Desde que salió el libro del diálogo entre Canfora con Zagrebelsky, llamado La máscara democrática de la oligarquía 1, se acabaron los eufemismos. Los pocos quieren revertir las democracias y seguir con la sociedad del desprecio a los muchos. También se habla otra vez más en inglés para explicar los golpes judiciales, como lawfare como diferente a warfare. O es un golpe de Estado militar o será un golpe de Estado judicial. En nuestro país sería “o por las buenas o por las malas”. O sea cómo hacen las oligarquías para terminar con las democracias, palabras que acuñaron los griegos desde la antigüedad.
Más allá del título seductor del libro del diálogo entre Canfora y Zagrebelsky, es difícil enmascararse, sobre todo en Nuestra América donde la oligarquía ya hizo tantos golpes militares, como golpes a través del uso de los falsos procesos judiciales, ya que las dictaduras virulentas que sufrió América Latina, expuso al poder de la oligarquía sin disfraz.
Siguen siendo pocos los dueños de la tierra, del poder económico-financiero y del poder político. Pero, por más que se disfracen, tienen las mismas formas de expresarse, vestirse o costumbres copiadas de los centros de poder europeos o norteamericanos. Expresan su desprecio a los muchos, quienes su único acervo es su fuerza de trabajo (si lo encuentran) en plena pandemia.
Los pocos quieren revertir las democracias y seguir con la sociedad del desprecio a los muchos.
En Argentina se llamaría “mostraron la hilacha”, con la muerte de Diego Maradona, que reverenciado en el mundo entero, como Dios o Rey para los napolitanos fundamentalmente, los “pocos” lo despreciaron en su propia tierra.
La diferencia entre democracia y populismo según Canfora y Zagrebelsky
El libro que citamos sobre el diálogo entre dos ilustres, historiador-filólogo y el constitucionalista se refieren al populismo donde Zagrebelsky sostiene que “el ejemplo más claro de populismo es el peronismo y ciertos regímenes de América Central y del Sur” 2.
El mismo Zagrebelsky que dialoga con Canfora sobre el populismo es el que nos enseñó, por lo menos a mí, que la exigencia de justicia surge del sentimiento de injusticia, según sostiene Kelsen en su libro, (no traducido al castellano) Il problema della giustizia. Nosotros leímos a Kelsen en su positivismo, ya que en nuestro país, siguen con la Teoría pura del derecho, en cambio Zagrebelsky propone un iusnaturalismo del sentimiento.
Parece que para Zagrebelsky, la razón estaría preñada del sentimiento de justicia y por eso sostiene que no es la razón pura la que puede entender la justicia ya que lo que para uno es justo puede ser injusto para otro. No existe un criterio racional de la justicia.
Por eso, nos dice que Zagrebelsky en su propuesta de un iusnaturalismo del sentimiento no pretende construir la justicia, sino rechazar la injusticia 3.
Al modelo argentino democrático lo hemos denominado «modelo de sustitución de importación de ideas» lo que supone desterrar el colonialismo pedagógico y cultural.
Canfora sostiene que la palabra populismo es una palabra “arrogante, condescendiente…un insulto gratuito… entrecruzando fenómenos históricos y políticos distintos el uno del otro…y propone dejar de lado un término que no quiere decir nada preciso… es una palabra típicamente oligárquica. Concluye que prefiere tratar de comprender la complejidad.
A lo largo del capítulo que se pregunta ¿Todo es culpa del populismo? buscan definir qué quiere decir el término que parecería ser contrario a la democracia que para Zagrebelsky sería la democracia liberal.
Resumiremos el diálogo para entender el por qué no se entienden las democracias latinoamericanas que denominan “populistas” como si fueran el peor de los males, y discuten sobre la aristocracia, la oligarquía y la democracia, términos que surgen en la Grecia antigua para denominar al gobierno de los mejores, de unos pocos o del pueblo.
Como ya dijimos, Canfora sostiene que:
1) Defender el artículo 18 de la Constitución italiana que establece la libertad de asociación y prohíbe las sociedades secretas y militares con fines políticos, o defender un nivel de vida mínimo es populismo, pero recortar pensiones o jubilaciones no lo es.
2) Por fortuna, los regímenes políticos que surgieron después de siglos de servidumbre en América Latina, ha sido a través del populismo para proteger las clases marginadas.
3) La realidad es caliente, no fría.
4) Cuando los países de América Latina han podido utilizar finalmente en beneficio de sus propios ciudadanos, los recursos económicos depredados por los Estados Unidos de América, el elemento nacional y el elemento de liberación de la opresión han ido juntos.
5) …proscribiría la palabra populismo de un léxico científico de la política, porque la definición no se aguanta. El populismo es tachado por sus adversarios, un poco instrumentalmente, de tener prácticas totalitarias.
6) La democracia se parece al populismo…confirma que la democracia es el gobierno de los pobres o de los más necesitados como decía Aristóteles, mientras que la oligarquía es el gobierno de los ricos.

Zagrebelsky por su parte nos dice:
1) Al uso deshonesto de la palabra, te doy toda la razón … por ser una palabra ambigua, que cubre las más variadas situaciones y experiencias.
2) Las palabras pueden ser engañosas. Populismo y democracia son muy cercanos el uno del otro. El gobernante se presenta como uno más del pueblo… de ahí se deriva el aspecto anti- elitista del populismo que se aproxima a la democracia. Pero la democracia no es populista.
3) El ejemplo quizás más claro de populismo es el peronismo y ciertos regímenes de América Central y del Sur”4.
4) Los populismos se distancian notablemente de nuestra concepción de la democracia. Creen ilusoriamente ser protagonistas cuando son espectadores de gobiernos que no son del pueblo, sino en el mejor de los casos para el pueblo.
5) Ponen en movimiento pasiones totalizadoras que conviven difícilmente con la dialéctica de las opiniones y de las razones del adversario.
6) El populismo niega la dialéctica mayoría-oposición…el populismo es un régimen identitario… No parece que en el populismo haya clase dirigente.
En nuestra América rechazamos la injusticia
En nuestro país, cuando se intenta hacer una estrategia propia para lograr la descolonización y la justicia distributiva o un Estado de bienestar para su pueblo, desde la democracia, se lo define como heterodoxo, de acuerdo con la posición frente a las recetas «ortodoxas» de los organismos internacionales financieros, sobre el manejo del gasto público y del endeudamiento, los ajustes estructurales frente a las crisis, etc.
Existe una conciencia jurídica popular que discierne entre lo que es justo y lo que no es justo, que en filosofía y sociología se llama moral social general.
Desde otras posiciones, utilizando categorías creadas en cenáculos europeos hablan de fascismo y populismo para hablar de los gobiernos democráticos de América Latina para denostarlos, como si esos procesos y gobiernos políticos surgidos en determinada época y lugar pudieran replicarse en otras épocas y culturas. También se olvidan que en la democracia griega se construía y convivía con esclavos y que aún persisten democracias en Europa que conviven con monarquías, reyes y princesas y todos los ciudadanos y ciudadanas los sustentan.
Como sostiene el uruguayo Ángel Rama, la fórmula «educación popular + nacionalismo» puede traducirse sin más por «democracia latinoamericana»5. El mismo autor nos recuerda que Simón Rodríguez: «razonó que las repúblicas no se hacen con doctores, con literatos, con escritores, sino con ciudadanos, tarea doblemente urgente en una sociedad que la Colonia no había entrenado para esos fines: nada importa tanto como el tener pueblo: formarlo debe ser la única ocupación de los que se apersonan por la causa social»6.
Al modelo argentino democrático aún innominado, lo hemos denominado «modelo de sustitución de importación de ideas» lo que supone desterrar el colonialismo pedagógico y cultural que nos hizo creer que la historia se construye desde la lógica racional y que ésta es universal para todos los tiempos y en todo lugar, lo que llamamos panlogismo.
Existe también una conciencia jurídica popular que discierne entre lo que es justo y lo que no es justo, que en filosofía y sociología se llama moral social general. Así sucedió cuando quisieron homologar a los presos comunes con los presos por lesa humanidad. El pueblo salió a la calle, con una movilización que el Congreso Nacional tardó 48 horas en cambiar la ley y la Corte Suprema dio marcha atrás.
Sin embargo, hay que lidiar con el novum o lo inédito en la historia no prevista en la legislación como la ilegalidad del lawfare o los espionajes ilegales o la evasión fiscal, o la creación de paraísos fiscales donde se esconden las grandes fortunas de la oligarquía desde que la economía se financiarizó.
Desde el sur podríamos decir que la libertad es para los ricos, que deciden donde y cuando invierten sus recursos y nada tiene que ver con un Estado de bienestar para el pueblo todo.
El término populista se usa para diferentes democracias europeas porque no se aplica ni la democracia liberal, ni la democracia parlamentaria. En América Latina que tiene, además de ser democrática busca su soberanía o la autodeterminación de sus decisiones, mientras la jaquean con falsas noticias, falsas guerras mediáticas, espionajes ilegales para apropiarse de sus recursos naturales como el petróleo, el litio, el cobre o los alimentos, etc.
Si ya no están colonizados por las grandes potencias, están colonizados mentalmente o culturalmente a través de la supremacía de los poderes fácticos económicos que adquirieron cuando eran colonias. Por eso en Nuestra América debemos sustituir la importación de ideas, entre otras la supremacía aludida que la mejor democracia es la parlamentaria y o liberal, mediada por los partidos políticos para votar a sus candidatos que van a servir a los más, cuando sabemos que es una falsa opción frente al poder económico.
Si no fuera así, desde el sur podríamos decir que ahora la democracia monárquica, democracia liberal sirve al liberismo como lo llaman en Italia, que significa en realidad que la libertad es para los ricos, que deciden donde y cuando invierten sus recursos y nada tiene que ver con un Estado de bienestar para el pueblo todo.
La bárbara civilización hoy
El castigo de los gobernantes que han provocado y comenzado la guerra, como reparación de su crimen de lesa humanidad, sería más justo y más eficaz como medio de prevenir su repetición, que lo serán jamás las indemnizaciones pecuniarias que, debilitando al pueblo, afirman y robustecen el poder de los opresores.
Juan Bautista Alberdi 7
Las guerras, aparte de utilizar o gastar en armamento bélico de todo tipo para multimillonar a sus productores, se deben promover con diversos métodos, causando problemas políticos entre o dentro de diversos países, ya que no es propaganda de latas de tomates. Pero la parafernalia bélica también expira como los alimentos. El armamento se consume tirando misiles, balas, bombas (que también expiran) y si no se consumen, la industria armamentística no podría seguir con la ampliación de su capital.
¿Por qué ahora en pleno siglo XXI realizan las guerras mediáticas o judiciales cambiando de nombres la warfare por lawfare? ¿Sólo para mantener la hegemonía geopolítica? ¿O también para enriquecimiento propio y a su vez endeudar a los países en pleno desarrollo del capital financiero?
Si bien en inglés war quiere decir guerra y se sostiene que el warfare son los modos o tipos de guerras química, bacteriológica y otras, fare significa tarifa o precio o costo. Por eso podríamos plantear que no significa solamente los tipos de guerras, sino su costo o precio también. El costo de la destrucción de vidas humanas, de préstamos ulteriores para reconstruir lo destruido, de asesinar líderes u opositores políticos, así como los costos políticos de los procesos judiciales a los líderes políticos de los modelos nacionales y populares de América Latina y otros sectores como la industria nacional o los trabajadores jaqueados y echados por el capital financiero para obtener más ganancias. Así logran someter a más del 90 por ciento de la población mundial en la pobreza y así pueden acrecentar la riqueza del 1% de los ganadores a través de la judicialización, la acusación de corrupción y el consecuente desprestigio a través de los medios que bien se podría llamar mediafare.
Por todos los medios, la warfare, lawfare o mediafare, los poderes hegemónicos del capital financiero derrocan gobiernos.
Por todos los medios, la warfare, lawfare o mediafare, los poderes hegemónicos del capital financiero derrocan gobiernos y desprestigian a quienes creemos que la cultura y la civilización tienen la ley de la gravedad que nos ata a la tierra, a pesar de la transnacionalización mediática de la globocolonización de pautas culturales y sobre todo de las mercancías o simplemente para imponer ciertas modas.
Vico, si lo humano tiene algo de significado, debe haber algo en común que, con imaginación y esfuerzo, logre “comprender” otras culturas. Para Berlin, que plantea que fue Giambattista Vico el padre del concepto moderno de cultura y de lo que podríamos llamar pluralismo cultural 9, el método viquiano es el mismo que el de los antropólogos sociales modernos intentando comprender las “elaboraciones imaginativas” que podríamos llamar construcciones simbólicas de otros pueblos y otras épocas sin rechazarlas por bárbaras o irracionales.
Así como los gauchos en las pampas no eran bárbaros, nos preguntamos sobre la barbarie que desatan las cruzadas civilizatorias actuales. Y nos volvemos a preguntar ¿quiénes son los bárbaros?, ¿son aquellos que creen que el tenedor es mejor que los palillos chinos o que desatan guerras con la excusa de liberar del uso del velo a las mujeres musulmanas? Las tradiciones, las costumbres, las religiones y la cultura surgen del proceso histórico de los pueblos en cada época y en cada lugar y no surgen de la razón pura universal. ¿No les bastó destruir la civilización y cultura maya, incaica o azteca en Nuestra América durante el colonialismo español?
Kusch también planteaba que la objetividad depende en gran medida del sujeto, y por lo tanto la objetividad “no hace sino cumplir con el modo de ver que tiene el sujeto”10. Es así que para el autor es un “problema categorial” o sea desde dónde pensamos y las categorías que utilizamos. Concluye que no se trata de haber visto, sino del “modo de ver” la realidad. Se trata entonces de invertir la relación, en vez de ir del “pensamiento a la realidad”, hay que penetrar la realidad y luego inferir lo que hay que hacer.
Como sostenía Puiggrós, en vez de conceptuar conceptos hay que conceptuar la realidad. Con la asunción de López Obrador ante los representantes indígenas, algunos se preguntan ¿por qué se respeta y continúa con ese ritual? Parecen no reparar que los mismos colonizadores que conquistaron el territorio de Nuestra América en el siglo XV, continúan en pleno siglo XXI teniendo reyes y reinas y monarquías sustentadas por los ciudadanos ingleses, españoles u holandeses, aceptando la sangre azul para heredar el poder. No se cuestionan los cuentos de princesas pero sí se cuestionan las muñecas indígenas que sobrevivieron a la masacre desde el siglo XV. ¿Habría que civilizar a aquellos países que siguen con monarquías?
¿Por qué se cuestiona en nuestros países que los impuestos se utilicen para sustentar la educación pública, las universidades, la salud pública o las pensiones a la vejez?
Volvemos a preguntarnos, si no se cuestionan los impuestos para sostener una “realeza” con sus ceremonias y sus oropeles, ¿por qué se cuestiona en nuestros países que los impuestos se utilicen para sustentar la educación pública, las universidades, la salud pública o las pensiones a la vejez?
En 1888, en Santo Domingo, Eugenio Hostos nos decía que la “civilización es más que racionalización”. Para él la civilización es conscifacción 11 que sería el conjunto de actos voluntarios para hacerse más conscientes. Porque todo “proceder de la razón de menos a más, es proceder de menos conciencia a más conciencia, y en vez de hacerse más consciente a medida que se hace más racional, el hombre de nuestra civilización se hace más malo cuanto más conoce el mal, o se hace menos bueno cuanto más conoce el bien, ó se hace más indiferente al bien cuanto mejor sabe que el destino de los seres de razón consciente es practicar el bien para armonizar los medios con los fines de la vida”.
Hostos afirma que “civilizar no es desolar”, pero su país, Puerto Rico, es una estrella más en la bandera estadounidense, el país que sigue desolando el planeta entero con la racionalidad del capitalismo financiero pero sin conciencia y menos aún moral.
Por eso seguimos creyendo que continúa la barbarie civilizatoria que padece Nuestra América. Pero parecería que seguimos en la encrucijada del siglo XIX, o nos sometemos a la cruzada bárbara civilizatoria o defendemos la dignidad, cultura y soberanía de nuestros pueblos.
Por todo ello, coincido que el término “populista” se deje de utilizar como epíteto y que no es una categoría de las ciencias sociales o políticas. Para nuestras democracias latinoamericanas que son las verdaderas democracias al decir del Estagirita, tienen protagonistas, no espectadores. Ellos son los trabajadores, las organizaciones libres del pueblo, sindicatos, asociaciones de profesionales y tantos otros que luchan por la dignidad con democracia y no aceptamos la sociedad del desprecio. No creemos en que sólo los partidos políticos que median en las democracias liberales sean los únicos protagonistas. Los protagonistas de una comunidad organizada son todos y todas los que construyen la Nación, donde la mayoría rechaza la injusticia.
Seguimos en la encrucijada del siglo XIX, o nos sometemos a la cruzada bárbara civilizatoria o defendemos la dignidad, cultura y soberanía de nuestros pueblos.
Por eso seguimos a Jauretche que nos decía que “estamos en presencia de una nueva escolástica de anti-escolásticos, que en lugar de ir del hecho a la ley van de la ley al hecho, partiendo de ciertas verdades supuestamente demostradas-en otros lugares y en otros momentos- para deducir que nuestros hechos son los mismos e inducir a nuestros paisanos a no analizarlos por sus propios modelos y experiencias. Pretendo oponerles el método inductivo, que es el de la ciencia y esclareciendo hechos parciales nuestros, tratar de inducir las leyes generales de nuestra sociedad 12.
También coincidimos con Aristóteles en su libro La Política, que sostenía:
“…al decir de los partidarios de la democracia, la justicia está únicamente en la decisión de la mayoría; y si nos atenemos a lo que dicen los partidarios de la oligarquía, la justicia está en la decisión de los ricos, porque a sus ojos la riqueza es la única base racional en política.
Puedo concluir de todo lo dicho que, evidentemente, al formular los ricos y las pobres opiniones tan opuestas sobre el poder, no han encontrado ni unos ni otros más que una parte de la verdad y la justicia…
Todas las ciencias, todas las artes tienen un bien por fin; y el primero de los bienes debe ser el fin supremo de la más alta de todas las ciencias; y ésta es la política. El bien en la política es la justicia; en otros términos, la utilidad general… la virtud social es la justicia… la justicia en este caso es la igualdad, y esta igualdad de la justicia se refiere tanto al interés general del Estado como al interés individual de los ciudadanos.
Coincido que el término “populista” se deje de utilizar como epíteto y que no es una categoría de las ciencias sociales o políticas.
Una vez sentada esta base de derecho, se sigue como consecuencia que la multitud debe ser necesariamente soberana, y que las decisiones de la mayoría deben ser ley definitiva, la justicia absoluta; porque se parte del principio de que todos los ciudadanos deben ser iguales… Y así, en la democracia, los pobres son soberanos, con exclusión de los ricos, porque son los más, y el dictamen de la mayoría es ley…”
Por otra parte, la libertad como conciencia moral es reguladora de la justicia, pero es un concepto filosófico y no jurídico. Aún hoy se sigue confundiendo «liberalismo» con «liberismo» como define Croce13 al liberalismo económico. Para él, cuando al liberalismo económico se le confirió «valor de ley social» naturalizada o como providencial, pasó de ser un legítimo principio económico a ser una ilegítima teoría ética con: «una moral hedonista y utilitaria para la cual el bien consiste en la misma satisfacción de los deseos en cuanto tales, que es… la satisfacción del capricho individual o de la sociedad entendida como término medio de individuos»14.
Concluye que es posible sostener: «con la más sincera y vívida conciencia liberal, ciertas medidas y expedientes que los teóricos de la economía abstracta clasifican como socialistas, e incluso será lícito hablar paradójicamente… de un “socialismo liberal”» 15.
Pero esta confusión que explica Croce entre «liberismo» y «liberalismo», en los países de América Latina continúa, identificándose el librecambio económico con el liberalismo filosófico y también político. Ello hace que también se denominen «populistas» a aquellas democracias populares elegidas por la voluntad moral de sus pueblos, que teniendo las virtudes republicanas con los tres poderes funcionando, buscan la justicia social, la independencia económica y la soberanía política, para cuyo fin nacionalizan sus recursos naturales o deciden qué medidas económicas proteccionistas o socialistas toman de acuerdo a su situación histórica. Hace poco, el primer papa latinoamericano hizo hincapié en el carácter equívoco del término populismo 16.
Otra vez se utiliza el panlogismo o el racionalismo universal sin tener en cuenta las diversas culturas históricas de los distintos pueblos y transformando el liberalismo económico en un «valor de ley social» naturalizado como una única racionalidad que pretende ser parámetro moral, siendo en cambio una ilegítima teoría ética.
Para Georges Gurvitch17, la religión, la moral y el conocimiento en tanto creencias y comportamientos colectivos, tienen en común con el derecho su conexión particular con los niveles simbólicos y espirituales de la realidad social y varían según cada sociedad. Sin embargo, los lazos entre los cambios de la moralidad y la realidad jurídica, como logización de los valores morales, no son absolutamente sincrónicos. Para él, la moral es «incomparablemente más dinámica, más revolucionaria, más cambiante, más orientada hacia el futuro (del cual anticipa la dirección)»18 que la realidad jurídica o el derecho positivizado.
1 Canfora, Zagrebelsky: La máscara democrática de la oligarquía, Trotta, Madrid, 2020
2 ibidem
3 Revista Jueces para la democracia N° 53, julio 2005, España
4 ibidem
5 Rama, Ángel (2004). La ciudad letrada. Chile: Tajamar.
6 Ibídem.
7 Op.cit
8 Kusch, Rodolfo: Esbozo de una antropología filosófica americana, Fundación Ross, Rosario, 2012
9 Berlin, Isaiah: El fuste torcido de la humanidad, Península, Barcelona, 2002
10 Op.cit
11 El autor se excusa por el neologismo por no haber encontrado vocablos más eufónicos
12 Jauretche, Arturo: Mayoría, 1970
13 Croce, Benedetto (1998). La Rivoluzione Napoletana del 1799. Napoli: Bibliopolis
14 Croce, Benedetto (1952). Ética y Política. Bs. As.: IMÁN.
15 Ibídem.
16 Entrevista al papa Francisco. (21 de enero de 2017). Diario El País.
17 Gurvitch, Georges (2014). Sociologia del diritto. Milano: PGRECO.
18 ibidem