Entrevista al director de Terapia Intensiva del Sanatorio Otamendi y miembro de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, Arnaldo Dubín, en “Caballero De Día” por la AM990.
Roberto Caballero: ¿Podría describirnos la situación que hay detrás de los impactantes números de contagios?
– Arnaldo Dubin: Estamos en el peor escenario. La situación epidemiológica es incontenible, hemos llegado a un número récord de casos a nivel nacional. El promedio de contagios de la última semana en CABA aumentó un 17% respecto a la semana anterior, y en un día tuvimos más de 3.400 contagios en dicha ciudad. Frente a esta situación epidemiológica que parece incontenible, tenemos un sistema sanitario colapsado. Esto hay que decirlo abiertamente: no es que el sistema sanitario está estresado o trabajando con menor capacidad, está colapsado. Que esté colapsado significa que hay un desborde provocado por la insuficiencia de recursos físicos, tecnológicos y humanos, situación que hace que sea imposible satisfacer las demandas que nos plantea la pandemia.
“Nada más ilustrativos que los números que dio la Provincia de Buenos Aires: dos de cada tres pacientes que entran en terapia intensiva, mueren”.
El marcador más importante es el aumento abrupto de la mortalidad. Nada más ilustrativo para entenderlo que los números que dio la Provincia de Buenos Aires, donde comunicaron que dos de cada tres pacientes que entran en terapia intensiva, mueren. Estos números, que son inaceptablemente altos, indican el colapso, el mismo colapso que advertimos nosotros cuando vemos que hay un montón de pacientes que en situaciones normales estarían en terapia intensiva, y hoy en día se encuentran en habitaciones comunes a la espera de que se desocupen las camas. Es el mismo colapso que advertimos cuando intubamos y ventilamos pacientes fuera de la terapia intensiva. Es el mismo colapso que advertimos cuando vemos el cansancio y la fatiga terminal de nuestros médicos y enfermeros.
Por un lado tenemos la situación epidemiológica, y por otro lado tenemos el sistema sanitario desbordado. En este contexto, lo único que podemos hacer para tratar de minimizar la magnitud del desastre sanitario que estamos viviendo es recurrir a medidas restrictivas estrictas.

– RC: ¿Crece que cierre total ayudará?
– AD: Claro que ayudará, se trata de una medida universal que no admite discusión alguna. Yo puedo aceptar que haya motivos sociales, económicos y políticos, por los que un cierre de esta magnitud no sea conveniente, pero hablémoslo claramente y digamos que, si no tomamos medidas, lo vamos a pagar con decenas de miles de muertos en las próximas semanas. Si tenemos como prioridad salvar la vida a los argentinos, hay que tomar medidas muy restrictivas, y por supuesto, impulsar medidas económicas que sirvan de paño para apoyar a la población más empobrecida, que es la que más sufre la pandemia.
– RC: ¿Los médicos intensivistas han sido vacunados en su totalidad o todavía falta vacunar a algunos?
– AD: Son muy pocos los que no se han vacunado, la inmensa mayoría de los médicos intensivistas está vacunada, situación que nos da cierta tranquilidad. Es tal vez la única buena noticia que hemos tenido en el último año y medio, porque nuestras condiciones de trabajo son deplorables y nuestros sueldos son muy malos. Existen conflictos laborales muy importantes en relación a la salud. Tal vez el caso más emblemático fue el de Neuquén, donde el sistema de salud estuvo paralizado, debido a que el personal de salud no solo cumplió durante semanas con sus tareas en los hospitales, sino que también al mismo tiempo cortó todas las rutas. En todo el país hay conflictos laborales relacionados al personal de salud, y para entenderlos mejor, me parece importante recordar el irritante hecho que representa que la enfermería en CABA sea considerada una actividad administrativa, y no profesional.
“Es irritante que la enfermería en CABA sea considerada una actividad administrativa, y no profesional”.
– Mariano Hamilton: Doctor, cuando usted habló de medidas restrictivas ¿A qué se refiere concretamente?
– AD: Me refiero a que debemos volver a las medidas tomadas durante la fase uno, preservando las actividades económicas y comerciales esenciales, tratando de que la economía se resienta lo menos posible, pero no veo otra solución posible. Recuerdo lo que se vivió en Europa hasta hace muy pocos días, cuando comenzaron a flexibilizarse las restricciones.
Desde el punto de vista sanitario, las medidas restrictivas están fuera de discusión, es lo que han hecho todos los países serios que estuvieron en situaciones epidemiológicas similares a la nuestra. Es absurdo que existan discusiones en torno a la presencialidad en las escuelas. Tratar de cotejar el eventual daño psicológico que pueden tener los chicos por la suspensión de la presencialidad durante unas semanas, con el definido daño que va a provocar la muerte de un padre o de un abuelo, es absurdo.

Durante el último mes perdimos más de 10.000 vidas. Debemos aceptar el diagnóstico de la situación en la que nos encontramos y hablar con claridad, y hablar con claridad significa que hay que tomar las medidas necesarias, y si no las tomamos por las razones que sean, dejar muy en claro que el precio a pagar será la muerte de miles de argentinos.
– Sandra Russo: Tengo la sensación de que el gobierno nacional ha sido permeable a algunas quejas recibidas desde diferentes sectores, y que las voces de los médicos, infectólogos y especialistas de la salud están siendo menos escuchadas que al principio, ¿Piensa usted lo mismo?
– AD: Eso debería preguntárselo al gobierno. En términos generales, a los intensivistas casi no se los escucha. A mí me han convocado un par de veces desde el Poder Ejecutivo y nada más, pero no hay asesores intensivistas en el Poder Ejecutivo. Nosotros tenemos una visión y es la de la realidad que se vive en las terapias intensivas. Cotidianamente, pasamos informes para poder atender a los pacientes: no hay camas, hay problemas con los recursos, estamos agotados, vemos que se mueren pacientes que, en condiciones normales, no se morirían. Esta es la realidad cotidiana, luego aparece otra realidad paralela en la que se dice que la situación no es tan grave y que el sistema no está colapsado. Lamentablemente, a nosotros nos tocó vivir en la peor de esas realidades.
Respecto a los controles, me encuentro indignado. Vivo en La Plata, trabajo en Buenos Aires, y veo que los bares se encuentran permanentemente llenos de gente. No se han tomado medidas respecto a esta situación, lo cual implica que hay una decisión política del intendente Julio Garro de no controlar.
– RC: Lo mismo que sucede en CABA.– AD: Exactamente.
*Producción: Camilo Caballero