Amado Boudou tituló un reciente documento con el nombre de una canción de Soda Stereo: “Cuando pase el temblor”. En esta entrevista también sugiere que Charly García, durante la dictadura, anticipó proféticamente el lawfare cuando cantaba: “los inocentes son los culpables, dice su señoría, el rey de espadas”. Reivindica el Feminismo, los doce años de gobierno kirchnerista y la organización popular, y alerta sobre los peligros de la reforma laboral y previsional. “Si el problema son las leyes laborales, entonces quiere decir que los trabajadores y las trabajadoras estarían explotando a los capitalistas”, afirma. Finalmente, nos convoca a todas y todos a que “no aflojemos y no perdamos la alegría de pelear por las cosas en las que creemos. Que nuestras lágrimas sean de emoción y de alegría y nunca de otra cosa”.
-Contraeditorial: Amado, vos decís en tu ensayo que no hay “un FMI bueno como se pretende hacer creer desde el organismo en cada oportunidad” y agregás que “el FMI es una institución clave para sostener la dictadura del capital, en esencia y en la praxis”. Bien, cerrado el buen acuerdo con los bonistas, ahora viene la negociación con el FMI, en donde, siguiendo con el discurso del ministro Martín Guzmán, es necesario seguir manteniendo la sostenibilidad de la deuda, es decir, que los pagos queden diferidos y escalonados de tal modo que no obstruyan el proceso inmediato de crecimiento ¿Cómo ves la coyuntura actual tras el cierre con los bonistas y esta negociación que se abre con el Fondo?
– Amado Boudou: Bueno, lo primero que hay que decir es que el Gobierno hizo una negociación buena, sin “peros”. Se escucha demasiado decir que la negociación se podría haber hecho mejor o distinta. Incluso dicho por los que provocaron el problema. Para entender la situación crítica de la deuda en el 2019 en la Argentina, hay que recordar que Mauricio Macri llevó adelante un proceso de endeudamiento que ni la dictadura cívico militar genocida se atrevió a hacer. En cuatro años puso a la Argentina en una situación inédita, con una carga de deuda insoportable. Y ese es el problema con el que se encontró el gobierno de Alberto Fernández al asumir.
“Macri llevó adelante un proceso de endeudamiento que ni la dictadura cívico militar genocida se atrevió a hacer”.
Por eso, desde mi humilde óptica, la negociación de la deuda fue buena, sin “peros”. ¿Por qué? Primero porque durante los próximos cuatro años se reducen considerablemente las necesidades de financiamiento del sector público argentino para el pago de endeudamiento: para ese periodo, a trazo grueso, las erogaciones descienden de 13.500 millones de dólares anuales promedio a alrededor de 2 mil millones de dólares promedio. Además, en los cuatro años siguientes también caen esas necesidades de financiamiento desde alrededor de 12.200 millones de dólares anuales a 9 mil millones promedio. Entonces, esta negociación ha despejado los próximos ocho años de necesidades extraordinarias de dólares para pagar deudas. Esto permite que las empresas privadas de envergadura puedan obtener financiamiento a tasas más bajas en el mercado internacional, entre otras cuestiones. Por supuesto: luego de estos ocho años la carga va a ser mucho más pesada. Pero ello es producto del endeudamiento de Macri no de esta negociación. La negociación, tal como se la llevó adelante, mejoró el perfil de la carga de endeudamiento y es de esperar que, si en estos ocho años la Argentina tiene crecimiento sostenido, va a estar en mejores condiciones para enfrentar esa mayor deuda. En términos económicos esta negociación ha sido muy buena. Y en término políticos también: el gobierno se propuso una meta difícil y la alcanzó en mucho menos de un año. El gobierno ha tenido potencia y capacidad para llevar adelante este proceso de negociación y, en el camino, le ha quitado herramientas a los especuladores para realizar sus famosos golpes y mini golpes de mercado que se vienen sucediendo constantemente desde el año 1984 o 1985 en nuestro país. Con muy pocos millones de dólares te hacen estragos en el sistema de precios cuando, por ejemplo, separan el dólar oficial del dólar blue.

Dicho esto, ahora viene la negociación con el FMI. El Fondo institucionalmente no puede jugar a favor de la Argentina. Es un organismo que cuida otros valores, cuida el patrón dólar a nivel global, cuida los intereses del Consenso de Washington en términos de comercio exterior, flujo de capitales y otras variables. En ese marco, a mí me ha dado mucha tranquilidad el diagnóstico de los funcionarios argentinos cuando dicen que la negociación no va a ser rápida ni fácil. El FMI ha tenido una posición que ronda el cinismo. Lo manifiesta cuando dice que ayuda a la Argentina pidiéndole a otros acreedores que bajen su carga de deuda. Si ustedes siguen con algún detalle las comunicaciones del Fondo, éste jamás ha dicho que le preocupa bajar un peso de la deuda o alargar los plazos de la misma. Les pide a otros que lo hagan pero no lo propone para su propia deuda.
“El gobierno hizo una negociación buena con los bonistas, sin ´peros´”.
Entonces, Macri también dejó a la Argentina envuelta en una pelea entre acreedores. Por un lado el Fondo, por el otro los acreedores institucionales. Podríamos decir: Macri dejó a la Argentina en una pelea entre Washington y Nueva York. O entre el FMI y Wall Street, como prefieran. Por supuesto, el FMI actúa como un acreedor que cuida sus propios intereses y no los intereses de la Argentina. ¿Qué persigue? Que otros cobren menos así él puedo cobrar todo y más rápido. Entonces, yo al Fondo no le creo nada. Lo dicho me parece que es muy importante para lo que viene para adelante no solo en términos económico financieros, sino también en términos estructurales. Yo creo que el Fondo va a venir con una agenda y una carga muy pesada para intentar que Argentina haga una reforma previsional y una reforma laboral, y creo que hay que estar muy atentos y militantes ante eso. Van a tratar de pasar estas reformas con un vestido elegante, disfrazadas, escondidas, pero son reformas estructurales al fin. Recuerden que Macri decía que había que enamorarse de Lagarde. Ahora viene una situación que el gobierno va a tener que manejar con mucha habilidad, fortaleza, convicción y entendiendo lo que significa una reforma estructural de este tipo. Con ver lo que pasa en Chile uno se da cuenta, pero también con ver lo que pasó en Argentina en la década de los ’90. Lo que vamos a presenciar es un intento de reforma laboral escondida a través de una supuesta modernidad. Ya les ha venido muy bien la pandemia para generalizar el teletrabajo y todo eso. Fíjense: el discurso dominante sostiene que el problema económico son las leyes laborales. Si esto fuera cierto, las trabajadoras y los trabajadores estarían explotando a los capitalistas. Y parece que eso tampoco se verifica en la realidad. Si el 1 por ciento de la población mundial tiene el 60 por ciento de la riqueza y de los ingresos, está claro que nos están mintiendo, y están convirtiendo el discurso de la clase dominante en el sentido común, a través de todos los aparatos de transmisión de sentido.

-CE: Entonces, además de un gobierno con alta capacidad de negociación parece necesario contar con un poder propio en el Parlamento dotado de una red de alianzas y de mucha organización y militancia popular para afrontar la etapa que se viene.
– AB: La situación del Congreso la veremos, la situación de la organización militante creo que es como vos decís. Porque el otro tema hacia adelante es la reforma previsional. Y ese disfraz ya lo tienen armado. Van a proponer que los salarios más altos puedan hacer su propia cuenta individual, hablando de la libertad y de la correspondencia entre el esfuerzo de cada uno con lo que cada uno se lleva. Ello va a venir acompañado con que cada uno de aquellos que haga su propia cuenta individual pueda deducir sus aportes del impuesto a las ganancias. De este modo, lo que harían es destruir el sistema previsional argentino, debilitar mucho los recursos públicos y empeorar la distribución del ingreso. Sobre estos dos puntos, reforma laboral y reforma previsional, hay que estar muy atentos. Y el otro punto es el famoso tema de la responsabilidad fiscal. Esa cuestión de que lo que hay que cuidar es lo presupuestario. Miren, lo que hay que cuidar es a las argentinas y los argentinos y a sus puestos de trabajo. No hay un solo caso en la historia económica mundial en el que la austeridad fiscal haya sido expansiva. O que el ajuste o el “cuidado del presupuesto” hayan redundado en un beneficio para una nación. Todo lo contrario. Tomemos el caso de Argentina: durante el gobierno de la Alianza lo llevaron al gobierno a Cavallo – un gobierno del que también formaba parte Patricia Bullrich – y promulgaron la ley de déficit cero, justamente para asegurar “responsabilidad presupuestaria”. Lo que hicieron con ello fue apurar el paso de la destrucción y acelerar los tiempos en los que se perjudicaba al pueblo argentino. Porque lo que la ortodoxia económica pierde de vista es que el presupuesto público tiene lo que se llama estabilizadores naturales. Según éstos, cuando hay una depresión y cae la economía, se produce necesariamente déficit. Y, cuando la economía entra en un boom, necesariamente se genera superávit. Esto no tiene que ver con ninguna acción del gobierno. Las recuperaciones fiscales tienen que ver con el crecimiento de la economía. ¿Por qué? Porque crecen los recursos consecuencia del aumento de la actividad económica. En paralelo, hay erogaciones como, por ejemplo las jubilaciones, que se pagan todos los meses le vaya bien o mal a la economía y que provocan déficit en algunos momentos. Pero, el déficit y el superávit no son ni buenos ni malos en sí mismos. Ahora, si en un escenario recesivo, vos empeoras el sistema jubilatorio y, por ejemplo, bajás impuestos, bueno, terminás produciendo una recesión mayor y un peor estado de salud de la economía de la nación.
“El Fondo va a venir con una agenda muy pesada para intentar que Argentina haga una reforma previsional y una reforma laboral”.
– CE: Justamente el discurso macrista machacó con eso de resolver el déficit generado por los gobiernos populistas.
– AB: El cinismo del macrismo no tuvo límites: hablaban de que había que vivir con lo propio y al mismo tiempo se endeudaban. Una metáfora totalmente absurda. No se podía gastar más de lo que entraba, pero se endeudaron más que nunca en la historia. El gobierno de Macri, mirando cualquier variable medida por quien quiera, muestra el desastre que fue: salario, jubilaciones, tasas de interés, endeudamiento, situación fiscal, inversión en la economía real, pobreza. Incluso en las dos variables que eligió Macri para que lo evalúen, que fueron inflación y pobreza – él dijo “Pobreza Cero, conmigo se termina la pobreza” y “El día que yo asuma se acaba la inflación porque eso es facilísimo” – fue catastrófico en las dos. Ni que hablar el tema de la República. Porque el otro gran discurso era contra la corrupción, y Macri vino a destruir la República. Organizó y dirigió desde la presidencia una organización criminal, que secundada por Germán Garavano y Patricia Bullrich, y por Arribas y Majdalani, usó el Estado para perseguir, para amedrentar e inclusive meter presos a los empresarios para robarles las empresas, haciendo lo mismo en este punto que hacía la dictadura cívico militar genocida. Por supuesto que es incomparable el tema de las desapariciones, pero las prácticas en el mundo de la economía fueron las mismas. Todas estas cosas hay que resaltarlas. Y no tienen nada que ver con la venganza. Instalan el tema de la venganza para que no pueda haber justicia en la Argentina. Como dijo Cristina, la persona más impune de la República Argentina se llama Mauricio Macri. Fíjense ustedes: los que se llenaban la boca con la República, armaron la mesa judicial. No la van a encontrar en la Constitución Nacional. Por supuesto, la tan mentada separación de poderes se cae cuando comprobamos que el objetivo de la mesa judicial era que, a través de ella, el Poder Ejecutivo le diera órdenes al Poder Judicial. En el caso particular mío, al señor Pablo Bertuzzi, que fue el presidente del tribunal que me condenó, Macri le pagó mi condena con un ascenso. Y ahora, cuando prevé que lo van a remover, porque su ascenso a la Cámara de Apelaciones es un mamarracho, presenta un escrito pidiendo que no le apliquen la Constitución Nacional. Lo dice un juez. Que lo diga cualquier ciudadano vaya y pase. Pero que un juez pida que no le apliquen la Constitución Nacional muestra a las claras quién es Bertuzzi.
“Como dijo Cristina, la persona más impune de la República Argentina se llama Mauricio Macri”.

– CE: Vos hablás en tu ensayo también del tema de la reconstrucción. Para ello, usas una figura que es la del Arca de Noé y allí proponés una serie de medidas como la estatización de los servicios públicos, la prohibición de la utilización de las guaridas fiscales, la creación de un Banco Nacional de Inversión y un Banco de Fortalecimiento Cooperativo, entre muchas otras políticas. Llevado a esta coyuntura en lo que denominan la salida de la crisis de la pandemia ¿ Quiénes son para vos los actores económicos, sociales y políticos que deben integrar ese Frente Nacional amplio que impulse esas medidas de transformación de fondo ?
– AB: Me disparas varios temas en simultáneo. Primero: ¿Qué significa la pospandemia? La pospandemia ya empezó en términos de la disputa en el campo económico social. El día que Techint decidió echar a 1500 personas empezó la pospandemia. El capital concentrado ya está jugando la pospandemia. Techint es una de las 300 fortunas más grandes del mundo. No podemos pensar que fue un problema económico por el cual echó a las 1500 personas. Fue empezar a trabajar sobre el capital simbólico del sindicalismo, sobre la angustia existencial de las trabajadoras y los trabajadores, la precarización como un tema ontológico, como un sistema aleccionador de esta dictadura del capital, que además es patriarcal y depredadora. Lo mismo sucedió cuando el ministro Ginés González García propuso la posibilidad de coordinar el sistema de salud público y privado. No hablaba ni de estatizar ni de expropiar. Sin embargo le salieron con los tapones de punta y con patadas voladoras para que no se pueda hacer y no se hizo.
“El día que Techint decidió echar a 1500 personas empezó la pospandemia”.
Además, no podemos hablar de que cuando salgamos de esto vamos a volver a la normalidad. Porque eso es ponerle un techo muy bajo a las pretensiones de transformación impulsadas por el campo nacional y popular. Si la normalidad es un mundo donde una ínfima parte de la población tiene todo y la gran mayoría no tiene nada, mejor no volvamos a ella. Vamos a hacer otra cosa. Eso no puede llamarse normalidad. Me parece muy importante no regalarle el campo de la semántica al neoliberalismo, porque ahí todas las batallas las ganan o las han ganado a través de la disputa cultural. Y creo que en esto tenemos mucho que aprender del movimiento feminista, que es sin dudas, el movimiento más potente y más importante del siglo XXI. El Feminismo sabe mucho de la disputa del lenguaje como un medio para el debate político y de pelea por mayores derechos y mayor inclusión. Porque lo que ha logrado el neoliberalismo es hacer que las víctimas sean los responsables. Una persona que no tiene trabajo es el culpable de no tener trabajo. Alguien que no puede pagar sus cuentas es el culpable de los precios de las tarifas. Esto lo terminé de entender viendo las cuestiones que plantea el movimiento feminista. Porque si alguien sabe de la relación entre ser víctima y que te pongan de culpable, ese alguien son las mujeres: “algo habrá hecho” o “porque se viste así”. Cuando refieren a las cuestiones más dañinas, más dolorosas, más insoportables, siempre la responsabilidad está en algún gesto o en alguna actitud de las mujeres. Esto lo hemos terminado de aprender viendo lo que ellas nos señalan.

A mí todo esto me lleva a Charly García porque durante la dictadura, en una de las canciones de Serú Giran, él cantaba “los inocentes son los culpables, dice su señoría, el rey de espadas”. Nos tomó mucho tiempo entenderlo, pero está claro que estaba hablando de esto en plena dictadura. Y estaba hablando de lawfare, también, porque era su señoría, el rey de espadas, el que decía que el inocente terminaba siendo culpable.
“Tenemos que aprender del movimiento feminista para no regalarle el campo de la semántica al neoliberalismo”.
– CE: entonces, te parece que el feminismo es un actor social relevante en ese sentido porque es el que viene a poner en evidencia o a denunciar muchas de estas operaciones en el lenguaje y prácticas naturalizadas del opresor…
– AB: Claramente, son prácticas naturalizadas que se han convertido en formas de gobierno. La precarización, por ejemplo, no es una condición individual que le sucede a alguien. Es una situación de la sociedad. Primero, se distingue al precarizado del no precarizado y, segundo, buscan que la condición del primero actúe como amenaza para el segundo. Doble amenaza, en realidad: por un lado, los precarizados van a venir a arruinarte la vida y, por otro, guarda cómo te portás y cuánto te esforzás, porque si no haces las cosas bien corrés el riesgo de ir a parar a esa condición de existencia. Depende como te portés estarás en un lugar o en otro de la sociedad.

– CE: Entre las propuestas para la reconstrucción de la que hablás insistís con el tema de la economía del cuidado, un reconocimiento del trabajo de las mujeres como sostén de la productividad global del sistema económico. Allí también te referís a la renta básica universal, una medida para no dejar que nadie se caiga del mapa, como un nivel de contención mínima para mantener a los más vulnerables integrados al sistema económico.
– AB: Este es un tema que va a estar en el centro de muchas discusiones y creo que hay que separarlo en sus partes relevantes. Cada política tiene su nombre y tiene su sentido. No hay que confundir políticas a favor del trabajo con la renta básica universal porque me parece que esa mezcla puede arruinar a ambas iniciativas. Si las confundimos pueden deteriorarse unas con otras. Cada política no tiene que tener vergüenza de ser lo que es. Si uno quiere tener una política para fortalecer el trabajo, bueno, tiene que llamarse de ese modo. Lo que no es recomendable, por ejemplo, es diseñar como política una renta básica universal para un millón y medio de personas vinculadas a las tareas de cuidado. Eso es una ensalada que no es nada. A las mujeres, el capitalismo patriarcal les ha asignado la tarea más importante en tanto cuidado de ese mamífero que es el ser humano: la necesidad de mantener viva la especie. Porque se trata de una especie en la que sus criaturas no tienen la capacidad de mantenerse por sí mismas desde el día uno en el que nacen. Incluso, dentro de los mamíferos, la cría humana es la que más tiempo de cuidado necesita. Por lo cual, ahí hay un punto derivado de la propia naturaleza humana que es necesario tener en cuenta: la absoluta importancia de la tarea de las mujeres. Esta tarea se ha ido reproduciendo como tiempo de cuidado dentro del propio hogar como una cuestión cultural y no biológica. Pero siempre sin remuneración. Al mismo tiempo que es la tarea más importante, es la menos valorada. El neoliberalismo nos dice que todo tiene que tener un precio y este precio es un indicador de la productividad de cada tarea. ¿Qué está sucediendo ahí? Estamos ante un problema institucional severo en términos de cómo se organiza la humanidad: una tarea absolutamente central para la especie que, sin embargo, no tiene precio. ¿Cómo se mide un PBI en un país? Bueno, se mide por la suma de todas las transacciones que se dan en el mercado, y para aquellas que no se dan dentro de éste, hay una serie de convenciones más o menos absurdas que se aplican. Pero todos concebimos el PBI como una medición técnica, segura, concreta. Es como si le colocaras un termómetro a la sociedad y, de ese modo, saliera el PBI. Si yo lavo, cocino y plancho en mi casa y vos Susana en la tuya, eso no aparece en el PBI. Pero si yo voy a tu casa y vos venís a la mía y hacemos en la casa del otro la misma tarea y nos pagamos por ello, ahí sí aparece en el PBI. Por eso, desde mi humilde óptica, la renta básica universal o el ingreso universal no tienen que estar relacionada a ninguna tarea, no tiene que estar vinculado a ninguna medición. Es un punto de encuentro de toda la sociedad: desde el más rico hasta el más pobre. Por supuesto, esa iniciativa debe ser acompañada por una política tributaria para financiarla donde los que más ingresos tienen pongan muchísimo más, los que no tienen ingresos no pongan nada y los que están en el medio pongan un poco. Y no tiene que estar vinculado al trabajo porque si así fuera terminaría siendo un factor de deterioro del mal llamado mercado laboral. Les estaría quitando herramientas de negociación a las trabajadoras y trabajadores. Sería una herramienta de precarización. La primera libertad, tanto que se habla de libertades, debería ser la libertad de no tener necesidades.
“´Los inocentes son los culpables, dice su señoría, el rey de espadas´ cantaba Charly García en la dictadura. Estaba hablando del lawfare”.
– CE: Ahora cuando uno plantea una serie de iniciativas que se diferencian claramente de las políticas clásicas del neoliberalismo, lo que aparece planteado, incluso desde una parte del campo nacional y popular, es el tema de las relaciones de fuerzas. Es decir: el alerta de que las relaciones de fuerzas con las que contamos, el estado de conciencia de la sociedad, no dan para sostener la pelea que se abre consecuencia de impulsar esas políticas de transformación. Esto remite a la pregunta de cuál es el Frente, cuál es el conjunto de sectores económicos, políticos y sociales con los que hay que contar para cambiar las relaciones de fuerzas y poder llevar adelante con éxito esas políticas ¿ Cómo lo pensás a este problema ?
– AB: Para mí la correlación de fuerzas no es una cuestión estática sino una cuestión dinámica. Si me permiten voy a ir un poco para atrás. En toda la historia argentina, hasta el período kirchnerista, no existen doce años consecutivos de implementación de políticas nacionales y populares. Ha habido golpes, interrupciones y traiciones. Nunca doce años seguidos de aplicación de estas políticas. Y Néstor comenzó con el 23 por ciento de los votos. Nadie puede creer que Menem no haya querido ir a la segunda vuelta por una cuestión de no perder. Su renuncia estuvo orquestada para que no hubiera un presidente con el 70 por ciento de los votos. Querían un presidente limado antes de empezar. Y Cristina, doce años después, llenó la plaza en su último día de gobierno. Se fue de la presidencia con un acompañamiento popular masivo. Todos y todas los que estábamos en esa plaza estábamos allí representando la huella que nos habían dejado esos doce años de gobierno. En todo ese periodo hubo, por lo tanto, una modificación de la correlación de fuerzas. Ahora, modificar esa correlación de fuerzas no quiere decir salir a hacer cualquier cosa. Por supuesto que no. Si algo nos ha enseñado el kirchnerismo es un muy frío análisis de la mesa de arena para un accionar de transformación de la realidad. Muchas cosas que se hicieron parecían imposibles. Por ejemplo: descolgar el cuadro de Videla, decirle a Bush en la cara que NO al ALCA, sacar al FMI de la vida argentina, entre muchas políticas implementadas. Las relaciones de fuerzas se modifican a través de las acciones políticas.
“La renta básica universal o el ingreso universal no tienen que estar relacionada a ninguna tarea, no tiene que estar vinculado a ninguna medición”.
Entonces: hay una situación inédita que son los doce años consecutivos en el poder de un proyecto nacional y popular. Las políticas públicas, la impronta de Néstor y Cristina, su cercanía con el pueblo dejaron una huella indeleble en la sociedad argentina. Ello ocurrió incluso con los que no nos votan o no nos votan siempre o van y vienen. Porque las políticas de Néstor y Cristina mejoraron siempre a toda la población argentina. Por supuesto: como dice Cristina, no fueron políticas neutrales, siempre fueron más potentes para los sectores más vulnerables, pero ello no quiere decir que no hayan favorecido, en distintas magnitudes, a todos los sectores de la sociedad. Por ejemplo, al comienzo del gobierno de Néstor, los dueños de los campos tenían sus propiedades hipotecadas y cuando finalizó su mandato habían levantado sus hipotecas y habían ganado mucho dinero. Ni qué hablar las empresas, los comercios y, por supuesto, las trabajadoras y trabajadores. Esa huella, que está en toda la sociedad, trasciende la supuesta racionalidad discursiva, va por dentro de los cuerpos.

Pero, luego, pasó algo aún más inédito: el hecho de que el campo nacional y popular volviera luego de cuatro años al gobierno. Pensemos que a Perón y al pueblo argentino les llevó dieciocho años reencontrarse. Esta vuelta en sólo cuatro años también es novedosa. Tratando de reflexionar por qué volvimos en cuatro años, lo primero que yo veo es que volvimos porque integramos una coalición amplia, con distintos sectores, respetando la voz de todos ellos. El otro factor decisivo es la organización popular. Macri vino a arrasar. Sin embargo las organizaciones sociales, políticas y sindicales existen y actúan. Y también estamos los electrones sueltos, que nos hagan lo que nos hagan, seguimos y vamos a seguir en el mismo lugar, peleando de la misma manera y con la misma alegría. Nos hagan lo que nos hagan. Esa organización popular es central para entender lo que pasó en los últimos años en este país. Y, por supuesto, algunos dirigentes nos gustan más que otros pero no se trata de lo que nos gusta a cada uno. No se puede mirar la política desde el ombligo de cada una de nosotras o de nosotros. Las cosas pueden estar bien si no estoy yo en la centralidad. Y pueden estar mal si estoy yo en la centralidad. No es relevante dónde está uno. Lo relevante es el sentido colectivo de las políticas públicas. Es muy fácil ver lo que está mal, pero aportemos para que esté mejor. Muchas discusiones se acaban cuando le dan un cargo a alguien. Eso no está bien.
“Se hicieron cosas que parecían imposibles: descolgar el cuadro de Videla, decirle a Bush en la cara que NO al ALCA, sacar al FMI de la vida argentina. Las relaciones de fuerzas se modifican a través de las acciones políticas”.
– CE: Me emociona cuando hablás de tu condición de electrón suelto. Hace un par de días entrevistamos a Milagro Sala, otra electrona suelta, si querés, que se ha bancado y sigue bancando mucho y ustedes funcionan como una especie de ejemplos morales, de valores éticos, de esa fuerza simbólica y amorosa que nos dan a los que seguimos estando en la calle. Nosotros estamos en las calles, de algún modo, porque ustedes no pueden estar.
– AB: Bueno, te agradezco un montón y no me quiero emocionar más de la cuenta, pero nosotros, en nuestras conversaciones, siempre tratamos de no ver nuestra condición como una condición individual. Es una condición colectiva. Tratamos de vivirla con la alegría y con la fortaleza militante que forma parte de una condición colectiva. Nunca pedimos por nosotros sino por la situación del lawfare. Porque la principal víctima del lawfare es Cristina Fernández de Kirchner. La situación de Cristina es una pistola en la cabeza de la democracia argentina. Hay que pedir que se anulen sus juicios, que se anulen sus causas y si, a partir de allí, se avanza con el resto, bienvenido, pero muchos de nosotros y nosotras ya estamos amortizados y no nos va a cambiar en nada lo que pase de aquí para adelante.
“No se puede mirar la política desde el ombligo de cada una de nosotras o de nosotros”.
Volviendo al tema de la organización popular, cuando las fuerzas populares lograron arrancarle a la dictadura el poder para retornarlo al pueblo, muchas de nosotras y de nosotros no teníamos una formación: faltaban treinta mil, y faltaban treinta mil de los que militaban y, por eso, a la democracia argentina también le faltó eso, ese encuentro colectivo, esa memoria colectiva, el intercambio de experiencias entre generaciones, sus conocimientos, sus saberes, el amor que se palpa, no sólo el que se lee. Esta es la primera generación a la que no le pasa eso. El llamado de Néstor y Cristina a toda la juventud permitió ese intercambio amoroso de lo que es el sentido de una comunidad. Porque no somos seres de mercado. En el origen éramos seres políticos. Cuando los filósofos pensaban en esto, hace tres mil o más años, el hombre era el animal político y la polis era el lugar de encuentro. Somos, simplemente, las relaciones que construimos entre nosotras y nosotros. Después no somos nada. Lo dijo alguien en términos muy concretos: “nadie se realiza en una comunidad que no se realiza”.
Volviendo a lo que decía, hay otro eje que es Cristina. No sólo su gobierno sino también lo que hizo fuera del gobierno. Cristina fue candidata en el 2017 contra viento y marea, en una situación en la que nadie se lo aconsejaba, con el espacio muy dividido. Bueno ella fue y puso el cuerpo y puso el alma. Hoy no estaríamos en el gobierno si ella no hubiera sido candidata en el 2017. Cristina, además de inteligente y estratega, fue muy reflexiva y muy generosa con el pueblo argentino en el armado que hizo para esta elección. El rol de ella ha sido central. Es para mí la política más trascendente de Sudamérica y quizás mucho más. Yo creo que ella vio lo que sucedió en Brasil como una clave de los tiempos que vivimos. A Dilma la derrocaron con una causa ridícula, con una inmensa mentira y asumió Temer. Yo creo, humildemente, que el primer Temer en Sudamérica se llamó Julio Cobos. Y la diferencia en los resultados políticos entre lo sucedido en Brasil y lo sucedido en Argentina se llama Cristina Fernández de Kirchner. El formato es exactamente el mismo.
“La diferencia en los resultados políticos entre lo sucedido en Brasil y lo sucedido en Argentina se llama Cristina Fernández de Kirchner”.
Por supuesto, otro eje es Alberto Fernández. En ese armado de Cristina, Alberto supo hacer una campaña con el tono justo, supo abrir los brazos en la medida justa y supo administrar una situación muy difícil y, a partir de allí, ganar la elección en primera vuelta. Muchos dicen qué buena elección que hizo Macri, sacó más del 40 por ciento de los votos. Mi análisis es el inverso: es increíble que un Presidente haya perdido la reelección y en primera vuelta. Hay muy pocos casos en la historia mundial en donde haya sucedido eso. Macri hizo una pésima elección. Un presidente tiene que haber hecho un muy mal gobierno, ser muy malo en política, para perder una reelección y en primera vuelta.

Entonces ¿Qué sucede de aquí para adelante? En términos de la pandemia, si este no es el mejor gobierno del mundo, le pega en el palo. Alberto Fernández tomó por las astas este tema el primer día. Lo más cómodo era mirar para otro lado. Bolsonaro, Boris Johnson, Donald Trump, López Obrador miraron para otro lado. ¿Es cierto que si hay más muertos habrá mejor economía? Tomemos los números del FMI: Argentina va a caer un 9,9 por ciento, un montón. Pero Brasil, que hizo un desastre con la pandemia, va a caer un 9,1 lo mismo. ¿Y Estados Unidos, que es la primera economía del mundo? Un 8 por ciento. ¿Y México? Más del 10 por ciento. Por lo cual, el argumento de que si no cuidamos la vida ello redunda en una mejor economía, claramente no es así. Hay que acompañar muy fuerte al gobierno. Hay que hacerlo sin reservas. De aquí para adelante hay que avanzar en reformas estructurales para modificar la correlación de fuerzas. Cuando el gobierno lleva adelante políticas que el pueblo las hace propias, es lo mejor que le puede pasar a un gobierno. Hoy una de las cuestiones centrales en lo simbólico y en la realidad efectiva es el tema de los servicios públicos. Con este nivel de tarifas en los servicios públicos, la Argentina no tiene ninguna chance de salir adelante. Macri hizo tal desastre que la única salida es estatizarlos. Estas tarifas son una tragedia para el sector productivo en la Argentina. Con estas tarifas no se puede congelar pescado en Mar del Plata, no se puede procesar alimentos, no se puede fabricar autopartes. En la Argentina de Macri ni Arcor pudo ganar plata. En tiempos de Cristina la acción de Pampa Energía valía 8 dólares en Wall Street. A los dos años de asumir Macri valía 65 dólares. Cuando se estaba yendo valía 12 dólares. Está claro que algún conflicto de interés había. Está claro que a Pampa Energía le iba muy bien a costa de que a la mayoría de las argentinas y los argentinos le fuera muy mal. No hay ninguna razón para que esas empresas sigan en manos privadas.
– CE: Amado, me pregunto si tu sensibilidad, que aparece todo el tiempo en tu discurso, tiene que ver con tu costado artístico, con tu relación con la música. Incluso titulás un documento político con el nombre de una canción de Soda Stereo, “Después del temblor”.
– AB: Bueno, muchas gracias. Es que somos nuestras experiencias, somos la gente con la que andamos, las experiencias vitales que tenemos, las lecturas y las reflexiones que desarrollamos. Para mí no existe una inteligencia que no sea emocional. La racionalidad cerrada sobre sí es un invento de la modernidad. Siempre hay que meter las manos en la caja de herramientas que es la propia vida, la propia experiencia, la reflexión colectiva y todo lo que nos deja el compartir. El compartir es una de las claves de la vida. Para compartir hay que abrirse de ida y vuelta. Abrirse a escuchar y abrirse a contar. No aflojemos y no perdamos la alegría de pelear por las cosas en las que creemos. Que nuestras lágrimas sean de emoción y de alegría y nunca de otra cosa.
*En Garrapala (Radio Caput)