sábado, abril 1, 2023
Sin Resultados
Ver Todos los Resultados
Contraeditorial
  • Editorial
  • Opinión
  • Nacional
  • Economía
  • Mundo
  • Sociedad
  • Cultura
  • Editorial
  • Opinión
  • Nacional
  • Economía
  • Mundo
  • Sociedad
  • Cultura
Sin Resultados
Ver Todos los Resultados
Contraeditorial

Rodriguez Simón, alias “Pepín”, y los 10738 llamados del lawfare

Por Roberto Caballero
Rodriguez Simón, alias “Pepín”, y los 10738 llamados del lawfare

Como se sabe, el lawfare no existe para los que se benefician del lawfare. Es decir, el lawfare, como mecanismo persecutorio de personas o espacios políticos identificados por los poderes fácticos como enemigos de sus intereses, debe cumplir con un requisito fundamental: su pata mediática, su pata judicial y su pata política, sincronizadamente, deben fingir demencia y negar su materialidad.

Bajo esa premisa es interesante repasar lo ocurrido hace poco más de una semana en el Consejo de la Magistratura, cuando la diputada lavagnista Graciela Camaño, titular del Comité de Selección del cuerpo, ordenó retirar todas las preguntas relacionadas a “el llamado Lawfare: noción y funcionamiento” del cuestionario que debían responder los aspirantes a ocupar los juzgados vacantes de Claudio Bonadío (extinto) y Rodolfo Canicoba Corral (jubilado).

Articulos Relacionados

La mentira, el tema del Siglo XXI

La mentira, el tema del Siglo XXI

Trabajemos de ciudadanos

Trabajemos de ciudadanos

“Pepín” es el punto de fusión donde convergen el camarista federal Martín Irurzun, el presidente de la Corte Carlos Rosenkrantz, el Grupo Clarín y Mauricio Macri.

Al calor de las denuncias que la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner (CFK), había realizado unos días antes en su alegato ante la Cámara Federal de Casación Penal por la causa “dólar futuro”, secundada por Axel Kicillof (gobernador de la provincia más grande del país) y Alejandro Vanoli (ex titular del BCRA). El acto de censura o el tijeretazo del lawfare como tema en tan relevante instancia no puede leerse con indulgencia o ingenuidad, sino como la confirmación de su existencia, de su operatividad intacta y de la enorme penetración que esta fatwa antidemocrática logró en las instituciones durante los años macristas.

Caamaño pretende borrar la existencia del Lawfare en el Consejo de la Magistratura.

El insignificante trato noticioso que tuvo el llamado a declaración indagatoria del abogado Fabián Rodríguez Simón, alias “Pepín”, va en el mismo sentido. No por volumen, indudablemente la noticia giró, es la ausencia de análisis que incorporen la perspectiva obvia -en este caso permitida- lo que aparece como síntoma de sus efectos: “Pepín” es el punto de fusión donde convergen el camarista federal Martín Irurzun (el creador de la doctrina de las prisiones preventivas automáticas para ex funcionarios kirchneristas), el presidente de la Corte Carlos Rosenkrantz (a quien introdujo casi de prepo en el máximo tribunal del país), el Grupo Clarín (de quien fue abogado litigante contra el Estado por la Ley de Medios) y Mauricio Macri, el presidente en cuyo despacho se desplegaba la mesa político-judicial y desde la cual emanaban, también, las órdenes hacia la AFI, Migraciones, la UIF y otros organismos que recababan información sobre los opositores a ser satanizados y perseguidos, mediática y judicialmente.

El operador “todo servicio” de Macri mantuvo 59 contactos telefónicos con el presidente de la Corte Carlos Rosenkrantz.

Ese mundo de relaciones incestuosas quedó expuesto; y no por una denuncia del actual oficialismo, sino por un informe solicitado por la jueza federal María Romilda Servini a la DAJUDECO, la dirección dependiente de la Corte a cargo de las escuchas que (al mejor estilo del viejo sistema Excalibur utilizado para resolver el asesinato mafioso del fotógrafo Joseé Luis Cabezas, ordenado por el empresario postal Alfredo Nallib Yabrán) analizó los llamados entrantes y salientes del teléfono celular de Rodríguez Simón, alias “Pepín”.

El presidente de la Corte Carlos Rosenkrantz junto a Mauricio Macri.

Son 10738 comunicaciones. De las cuales Servini pidió enlistar los enlaces telefónicos frecuentes, es decir, aquellos que se repitieron más de 15 veces en los dos años del corte analizado (2016-2018). Surge de esta revisión que el operador “todo servicio” de Macri mantuvo 59 contactos con Rosenkrantz; 38 con el socio de éste, Gabriel Bousat; 17 con Horacio Rosatti; 160 con el ex ministro de Justicia Germán Garavano; 50 con Presidencia de la Nación; 20 con Pablo Clusellas de la secretaría Legal y Técnica y 140 con un número que utilizaba Mario Quintana, segundo de Marcos Peña en la Jefatura de Gabinete. Aparecen allí también directivos de Clarín. Asiduamente.

La designación de Martín Soria en el Ministerio de Justicia preocupa a los que tiene que preocupar de verdad.

No sabemos de qué conversaron, es verdad. Todavía. Esto también es cierto. Pero los que están hablando son los hechos, y los hechos dicen que las tres patas del lawfare actuaron coordinadamente durante un periodo temporal que será, una vez iluminada su trama completa, el más negro desde la recuperación democrática en 1983 hasta el presente.

Como ese momento se acerca, el nuevo ministro de Justicia, Martín Soria, uno de los denunciantes de la mesa político-judicial, fue recibido esta semana con misiles disciplinantes de gran calibre por la prensa hegemónica. Se ve que la salida de Marcela Losardo, persona de confianza del presidente Alberto Fernández, cuya capacidad de conversación no logró perforar en más de un año el instinto conservador y antipopular del corporativismo judicial, preocupa a los que tiene que preocupar de verdad.

El ministro Martín Soria, uno de los denunciantes de la mesa judicial.

El enojo demuestra dos cosas. Una, que eso que se empeñan en negar, existe. Dos, que cuando pierden invisibilidad y son expuestos, se vuelven previsibles, por ende, vulnerables.  

Es probable que cuando la coalición de gobierno decida avanzar sin rodeos sobre el lawfare no encuentre la tercera guerra mundial con la que el lawfare amenaza cotidianamente.

Porque el lawfare parece alimentarse del temor o la vacilación de su adversario. Ni de su coraje, ni de la decisión política de enfrentarlo. El caso de CFK es emblemático: podría estar presa hace años, hoy es vicepresidenta.

La libertad de movimientos frente a las corporaciones también se construye.

Las multas de la desmemoria

Share this:

  • Facebook
  • Twitter
  • WhatsApp
  • Telegram
Tags: CristinalawfareMacriMartín SoriaRodríguez Pepín Simón
Nota Anterior

Curaduría de libros, mucho más que rechazar el de Macri

Siguiente Nota

La historia secreta del desfile militar hacia el 24 de marzo

Recomendados

Psicoanálisis y política: ¿por qué una izquierda lacaniana en América Latina?

Por Equipo organizador de las Jornadas de Izquierdas Lacanianas

El desarrollismo, válvula de escape de los grupos económicos

El desarrollismo, válvula de escape de los grupos económicos

Por Santiago Fraschina y Lucas Gobbo

El tiempo que pasa, la verdad que huye

El tiempo que pasa, la verdad que huye

Por Ricardo Ragendorfer

“No me quedé jamás en la retaguardia de sus luchas”

Setenta años no es nada

Por Estela Díaz

  • Quiénes somos
  • Contactanos

© 2020 Contraeditorial / Todos los derechos reservados. Registro de la Propiedad Intelectual en trámite. Director: Roberto Caballero. Edición 1071 - 23 de marzo de 2023. Argentina

Sin Resultados
Ver Todos los Resultados
  • Editorial
  • Opinión
  • Nacional
  • Economía
  • Mundo
  • Sociedad
  • Cultura

© 2023 JNews - Premium WordPress news & magazine theme by Jegtheme.

 

Cargando comentarios...