En su famoso libro Una nación para el desierto argentino, el historiador liberal Tulio Halperin Donghi comete un error y un acierto. Error: Insiste con la noción de “desierto” cuando lo que estaba en juego eran tierras ricas para cultivo y pastoreo. Acierto: “nuestrxs” “pensadorxs”, “intelectuales”, et. al., son dadxs a la inflación del hipotálamo a la hora de pensar proyectos de nación, región y ciudad porque su megalomanía concordante con su lugar en la distribución del trabajo intelectual les premia las pomposas operaciones donde el pueblo está ausente o, a lo sumo, es una masa informe a “formatear” (Longobardi-Laje) Su autopercepción como “casta” es su propia ruina, y el graznido de lxs periodistas que los adoran (Novaresio, Feinmann, Viale) es el cantar de cuervos a su alrededor, un canto de carroña.
La ciudad siempre fue un dispositivo pensado como la “unidad mínima” de contacto directo con la “ciudadanía”: ese término tan abstracto como el “Ser” filosófico. Porque si hay son ciudadanías, diferentes y desiguales modos de habitar ese espacio llamado “ciudad” que se encuentra guionada en sus zonas de confort, de exclusión, de ocios y de circulación. La cuadrícula que aún sigue siendo pensada como una democratización espacial está llena de barreras: desde los retenes policiales hasta el costo de transporte configuran cortes insalvables.

En esta edición de Rubicón, Contraeditorial se propone reflexionar sobre la ciudad como ese fetiche que en realidad es un espacio de disputa, en tanto tierra y territorio material-simbólico donde enraizamos nuestras vidas como edenes o infiernos. Como escribió Italo Calvino en “Las Ciudades Invisibles”: “ciudades tristes… y ciudades alegres”. Y estas propiedades descansan según Calvino en la memoria, los signos y el deseo. Por eso los relatos de Marco Polo a Kubai Kan, emperador tártaro, constituye un libro que se mueve entre la “… ciudad utópica (que aunque no la descubramos no podemos dejar de buscarla) y… la ciudad infernal que son las que los procesos de gentrification y negociados inmobiliarios construyen hacia arriba, desplazando a lxs pobres y destruyendo el medio ambiente.
Y todo ese desaguisado se hace, como sostiene Richard Sennet en “Carne y piedra. El cuerpo y la ciudad en la civilización occidental”, en nombre de la “… organización social de la velocidad, la comodidad y la eficacia…” Pero no de todxs, sino como sostuvo Cacciatore, el genocida reorganizador, en clave racista y clasista, “de los que merecen la ciudad”, frase que retomó Oscar Oszlak para analizar la gentrificación sobre las villas porteñas ante la participación necesaria de lxs porteñxs que construyendo “… muros de percepción alrededor del yo…” como sostiene Sennet comenzaron su complicidad con la construcción de la cultura neoliberal. Las grandes ciudades de nuestro país son claros ejemplos de esta planificación nada aleatoria, donde “lo común” es debilitado y devino “falta”: ausencia y zona de control con los códigos contravencionales que en los hechos funcionan como pequeños códigos penales a pesar que solo la Nación puede legislar en materia penal.

En esta edición de Rubicón, el urbanista Leonardo Fernández, Docente e Investigador del Instituto del Conurbano de la UNGS, nos regala un maravilloso ensayo: “Mantenga limpia Buenos Aires” donde analiza y reflexiona sobre el “formateo” de la Ciudad de Buenos Aires a partir del genocidio reorganizador cívico-militar de 1976: desplazamientos, trazado de autopistas, negociados, Interama, entre otras iniciativas se convierten en escritura neoliberal sobre cuerpos y mentes. Es bibliografía obligatoria. Por su parte la Diputada Nacional Paula Penacca aborda el proyecto cambiemita (PRO, UCR, ARI y aliades) de privatizar Costa Salguero como una muestra más de catorce años de un gobierno de espaldas al río y al pueblo. Desde Jujuy, Juan Guzmán, Lara Bergesio Montial y Santiago Mamani realizan una minuciosa y exhaustiva lectura de las pintadas estudiantiles sobre las calles que hablan de las relaciones de desigualdad urbanas y culturales en una provincia gobernada por el régimen autoritario de Gerardo Morales. Néstor Gorojovsky se mete con piedra caliente al retomar la discusión sobre la autonomía porteña, esa excusa que hacen de una ciudad que fue coto de una guerra civil de décadas, la palanca de las oligarquías y sus valets en sus negociados. Por su parte Lía Gómez, Docente e Investigadora de la FPyCS de la UNLP se lanza sobre la compleja ciudad de las diagonales, La Plata, y construye un exquisito texto sobre señales urbanas de las estructuras de la injusticia. Y en la sección “Lecturas”, Caburé Libros nos adelanta “El “Umbral. Crónicas y meditaciones” de Franco Berardi Bifo”, maravilloso libro sobre como la epidemia capilariza las ciudades.
Con este número Rubicón se propone historizar la tormenta y apostar a la construcción de un nuevo discurso a ser escrito sobre los cuerpos de las ciudades, un lenguaje donde lo individual no se contradice con lo comunitario como respuesta a las preguntas que Richard Sennet formuló “¿Cómo saldremos de nuestra pasividad corporal? ¿Dónde está la fisura de nuestro sistema? ¿De dónde vendrá nuestra liberación?” Y nosotrxs nos arriesgamos: del pueblo organizado.