Falso: El asintomático es una persona sana que genera anticuerpos y genera inmunidad en la población
Algunos mensajes virales de Facebook y posteos de Instagram afirman que las personas asintomáticas (sin especificar de qué enfermedad, pero viralizadas en la pandemia del nuevo coronavirus) son personas que “no desarrollan la enfermedad, pero sí anticuerpos”, favoreciendo la “inmunidad en masa” y formando un escudo para el resto de la población.
¿Por qué es falso?
La infección con el nuevo coronavirus no se manifiesta igual en todas las personas. Algunas personas presentan síntomas de la enfermedad COVID-19 rápidamente, otras tardan más, otras presentan pocos, y otras nunca los tienen. La persona asintomática es aquella que se infecta con el virus pero no presenta ningún síntoma de la enfermedad COVID-19. Esta persona se percibe como sana, pero tiene virus activo y multiplicándose en su organismo, por lo que puede contagiar a otros.
En un estudio realizado en personas asintomáticas, se observó que la mayoría genera defensas, en forma de anticuerpos, contra el nuevo coronavirus. Sin embargo, la cantidad era menor a la que se observó en personas que tuvieron síntomas. A su vez, se vio que esta cantidad disminuyó rápidamente con el paso del tiempo. Algunas de estas personas, al cabo de un tiempo, ya no tenían la cantidad suficiente de anticuerpos como para ser detectada en un test serológico. Debido a que algunos de los asintomáticos, con el paso del tiempo, ya no presentan cantidades detectables de anticuerpos, no se puede asegurar que queden protegidos frente a una segunda infección con el virus. Por esto no se puede afirmar que los asintomáticos no puedan volver a transmitir el virus o que favorezcan la “inmunidad en masa”. Hoy en día no se sabe cuál es la cantidad mínima de anticuerpos que se necesita tener para estar protegido o ser inmune, ni el tiempo que duran. Tampoco está claro qué otro tipo de defensas debe generarse para alcanzar la protección contra el nuevo coronavirus.

Falso: El “agua hidrogenada alcalina” es un tratamiento aprobado
Circula en redes sociales un video del dueño de una empresa de Neuquén que comercializa “agua alcalina hidrogenada”, y afirma que es un tratamiento terapéutico con bases y evidencias científicas para el tratamiento de COVID-19, y que las autoridades estatales le han negado su uso a pesar de que pacientes infectados han mostrado mejoras en la evolución de los síntomas.
¿Por qué es falso?
El agua hidrogenada es agua (una molécula formada por hidrógeno y oxígeno) a la que se le hace un tratamiento para que tenga más hidrógeno libre (gaseoso). No es alcalina sino neutra. Este hidrógeno extra que queda tiene propiedades antioxidantes.
Esta propiedad antioxidante podría contrarrestar algunos procesos de daño e inflamación de manera general, no selectiva. Hasta el momento se realizaron algunos estudios (casi todos en Japón) con agua hidrogenada como tratamiento de enfermedades muy diversas. Pero se hicieron con pocas personas y en muchos casos sin evaluar el efecto beneficioso que podría tener en sí mismo el consumir más agua, sea hidrogenada o no, pudiendo afectar los resultados. Si bien el consumo de agua hidrogenada no mostró efectos adversos, NO se puede afirmar que tenga algún beneficio. Se necesitan realizar más estudios para evaluar esto y para saber si podría considerarse como tratamiento para alguna enfermedad, incluido COVID-19.
Actualmente no existe ningún ensayo clínico en el que se haya evaluado el consumo de agua hidrogenada para evitar el contagio con el nuevo coronavirus o para el tratamiento de la enfermedad COVID-19. En nuestro país, NO es un tratamiento aprobado por ANMAT, por lo que tampoco está reglamentado.
Es falso que haya una manipulación en la carga de datos en la Provincia
El 25 de septiembre, el gobierno de la Provincia de Buenos Aires presentó un nuevo sistema de gestión de la información de COVID-19 que se alimenta de tres bases de datos. Este sistema actualiza los datos de mortalidad y minimiza el sub-registro, problemática que se registró en distintos países del mundo durante la pandemia. Como consecuencia de esta actualización, la Provincia de Buenos Aires incrementó 3.500 muertos a sus estadísticas a lo largo de estos seis meses. La publicación de los datos generó que algunas personalidades de la política cuestionaran “la transparencia” de la carga de los datos, y que distintos medios de comunicación difundieran notas poniendo en duda el sistema de gestión de información de COVID-19.

¿Por qué es falso?
A través de un comunicado oficial, el gobierno de la Provincia de Buenos Aires explicó que durante esta pandemia ningún sistema individual puede reunir el 100% de los casos. Hasta ahora, la provincia basaba sus datos de fallecidos en el Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentino (SISA), que es la fuente rectora de información en nuestro país. Con esta modificación, la provincia incorpora dos fuentes más que permiten acceder a la información de manera eficiente y en menos tiempo: el Sistema de Gestión de Camas (SIGEC) y la digitalización de los certificados y actas de defunción del Registro Provincial de las personas.
Bajo el primero, la provincia unifica la información del sector público y privado, identificando ingresos y egresos de pacientes en tiempo real; esto permite tener una segunda fuente de información complementaria al SISA que muestra el número de fallecidos en función de los egresos en las camas. La digitalización de los certificados y actas de defunción brindaron datos que no figuraban en otros registros, y permitió así hacer una actualización definitiva.
¿De qué manera? Cruzando las tres fuentes de información para llegar a los datos más precisos de cada base. Con esta actualización se incorporaron 3.523 fallecidos a las estadísticas oficiales; el 60% de los datos actualizados corresponden al sector privado y el 40% al público. Dentro del sector público, el 39% corresponde a hospitales de gestión provincial, el 2% a hospitales de gestión nacional y el 59% a municipales, todos ellos en territorio de la provincia de Buenos Aires.
El registro de fallecidos durante cualquiera pandemia es históricamente deficitario y durante el coronavirus volvió a quedar en evidencia; el 14 de abril Nueva York sumó 3.778 fallecidos de un día para otro y se transformó así en la ciudad con más muertos per cápita del mundo. En España, el diario ABC publicó que son 53 mil los muertos por coronavirus, 24 mil más que los informados oficialmente. En Chile el pasado 13 de junio el gobierno comunicaba 2.870 muertos, mientras que las mismas autoridades comunicaban a la OMS más de 5.000 fallecidos. En Perú, entre marzo y agosto, se detectó un incremento de 147% de muertos, un total de 77.300 personas que se incorporaron al registro oficial.
En este contexto, el Gobierno Nacional puso en marcha el pasado 3 de septiembre la Plataforma Federal del Certificado Digital de Hechos Vitales que desarrolla el Renaper (Registro Nacional de las Personas), y se espera que esté operativo en 90 días. Estos certificados son la documentación digital mediante la que se comprueban médicamente los hechos vitales de las personas: los nacimientos y las defunciones. Los médicos matriculados con firma digital registrada serán los encargados de confeccionarlos, y se utilizarán para labrar las partidas de nacimiento y de defunción en los registros civiles provinciales de todo el país, lo que también podría incidir de manera positiva en la velocidad de sistematización de los datos.
En diálogo con Agencia Télam, Ernesto Aliaga, exdecano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA sostuvo: “Está claro que acá hubo una búsqueda activa de información que se había atrasado. Pero de ningún modo se trata de ocultar datos, que en realidad no los tenía la provincia para cargar, porque eso es responsabilidad de cada efector de salud.“
La docente e investigadora Soledad Retamar, miembro del Grupo de Investigación en Bases de Datos (GIBD) de la Facultad Regional Concepción del Uruguay de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), dijo a Télam que “lo importante es que la provincia de Buenos Aires implementó una estrategia de búsqueda activa para determinar en forma fehaciente la cantidad de personas fallecidas, con el entrecruzamiento de datos. Algo que no se hizo en otras parte del mundo.” Tanto Aliaga como Retamar y otros especialistas en la materia coinciden en que esta es una oportunidad para que el resto de las provincias implementen un sistema de entrecruzamiento de las bases estadísticas de la pandemia.
Falso: existen diversas curas que se están ocultando
En imágenes viralizadas por Facebook y WhatsApp circuló información falsa en la que se afirma que hay “varias curas útiles contra COVID-19”, pero que los organismos “ocultan” porque no pueden lucrar con ellas.

¿Por qué es falso?
Hoy no hay ningún tratamiento aprobado para curar COVID-19. Probablemente, la pandemia de COVID-19 es uno de los mayores desafíos que le haya tocado atravesar a la medicina moderna. Hay más de 200 candidatos terapéuticos y más de 1700 ensayos clínicos desarrollándose en tiempo récord.
No sólo utilizando medicamentos nuevos o existentes para otras enfermedades, sino también distintos suplementos que pretenden ayudar al paciente a controlar la infección. Mientras algunos tratamientos acumulan evidencia sobre su eficacia y consiguen autorizaciones de emergencia en algunos países, como el Remdesivir y la Dexametasona para pacientes severos, otros están en etapas muy tempranas de desarrollo o ya han sido descartados, como Hidroxicloroquina y Lopinavir/Ritonavir.
Además, con fines compasivos, en muchos países se utiliza el plasma de convalecientes como estrategia de tratamiento para la COVID-19. Hay diversos estudios clínicos controlados en marcha, lo que permitirá recolectar mayor evidencia científica de calidad para confirmar la eficacia y seguridad de esta intervención. Así como del suero equino hiperinmune, un tratamiento argentino, que ya está en ensayo clínico
Es importante considerar que no hay motivo para ocultar una cura de una enfermedad que genera muertes y deterioro en las economías de todos los países del mundo. Movidos por intereses económicos, muchos han incentivado el uso de determinados fármacos, soluciones o procedimientos que aseguran “curar COVID-19”; y no sólo se trata de pseudociencia o fraude (no tienen evidencias científicas probadas en humanos contra COVID-19) sino que pueden ser perjudiciales para la salud, por lo que las autoridades sanitarias de todo el mundo ya han alertado sobre su uso.
Fuente: confiar.telam.com.ar