A través de Clarín y su Corte adicta, nueva ofensiva de la AEA contra el modelo económico de los Fernández.
Amado Boudou tiene el cuero duro. El rechazo de la Corte Suprema a la queja de su defensa no lo va a cambiar en nada. Eso lo saben tanto los jueces del máximo tribunal como los accionistas del Grupo Clarín que alientan su cacería de manera indisimulada. El objetivo, por lo tanto, no es quebrar la insobornable lealtad de Boudou al movimiento kirchnerista, sino disciplinar a través de lo extravagantemente injusto de su caso -mejor cuanto más evidente-, al conjunto de la dirigencia oficialista con la que Clarín debe discutir la rentabilidad abusiva de sus negocios.
Clarín anunció desde su tapa durante dos días que iba a suceder lo que terminó sucediendo. No se trató de una primicia. Tuvo todas las características de una imposición. En cualquier democracia sensata, lo ocurrido bastaría para comprobar que el Poder Judicial funciona según los deseos del principal grupo monopólico del país. Acá también, la diferencia es que no se traduce en escándalo.
El objetivo no es quebrar la insobornable lealtad de Boudou, sino disciplinar al conjunto de la dirigencia oficialista con la que Clarín discute la rentabilidad de sus negocios.
Tramita entonces como lo que es: una feroz demostración de poder. Cinco jueces supremos, además intérpretes divinos de la Constitución Nacional, actuando como les dicen deben actuar con el ex ministro de Economía y ex vicepresidente de la Nación de Cristina Kirchner desde la principal plataforma mediática de la Asociación Empresaria Argentina (AEA).
Jueces supremos que no soportarían dos semanas de tapas negativas de Clarín recriminándoles, por ejemplo, que el presidente del tribunal, que viene del mundo corporativo, vive excusado por sus incompatibilidades manifiestas. O que él mismo aceptó junto a otro miembro integrarse al tribunal por un DNU violando el mecanismo que la propia carta magna prescribe para los nombramientos. O que otra de sus integrantes, que debería estar jubilada por edad, siempre según la manda constitucional, asumió que su cargo es vitalicio. O que un ex presidente, actual miembro, ideó un código procesal penal paralelo contra funcionarios o dirigentes kirchneristas, que derivó en la llamada “Doctrina Irurzún” y un festival de prisiones preventivas en el marco del “lawfare”, astillando de manera irreversible el Estado de Derecho.

Con tanto ruido detrás, la única razón válida por la que estos supremos no enfrentan un juicio político, es que Clarín los considera tropa propia. No se puede destituir lo que Clarín quiere sostener. Esta, que era una verdad a medias hasta que en la nueva etapa política Clarín recibió señales de que no había voluntad de reeditar viejas peleas, elevó a categoría de sentencia inapelable.
Es probable, sin embargo, que la demostración de fuerza tenga relación directa con dos cosas que inquietan últimamente a Héctor Magnetto: la aplicación del decreto 690/20 que declaró de interés público los servicios que ofrece Clarín y congeló sus tarifas; y la sanción como ley del Aporte Solidario Extraordinario de las Grandes Fortunas, que impulsaron Carlos Heller y Máximo Kirchner.
La única razón válida por la que los jueces de la Corte no enfrentan un juicio político, es que Clarín los considera tropa propia.
En el primero de los casos, Clarín envió a los usuarios y consumidores de sus servicios de internet y telecomunicaciones, una carta avisando que iba a aumentar sus tarifas en un 20 por ciento, desconociendo en los hechos el alcance del decreto presidencial de agosto pasado. Desde la autoridad de aplicación, el Enacom, les recordaron que las tarifas no podían incrementarse de manera unilateral, sino como parte de un proceso donde también debían participar funcionarios que funcionan analizando sus costos, aunque en simultáneo con el ataque a Boudou admitieron que podrían llegar a reconocer un 5 por ciento para enero y seguir charlando el resto.
¿Por qué lo de Boudou puede ser considerado un ataque? Porque la Corte Suprema no tiene plazos para responder un recurso extraordinario o en queja. Se trató de una acción deliberada de los supremos. El efecto político fue el buscado. Resolvieron en este caso, del mismo modo que eligen no hacerlo con Milagro Sala, que tiene presentado un recurso idéntico. La administración política de causas tan sensibles es una potestad que el máximo tribunal ejerce con velocidad discrecional.

En general, la Corte es de movimientos morosos y aterciopelados, de esos que dominan las escenas palaciegas. Salvo –y esto es una hipótesis- que Clarín esté queriendo aumentar las tarifas de sus servicios y se vea obligado a aplicar algún rigor al funcionariado interviniente, porque entonces los cortesanos aplican de súbito la agilidad de un felino en carrera.
En el segundo de los casos, no es que Magnetto esté atravesando un periodo de iliquidez. Podría pagar el Aporte Solidario de la mitad de los 11 mil alcanzados por la norma extraordinaria y él seguiría siendo un multimillonario. El tema es que, mientras invierte en Uruguay para comprar la Movistar oriental, se toma muy en serio el papel de jefe político del empresariado local, que considera que la ley es confiscatoria y constituye un avance sobre la propiedad privada. En realidad, les molesta el antecedente. Hay algo de dirigencia política insumisa en la normativa, que les huele a una desobediencia intolerable en su paisito exclusivo y excluyente.
El único impuesto a la riqueza es el de Bienes Personales, que Macri bajó durante su gobierno de ricos para ricos.
La verdad sea dicha, el olfato no les falla. La mayoría de las tributaciones en la Argentina recaen sobre los mismos: la base de la pirámide social que no puede escapar a los impuestos porque los paga a través del IVA en el consumo cotidiano. El único impuesto a la riqueza es el de Bienes Personales, que Macri bajó durante su gobierno de ricos para ricos. Impuesto que es a su vez el más evadido, el menos cobrado y el más demonizado mediáticamente hablando. Nadie discute si el IVA es justo. Pero cada vez que se habla de Bienes Personales, la propuesta que bajan las centrales empresarias es la misma: es distorsivo, hay que reducirlo. El FMI y hasta Angela Merkel se burlan de los acaudalados argentinos que no quieren pagar impuestos.
Con el Aporte Solidario, aunque sea por única vez, el gobierno está haciendo algo distinto a lo que proponen casi siempre la AEA, la Sociedad Rural y el sector de la UIA que quiere orinar más alto de lo que puede: que paguen más, los que más tienen.

El asunto no merece discusión. Casi el 70 por ciento de los niños, niñas y adolescentes viven en hogares pobres y tiene severas dificultades para estudiar, según el último informe de la UCA. Son 7 de cada 10 menores de 17 años. Lo recaudado por el Aporte Solidario (entre 300 ó 350 mil millones de pesos) tiene cuatro destinos asignados: vacunas y elementos sanitarios diversos para combatir la pandemia del Covid 19, inversión estatal para producir más gas previendo que el 2021 y el 2022 serán años de repunte económico, becas y estímulos para jóvenes que quieren estudiar y urbanización de barriadas populares.
Estos dos últimos ítems atacan precisamente lo que la estadística expone como pobreza flagrante en un país como Argentina. Y el anterior, es una inversión para producir más energía y expandir la producción, generando trabajo y mejor salario, disminuyendo así la pobreza por ingreso, que llega al 44 por ciento de toda la población. A las “Grandes Fortunas” no se les está exigiendo entonces que expliquen cómo llegaron a amasar tan formidables patrimonios, sino que ayuden a sus compatriotas en un momento difícil, quizá el más difícil en décadas.
Guzmán reveló sorprendido que Magnetto y la AEA siempre le piden que vuelva a las políticas del periodo 2016/2019, como si la sociedad no hubiera votado en contra de aquel modelo y del espacio político que lo sostenía.
El ministro Martín Guzmán reveló casi sorprendido hace una semana que Magnetto y la AEA le piden, cada vez que lo ven, que vuelva a las políticas que se aplicaron en el periodo 2016/2019 como si no asumieran que tuvieron resultados económicos funestos y como si todavía no terminaran de comprender que en octubre del 19 la sociedad votó en contra de aquel modelo y del espacio político que lo sostenía, encabezado por Mauricio Macri.
No, ministro. No es que no comprendan o que sean tozudos. Mientras vuelven a poner a Boudou a un paso de la celda, es la particular manera que tienen de pedirlo por las buenas.