La labor de estudiantes, graduados y académicos de las universidades del conurbano de la provincia de Buenos Aires ha sido clave para hacer frente al COVID19 y frenar su expansión.
Contener y dar seguimiento a pacientes con coronavirus a través de líneas telefónicas, diseñar softwares especializados, elaborar máscaras y barbijos protectores de primer nivel, participar de la toma de testeos rápidos en las calles, trabajar en la creación de un suero hiperinmune o una vacuna son algunas de las tareas épicas que realizan muchos estudiantes y profesores de estas casas de estudios.
Es preciso recordar que estas universidades fueron blanco de numerosas críticas, bajo los curiosos argumentos de tener un espíritu de educación inclusiva y cercano a la población, por tener promedios de graduación inferiores a la media nacional y, sobre todo, por esgrimir propósitos “más políticos que académicos”.
Pero en este contexto de pandemia estas críticas se vieron completamente desdibujadas y desacertadas, porque son especialmente las universidades del conurbano las que reflejan el más alto grado de compromiso con la comunidad para hacer frente al Covid-19.

Estudiantes de la Universidad Nacional Arturo Jauretche(UNAJ)diseñaron un sistema para desinfectar colectivos en cinco minutos cuando la unidad se encuentra sin pasajeros.
Además, alumnos de la carrera de Medicina y estudiantes y graduados de la Tecnicatura en Emergencia Sanitaria y Desastres participaron en la realización de testeos rápidos en las terminales ferroviarias de Constitución, Retiro y Once en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Recientemente se supo que graduados, estudiantes avanzados y docentes de la Tesd de la UNAJ viajaron junto a médicos, enfermeros y funcionarios del Ministerio de Salud a Jujuy para brindar colaboración en las tareas sanitarias para combatir el Covid-19.

La UNAJ – en conjunto con los hospitales de la red sudeste; los municipios de Florencio Varela, Quilmes, Almirante Brown y Berazategui; e investigadores del Instituto del cálculo de la UBA – también participa en la creación de un software para desarrollar estrategias vinculadas a los cambios en la curva de casos sospechosos o confirmados.
La Universidad Nacional de San Martín es otra de las casas de altos estudios que cobró protagonismo en la pandemia por sus investigaciones.
Son alumnos de la UNSAM junto a investigadores del Conicet quienes trabajan – con grandes avances – en el desarrollo de una vacuna argentina.
Otra iniciativa que se lleva adelante desde la UNSAM, en conjunto con el laboratorio INMUNOVA, es el suero terapéutico anti-COVID-19 que ya mostró un gran resultado en pruebas de laboratorio.

Este desarrollo forma parte de una articulación pública-privada entre el Inmunova, la UNSAM, el Instituto Biológico Argentino (BIOL), la Fundación Instituto Leloir (FIL), mAbxience, el CONICET y ANLIS Malbrán.
El suero hiperinmune de caballo es un tratamiento que persigue la inmunización pasiva, y que consiste en administrar anticuerpos a los pacientes contra el agente infeccioso, produciendo su bloqueo y evitando que se propague.
El suero anti-COVID-19 se plantea como un tratamiento para pacientes con diagnóstico de la infección, para ser administrado en las primeras etapas de la enfermedad.
Otro desarrollo que ya tiene repercusión internacional y se comercializa en el mundo son los superbarbijos UNSAM/UBA/CONICET.

Un grupo de investigadores logró que las telas con activos antivirales, bactericidas y fungicidas inhabiliten el coronavirus en menos de cinco minutos.
Los superbarbijos son fruto del trabajo del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la UNSAM y del Instituto de Física de Buenos Aires (IFIBA -UBA), que desarrollaron telas tratadas con activos antivirales para la confección de tapabocas y barbijos de uso común.
El pasado 24 de julio se firmó la licencia que permitirá comercializar los superbarbijos Atom-Protect en todo el país. Del convenio participan la empresa KOVI, el CONICET, la UBA y la UNSAM.
La Universidad Nacional de Quilmes (UNQ)también está realizando valiosos aportes contra la pandemia. Fue otra de las que participó del desarrollo del kit que permite diagnosticar a personas que están desarrollando el Covid-19, tengan síntomas o no. Se trata de un test más rápido que RT-PCR y tiene máxima performance diagnóstica. Además, utiliza componentes y tecnología argentina y ya fue aprobado por la ANMAT.
Participaron investigadores de las Universidades de San Martín, de Quilmes y de dos PyMEs tecnológicas: CHEMTEST y Productos Bio-lógicos SA (PB-L), que están en condiciones de producir 80 mil kits por mes.
La Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) también aúna esfuerzos para ponerle freno a la propagación del Covid-19.

El Centro Colectivo de Investigación en Diseño y Producción del Conurbano (CIDIPROCO)- que depende del Departamento de Arquitectura, Diseño y Urbanismo – desarrolló desde su laboratorio de Impresión 3D máscaras faciales para protección personal. Participaron en la gestión y elaboración investigadores y estudiantes de las carreras de Diseño e Ingeniería.
Asimismo, en respuesta a una iniciativa del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, investigadores del CIDIPROCO establecieron contacto con referentes barriales que prestaron colaboración con un relevamiento nacional sobre impacto social de las medidas de aislamiento.
Por otra parte, desde la Secretaría de Bienestar Universitario, se diseñaron una serie de ejercicios físicos para llevar a cabo durante el aislamiento en los hogares, y se idearon diferentes propuestas lúdicas para compartir con las familias.
Otra universidad que comenzó a ocuparse del seguimiento de casos de coronavirus y de sus contactos estrechos, es la Universidad Nacional de Moreno (UNM).
A través de un convenio con el Ministerio de Salud provincial acondicionaron un espacio y capacitaron a alumnos voluntarios, que desde los primeros días de agosto se ocupan de dar respuestas y apoyo a los vecinos de la zona oeste.

La UNM se sumó a la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR) que en los primeros días de julio se convirtió en la primera del Conurbano en armar un centro de Telemedicina. Desde allí, contactan a diario hasta 2.000 vecinos de ése y otros tres distritos cercanos: Morón, Ituzaingó y Marcos Paz.
Luego, comenzaron a hacer el seguimiento de contactos estrechos en las universidades de Lanús, Quilmes y Florencio Varela (UNAJ), y en la UNPAZ de José C. Paz.
Estos son solo algunos de los trabajos e investigaciones que están haciendo las 15 universidades del conurbano para paliar la crisis sanitaria del Covid-19.
Son los alumnos – muchos de ellos primera generación de universitarios en sus familias – los que están dando respuestas contundentes.
Y son en estas unidades académicas, democratizadoras, las que sufrieron el discurso neoliberal de desacreditación de la educación pública, gratuita e inclusiva, donde el derecho de los sectores populares a la educación superior resulta cuestionado y en riesgo.
La pandemia vino a poner de manifiesto que las universidades inclusivas, que de alguna manera les hicieron frente a frases elitistas como “nadie pobre llega a la universidad”, hoy dan ejemplo de compromiso social. Y aquellas miradas simplificadoras que pretendían medir de manera lineal la eficacia de los resultados educativos, para justificar ajustes económicos, hoy se chocan con una realidad que presenta a universitarios del conurbano ayudando a salvar vidas.