Reunión programada del “Equipo Espontáneo de Manipulación para el Cambio”, en la jefatura del gobierno porteño. Preside el jefe de gobierno y la integran dos ministros.
Jefe de gobierno: Buenos días a todas, todos y todes.
Ministro 1: Jefe, en total somos tres varones.
Jefe de gobierno: Ok, es cierto, pero yo voy por la inclusión.
La reunión es para una tormenta de ideas sobre cómo abrir los bares y escuelas de manera creativa.
Ministro 1: Para los bares yo pensé que pintemos en la calle círculos amarillos y grises, y que en cada uno pongan una mesa y sillas. La gente que espera mesa, en un gran circulo amarillo. En el centro, un barril lleno de maní y se juntan todos a comer maní dentro del círculo hasta que se desocupa una mesa.
Jefe de gobierno: La idea me encanta, pero recuerden que nos criticaron mucho por la pileta de natación que pintamos para ilusionar a los chicos pobres.
Ministro 1: Sí, pero aquí avisamos de entrada que son pintados.
Jefe de gobierno: Ah, ok, muy bueno. Listo el primer tema. ¿Para las escuelas, cómo hacemos? Hay 6.000 chicos dando vueltas.
Ministro 2: Sí, y el presidente insiste con darle compus y conectividad. Eso no nos conviene, porque va a quedar como que la Nación resuelve los problemas de los chicos de la Ciudad.
Jefe de gobierno: ¡Más vale! Los chicos de la ciudad son nuestros. No tienen por qué sacar rédito político con nuestros pobres.
Ministro 1: Mi idea es que cada plaza y baldío de la ciudad sea una escuela para pobres.
Jefe de gobierno: Genial, ¿y qué hacemos con los pupitres?
Ministro 1: Es fácil, pintamos rectángulos en el pasto y decimos que cada uno es un pupitre. Y en un circulito se sienta cada chico. Un chico pobre, un circulito, una chica pobre, un circulito.
Y para la maestra pintamos uno un poco más grande de todos colores. Decimos que es inclusivo para les maestres, y el gremio, mamadera!
Jefe de gobierno: Brutal. ¿Y la distancia?
Ministro 1: Que haya metro y medio entre cada falso pupitre y promocionamos que las escuelas para pobres “mantienen la distancia social”.
Ministro 2: Me encanta. Es un doble sentido fantástico y conservamos los votos anticomunistas.
Jefe de gobierno: Genial! ¿Qué nombre le ponemos?
Ministro 1: Yo pensé “Felicidad sin conectividad”.
Jefe de gobierno: Guau, guau, guau! Hecho.