La Campaña por el derecho al aborto legal seguro y gratuito en Argentina nació federal. Viajamos desde 12 provincias hacia la Ciudad de Córdoba a aquella primera plenaria de la Campaña en 2005. Y salimos de allí irradiadas a nuestras provincias con un lema: “Educación para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. Veníamos de una lucha que comenzaron feministas inolvidables, las pioneras, las podemos ver en fotos donde hay mujeres con carteles pintados y anteojos grandes de sol y continuar la historia hasta hoy día donde las redes sociales muestran miles de flyers con risas llenas de ortodoncia y glitter. Nos hace recordar esa publicidad de los setenta “has recorrido un largo camino muchacha”. Y sí, ha sido un camino diferente, diferente a todos los caminos que nos ofrecieron los movimientos políticos y sociales desde que volvimos a vivir en democracia. El feminismo con pañuelo verde al cuello ha sido un movimiento de alianzas, de encuentros, de acuerdos antes que quiebres, de transversalidad. Rompimos con uno de los principios patriarcales más difundidos: la enemistad histórica entre las mujeres, su incapacidad para una mutua lealtad y para solidaridades genuinas. Ninguna estrategia se dejó de lado, ninguna pareció poca o imposible. Hicimos litigios estratégicos, entre los más recordados LMR contra el Estado argentino, LibertadParaBelen, Fallo FAL y muchos más que se dieron en los tribunales provinciales a puro acuerdo entre abogadas feministas y el movimiento tomando las calles. Y somos capaces de decir “hicimos” sin traumas ni retaceos, como dice la sabiduría del pueblo antiguo: lideran aquellas que, cuando se retiran, las demás dicen lo hicimos nosotras.
El feminismo con pañuelo verde al cuello ha sido un movimiento de alianzas, de encuentros, de acuerdos antes que quiebres, de transversalidad.
Nuestra estructura es de redes; tomamos las principales decisiones en plenarias nacionales, utilizamos el arte, la cultura, la protesta, el dialogo, tenemos una estrategia comunicacional argumentativa, sin golpes bajos, nos alinean los principios feministas de sororidad y por sobre todo la perspectiva de empatía con aquellas personas gestantes que deciden abortar. Hemos repetido hasta el cansancio que ninguna/e está obligada/e y todas/es están acompañadas/es ante la circunstancia del aborto y para todas y todes habrá salud garantizada.
Sabemos que debemos transversalizar la política legislativa y partidaria con feminismo.
Somos un movimiento que ha logrado sacar la política del Congreso y ponerla en pantallas en las plazas y calles de todo el país, desde Jujuy a Tierra del Fuego y desde la alta montaña hasta las costas del mar, la frutilla del postre de una democracia que tardo tantos años en saldar la deuda de los derechos humanos de las mujeres y personas gestantes.
Una nueva etapa comienza para el movimiento feminista en Argentina. Sin duda lograr que los derechos que adquirimos sean realidad efectiva en cada rincón del país y no solo en las grandes ciudades y así como en los ochenta dijimos que teníamos que transversalizar las políticas públicas con perspectiva de género, en esta etapa sabemos que debemos transversalizar la política legislativa y partidaria con feminismo.
*Abogada feminista salteña, articulante de la Campaña nacional por el derecho al aborto legal seguro y gratuito.