Hace años, el periodista y abogado Pablo Llonto era delegado del diario Clarín. La empresa lo despidió y, por eso, Diego Armando Maradona dejó de darle notas al mayor grupo comunicacional de la Argentina hasta que no dispusieran la reincorporación de su amigo. Fue un inmenso gesto de solidaridad. Una reacción a lo Diego. “Se viene el recuerdo de la lucha de esos años contra Clarín, en que la soledad era terrible, y que Diego te brinde la solidaridad… ”, recordó Llonto, envuelto en una profunda emoción, en diálogo con Caballero de Día, por la AM 990.
–Fue una actitud que todos comentábamos en aquél tiempo, admirados de ambos. Del periodista por su lucha y del futbolista por su lealtad.
–Sí, ese hecho ocurrió en 1992, y la verdad es que fue una de las buenas sorpresas que te da la vida. Alguien al que nunca le pedí nada y nunca le habíamos pedido nada, cuando Clarín me había prohibido la entrada –yo seguía siendo trabajador de Clarín, pero no me permitían ingresar al edificio-, cuando el periodista Horacio Pagani lo fue a ver a España para hacerle una nota antes de su debut en el Sevilla, Diego le mandó a decir que no iba a hacer más notas con Clarín, hasta que no me reincorporaran. Y eso duró casi dos años. Hasta el Mundial del 94 de Estados Unidos, cuando Diego se tiene que ir del Mundial y tiene que tomar el avión de regreso a Buenos Aires. Ahí le da una nota a Mariano Hamilton, del Diario Olé, del Grupo Clarín, y le dice: “yo ya soy un ex jugador, así que no tiene sentido seguir negándome a dar notas…”. Fueron casi dos años. Fue una de las tantas acciones de solidaridad de Diego. De las que se conocieron, porque hay muchas que no se conocieron. Incluso, hace unas horas ocurrió que, sólo por Diego, nuestro sindicato (SiPreBA) levantó un paro previsto y lo pasó para la semana que viene. Por toda la solidaridad que Diego ha dado en todas las luchas, no solamente en el gremio de prensa, sino en una gran cantidad de conflictos que hubo en la Argentina. Es el Diego solidario y laburante. No hay que olvidar que él también fue dirigente sindical de los futbolistas. Su sindicato duró poco, pero alguna vez trabajamos juntos para tratar de armar un sindicato internacional de jugadores.
–Pablo, ¿Por qué tuvo esa actitud? ¿De dónde había surgido la relación entre ustedes?
–Yo tengo la misma edad. Los dos nacimos en el año 1960. Yo empecé a trabajar en Clarín cuando tenía 17 años y él ya era una estrella en crecimiento en Argentinos Juniors. Y a mí me mandaron a cubrir muchos entrenamientos de ese club. Para los periodistas que recién empezaban era uno de los clubes que teníamos que cubrir. Empezó la relación ahí y se profundizó cuando pasó a Boca y luego vino un afecto político, en el cual muchas cuestiones que surgieron, como teníamos la misma edad, nos impactaban al mismo tiempo.
–No venía de la militancia.
–No, Diego era alguien que, obviamente, no venía de la militancia política ni venía de una familia con militancia. Pero como muchos jóvenes, en el ‘81, ‘82, ‘83 fue también creciendo y conociendo cosas. Hasta que llegó lo de Cuba. Y fue decisivo en la inclinación política de Maradona. El encuentro con Fidel Castro fue lo que, en la cabeza de Diego, termina de decidir un rumbo. Y lo mantuvo hasta su muerte.
–¿Cómo te tocó la noticia de su muerte?
–No paro de llorar. Por los rincones, o viendo cosas. Se te viene la vida encima. Se te vienen cosas compartidas con él en momentos de mucha soledad. Se viene el recuerdo de la lucha de esos años contra Clarín, en que la soledad era terrible, y que Diego te brinde la solidaridad… No paro de llorar.