El nuevo libro de Daniel Sosa habla de un mito (el de la pasional Evita Perón) en contrapunto con los planteos de sus antagonistas de mediados del siglo XX, en un recorrido a través de legendarios choques discursivos que aún hoy persisten en no pocas polémicas políticas.
Se trata de una obra sesuda y documentada, y al mismo tiempo de fácil acceso y lectura entretenida, en la que el periodista Daniel Sosa elabora un producto decantado y propone repasar expresiones ardorosas de una época.
A continuación, Contraeditorial adelanta en exclusiva el primer capítulo de la obra publicada por Ediciones Ciccus :
1. La luz del sol
DONDE INICIA LA EVOCACIÓN DE SENSACIONES QUE, ALLÁ LEJOS Y HACE TIEMPO, DESBOCARON EL LATIR DE LOS CORAZONES ARGENTINOS, CON EL RECUERDO DE UNA MUJER QUE ES LEYENDA, LA IMAGINACIÓN DE UN DIÁLOGO SÓLO PROBABLE EN LA FICCIÓN Y EL RECUENTO DE PASIONES NACIONALES QUE AGITARON PROFUNDOS SENTIMIENTOS, TANTO DE AMOR E IDOLATRÍA COMO DE RECHAZO Y HASTA DE ODIO.
Ella (en 1951):
· Quiero invocar su nombre, que por grande sobrepasará muchos siglos. Si no ocurriera así, los argentinos no mereceríamos el calificativo de Gran Pueblo, por no haber sabido valorar y aquilatar, más que a un hombre, a un genio.
· Me he convertido en un soldado humilde de esta causa del Pueblo, con una fe inquebrantable en el éxito y con un deseo irrefrenable de quemar la vida para alumbrar el camino de la liberación popular.
· Los predicadores de nuestra doctrina irán por todos los caminos polvorientos de la Patria desparramando las verdades de esta Nueva Argentina y de un genio al que debemos aprovechar.
· No olviden que -según dijo Napoleón- los genios son un meteoro que se quema para iluminar un siglo.
· El lo es todo. Es el alma, el nervio, la esperanza y la realidad del Pueblo argentino. Nosotros sabemos que sol hay uno solo, y que aquí en nuestro movimiento hay un solo hombre que tiene luz propia. Todos nos alimentamos de su luz.
(Eva Perón, Historia del Peronismo, primera clase, 15 de marzo de 1951)
La Patria embarrada
El (en 1956):
· Muchos estábamos ya avergonzados de ser argentinos, avergonzados hasta el dolor y el llanto, con una inmensa aflicción por ver a la Patria tirada por el suelo, embarrada, llena de estiércol y dinero.
· Mucho es lo destruido, sobre todo en el campo de la moral pública y privada, profunda es la perturbación de las conciencias, pero no se debe ser pesimista. Si el desastre supera a cuanto podía esperarse, tiene nuestra República los elementos necesarios para rehacer, en un régimen de libertad y garantías individuales, lo destruido en doce años de arbitrariedad y de ineptitud.
· Corta de inteligencia, deficiente de cultura y sensibilidad femenina, ignorante de las relaciones morales y civiles de los hombres, sin autocrítica, sin carga de escrúpulos de conciencia, falta de gusto, Eva Perón ingresa a la historia como una leyenda plantada en el mentidero argentino.
· Perón fue un dictador cruel, venal e incompetente. Hablamos de quien mostró hasta el cansancio su infalible olfato para la demagogia, su natural tendencia al fascismo, su idoneidad para intuir y despertar las peores pasiones de la multitud.
(Ernesto Sábato, El otro rostro del peronismo. Carta abierta a Mario Amadeo, 1956)

Ella:
¿Cómo no amar a nuestro Primer Maestro, el que compartió las enseñanzas arrancadas de la claridad genial de su inteligencia y del fuego ardoroso de su corazón? No aspiramos a otra gloria que no sea su cariño, y no tenemos otro objetivo que trabajar todos los días para cumplir sus sueños maravillosos.
El:
Está repleta nuestra biblioteca con las razones de nuestro odio. Quizás la primera sea la ascendencia nazi del Líder, su estructura espiritual hitlerista.
Ella:
Lo que hay que ver es cómo se fue infundiendo, en la inteligencia y en el corazón de mi gente, el fuego sagrado con el que el Líder está iluminando los caminos de la Nueva Argentina; de esa doctrina que tendrá que alumbrar los de la humanidad, si el mundo quiere salvarse de la destrucción y de la muerte.
El:
Durante diez años asistimos todos al desencadenamiento de la pesadilla, viendo cómo se derrumbaban ante nuestros ojos uno a uno los valores espirituales, cómo la gran marea iba sumergiendo y arrastrando cosas queridas.
Ella:
Sentirlo y quererlo fue inevitable. Fuimos multitudes los surgidos a la lucha por su causa. Aprendimos a vivirla, y si fuera el caso, también a morir en defensa de los grandes principios de su ideal. Por eso siempre pedimos a sus propagandistas que enseñen a quererlo como él se merece que lo quieran todos los argentinos.
El:
Asumo que no es la razón la que gobierna el mundo sino la pasión, no el libro sino el amor y el odio, no la educación escolar sino el instinto. Por eso, nadie le podrá cuestionar su amor de mujer. Inclusive las masas, que son femeninas, se enamoran de un líder, y en ese amor no hay ni cálculo ni sensatez, como es propio de cualquier amor.
Ella:
Los pueblos necesitan darse a un hombre más que a una idea. Les resulta más fácil querer a un hombre que amar a una doctrina, porque los pueblos son todo corazón.
El:
Pero es grave que así se produzcan casos de horrible mesalliance (matrimonio con una persona de clase social o fortuna considerada inferior). Me refiero a esas masas que se fueron con el primer aventurero que supo llegar a su corazón, un líder con absoluta falta de escrúpulos al cual todo lo capacitaba para convertirse no solamente en el jefe de las multitudes argentinas sino también en su explotador.
Ella:
Cuando llegue el día de las luchas y tal vez sea necesario morir, los mejores héroes no serán los que enfrenten a la muerte diciendo: “La vida por la causa”, sino los que griten: “¡La vida por el Líder!”, que es como darla por la Patria misma. Por eso decimos que lo primero es quererlo como a la Madre, con toda el alma.
Los resentidos
El:
- Hay que explicar el fenómeno desde su emergencia, a partir de un estado de resentimiento que viene desde muy lejos y que se fue refinando con el tiempo. Así se llegó a encarnar un rencor insidioso, propio del origen plebeyo.
- Un viejo rencor (la reacción que data del siglo XIX, del gaucho contra el gringo invasor, y la de este hacia las clases altas) fue modelando esa sicología.
- La cruza de gringos pobres con criollos arrabaleros, gauchos rencorosos lanzados hacia la fábrica y el suburbio, forjó sujetos proclives al amor prostibulario y a la canción sentimental.
- Ese es el origen de ese pueblo seducido y arrastrado a tan oscura pasión. Aquellos europeos, sobre todo italianos, vinieron a hibridarse aquí y a conformar la masa suburbana.
- Ellos, es cierto, exhibieron ciertas peculiaridades positivas, cierto amor por el trabajo y la canción, cierto brillo de inteligencia y de viveza. Lástima que también se perdieron las virtudes del criollo viejo: su altivo sentido de la independencia, su indómito valor, su desinterés y su reserva.
- La devoción de esos argentinos, ya a mediados del siglo XX, sólo se explica por el secular resentimiento del indio sometido, sumado al del trabajador moderno (blanco, indio, mestizo), hacia Ios poderosos patronos de las yerbales, los quebrachales e ingenios.
- Cuando la masa de peones e indios fue perdiendo las pocas ventajas de un régimen de alguna manera patriarcal, se convirtió en la legión de parias que inevitablemente forma la explotación capitalista.
- Así, con la inmigración, la valentía del criollo degeneró demasiado a menudo en compadraje, la independencia en indisciplina y el orgullo en resentimiento.
- Es cierto que antes de la llegada del Líder, los obreros, la masa duramente burlada y explotada, no creía en nadie. Pero mantenían ese ansia de reconocimiento y de justicia que prepara siempre el camino de los redentores… O de los demagogos.
- Nada de lo que se diga podrá borrar, la propia experiencia de resentido social del tan amado Conductor, hijo natural como era. Eso fue lo que le permitió comprender y valorar al resentimiento como resorte primordial de un gran movimiento de masas.
(Ernesto Sábato, El otro rostro del peronismo. Carta abierta a Mario Amadeo, 1956)
Ella:
La causa se aprende más con el corazón que con la inteligencia. Por eso también tengo fe en el triunfo de nuestro Líder, porque está en los corazones más que en las inteligencias. Y la prueba es que los primeros predicadores de esta doctrina han sido los trabajadores, los más humildes argentinos.
El:
Con un mínimo de inteligencia podía verse que el coronel era por entonces -y seguramente lo siguió siendo, aunque luego no lo confesara- un entusiasta epígono de la doctrina nazi y de sus métodos: por algo fue agente pago de la embajada alemana.
Ella:
La realidad es que vivimos un extraordinario capítulo de la historia, como sabrán apreciar las generaciones actuales y venideras, porque estamos construyendo la grandeza de la Nación.
El:
No debe cabernos duda de que el propósito inicial del líder, y el de muchos de los oficiales que lo rodeaban, era el de regir una satrapía del imperio alemán, si Hitler triunfaba en Europa.
Las pasiones de los argentinos, en cualquier época desde 1943, se impregnaron de los nuevos fenómenos sociales y políticos que comenzaban a producirse en el país. Los cambios que se sucedían, los líderes de aquel proceso y hasta las fechas emblemáticas, fueron fuentes inspiradoras de numerosas expresiones. Tanto de respaldo como de rechazo, pero coincidentes sin embargo en su paralelo fervor.
A las variadas y antagónicas huellas que dejaron sus protagonistas (los dirigentes partidarios, la prensa, el ancho espacio de la cultura) se sumaron los intentos de explicarse, explicarnos, qué nos pasó entonces, cómo fue que empezamos a construir estas identidades.
Nuevas músicas, nuevos estandartes
llenan los aires de Argentina nueva;
y en su fervor la multitud eleva
una canción de Oficios y de Artes.
Toma el trabajo las mejores partes
del sudor noble que al progreso lleva;
y un nuevo Adán y una moderna Eva
levantan la paloma frente a Marte.
Todo es Trabajo y Paz, y todo Ciencia,
con mil ríos de Amor que murmurando
van regando la tierra en su inocencia,
mientras desfila por la Patria hermosa
una estirpe feliz y laboriosa que va de Polo a Trópico cantando.
(Antonio Monti, Argentina Nueva, en diario La Prensa, 17 de mayo de 1953)
Fue el Conductor, y nuestros sueños hilaron toda la amplitud de su bandera;
bajo la sombra de su nombre se alzó la altura sin derrotas de su empresa,
y su divisa fue tan clara que iluminó en un solo haz la patria entera
como a la noche más oscura Dios la ilumina con el punto de una estrella.
(José María Castiñeira de Dios, El Conductor)
- La etapa del primer peronismo “se caracterizó por una intensa polarización política que, a través de los años, evidenció una radicalización de las posturas del oficialismo y de la oposición.
- Este proceso se manifestó tanto en la aplicación de crecientes restricciones gubernamentales a la participación opositora como en la adopción de estrategias extra-institucionales por buena parte del campo antiperonista, principalmente a partir de la segunda presidencia de Perón, que habilitó la introducción de expresiones de violencia política hacia los últimos años de gobierno”.
(Pablo Pizzorno, Orígenes, trayectorias y radicalización de la identidad antiperonista durante el primer peronismo 1943-1955, 2018)
- Para los intelectuales antiperonistas, la caída de Perón fue un momento exultante y triunfal. La revista Sur la celebró en un número ya legendario, a fines de 1955. mientras que Liberalis se enorgullecía por haber expresado desde sus comienzos un programa en el que la “noción de bienestar… es inseparable de la cultura y de la libertad”.
- La publicación Cuadernos para la Libertad de la Cultura festejó en diciembre de ese mismo año la caída del “más acabado régimen totalitario en el continente americano” y el final de la “larga noche de diez años”.
- En una feroz y mordaz diatriba en contra de Perón, el educador y escritor Roberto Giusti elogió a la mayoría de los intelectuales argentinos por haber resistido heroicamente la corrupción y la persecución del peronismo. Situación que el intelectual y dirigente socialista Juan A. Solari resumiría como “un Estado policíaco, de orientación corporativa, [que] sólo consiguió consolidar un sistema de ‘gangsterismo’ político y social” basado en propaganda engañosa.
(Jorge Nállim, Redes transnacionales, antiperonismo y Guerra Fría. Los orígenes de la Asociación Argentina por la Libertad de la Cultura, 2012)
EL AUTOR. Daniel Víctor Sosa (1955) es periodista y hasta comienzos de 2022 se desempeñó en la Agencia Nacional de Noticias Télam como prosecretario de Redacción. Profesional con 45 años de actuación en los medios, formó parte en 1987 del grupo fundador del diario Página/12, donde dirigió la sección Economía hasta 1996. Actualmente integra la redacción del periódico Acción y dirige el sitio web sumeria.ar, dedicado a la literatura argentina y latinoamericana.
A lo largo de su carrera realizó coberturas periodísticas en Angola, Arabia Saudita, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, China, Dubai, Estados Unidos, Francia, Indonesia, Uruguay y Vietnam. En 2005 publicó el libro “El Provincia. Quiénes y cómo jugaron sucio contra el banco que sobrevivió a la ola privatizadora”.