegida para presidir, nada más y nada menos que el consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Tan afuera del mundo no estamos, ¿no? Tiene que ver básicamente con la operación que hizo Clarín contra el Gobierno, una de las tantas: en este caso afectó, o intentó afectar, la reputación de Victoria Donda, la titular del INADI. Son operaciones, algunas más torpes y algunas más sofisticadas.
Lo que Clarín hace, son prácticas que incluyen manipulación, falsedad, omisión, difamación, campaña canalla. Utiliza cosas que para nosotros son sagradas: los hechos, la verdad, un título, un copete, el criterio periodístico, la jerarquización informativa.
El grupo Clarín nunca se bajó del periodismo de guerra. Cuando detecto cómo está trabajando para dañar la tarea de alguien y utiliza los mecanismos del lawfare, hay que señalarlo, independientemente si el funcionario es Victoria Donda, Santiago Cafiero, Wado de Pedro o Máximo Kirchner. Me resulta intolerable, como periodista, ver que con notas sin firmas, sin criterio de noticiabilidad más o menos convencible, se ensucia, se daña o se hunde en el descrédito a las personas. Vuelvo a decir lo de Donda, porque no tengo una especial simpatía: no olvido las fotos con Alfonso Prat Gay; no olvido las cosas que dijo en su momento contra Cristina Fernández de Kirchner, cuando muchos otros y otras tratábamos de sostener un Gobierno como el de ella, fundamentalmente su segundo mandato, asediado por los cuatro costados, y algunos opinaban con ligereza y participaban de armados anti-kirchneristas.
Pero, la verdad es que lo que le cabe a Donda, le cabe al actual Presidente de la Nación, que estaba en la misma. Sin embargo no hay tanto ensañamiento con él como el que hubo con Donda. Es el punto que quiero compartir: esa operación, desde una foto que reflejaba un momento donde Donda está hablando aparentemente para nadie o para muy poquita gente, y de esto se armó una panzada, entre el grupo Clarín y redes sociales, “trolls” manejadas por Patricia Bullrich, , entre otros. Ella heredó la conducción de todas esas granjas de “trolls”, donde por un lado decían “a Donda no la para nadie” y por otro, que había gastado U$S 450.000 para viajar a Ginebra, es decir, que se estaba dando la gran vida mintiendo la participación a un evento que en realidad era deshabitado de gente y de interés.

Fue tendencia todo esto y se viralizó al extremo. Donda dio sus explicaciones. Pero lo que se advierte es el mecanismo, la interpretación de un hecho de la manera más sesgada posible tratando de generar una condena social y omitiendo aquello que podría atemperar esa situación. Es verdad: la foto refleja un auditorio vacío o semivacío. Pero ella estaba hablando a 47 países de los cuales un grupo muy chiquito participó del cónclave de modo presencial y el resto lo hizo a través de la virtualidad. ¿Por qué ella no participó del Zoom?, dijeron. Había sido elegida presidenta de un foro sobre las minorías. Probablemente por su trayectoria, por ser hija de desaparecidos, pero también porque encabeza un organismo que es el INADI, que no existe en todos los países del mundo, es una institución creada a partir de una legislación muy avanzada y que pretende luchar contra las discriminaciones. Es motivo de orgullo para el país.
Pero hay que hablar más que de Donda, de Clarín. Cuando hace las operaciones hay que contarlas. En este caso no solamente era una imagen donde se forzaba una interpretación que habilita la indignación sino que, al interior del diario, en la página 18, en el párrafo 18 de la nota, aparecía cuál era el motivo y que había sido una invitación de Naciones Unidas, Y presidir el Consejo de DD HH es algo positivo. ¿Cómo algo que es bueno lo transformaron en negativo? En el cuarto párrafo aparecía el episodio de Donda con su empleada de casa particular: se puede opinar de ese hecho puntual y tener juicio de valor pero legalmente fue sobreseída por el Juez Casanello, el que apeló fue Marijuan, el que andaba por el sur con la retroexcavadora buscando el dinero de la corrupción K, cosa que finalmente no encontró.
El grupo Clarín nunca se bajó del periodismo de guerra. Daña la tarea de alguien y utiliza los mecanismos del lawfare. Hay que señalarlo, independientemente si el funcionario es Victoria Donda, Santiago Cafiero, Wado de Pedro o Máximo Kirchner.
En las redes, trabajando sobre la indignación, se dijo entre otras cosas, lo de los U$S 450.000, cosa que es falso. En Suiza, aun siendo uno de los países más caros del mundo, alcanzaría para vivir un año como un jeque, o sea, la cifra es para consumo de gente que está muy indignada, muy envenenada o no sabe tres cuernos de matemática. Donda dijo que no había estado en un hotel 5 estrellas, sino que había estado en un departamentito amueblado: probablemente, corre por cuenta del organismo de las ONU la invitación, el pasaje…
Intuyo que contribuyó a que Argentina haya sido tenida en cuenta y finalmente elegida para conducir el Consejo de los DDHH. Miren qué casualidad: por Argentina votaron 47 países y también 47 participaron en el marco del foro de ONU de Ginebra en el que Victoria Donda fue presidenta. Se dijo mucho de Donda y nadie dijo, y mucho menos Clarín, qué fue lo que dijo ella en ese cónclave: abrió diciendo que había nacido en un campo de concentración. No es un detalle menor: mientras Clarín hace la vista gorda frente al negacionismo, están llegando diputados negacionistas a la cámara, diputados PRO genocidas a la cámara, por el otro lado, Clarín ataca a alguien que nació en cautiverio en la Escuela de Mecánica de la Armada.
Independientemente de lo que me despierta Donda, todo esto que estoy diciendo es cierto. No usaría para desacreditar a nadie, argumentos de Clarín que sean falsos. Lo que Clarín hace, son prácticas que incluyen manipulación, falsedad, omisión, difamación, campaña canalla. Cualquier periodista más o menos sensato lo repudia. Utiliza cosas que para nosotros son sagradas: los hechos, la verdad, un título, un copete, el criterio periodístico, la jerarquización informativa. Todas esas cosas para los periodistas de verdad son importantes. En este caso particular, aunque la persona no sea de mi mayor aprecio, no voy a convalidar esas cosas.
Hay que seguir entrenándonos para detectar estos asuntos porque, si Macri pudo hacer todo lo que hizo durante esos cuatro años y fundamentalmente con la comunicación, los periodistas, las listas negras, las persecuciones, fue entre otras cosas porque muchos y muchas no tuvieron las herramientas para comprender lo que estaba pasando. Miren la realidad en la que vivimos: están tratando de explicar todavía Cristóbal Lopez y Fabián de Sousa que sus prisiones fueron parte de una operación política cuando ya las evidencias son difíciles de tapar. Pero si eso le hubiera ocurrido a Saguier, a Magneto, todavía estaríamos hablando de eso y hoy serían paladines de la libertad de expresión, de la justicia y de la República, estarían de celebración en celebración recibiendo honores, homenajes, premiaciones. Lo que hace la Academia Nacional de Periodistas con sus referentes, los prestigia. Lo hacen de una manera que es una ingeniería cultural, una superestructura que se ocupa de saber a quién promocionar y por qué. Por eso pudieron hacer, en tan poco tiempo, de una radio como Rivadavia que estaba cerrada una radio más o menos escuchada. Por eso pudieron hacer con La Nación lo que hicieron, entre otras cosas, primero porque cuentan con los recursos del frente empresarial que todavía sueña con la vuelta de Macri. Porque tanto la radio como ese canal reportan a Macri: allí está Hernán Lombardi por detrás de esas cosas.
Lo que Clarín hace, son prácticas que incluyen manipulación, falsedad, omisión, difamación, campaña canalla
Por el otro lado todavía reciben pauta oficial, juegan con dinero nuestro para atacar un proyecto de las características que tiene el del Frente de Todos. Esas cosas hay que mencionarlas, sostenerlas y denunciarlas. También decir cómo trabaja coordinadamente la comunicación; en todos los países del mundo los diarios se llevan muy mal con las redes sociales, dicen que están deshabitadas de rigor. ¿Qué dicen las redes sociales de los diarios tradicionales? Que son el pasado, que ya no existen más, que no influyen. En realidad lo que se esconde detrás de eso no es solo una puja tecnológica, es la puja por los recursos que ponen los Estados en materia de comunicación. Pero cómo será de rara la Argentina que aquí trabajan coordinadamente sectores de la política, grupos o monopolios de la comunicación y las redes sociales, que son también monopolios a escala global. Recordarán cuando les decían que Axel Kicillof cobraba dos sueldos, uno de YPF y otro como Ministro de Economía; recordarán cuando a Máximo Kirchner le dijeron que tenía una cuenta en Teherán con Nilda Garré. La enumeración es infinita. Eso salió, y así como salió, después al editor del diario le dieron un premio. No les importa nada.
Y resulta interesante remarcar es que lo hacen cada vez con menor impunidad. Si yo pudiera pedir algo es que el costo sea que aquellos que alguna vez fueron sus aliados o contribuyeron incluso a que fueran cada vez más monopolio se den cuenta que contra ellos también se pueden volver. Porque son el alacrán: van a intentar disciplinar permanentemente a las fuerzas políticas, a los dirigentes políticos, a los espacios políticos, a los funcionarios y funcionarias. El tema es que lo hagan con cada vez menos impunidad.

Habíamos empezado por la buena noticia. Argentina va a presidir el Consejo de DD HH de la ONU. No estamos fuera del mundo, Argentina es un país de vanguardia en materia de derechos humanos, sigue siendo considerada en el concierto de las Naciones como una Nación pujante, que todavía tiene mucho para ofrecer.
Aunque sea una gran paradoja: mientras preside ese organismo en la Argentina se viola el derecho humano a la comunicación porque hoy el Estado no está haciendo nada para desmonopolizar al grupo Clarín. Es una exigencia que tiene el Estado Argentino producto de su integración al Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Los monopolios conspiran contra la democracia, es una violación a los derechos humanos, el decreto de Macri es un decreto regresivo, no hay legislación que pueda ser regresiva en materia de derechos humanos, cuando hay una legislación que retrocede se está violando el derecho humano.
Hoy la Argentina con este decreto está violando un derecho humano y por otro lado preside el Consejo de Derechos Humanos. Qué paradoja. Lo dijo hoy muy claro el diputado, vicepresidente de AFSCA, Gustavo López que presentó un proyecto para modificar el decreto 269 de Macri. Es una muy buena modificación pero, si vamos a lo profundo, lo que debería hacerse es derogar ese decreto. Es una vergüenza, una aberración jurídica, porque la comunicación es un derecho humano.