Frente a la Piazza Dell’Esquilino, en Roma, está la basílica Santa María Maggiore, donde se exhiben restos de madera y paja que pertenecieron a la cuna original de Jesús.
Cometí un pecado. No la pude conocer. No tuve tiempo. La vi de lejos. Aquel 19 de setiembre de 2014, bajé del taxi frente a la embajada argentina en Italia medio atontado después de 16 horas de un viaje urgente como enviado especial de Radio Nacional para cubrir la visita de CFK al Papa Francisco.
Antes de partir me había comunicado con dos personas que tenían trato frecuente con el pontífice: Eduardo Valdés (entonces embajador ante el Vaticano) y Guillermo Moreno (que revistaba como encargado de Negocios de la sede diplomática argentina). Yo quería entrevistar a Jorge Bergoglio. Me advirtieron, casi al unísono: “Es muy difícil eso”.

Cuando bajé en el aeropuerto de Fiumicino tenía varias llamadas perdidas de Moreno. Esperando novedades, me comuniqué con él. Su esposa, Marta Cascales, era amiga personal del Papa. Estaba cansado por el viaje, pero Roma parecía querer rendirse a mis deseos.
-Venite a la Casa Argentina en Roma
-Acabo de llegar, Guillermo. Paso por el hotel y voy.
-No hay tiempo. Venite ya. Va a estar Maradona, el Diego. Estamos promocionando una actividad para que los italianos compren productos argentinos. Si venís, yo te lo pongo diez minutitos en privado para que lo entrevistes.
-¿Ahora?
– Sí, ahora. ¿O en qué idioma hablo yo?
Fue claro Guillermo. Persuasivo. Como siempre.

Atolondrado como estaba, sin datos en el celular, yo debía estar en 15 minutos en la embajada argentina. Por suerte, el secretario de Culto, Guillermo Olivieri, que venía en el mismo avión, se apiadó de mí. Al rato, con todo mi equipaje, estaba frente a una señorial casona pintada de rosa, con unas 100 personas que esperaban sentados en varias hileras de sillas dispuestas sobre la vereda frente a un gazebo blanco.
El aire estaba sabroso. Olía a mariscos. Había ilustraciones de Fontanarrosa, Caloi y Crist decorando la escena. La actividad era parte de la “Primavera argentina en Europa”. Mucho empresario argentino, mucho romano curioso. Con mi valija rodante, me acerqué hasta donde pude. Enseguida Moreno comenzó a agitar las manos, como ordenando “venite para acá” y algo más que no llegué a oír. Su cara delataba cierta ansiedad. El “acá” era la primera fila. Lo adiviné por allí a Jorge Dorio, que iba a cubrir el acto para el programa radial de Alejandro Dolina. Guillermo Moreno había reservado un asiento para mí. Y yo todavía estaba preocupado por la entrevista con el Papa.
Cuando me di cuenta, estaba sentado al lado de Dios.
Hubo un par de discursos. Todos hablando de las bondades de los productos argentinos, con gran protagonismo del pescado y el marisco. Fue entonces que me encaró Moreno:
-Ya está hablado Maradona. Mandate atrás de él. Van a estar en un rinconcito. Diez minutos. Después él tiene que comer.

Me puse atrás de Maradona. Había que recorrer 20 metros hasta la embajada. Fue una caravana eterna de fotos, autógrafos, besos y abrazos hasta que arribamos a la casona. Y Moreno ordenó: “Se sientan ahí. Vos, nene, poné un cordel, así nadie los molesta”.
Estaba por comenzar mi charla con Maradona. No sabía si andaba el grabador. No sabía qué preguntarle. Unas veinte personas nos sacaban fotos como turistas japoneses recién salidos de un crucero. Me encomendé al Cielo. Y la charla salió así:
Caballero -Durante la jornada te manifestaste como “cristinista”. ¿Por qué?
-Porque Néstor y Cristina nos han sacado de una terrible crisis, lo hicieron con gran maestría, y hoy que algunos quieren poner en duda todo lo que ellos lograron, me vuelvo más cristinista todavía, le pese a quien le pese, y le guste al que le guste. A mi no me importa ser criticado, tengo 53 años, tengo trabajo y sé lo que quiero. Lo único que no me banco, es que los contras quieran crear un pueblo ignorante y desagradecido. Eso es lo que yo siento cuando escucho hablar a muchos que dicen ser políticos, pero los ponés en el obelisco y no saben vender un chupetín.

-Hay una reunión entre el Papa Francisco y Cristina este sábado, dicen que allí se va a tocar el tema de los fondos buitre. ¿Qué opinión te merece el tema y qué expectativas tenés de esa reunión?
-Mi expectativa es muy grande, ya sabemos lo que significa el Papa para el planeta, el mundo hoy está con la Argentina. Respecto a lo de los fondos buitre, todas las informaciones indican que Argentina debe ganar esta pulseada, me encanta que Cristina busque apoyo en el Papa Francisco, y me encanta que el Papa esté en contra de los ladrones y quiera interiorizarse en este conflicto, algo que a mí personalmente me acercó nuevamente a la Iglesia y me dio la sensación de que el Papa Francisco es un hombre súper humano que quiere hacer las cosas bien.

-Hablaste también de Máximo Kirchner en esta jornada, quien llenó el estadio (de Argentinos Juniors, con la agrupación La Cámpora) que lleva tu nombre.
-Espero que ahora pueda llenar el de Boca. Máximo es un pibe muy inteligente, tiene los genes de Néstor y Cristina. Hablé con él antes de venir a Europa, me dijo que en cualquier momento pasaría a verme, yo tengo ganas de darle una mano en lo que pueda. Cuando nosotros hablamos de política en la Argentina se habla de que tal se robó tanto y tal otro se robó tanto otro, pero nadie tira un proyecto. Por ejemplo mirá, yo te digo a vos que me robaste una camisa, y como alternativa yo voy a donde venden camisas y me compro diez y me fijo cuál es la mejor. En Argentina pasa todo lo contrario, todo el mundo acusa a todo el mundo pero nadie idea un proyecto, y los proyectos que aparecen se mueren, fijate el de Macri. Macri trae a José María Aznar (el ex presidente español) cada 15 días para respaldar a la derecha.
-Claro, Macri hace el programa “De Derecha”.
-(Risas) Exacto, yo hice el programa “De zurda” y Macri hace el programa “De Derecha”, y se fue a hacer una gira con Aznar por toda la Argentina. El día que a mí me muestren un proyecto serio como el que tuvo el kirchnerismo, voy a estar muy contento.

-Comentabas que hubo un Papa que te alejó un poco del catolicismo, y que Francisco te devolvió la Fe.
-Sí, totalmente. Cuando aprendí el catolicismo, lo entendí como una herramienta para lograr la igualdad y ayudar a la gente, pero cuando entré al Vaticano y vi todo el oro que hay ahí, pensé en todos los chicos que mueren en África y entendí que así la cosa no va, después Coppola me traicionó, se fue mi viejita y no quería saber más nada, pero Francisco me transmite una fuerza que me acerca de nuevo a la fé, porque mi vieja era y es muy católica, y es también por ella que lo intento.
-Te está escuchando la audiencia de Radio Nacional en todo el país, ¿cuál es tu mensaje para las y los oyentes?
-Les quiero decir que creamos en la Argentina, que creamos en Cristina y que creamos en ese modelo, porque si no, no hay tenemos salida. Si la alternativa es la derecha, estamos muertos. Nosotros estamos llevando un proyecto de país de igualdad, proyecto que ellos no podrán llevar nunca, y si lo llevan, nos venden a los 15 días.

Un Dios profético. Corría 2014.
Moreno me invitó a subir a otro piso con Diego Maradona. Comimos allí. Había otras personas, integrantes de eso que algunos llaman “entorno”. Parecían amigables, aunque a veces se reían sin que yo entendiera mucho el por qué. Cuando la noche prometía lo mejor, el Maradona contador de historias, desde Radio Nacional, en Buenos Aires, me empezaron a pedir el audio de la entrevista, que mandé lo más rápido que pude, gracias al asesoramiento de Gustavo Lema.
Durante una hora estuve mirando embelesado a Maradona y a quienes lo rodeaban aquella tarde. Nunca me atreví a pedirle una foto ni un autógrafo. Me dio vergüenza. No quería romper el clima de la reunión. Aquel momento me quedó como recuerdo.
Siempre me dije que le iba a pedir a Moreno el contacto de alguno de los fotógrafos que registraron el encuentro. Nunca me cumplí.

Con la muerte del Diego, sí me preocupé por recuperar el audio de la entrevista. Corta. Pero para mí, única e irrepetible. Después de la gestión macrista, parece haber desaparecido del archivo de la radio pública. También se evaporó de Youtube. Mi amigo Lema la había guardado. Un verdadero milagro.
Registro de una jornada increíble, donde estaba todo preparado para entrevistar a Bergoglio y terminé jugando una especie de cabeza a cabeza fulminante nada menos que con Diego Armando Maradona.
No lo tuve al Papa, pero aquel día hablé con Dios.
Desgrabación: Camilo Caballero