Los medios concentrados hicieron su propia interpretación de la movilización que el movimiento obrero realizó el pasado 17 de agosto. Señalaron que los trabajadores marcharon en contra de la suma fija, y que las empresas preferían un bono para compensar la pérdida de haberes. Ese enunciado no es ni más ni menos que otra mentira de los grupos de comunicación, o por lo menos una mirada sesgada de lo que ocurrió y de lo que realmente necesitan los asalariados.
La mayoría de los sindicalistas que se expresaron al respecto, claramente lo hicieron en favor de la suma fija, entendiendo que esa iniciativa no lesiona las paritarias. “Alberto, sacá ese bono o esa suma fija para los trabajadores que no llegan a fin de mes”, señaló el secretario general de la CGT y dirigente camionero, Pablo Moyano en las calles del centro porteño el pasado miércoles.
En el mismo sentido, el Secretario General de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y diputado nacional por el Frente de Todos, Hugo Yasky sostuvo que “el gobierno tiene que anunciar una recomposición salarial a través de una suma fija para todos los trabajadores y trabajadoras de este país”.
Por su parte, el Secretario General de la Federación del Cuero (FATICA), y recientemente nombrado ministro de trabajo de la Provincia de Buenos Aires, Walter Correa, hizo referencia a la necesidad de una suma fija “para inyectar dinero en los bolsillos de los trabajadores” y aseguró que esto es especialmente para quienes no cuentan con un sindicato que los defienda.
Existe mejor capacidad de negociación de los sueldos más altos, en relación a los más bajos. Por esta razón nace entonces la necesidad de una suma fija que corrija esta diferencia.
Pero, la pregunta es: ¿por qué hay que aumentar salarios? y ¿por qué la suma fija es la mejor opción? Veamos algunos datos con respecto al promedio de salarios; la tasa anualizada de evolución real de los salarios que registra el SIPA y procesa el Ministerio de Trabajo para el promedio de los salarios privados registrados fue -al mes de mayo- de 2,47% y de 1,19% para el valor de su mediana.
Cuando hablamos del Promedio de los salarios, básicamente estamos hablando del valor medio de los salarios; en cambio, cuando hablamos de la Mediana estamos hablando del valor del salario que tiene por debajo a la mitad de los trabajadores registrados del SIPA. De alguna manera, ésta medida es el “techo” salarial de la mitad de los trabajadores que menos gana.
En los gráficos siguientes se utilizó como referencia para calcular esta tasa de evolución el promedio de 6 meses con el objetivo de incorporar el impacto de los aguinaldos. Entonces, podemos analizar que las tasas Promedio y Mediana de evolución tienen un valor estable en el semestre, pero que la diferencia entre ambas nos da la pauta de que persiste un atraso relativo entre el promedio de los salarios y su mediana.

Este fenómeno se registra desde hace cuatro años de manera bastante regular y bajo un contexto de alta inflación, por lo que es un signo de una menor capacidad de negociación de los salarios más bajos dentro del sector privado. De ahí, la necesidad de aplicar como corrección: una suma fija, que provoque un aumento proporcionalmente mayor en los salarios más bajos. Es decir, existe mejor capacidad de negociación de los sueldos más altos, en relación a los más bajos.
Por esta razón nace entonces la necesidad de una suma fija que corrija esta diferencia entre lo que han aumentado los salarios más altos y lo poco que han aumentado los salarios más bajos.
En el caso de otorgarle un aumento de 30.000 pesos a todos los haberes la corrección permitiría recuperar los salarios, semestralmente medidos, a los niveles de principios de 2018.
La realidad da cuenta que hay trabajadores formales por debajo de la línea de pobreza, y que las paritarias no han podido resolver esta brecha salarial sobre todo en los gremios más chicos o más debilitados.
El argumento de algunos pocos sindicalistas que plantean que la suma fija le quita centralidad a la paritaria y desordena las escalas salariales es insuficiente ante tamaño problema.
Sería interesante pensar a qué sector de sus gremios defienden o representan los sindicalistas que no adhieren a una suma fija como iniciativa que beneficie a los sectores de menor salario.

Otro dato a destacar, es que los niveles reales de los salarios que registra el SIPA están en valores bajos respecto de los últimos años. Si vemos los valores anualizados (promediando doce meses de los valores reales) ambas medidas -Promedio y Medianas- todavía están por debajo de las de noviembre de 2019.
En el caso de otorgarle un aumento de 30.000 pesos a todos los haberes la corrección permitiría -con los niveles promedio de aumento nominal que se vienen dando en los últimos meses y con una inflación mensual decreciente hasta fin de año– recuperar los salarios, semestralmente medidos, a los niveles de principios de 2018.
“El gobierno tiene que anunciar una recomposición salarial a través de una suma fija”, afirmó Yaskyt.
A su vez, lograría reducir relativamente la diferencia entre el Promedio de los salarios y su Mediana, de modo de mejorar aún más la situación de los trabajadores de menores ingresos que son los que están más golpeados.
Las consecuencias heredadas de las políticas neoliberales llevadas adelante por Mauricio Macri; la pandemia; la crisis internacional desencadena por la guerra en Ucrania; la inflación que no da respiro; y el accionar de especuladores y formadores de precios; ameritan que se oficialice un aumento para los trabajadores del sector privado, similar al que el gobierno llevó adelante en enero del 2020.