El empresario textil y presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Medias, Damián Regalini, analizó la crítica situación de las pymes durante la gestión de Cambiemos y destacó las medidas impulsadas por el gobierno de Alberto Fernández para recuperar la rentabilidad. “Hay que consolidar la dirección que ha tomado el gobierno para pensar en más inversión”, afirmó.
En diálogo con Contraeditorial, el integrante del Consejo Productivo Nacional sostuvo que “en la medida en que se fortalezca una fuerza política asociada a la producción y la generación de empleo y de valor agregado, habrá mejores perspectivas para el sector”.
– ¿Cuál fue el escenario de las Pymes después de cuatro años de macrismo?
– De tierra arrasada. Después de recordar que hubo 25 mil pymes que bajaron sus persianas con el macrismo, las que llegaron al final del gobierno de Cambiemos lo hicieron en un punto de equilibrio de subsistencia. Esto significa que nuestros negocios terminaban empatados o, directamente, a pérdida y endeudados. Los que llegamos lo hicimos con la lengua afuera. Muy heridos y dañados.
– ¿Y cuál es la situación hoy, en este particular contexto de pandemia?
– Hay que distinguir dos grandes segmentos entre las Pymes: uno – cada vez más pequeño – que es el segmento de los comercios o medianas empresas que aún sufren las restricciones impuestas por la emergencia sanitaria. Y un segundo segmento, cada vez más grande a medida que se va flexibilizando el aislamiento, que está notando el cambio de política económica que lleva adelante el actual gobierno. Estamos trabajando con rentabilidad, cuando veníamos trabajando a pérdida o a un punto de mínima subsistencia. Esto tiene que ver fundamentalmente con la modificación de dos variables, la financiera y la energética, que durante el gobierno de Cambiemos se llevaron buena parte de nuestra rentabilidad. Sumado a eso, hay que recordar que las ventas estaban por el piso porque la gente no tenía poder adquisitivo. Por eso tuvimos la crisis que tuvimos.
– ¿Esas variables financieras y energéticas cambiaron hoy?
-Sí, el gobierno ha intervenido tanto en el mercado financiero como energético y hoy nos estamos financiado cuatro o cinco veces más barato que hace cuatro años. Hoy, cambiar un cheque en un banco – que es la manera en la que se financian las pymes – cuesta cuatro veces menos que en diciembre del año pasado. Ahí ya recuperamos varios puntos de rentabilidad. Lo mismo nos sucede con la tarifa energética. Al estar congelada, nosotros tenemos la chance de volver a ubicar la energía en el lugar que estaba antes del gobierno de Cambiemos. Dejamos de tener negocios al servicio del sector energético y del sector financiero y pasamos a tener negocios rentables. Eso les permitió a algunos pagar deudas y a otros ponerse al día con los impuestos, o pensar en alguna inversión o ampliación. Lo que ahora sí necesitamos es consolidar esta dirección que ha tomado el gobierno para pensar en más inversión. Necesitamos que se consolide un proyecto con una mirada que apunte al bienestar del país, y no a la rentabilidad de los bancos y las empresas energéticas. En la medida en que se consolide una fuerza política asociada a la producción y a la generación de empleo y valor agregado en el mercado interno, nosotros vamos a tener mejores perspectivas.
– En función de lo que sostiene, ¿Cuál es la relación del sector con el gobierno nacional, sobre todo teniendo en cuenta este marco de crisis económica heredada y pandemia?
– La realidad es que nos sentimos acompañados. Que cualquiera de nosotros haya pasado de no poder financiarse – porque si iba al banco dejaba allí buena parte de su ganancia – a volver a tener crédito y a poder cambiar un cheque a una tasa razonable como lo hace cualquier empresario en cualquier país del mundo, tiene que ver con la intervención del gobierno y la regulación de la tasa de interés. Esto lo hace no para que se llenen de dinero los banqueros, sino para que el país pueda funcionar, producir y que las cosas funcionen de manera virtuosa, que es lo contrario a lo que pasaba en el gobierno anterior, donde solo se alimentaba el negocio de unos pocos vivos y unos pocos banqueros. Otro tema fundamental fue la regulación de las importaciones. Nosotros estábamos viviendo en un contexto en el que se le daba rienda suelta al ingreso de mercadería de cualquier lugar del mundo. Por eso la administración inteligente de importaciones también vino a darnos una mano. Además, la política de ATP (Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción) nos ayuda a pagar los sueldos desde el comienzo de la pandemia. En la medida que se va descomprimiendo la cuestión del confinamiento, empezamos a prescindir del ATP porque comenzamos a trabajar en condiciones más normales. Por último, en el gobierno vemos que hay una intención de mejorar la situación de los asalariados, de que tengan un mango más en el bolsillo. Y eso repercute en mejores ventas para nosotros. Esa voluntad la estamos viendo y es ahí donde hay que hacer más hincapié: en la recuperación del poder adquisitivo perdido.
-¿Cómo describe el trabajo de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) durante los últimos cuatro años?
– La actuación de la CAME durante el gobierno de Cambiemos fue de complicidad absoluta con la política de destrucción de las Pymes. La CAME perdió el rumbo, dejó de representar a las Pymes y pasó a servir de escenario para que el macrismo hiciera campaña. En vez de hablar de las tendencias generales que mostraban que cerraban 25.000 pymes, ellos preferían referirse a los casos particulares. Te mostraban un emprendedor exitoso mientras había 25.000 pymes muertas. Lo que vimos fue un funcionamiento totalmente alineado con un partido político que, paradójicamente, atentó contra lo que la CAME debería defender, que es el interés de las Pymes. Hubo muchos buenos dirigentes, gente de trabajo, que quedaron dentro de la entidad y que cayeron en la trampa que les planteó la conducción.
– ¿A qué apuntan concretamente cuando hablan de renovar la CAME?
-Hay que ordenar lo que está desordenado. La CAME es una entidad constituida para representar y defender los intereses de las pymes. Renovar la CAME hoy significa volver a la normalidad, volver a respetar el espíritu del estatuto, volver a respetar el espíritu de la mayoría de los dirigentes que hoy están dentro de CAME, volver a representar el interés de todos los socios de CAME que cayeron en la trampa de una conducción que trabajo para los intereses de un partido político. Queremos que vuelva a defender los intereses de las Pymes, de los comercios pequeños y medianos de toda la Argentina. Planteamos una renovación porque la gente que estuvo en la conducción fue cómplice de la destrucción de muchas empresas. Son dirigentes que han perdido su credibilidad, que han demostrado que las pymes no eran su prioridad a la hora de conducir y de cumplir su rol dirigencial.