La conferencia de prensa del presidente Alberto Fernández en la que anunció la intervención de la firma Vicentin, y el envío de un proyecto de ley al Congreso para su futura expropiación, transcurría con la normalidad que suelen tener este tipo de eventos hasta que le tocó preguntar al periodista enviado por el diario Clarín. El cronista comentó que los recientes anuncios habían sido rápidamente criticados desde la oposición y que, incluso, algunos dirigentes advirtieron sobre un nuevo y peligroso acercamiento de la Argentina a Venezuela. “¿Puede dar garantías a la oposición que el gobierno no va a continuar con otras expropiaciones?”, fue la consulta del periodista, a lo que el mandatario respondió, sonriendo, que se trataba de una pregunta para enloquecerlo. “Hay dos tipos de opositores, los que gobiernan y los que tuitean”, fue la frase registrada que Fernández volvió a utilizar frente a semejante disparate.
Pero cuidado, porque esta vergonzosa manipulación informativa no fue una exclusividad de Clarín. Pocos minutos después de concluido el anuncio oficial sobre Vicentin, La Nación se indignaba desde su canal de noticias por lo que consideraba un inconcebible avance del gobierno sobre el sector privado. “Ahora sí empezó el kirchnerismo”, rezaba el zócalo del canal de los Mitre, mientras un editorialista auguraba poco menos que el final del capitalismo moderno.

En resumen, se trató de la clásica reacción de medios hegemónicos que lo único que defienden son sus intereses corporativos. Entre las reacciones de una oposición que ya da vergüenza y un periodismo mafioso con enormes intereses, hay que reconocer que la pelea es muy dura.
Pero afortunadamente, existe otro periodismo que recogió el anuncio de la intervención de Vicentin como una forma de preservar el empleo de miles de trabajadores que estaban con la soga del desempleo al cuello. “Ahora estamos más tranquilos porque no sabíamos qué iba a pasar, si iban a mantenernos las fuentes de trabajo y los sueldos”, fue la reacción de un empleado de Vicentin consultado minutos después de las palabras de Fernández.
Los que hoy se alarman por “el avance del gobierno sobre el sector privado” mantuvieron el mayor de los silencios cuando los dueños de Vicentin recibieron 18 mil millones de pesos del Banco Nación durante el gobierno de Macri, para finalmente sumar una deuda de 23 mil millones de pesos que luego dijeron que no podían pagar. ¿Qué se hace frente a esto? ¿Cómo calificar a estos supuestos empresarios? ¿Cómo olvidar la reciente detención de uno de los directivos de Vicentin, cuando en medio de la crisis de su empresa no tuvo mejor idea que ir a navegar en su yate, violando todas las medidas de aislamiento social obligatorio de la cuarentena?
Los dueños de Vicentin se endeudaron por 23 mil millones de pesos durante el gobierno de Macri.
Estos hombres de negocios son tan ventajeros que, en plena pandemia, no tardaron un segundo en aceptar el dinero que ofrecía el Estado para pagar la mitad de los sueldos de sus empresas. Pero cuando ese mismo Estado les impuso algunas condiciones a cambio, como no salir a comprar dólares, dieron marcha atrás y devolvieron toda la ayuda recibida. En total, 9000 empresas decidieron devolver los subsidios estatales para el pago de sueldos. Ahí están, esos son los empresarios que defienden con tanta pasión algunos medios de comunicación.
Frente a diarios que solo juegan en defensa de sus intereses y empresarios que solo buscan sacar ventajas, el Estado debe mantenerse firme en la defensa de los más necesitados, de los trabajadores, del pueblo.
La pelea no es fácil, pero tampoco imposible. Lo de Vicentin es un buen ejemplo.
*Editorial de Víctor Hugo Morales en C5N