Lo ocurrido con Chile, con sus elecciones y con las declaraciones del embajador argentino allí, Rafael Bielsa, es una demostración del estado del mundo. Primero, lo que le atribuyen que dijo está muy sacado de contexto. Las expresiones antiargentinas del personaje de la ultraderecha chilena que ha triunfado en esta primera vuelta rozan la xenofobia, claramente expresan una postura antiargentina. El señor es Pinochetista, lo dice él mismo.
En todo caso, los chilenos tendrán que resolver qué es lo que hacen con este escenario que se les presenta: que un presidente como Piñera ahora esté con un 9% de aprobación en los sondeos de imagen pública y pretenda ganar algún rédito haciéndole escribir un comunicado a la cancillería chilena, siquiera de reproche, a nuestro embajador en Chile, sólo se explica que teniendo un discurso parecido al de Kast, se intente recuperar un poco de imagen al lado de este personaje siniestro.
Yo puedo decir cosas que quizá Rafael Bielsa no puede decir. Lo que hizo fue describir por acciones, no hizo una descalificación o una calificación de orden personal. Lo que exhibió a través de las declaraciones es, nada más y nada menos, una forma de entender el mundo. Quizá esto sea simplemente un déjà vu de otro tiempo, la historia nunca se repite de manera idéntica, pero es cierto que hay datos de la historia que anidan en la memoria colectiva que no son para ignorar.
Las expresiones antiargentinas del personaje de la ultraderecha chilena que ha triunfado en esta primera vuelta rozan la xenofobia. Todo aquel que reivindica a Pinochet, también está reivindicando al intruso, al usurpador, colonialista de nuestras Islas Malvinas.
La querida República de Chile ha funcionado hasta ahora como un espejo que adelanta. Mucho antes de que Menem y Cavallo aplicaran las políticas neoliberales que conocimos aquí en los 90, los Chicago Boys, los que de algún modo llevaron adelante las políticas económicas surgidas del consenso de Washington, llegaron a Chile y lo convirtieron en lo que fue el primer paso del experimento neoliberal en la región, con los resultados ya vistos. Hace falta que recuerde que hace un poco más de un año, Chile viene sumido en una gran rebelión tratando de sacarse de encima el legado pinochetista que, esencialmente en lo político era una restricción de libertades y en lo económico era una liberalización y desregulación que, salvo en la industria del cobre, se dio en toda la economía, generando una sociedad dual con grandes sectores de la población que no alcanzan niveles de ingresos básicos para acceder a una vida más o menos digna y un grupo muy reducido, los familiares o los que son como Piñera o los que viven en algunos barrios muy puntuales que se han beneficiado materialmente con estas medidas neoliberales.

Allá por el ‘ 73 en Chile se dio un golpe militar encabezado por Pinochet que preanunció lo que sucedería apenas tres años después aquí en la Argentina con Videla y compañía. No podemos dejar de ver también el ascenso de este fascista Kast, el resurgimiento de la ultraderecha que se da a escala global con personajes como Trump, Bolsonaro en Brasil, Kast en Chile o Milei en la CABA. Parece que unos se contagiaran de otros, pero todo eso que parece no tener algún vínculo más que el de la imitación. En Chile hoy, nada más y nada menos, hay un tipo que reivindica el orden de Pinochet: ese orden se construyó sobre la sangre derramada de miles de chilenos, como parte del terrorismo de estado y crímenes de lesa humanidad.
Es sorprendente que Chile haya llegado después de esas revueltas a un resultado electoral como el que conocimos: es más, Chile puso a un intelectual mapuche al frente de su convención constituyente precisamente para generar una nueva constitución que se sacara de encima las rémoras del pinochetismo, ¿cómo pueden convivir una cosa con la otra?
Es una verdadera incógnita que es lo que va a suceder en el balotaje porque cuando se hace la sumatoria matemática de quienes estarían en condiciones de apoyar a Boric, el candidato de la izquierda, y quienes a Kast, se establece una diferencia mínima de 2%. Pero Kast, hace dos meses atrás era una fuerza testimonial, prácticamente un lumpen dentro del escenario político y ahora se convierte en ganador de las presidenciales en la primera vuelta. Es probable que su camino en alza sea detenido en un balotaje: las fuerzas democráticas de Chile después de la revuelta popular deberían tener una fortaleza un poco mayor que la derecha. Pero es cierto que la derecha conserva todavía el aparato del Estado, los medios de comunicación, el partido pinochetista histórico, Piñera mismo ya le está haciendo la campaña, con lo cual después de todo eso hasta llega a haber un “Bolsonaro chileno”. Lo importante que ha sido en su momento Lula y lo desgraciado que ha sido para la región Bolsonaro, al calor de una ideología que reivindica cosas que no pueden ser reivindicables en el siglo XXI con una mentalidad abierta y democrática. Si querés volver al siglo XVIII o XIX lo podés hacer pero generalmente esto era castigado en las urnas.
Lo que me sorprende menos es la postura que han tenido algunos referentes del PRO y como se plantó la prensa hegemónica en relación a lo ocurrido con Bielsa. Prácticamente todos adoptan la postura de Kast bajo la excusa de que un embajador no puede estar opinando sobre esto, aquello y lo otro, le caen al que criticó al ultraderechista y no al ultraderechista. Lo que hizo generosamente Bielsa fue una pintura del hombre.
¿Cuál es la peligrosidad de Kast? Además de su componente ultraderechista, tiene una actitud antiargentina, y los antecedentes entre la Argentina y Chile siempre han sido de tensión, por cuestiones limítrofes. Ha costado mucho la paz pero con una historia común que nos hermana y es lo que finalmente se impone; hemos logrado muchas veces salir de la posibilidad de confrontación gracias a que se termina imponiendo la historia en común, el espíritu de San Martín y O’Higgins. Lo único que le falta a la Argentina es tener del otro lado de la cordillera a alguien que no nos quiere y que tiene las ideas que tiene este señor. Porque todo aquel que reivindica a Pinochet, también está reivindicando al intruso, al usurpador, colonialista de nuestras Islas Malvinas. Estas cosas existen y son parte de nuestra memoria.
Entramos en un ciclo nuevo, el MERCOSUR venía bárbaro hasta que apareció un Bolsonaro, venía bárbaro hasta que apareció un Lacalle Pou. Chocó contra una realidad que no es la de aquellos que comprenden o interpretan la historia de lucha común de nuestros pueblos, sino que son élites que tienen más de divergencias que de puntos en común. Los pueblos sabemos que la unidad nos favorece porque no se puede negociar de a uno con el mundo, pero las élites tienen otros negocios. La fragmentación es un escenario desventajoso para nosotros pero muy favorable para las grandes potencias. Por eso Perón siempre quiso armar el ABC, que fue una idea originaria de lo que luego sería la unidad regional: era un convencido de la unidad continental y de la unidad panamericana, era un tipo que tenía una enorme visión geopolítica.
El MERCOSUR no es algo que haya avanzado durante el gobierno de Menem sino que se inicia con Alfonsin y permitió desmontar hipótesis de conflictos que son las que renacen cuando las derechas belicosas vuelven a tener protagonismo en escena. Por eso no es buena noticia lo de Kast: si gana, vamos a tener a un presidente chileno que no quiere a los argentinos y argentinas.
Perón siempre quiso armar el ABC, que fue una idea originaria de lo que luego sería la unidad regional: era un convencido de la unidad continental y de la unidad panamericana, era un tipo que tenía una enorme visión geopolítica.
Entre otros asuntos, le caen a Bielsa por su postura frente a Jones Huala y eso tiene que ver con que Bielsa participa en una audiencia en la que se estaba debatiendo la posibilidad de darle algún beneficio en su situación penal en Chile a un dirigente mapuche, de una corriente más radicalizada que otras, pero que no deja de ser un ciudadano argentino para el embajador. Y los chilenos no se lo perdonan.
Todo el sur de Chile está militarizado, con una suerte de estado de sitio, porque allí ha habido una organización de los pueblos mapuches que se ha vuelto potente en sus reclamos, y en paralelo ha surgido algún grupo que reivindica la violencia, que resulta un poco funcional a algunas versiones que cada tanto el Departamento de Estado desparrama por aquí. Como que la Triple Frontera está llena de terroristas del Líbano y Siria, que nunca lo pudo probar Estados Unidos… En el sur de América latina la amenaza son los pueblos mapuches, que son los que de alguna manera se están convirtiendo en terroristas, que es lo que plantean desde Estados Unidos a Patricia Bullrich. Yo quisiera saber cuáles son los expertos en geopolítica que tenemos nosotros en los noticieros de los canales que vemos habitualmente. Estaría bueno también que puedan pasar por una buena entrevista, pero el que los va a entrevistar es Majul: entonces es un tema muy complejo porque aparte todo el sistema de comunicación está asentado sobre las hipótesis de conflicto que plantea el Departamento de Estado, no sobre las necesidades argentinas o pensar la región con cabeza propia, como si aquí no hubiera existido la integración regional fuerte que existió en los años de Lula, Néstor, Cristina y de tantos otros.
Si en Chile se confirmaran estos resultados llegaría a la presidencia alguien que es muy parecido a Trump, a Milei, a la gente de VOX en España, a Bolsonaro, y que particularmente tiene una reivindicación del pinochetismo como principal instrumento ideológico y un profundo sentido anti argentino. No nos quedemos demasiado tranquilos.
Habrá que ver qué es lo que pasa en el balotaje, espero que Chile no se rinda.