Entrevista al titular de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF), Gabriel Lerner.
La Secretaria Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) tiene la tarea de impulsar políticas públicas que puedan atender las urgencias de los menores de todo el país. En conjunto con las provincias y las oficinas municipales, tiene el desafío de paliar la crisis socioeconómica que dejó el macrismo, agudizada por la pandemia del Covid-19. El hambre, el maltrato y el abandono son algunos de los problemas que el Estado debe resolver y en los que viene trabajando la SENAF.
En este sentido, el secretario del organismo Gabriel Lerner explicó que “la pandemia agudizó una situación social ya calamitosa que dejó el macrismo, que tiene a los niños como víctimas de precariedades múltiples, principalmente dificultades en su alimentación”.

En diálogo con Contraeditorial, el abogado especialista en derechos de niñas y niños, resaltó que lo primero que tuvo que hacer el gobierno fue poner en marcha la Tarjeta Alimentar, además de desarrollar múltiples medidas como aumentos de la AUH, el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) para “paliar esas carencias”.
“La pandemia macrista primero y la pandemia de Covid después nos deja una catástrofe social, que solamente con inversión social se va a poder resolver”.
“Somos conscientes de que con esas medidas se logra atenuar el impacto de la crisis en las familias, pero que la situación es extremadamente difícil”, agregó Lerner.
Pobreza infantil
El último informe de Unicef Argentina proyectó que para diciembre de este año la pobreza infantil llegaría al 62,9 por ciento. Esto implica que 1,3 millones de nuevos niños y niñas caerían en la pobreza respecto de diciembre del año pasado.

Consultado por estas cifras y por la posibilidad de reconvertir el IFE en un ingreso que puedan seguir recibiendo los sectores en situación de vulnerabilidad, Lerner explicó que “hay distintas propuestas que se están estudiando para continuar el IFE, que es un instrumento valioso, pero cuesta imaginar que se pueda sostener indefinidamente un aporte que llega a 8 millones de familias”.
La pobreza infantil llegaría al 62,9 por ciento en diciembre de 2020, según el último informe de Unicef Argentina.
“Hay varias opciones post pandemia. Unicef propuso que para atacar la indigencia -la franja de niños en pobreza extrema- se debería aumentar el valor de la AUH, lo que permitiría desde la óptica de los ingresos reducir la indigencia en los niños pequeños”, reveló el funcionario nacional.
Por otro lado, señaló que desde el Ministerio de Desarrollo Social se plantea estudiar “una renta básica para los que están más abajo”. “La inversión social debe ser hecha en los sectores de mayor vulnerabilidad, no con criterios arbitrarios, sino con criterios objetivos”, puntualizó.
En este sentido consideró que profundizar el alcance de la AUH puede ser una herramienta para las familias más vulnerables, y destacó la necesidad de pensar alguna política de ingresos que “les asegure acceso a una alimentación y servicios básicos”.
“La inversión social debe ser hecha en los sectores de mayor vulnerabilidad, no con criterios arbitrarios sino con criterios objetivos”
“La pandemia macrista primero y la pandemia de Covid después nos deja una catástrofe social, que solamente con inversión social se va a poder resolver”, aseguró Lerner.

En esa línea, resaltó que es preciso trabajar sobre aquellos que, en un contexto de reactivación económica, “no alcancen” a afrontar las necesidades básicas. “Ahí es donde se plantea una renta básica porque por sí solos no llegan”, subrayó.
Maltrato infantil
Las violencias contra las niñas, niños y adolescentes es otro tema que preocupa a la SENAF, especialmente porque las medidas de aislamiento social obstaculizaron los canales de denuncias habituales.
Al respecto, Lerner manifestó que “hasta el inicio de la pandemia y el aislamiento, la situación de vulneración de derechos de chicos y chicas tenían muchos ámbitos para ser detectados”, pero hoy esos canales se “obturaron o directamente desaparecieron”.
“El aislamiento genera dificultades en las familias, sobre todo en los vínculos con los niños y los adultos”.
El titular de la Senaf describió que muchas veces esas situaciones se detectaban en la escuela, en la consulta pediátrica, en los hospitales públicos, en situaciones judicializadas -conflictos entre papás y mamás- en clubes o en centros culturales. Muchas otras llegaban a las agencias territoriales de protección de la niñez que están distribuidas en todo el país. Otro porcentaje se detectaba por la línea 102, que funciona en 18 provincias, ya que seis provincias tienen números propios.
Lo concreto es que a raíz del aislamiento que impuso la pandemia “buena parte de los caminos se obturaron o desaparecieron”, reiteró Lerner. “Entonces lo que sucedió es que se duplicaron los llamados a las líneas telefónicas de consulta o denuncia”, agregó.
“Lo que puedo decir es que se duplicaron los llamados, lo que no puedo decir es si son más casos que los que se detectaban en todos esos escenarios que estaban disponibles antes del aislamiento”, analizó.

En este contexto, señaló que tiende a pensar que se han incrementado las situaciones de violencia “porque el aislamiento genera dificultades en las familias, sobre todo en los vínculos con los niños y los adultos”.
En estos meses de pandemia se duplicaron los llamados a las líneas telefónicas de consulta o denuncia por casos de violencia familiar.
Conversatorios
Desde la Senaf, el Ministerio de Desarrollo Social participa de conversatorios con niñas, niños y adolescentes de las provincias, especialmente con los concejos de niños -creados bajo la inspiración del pensamiento del psicopedagogo italiano Francesco Tonucci- que buscan incidir en la creación de políticas públicas.
“En estas conversaciones surge con claridad que los niños de edad escolar que comprenden la situación de la pandemia, que viven con sus familias en ámbitos habitacionales apropiados y tienen conectividad, sienten un disfrute de estar más tiempo con mamá y papá”, señaló Lerner.
Sin embargo, marcó que “sería un error romantizar el tema de la pandemia y el aislamiento, pensando que esa situación es algo generalizado”. “Donde la gente vive en hacinamiento, con poca conectividad, o en los casos de adolescentes que necesitan más espacio de sus padres y más contacto con sus pares, ahí existe un mayor padecimiento de la pandemia y el aislamiento”, explicó.
“La adhesión de los adolescentes a las medidas de aislamiento social es más elevada que la media de la población”.
Con respecto al esfuerzo en el cuidado social, Lerner sostuvo que los niños, niñas y adolescentes han sido “destinatarios” de estas precauciones, pero también “protagonistas”.
”Sería imposible haber logrado niveles de acatamiento de las indicaciones sanitarias si los niñas, niños y adolescentes no hubieran hechos propios esos cuidados”, indicó.

Según una encuesta de Unicef sobre el impacto de la pandemia en familias con niñas, niños y adolescentes, el 98 por ciento del total de los adolescentes consultados dijo estar cumpliendo con las medidas de aislamiento social.
Lerner coincidió con Unicef y aseguró que “la adhesión de los adolescentes es más elevada que la media de la población”, reconociendo que “la inmensa mayoría de los chicos incorporó la idea de cuidarse y cuidar al otro”.
Contextos de encierro
En la actualidad existen dos poblaciones de chicos que están en hogares de protección en la Argentina. Por un lado hay entre 8000 y 9000 niñas, niños y adolescentes sin cuidados parentales y víctimas de maltratos o abusos, de los cuales el 10 por ciento vive en familias de cuidados transitorios.
Más de 10 mil chicos y chicas reciben la tarjeta AUNAR, para que tengan recursos directos para enfrentar la pandemia.
Otra población son los infractores a la ley penal que están en centros de privación de la libertad, que suman alrededor de 1000 chicos.
“Nosotros hemos venido haciendo un seguimiento de estos chicos, hemos creado protocolos en conjunto con el Ministerio de Salud y Unicef para prevenir el contagio y abordar los casos. Además, hemos transferido recursos a las provincias y lanzamos la tarjeta AUNAR, para que tengan recursos directos y más herramientas para enfrentar el Covid-19”, señaló el titular de la SENAF.
La tarjeta Aunar alcanza a más de 10 mil chicos y chicas que viven en instituciones provinciales, municipales y de organizaciones sociales de todo el país.

El principal problema que tienen estos hogares de protección es que, a raíz de la pandemia, se ha reducido el ingreso de todos aquellos que no sean imprescindibles, lo que redujo significativamente los contactos de las niñas, niños y adolescentes con sus familiares.
Al respecto, Lerner señaló que esto “impacta negativamente en aspectos emocionales, tal como ocurre con los niños que están en sus casas y no pueden ver a sus abuelos”.
En la actualidad hay entre 8000 y 9000 niñas, niños y adolescentes sin cuidados parentales y víctimas de maltratos o abusos.
Otro problema es la merma de personal. Cuando un trabajador se contagia o tiene que tomar licencia porque tiene hijos pequeños “no es fácil sustituirlo porque se trata de un trabajo que requiere cierta experiencia y calificación”, aseguró.
Día de la Infancias
El organismo promueve renombrar al Día del Niño como Día de las Infancias para visibilizar, este 16 de agosto, las diferentes maneras de vivir esa etapa.
“Proponemos dejar de decir ´día del niño´, porque queremos celebrar la diversidad de toda la niñez. Decir niño no alcanza para representar las experiencias heterogéneas y múltiples de la niñez”, aseguró Lerner.
Asimismo, explicó que desde el Estado quieren “nombrar una jornada en plural, que celebre a cada chica, chico, chique, gurí, changuito, mitai en guaraní, weñi en mapudungun, y sus diversos modos de vivir esta etapa de la vida”.
La iniciativa de la SENAF es acompañada por la Jefatura de Gabinete de Ministros, que invitó a los organismos públicos nacionales a renombrar esta jornada como “Día de las Infancias”.