Entrevista realizada por Luis Zarranz y Emanuel “Peroncho” Rodríguez en el programa Fuera de Contexto que se emite los sábados, de 16 a 18, en El Destape Radio. Repite los domingos a la medianoche. FM 107.3 –http://eldestaperadio.com. En Spotify: Fuera de Contexto Radio.
– Luis Zarranz: A la invitada del día de hoy ustedes la conocen, porque además de ser Doctora en Desarrollo Económico, Directora del Banco Nación y Directora del Centro de Economía Política Argentina, es columnista de ´Habrá consecuencias´ aquí en El Destape. Tenemos el gusto y el honor de poder conversar con Julia Strada. Muy buenas tardes, bienvenida al programa.
– Julia Strada: Muchas gracias por la invitación, un placer estar acá.
– LZ: Para empezar, quisiéramos abordar el tema de la renegociación de la deuda, tan en boga a partir de las negociaciones que tuvieron lugar esta semana entre el equipo económico del gobierno nacional, con Martín Guzmán a la cabeza, y la Directora Gerenta del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva. Algunas versiones sostienen que el acuerdo es inminente, y que se daría durante los primeros meses del 2022. Respecto a este tema ¿Cuál sería un buen acuerdo para la Argentina?
– JS: Podemos decir que el buen acuerdo con el FMI no existe, sería bueno no tener al FMI en la Argentina, y aunque quizás suene a un berrinche contra la realidad, realmente creo que tener de vuelta al FMI en nuestro país es una pesadilla, porque todas las opciones que se barajan, son opciones de condicionamiento. Para que se entienda, vamos a tener al FMI sentado en el asiento del acompañante al menos durante la próxima década. Ojalá no nuestros nietos, pero nuestros hijos van a tener al FMI como parte de su realidad política. Allí radica mi idea de que no existe un buen acuerdo con el FMI.
“No existe un buen acuerdo con el FMI” .
El mejor acuerdo posible será el que logre disminuir el tiempo de intromisión del FMI en la economía del país, es decir, que la estadía del FMI en la Argentina dure lo menos posible. La paradoja de la situación es que, respecto a la renegociación, necesitamos más tiempo, porque que el acuerdo se cierre rápido significará que la sostenibilidad de la deuda que reestructuremos será muy baja.
Este es mi análisis de la situación, no quiero hacer cargo a ninguna autoridad económica del mismo. Si vos me preguntas ¿Qué es lo yo quisiera? Quisiera que el FMI se vaya lo antes posible. Hoy, el FMI nos ofrece la posibilidad de reestructurar en 10 años dentro del acuerdo de facilidades extendidas, que como dice Sergio Chodos, uno de los negociadores, es lo que hay en la góndola. Lamentablemente, no existe la opción de reestructurar a 15 o a 20 años. Dicho esto, también debemos preguntarnos, ¿En qué góndola estaba el préstamo de 45 mil millones que el FMI le hizo al gobierno de Macri? Y además, alguien debería explicarnos por qué el cronograma del desembolso coincidió en un 90% con el período preelectoral.
Los mismos que hoy se ponen firmes son los que, hace poco tiempo, flexibilizaron sus condiciones. Todos los Estados tienen su historia, menos el FMI, que es un Estado que hace borrón y cuenta nueva permanentemente, entonces arrancan ahora a discutir como si lo que hubieran hecho con Macri no hubiera existido.
Para 2025, tenés 20 mil millones de dólares por año de vencimiento, es inviable, esos dólares no están y, de no ocurrir un milagro, difícilmente estén. Argentina tiene que poder definir con soberanía su política económica, y para esto deben existir 2 o 3 claves macro inamovibles, por fuera de una senda de ajuste que nos impida crecer.

– Emanuel Rodríguez: El planteo relacionado a la ilegitimidad de la deuda, ¿es utópico?
– JS: En el mundo actual, es un planteo utópico. Hoy, Argentina no está en condiciones de defaultear sin que su economía corra riesgo. De todos modos, si hubiéramos querido llevar a cabo ese planteo, la estrategia debería haber sido otra.
Macri se cansó de decir en la campaña del 2019 que el peronismo era un defaulteador serial, lo cual es totalmente falso, porque si de algo se ocupó Cristina fue de pagar las deudas, de hecho, debido al desendeudamiento acelerado, se hablaba de que en un momento íbamos a tener una deuda neta negativa.
La realidad es que partimos de un lugar muy complicado, y gracias a la falsa imagen construida por el macrismo, del 2019 para acá hemos tenido que demostrarle al mundo que somos serios y democráticos, y que vamos a pagar las deudas, no sin antes darle estabilidad a nuestro país. En este contexto empieza el gobierno de Alberto Fernández, por eso el default nunca fue una posibilidad, y todo lo que ha venido después en relación a la limitación de las facultades de endeudamiento del poder Ejecutivo, ayudará para que nada de esto vuelva a pasar. De todos modos, el moco ya está hecho.
– LZ: Pese a que no toma deuda desde el 2019, un informe de esta semana del Banco Mundial sitúa a la Argentina entre los 10 países más endeudados del mundo. Teniendo en cuenta el 40% de pobreza en nuestro país ¿Cómo debe abordarse el condicionamiento brutal de la deuda?
– JS: Ahí aparece lo de la sábana corta, así recibimos el gobierno. Ya lo dijo Cristina, la plata que vos destinás al pago de la deuda, es plata que después te va a faltar en el país. Por ende, mientras más plata destinemos al pago de la deuda, menos vamos a poder resolver la pobreza.
“Mientras más plata destinemos al pago de la deuda, menos vamos a poder resolver la pobreza”.
El gobierno recibió esta situación, y la pandemia lo único que hizo fue empeorarla, porque los datos económicos empeoraron y nos sacó un tiempo preciado para poder empezar a resolver el problema relacionado al condicionamiento estructural. Querramos o no, en el 2020, todo lo que queríamos hacer en materia de recuperación económica, no se hizo, y encima retrocedimos 10 puntos. El aspecto positivo de la situación es que, gracias a las dos dosis que ya están aplicadas en gran parte de la población, en estos dos años que nos quedan de mandato tendremos la posibilidad de generar las condiciones para la recuperación económica. Como dijo Cristina, este es nuestro tren, y si en el 2023 gana el PRO o alguna expresión de derecha, perdemos el tren.
Actualmente estoy en el Banco Nación, y si en el 2023 la derecha vuelve a hacer aquí lo que hizo con González Fraga en su último gobierno, no se qué quedará del Banco. Logramos volver al gobierno, y en esta oportunidad histórica, debemos construir un proyecto de país que sea sustentable en el tiempo y que ponga nuevamente de pie a la Argentina.
– ER: ¿Cómo se hace para congeniar el tiempo que se necesita para estabilizar la situación con las urgencias que está viviendo gran parte de la sociedad argentina? ¿Puede recomponerse rápidamente el salario de los trabajadores?
– JS: En el corto plazo, Argentina hoy está renegociando para no tener que pagar 19 mil millones de dólares el año que viene, y esto está contemplado en el presupuesto 2022. Es casi imposible imaginarse el presupuesto 2022 sin contemplar el pago o la renegociación de ese vencimiento. Dicho esto, una de las claves es conseguir el período de gracia, es decir, no tener que pagar esos 19 mil millones de dólares en el corto plazo.
Por otra parte, es necesario poner plata, y la discusión que se dio en torno al déficit fue necesaria, por más que haya sido tomada por muchos como una crisis institucional, cuando en realidad fue una discusión dentro de una coalición.
Efectivamente, la cuestión de la erogación fiscal es relevante, hay una idea de acelerar la ejecución y eso debe ocurrir, pero además, lo que veo en materia salarial y de ingresos, es que estamos con los salarios básicos muy pinchados, tanto en los públicos como en los privados. Es tan bajo el piso en el que nos dejó el combo Macri más pandemia, que necesitamos aumentos del salario real muy fuertes durante varios años. Para mí, una de las medidas necesarias es poder subir el piso de las paritarias.
“Así como los municipios son la primera ventanilla de los quilombos de la gente, los bancos son la primera ventanilla del termómetro empresarial”.
Alberto hizo algo en febrero del 2020 que nosotros desde el CEPA siempre reivindicamos, y fue ese aumento por decreto del 10% promedio de los salarios básicos. En este momento, una medida como esa permitiría acelerar la recomposición salarial, porque le estarías sacando una pequeña ventaja a la inflación. La recomposición existe, pero va muy lenta, y es necesario acelerarla. Para eso, hay que empujarla un poquito, como al auto cuando se te queda.
– LZ: De todos los índices de la economía argentina, ¿Cuál te preocupa más y por qué?
– JS: Lo que más me preocupa es la inflación. Recién ahora, en el segundo semestre, estamos empezando a tener un 2 adelante en lugar de un tres. El principal problema de la carrera inflacionaria, es que finalmente nos come la posibilidad de recomponer los salarios, y además, la gente, que recién está saliendo de una pandemia, se encuentra con un montón de costos de vida elevados, y eso reduce mucho el poder adquisitivo. El retorno a la circulación, combinado con un aumento muy fuerte y con salarios que recién ahora están empezando a recomponerse, representa un shock muy fuerte sobre el poder adquisitivo de la gente, y eso se vio reflejado en las urnas.
Para mí el problema principal es la inflación, y celebro que haya una decisión en relación a la Secretaría de Comercio, porque si bien no es el único, es un lugar clave en esta cuestión. Hay una parte importante que tiene que ver con la decisión política y la firmeza, y la otra tiene que ver con discutir con los números arriba de la mesa. No alcanza con el Estado presente, debemos discutir también las capacidades de intervención estatal.
– ER: De todos los índices de la economía argentina, ¿Cuál es el que más te entusiasma? ¿Con qué indicador le levantarías el ánimo a un grupo de militantes que han quedado aplastados tras el diagnóstico?
– JS: Los créditos. Cómo la puso la banca pública. Ese es un buen dato, quizás es poco tangible o difícil de explicar, pero voy a intentarlo. El Banco Nación puso 600 mil millones de pesos para créditos a empresas, y en ese sentido, hay un cambio relevante que me pone contenta, que tiene que ver con la razón por la cual las empresas piden créditos. Hace muy poco las empresas pedían créditos para poder pagar salarios, ahora, las empresas piden créditos para invertir, al punto tal que, en muchos casos, el Banco Central debe autorizar compras de máquinas importadas. Esto quiere decir que estamos empezando a tener los problemas que queremos tener, es decir, el problema de la restricción externa me gusta más que el problema de la deuda. Ninguno de los dos es fácil, pero prefiero el problema de la restricción externa por razones de compra de insumo industrial. Estamos trayendo máquinas de un montón de lugares, lo que significa que hay empresas apostando y con ganas de invertir plata en el país. Este es el mejor dato que tenemos respecto a nuestra economía. Así como los municipios son la primera ventanilla de los quilombos de la gente, los bancos son la primera ventanilla del termómetro empresarial.

– LZ: Muchas veces, cuando se aborda la problemática de la inflación, se habla de la concentración en determinados rubros como un elemento distintivo de nuestra economía, y cuando uno repasa esos mismos mercados en otros países de la región, ve que también tienen mucha concentración, sin embargo, no tienen una inflación de dos dígitos. ¿Qué particularidades tiene la economía argentina respecto de otras?
– JS: Cuando uno mira las distintas crisis económicas de la Argentina, advierte un patrón general en las mismas. Tenemos un patrón de depreciación cambiaria que incide en términos macro y que nos lleva a fuertes pérdidas vía aumento inflacionario. Argentina efectivamente tiene un problema macro importante. Tenemos una moneda que nos cuesta defender, entre otras cosas, porque es difícil defender tu moneda si permanentemente tenés que conseguir dólares para destinar en deudas. No hay mucha vuelta, es así de sencillo. A Macri le costó bastante defender nuestra moneda, de hecho no pudo hacerlo porque había endeudado a la economía hasta tal punto, que en un momento se le dieron vuelta y el peso se fue a cualquier parte.
Ahí tenemos un problema estructural macro, que tiene que ver con la restricción externa asociada a la industrialización que te demanda insumos en dólares, pero tiene mucho más que ver aún con el endeudamiento y la fuga de capitales. ¿Es difícil que los empresarios confíen en una economía que cíclicamente tiene crisis? Sí es cierto, es el típico argumento conservador, pero es cierto. Lo que me pregunto es si esos empresarios son los que después nos ayudan a construir las bases estructurales para que esas crisis cíclicas no se den más, porque todo este quilombo empezó con la última dictadura, la reforma financiera de Martínez de Hoz, el endeudamiento que vino después, y un dato no menor, es que muchos de los empresarios de aquel entonces apoyaban ese modelo económico, que estaba en contra de la industrialización y de los trabajadores. Digo esto porque después nos quejamos de las crisis cíclicas, sin marcar que el huevo de la serpiente arrancó con muchos de los empresarios apoyando los modelos económicos que luego generan crisis macroeconómicas.
“El huevo de la serpiente arrancó con muchos de los empresarios apoyando los modelos económicos que luego generan crisis macroeconómicas”.
Si queremos discutir la inflación, discutamos un modelo macroeconómico que nos dé estabilidad, y un modelo estabilizado es un modelo industrializado y desendeudado, dos cosas que Macri no hizo.
Por otra parte, Argentina tiene una matriz económica productiva concentrada, que viene funcionando así hace mucho tiempo, y viene generando esquemas de formación de precios, mejor dicho, de deformación de precios, que básicamente condicionan la cadena para abajo y para arriba, es decir, perjudican tanto a los pequeños productores como a los consumidores. Esto es así y ya lo sabemos, tenés dos empresas que producen yerba, dos empresas que producen leche, una empresa que produce enlatados, una empresa que produce golosinas, y esta estructura económica concentrada es una estructura que te distorsiona la formación de precios, esto es lo que estamos viviendo hoy, por ejemplo, con la carne.
Para solucionarlo, creo que el Estado debe construir capacidades, porque se trata de una disputa de poder relativo. En primer lugar, hay que construir un esquema de estabilidad macro, y en segundo lugar, debemos tener un esquema de negociación con los actores. Celebro que la Secretaría de Comercio esté en ese camino.
– ER: Si tuvieras que elegir 3 puntos claves del presupuesto 2022, ¿Cuáles serían?
– JS: Es fundamental arreglar con el FMI, sino hay que hacer de nuevo el presupuesto. Ese sería el primer punto. El segundo es que, de cumplirse el presupuesto, tendremos dos años consecutivos de crecimiento por primera vez desde el 2011. Es un poco triste, pero es así, venimos teniendo crecimiento y caída de manera intercalada, a excepción de la experiencia macrista, donde tuvimos caída en el 2016, 2018 y 2019. En el año 2021 vamos a crecer entre 7 y 8%, mientras que en el 2022, según el presupuesto, vamos a crecer en un 4%. Esto significa que vamos a recuperar la pandemia, y además, vamos a descontarle a Macri, al menos en un 1,2%.
El tercer dato es que el presupuesto del 2022 apunta a un crecimiento del 4% del salario real, igual porcentaje que el PBI. En consecuencia, si todo se da según el presupuesto, tendremos 2 años consecutivos de aumento del salario real.
“¿Cuánto tiempo faltará para que, en una eventual crisis futura, las indemnizaciones entren en la misma bolsa de los subsidios al sector empresarial?”
En términos económicos, todo indica que el 2022 será un buen año, ¿por qué?, porque ya no será el año del rebote, como les gusta decir a muchos, sino que será un año de crecimiento puro y duro. Ojalá no ocurra ningún martes 13.
– LZ: Hablando de martes 13, la oposición propone, como mecanismo para reactivar el mercado laboral, eliminar las indemnizaciones. ¿Por qué este tipo de medidas son falacias?
– JS: El nivel de precarización del mundo del trabajo, también nos lleva a un contexto en el que, de repente, que no te paguen una indemnización no es la primera preocupación, porque esa primera preocupación radica en el miedo que genera no llegar a fin de mes. Lo primero que haría es advertir, es decir, ojo que vienen por los derechos laborales, vienen por la ley de contrato de trabajo, pero estamos tan mal que en muchos casos, esa advertencia no llega a ser suficientemente efectiva.
Estoy muy cristinista hoy. La oposición debería decir la verdad, sin tapujos, deberían decir que proponen esas medidas para ganar más plata, no para generar empleo. De esa manera no se genera más empleo, lo que realmente ocurre es que los trabajadores pierden derechos, y yo me pregunto, en torno a la idea planteada por parte de la oposición sobre la administración del Estado del seguro de desempleo, ¿Cuánto tiempo faltará para que, en una eventual crisis futura, las indemnizaciones entren en la misma bolsa de los subsidios al sector empresarial? ¿Cuánto tiempo faltará para que las grandes empresas le endilguen las indemnizaciones de los despidos sin causa al Estado?
– LZ: Durante la pandemia, el Estado implementó políticas como el IFE, el ATP y los créditos para monotributistas a tasa 0. ¿Qué opinás de esas medidas? ¿Considerás que en este momento debería lanzarse algún tipo de estímulo en este mismo sentido?
– JS: Para mí fueron fundamentales, por eso critico el paso de comedia de Martín Tetaz con la pistolita lanzadora de billetes en la mesa de Mirtha Legrand. ¿Qué hubiera hecho Cambiemos sin acceso al mercado internacional de créditos y con una recaudación a la baja en el medio de una pandemia? No hubieran entregado ni un IFE ni un ATP, porque no hubieran emitido. Perfecto, ¿saben para qué sirvieron esas medidas implementadas? Para sostener la oferta y la demanda, y para que te cuide el Estado y no el mercado, que no solo sostuvo a los trabajadores, sostuvo también el funcionamiento de la circulación capitalista, es decir, sostuvo al sistema. El Estado, poniendo la plata, conectó la oferta con la demanda.
Después de la elección de las PASO, se estuvo evaluando si se iban a tomar medidas de este tipo. Honestamente, no tengo la información precisa, pero trascendió la posibilidad de implementar un IFE más acotado. Si así fuera, estaría de acuerdo, no para ganar las elecciones, sino para recomponer ingresos. Debemos pensar, más que nada, en una recomposición sostenible en el tiempo que no nos genere conflictos inflacionarios a futuro.

– ER: Comentabas algunas de las propuestas de la oposición, y quiero hacerte una pregunta sobre la propuesta más delirante de un sector de la oposición, que tiene que ver con la propuesta de Milei de dinamitar el Banco Central. ¿Qué te genera que esta propuesta se esté tratando en los medios de comunicación?
– JS: Es una estupidez atómica. Milei es un llamador, está retrocediendo en chancletas con un montón de cosas. Para él, ahora ya no hay casta política, y el problema son los kirchneristas, pero los macristas no tanto. ¿Qué va a hacer Milei cuando llegue al Congreso? Lo dijo el otro día Myriam Bregman, va a votar con Juntos por el Cambio.
Lo de dinamitar el Banco Central no tiene ni pies ni cabeza, porque el Banco Central es el organizador de la política económica, y es el que, para ellos, tiene la única función de controlar la inflación, mientras que para nosotros, tiene la función de defender el tipo de cambio y de generar un marco normativo para que haya préstamo productivo, por ende, el Banco Central es el garante de la canalización de los recursos hacia la producción. Es imposible pensar un modelo de desarrollo productivo sin un Banco Central trabajando en ese sentido.
Las dos líneas más importantes que hoy tiene el Banco Nación, que son capital de trabajo e inversión, al día de hoy, están enmarcadas en una normativa que es la comunicación 7240, que es la que sacó el Banco Central en medio de la pandemia. A través de esa normativa, el Banco Central comunicaba que en el marco de la pandemia, iba a instar a que los bancos presten de tal manera, con determinadas condiciones que permitan que todos entren y que tengan una tasa más barata. Ese fue el rol del Banco Central en medio de la pandemia, y es muy difícil pensar que los bancos privados, sin la existencia del Banco Central, tengan una actitud de ese tipo. También es cierto que el Banco Central puede estar al servicio de otro tipo de intereses, sin ir más lejos, fue el que durante la gestión macrista, le dijo al resto de los bancos que presten en créditos UVA. Te diría que en este caso, los macristas son hasta más honestos, porque ellos al menos defienden que el Banco Central sea autónomo, para sus negocios, pero autónomo al fin.
– LZ: A veinte años de la crisis del 2001, ¿Cuál es la situación actual del sistema financiero?
– JS: El sistema financiero tenía una particularidad en el 2001. Por la ficción del 1 a 1, en donde financiábamos con deuda el sostenimiento de un valor ficcional del peso, los bancos habían prestado en dólares a empresas que, en la realidad, no generaban dólares, y llegó a un punto que se generó un descalce en el sistema bancario, y entre otros, fue uno de los detonantes que generó la crisis. Con la creación del Mercado Único Libre de Cambios, eso se reguló, y hoy, no se le prestan dólares a quien no los genera. En ese sentido, la solidez del sistema financiero es fenomenal, y su actual situación impide pensar en un panorama como el que tuvimos en el 2001.
“Debemos pensar en una recomposición sostenible en el tiempo que no nos genere conflictos inflacionarios a futuro”.
Podemos tener, como nos pasó con Macri, crisis cambiarias en las que no sepamos cuál es el valor de nuestra moneda durante algunos días, pero no una crisis bancaria. Si una crisis cambiaria es la duda sobre el valor de la moneda, una crisis bancaria es la duda sobre la solidez del sistema bancario.
Fíjense ustedes que esto no ocurrió ni siquiera en el peor momento del macrismo, y muchos de nosotros tuvimos la determinación positiva de no salir a hacer terrorismo económico durante ese período. En C5N teníamos ese tipo de discusiones, y yo era la única que planteaba que los dólares estaban, el que quería ir a retirar los dólares podía hacerlo, y sostenía que no digamos cosas que no eran, que no agigantemos la bola. El problema era con el tipo de cambio, y hacer dudar a la gente sobre el sistema bancario era irresponsable. Aún con una corrida feroz durante el macrismo, no llegamos a un 2001, y esa solidez se la debemos, entre otras cosas, a las regulaciones y al rol que hoy tiene asignado tanto el Banco Central como el sistema bancario en su totalidad.
Por otra parte, entre el 2001 y hoy, pasó algo que quizás, gracias a Cristina, no sentimos, que fue la crisis mundial del 2008, momento en el que se reconfiguró la forma de entender los préstamos bancarios, porque habían prestado sin mirar la exposición al riesgo crediticio, es decir, le habían prestado a gente que no estaba en condiciones de devolver y, sobre eso, aplicaron derivados, hicieron un paquetito con los préstamos y los empezaron a vender en el mercado. En este contexto, aparece Basilea 1 y 2, y dicen che, vamos a ver qué regulaciones vamos a aplicarles a los bancos para que presten, para que exista una relación entre lo que presten y el tamaño de su patrimonio. Esa es la dinámica regulatoria que actualmente rige en el sistema bancario, por ende, estamos muy lejos de una crisis bancaria como la del 2001.
Algo que podemos implementar, porque es cierto que, sobre todo la banca pública, no llega a todos los que tendría que llegar, son las formas de garantizar a quién le prestamos, es decir, los famosos fondos de garantía. Fondeados por el Estado, estos sistemas están empezando a aparecer, y esa también es una manera de poder prestar y dar créditos evitando las crisis bancarias.
– ER: Yendo a un plano más personal, ¿cuándo decidiste que ibas a ser economista?
– JS: La verdad, no lo sé. Yo empecé estudiando economía en Rosario, pero la línea de estudio era tan liberal que abandoné y me pasé a Ciencias Políticas. Quería estudiar economía, pero más grande y una que me interese. Finalmente me mudé a Buenos Aires con 22 años y me metí a la maestría que da Eduardo Basualdo en Flacso, de paso la recomiendo. De ahí me fui a CONICET, donde me dieron una beca para estudiar, algo que fue fundamental y me permitió realizar mi doctorado en la Universidad Nacional de Quilmes, donde me convertí en la primera graduada en el doctorado de Desarrollo Económico de Quilmes, uno de los pocos doctorados económicos heterodoxos, porque la gran mayoría de las ofertas de los doctorados, son ortodoxas.
“¿Qué va a hacer Milei cuando llegue al Congreso? Lo dijo el otro día Myriam Bregman, va a votar con Juntos por el Cambio”.
Actualmente soy directora de una diplomatura en economía en la UBA, y la verdad es que hay mucho de construcción de nuestras propias herramientas analíticas. Si hablan con cualquier economista y le preguntan cómo se termina formando, van a ver que todos los que empezamos preocupados por los problemas nacionales, terminamos construyendo nuestro propio juguete para estudiarlo. Los marcos teóricos existen, pero la realidad económica argentina requiere tener la cabeza donde los pies pisan, por eso, a mi criterio, quienes estudian afuera, luego son menos eficientes en la gestión de nuestra economía.
– LZ: ¿En qué momento de este devenir personal surge CEPA?
– JS: CEPA surge porque en el 2012 estábamos discutiendo con los troskos, que empezaron a correr por izquierda a Cristina y decían, por ejemplo, que la estatización de YPF se podría haber hecho en el 2003. Varios compañeros y compañeras peronistas que cursábamos en Flacso nos dimos cuenta de varias cosas, entre ellas, que faltaban centros de compañeros y compañeras que discutieran la economía para todos y para todas, porque para hacer academia ya hay un montón, hacía falta democratizar el conocimiento, y que eso lo hagan profesionales militantes con formación, para no quedarnos con la charlita de divulgación. En definitiva, queríamos hacer algo serio para el pueblo, ahí decidimos armar el CEPA, que inicialmente se llamó KIF, Kirchneristas en Flacso.
Hubo grandes polemizadores, todos en contra de Cristina, que nos han inspirado, y si están escuchando en este momento, después voy a compartir la nota selectivamente y van a saber de quienes hablo. Alfredo Zaiat nos abrió el suplemento económico CASH de Página 12 y empezamos a escribir notas e informes económicos. Recuerdo un informe que escribimos en 2013, que hablaba sobre cómo YPF estaba poniendo la que había que poner para que Vaca Muerta tenga horizonte de explotación, y decíamos ojo, porque Vaca Muerta iba a ser explotable por la inversión de YPF y eventualmente, los privados iban a poder explotarlo gracias a esa inversión. Ese tipo de discusiones, que quizás eran de nicho, entendíamos que eran las que debíamos intentar socializar y democratizar, y así nació CEPA, de hecho, para que se entienda el compromiso, durante el macrismo trabajamos gratis en los medios durante mucho tiempo.
La experiencia de CEPA es colectiva, y creo que de ahora en adelante, esas experiencias deben ser experiencias más multiplicables y financiadas más orgánicamente por nuestros espacios, con sostenibilidad en el tiempo y con diálogo continuo con los empresarios, porque lo que veo cuando estudio la historia de los economistas liberales, es que sus principales fundaciones, Fundación Mediterránea, FIEL y el CEMA, nacieron en la dictadura y fueron financiadas muy fuertemente por el mundo empresarial. Eso está faltando en nuestro espacio.
– ER: ¿Qué representan en tu vida las figuras de Néstor y Cristina Kirchner?
– JS: Generacionalmente soy de Cristina, porque entré a la universidad en el 2007, y Cristina ya estaba tirando tiros para todos lados. En ese entonces, el país crecía y nosotros discutíamos retenciones móviles, es decir, estábamos muy arriba y con mucha fuerza para discutir. Cristina fue mi formación política, ella me formó, y además nos transmitió la convicción de que era posible dar las discusiones. Néstor fue el tipo que me permitió resignificar qué era el peronismo. Yo vengo de una familia de militantes políticos de la CTA, de hecho, mi viejo fue uno de los fundadores de la CTA, y en mi familia somos todos peronistas, pero veníamos muy golpeados por el menemismo y luego noqueados en el 2001, llenos de dudas. Néstor nos reconcilió con el peronismo, y esto que pasó en mi familia, pasó con toda una generación.
*Desgrabación: Camilo Caballero