Entrevista realizada por Luis Zarranz y Emanuel “Peroncho” Rodríguez en el programa Fuera de Contexto que se emite los sábados, de 16 a 18, en El Destape Radio. Repite los domingos a la medianoche. FM 107.3 –http://eldestaperadio.com. En Spotify: Fuera de Contexto Radio.
-Emanuel Rodríguez: Hoy está con nosotros uno de esos artistas que se involucra de verdad, y que te podés cruzar en cualquier marcha nacional y popular. Gran representante de la lucha por la Patria Grande, conocido por sus letras de grueso tenor social y su compromiso político con la liberación de Latinoamérica y el Caribe. Daniel Devita, bienvenido a “Fuera de Contexto”.
-Daniel Devita: ¿Cómo están? ¡Qué presentación te mandaste, querido Emanuel! Un abrazo grande para los dos.
-EM: Con Luis Zarranz hemos compartido recitales tuyos, siempre bancando a las Madres en la plaza y a las causas populares. Tenés una asistencia perfecta en todas las marchas.
-DD: Así es. Luis, además de ser un compañero al que quiero mucho, me trae buenos recuerdos, porque estuvo ahí cuando cumplimos ese sueño de tener enfrente por primera vez a las mujeres que parieron nuestra democracia y la patria en la que podemos soñar con la justicia social. Un placer hablar con ambos.
-Luis Zarranz: Un gustazo que estés aquí en el programa y que podamos tener un rato para reflexionar sobre diversos temas.
-EM: Si bien hemos compartido escenarios, no compartimos generación. Vos sos más joven que nosotros, así que vamos a empezar con preguntas que le harían tipos grandes a un tipo joven. ¿Qué es el rap?
-DD: (Risas)
-EM: Ahora va la pregunta de verdad. Si bien sos muy joven, tu carrera tiene un recorrido vastísimo. ¿Cómo fueron tus comienzos? ¿A qué edad comenzaste a incursionar en el hip hop y cuándo decidiste que iba a ser tu vocación y tu modo de vida?
-DD: Yo pensé que me ibas a mostrar objetos y pedirme rimas, menos mal que no lo hiciste, porque me iba.
-EM y LZ: (Risas)
-DD: Arranqué cuando tenía 11 o 12 años. En la escuela tenía un compañero llamado Matías, al que le gustaba mucho el rap en inglés, y a mí no me gustaba ni un poco. En esa época la estética del rap estaba asociada a la del negro musculoso con las chicas y los autos de último modelo, una estética que muy poco tenía que ver con nuestra idiosincrasia. En ese entonces, a mí me gustaba el rock nacional, ya escribía letras, y siempre me veía a futuro haciendo algo relacionado a la música, aunque nunca imaginé que iba a ser con el género musical que terminé haciendo. El quiebre llegó cuando escuchando, y en mi caso, tolerando rap en inglés en la casa de Matías, veo que tenía un disco de rap en castellano, que al escucharlo me llamó mucho la atención. Me gustó la idea de poder expresar un texto larguísimo durante tres o cuatro minutos, situación que voy a linkear con el arte que haces vos Peroncho, porque vos en tus espectáculos podés pasar de una barrabasada absolutamente irreverente a una reflexión muy profunda, y el rap tiene mucho de eso, podés pasar de la metáfora más rebuscada a la frase más chabacana en un segundo. Cuando fui a revisar esos cuadernos que tenía lleno de palabras, para las que todavía no había encontrado formato ni sentido, me di cuenta que el rap era ese formato, y hasta el día de hoy no he podido parar.

LZ: Te imagino con esos 11 o 12 años descubriendo un mundo nuevo, y a partir de allí, incorporando la posibilidad de combinar el arte con el compromiso social. ¿Qué te permite esa combinación?
-DD: Esa combinación fue la que me gustó de entrada. El rap tiene mucho de crítica social, y cuando tenés 12, escuchás a un rapero insultando a un sello discográfico, te atrae, más de grande te das cuenta que el sello discográfico al que estaba insultando era el suyo, y ahí entendés la contradicción. En aquella época esa práctica era vista como un signo de rebeldía, más teniendo en cuenta que convivía dentro de los mismos sellos con las denominadas Boy bands, como los Backstreet Boys. En la Argentina veníamos de la crisis del 2001, y en el rap de aquella época habían muchas letras contextualizadas en la situación del país que se mezclaban con situaciones globales, es decir, letras que iban desde el endeudamiento, el FMI, el hambre y la pobreza, hasta la caída de las torres gemelas y la avanzada de los Estados Unidos en medio oriente. Lo que yo intento hacer es ir un paso más allá de la crítica social, sumándole a los reclamos un aspecto propositivo, como diciendo: bueno, este es el sistema de mierda al que criticamos, y esta es nuestra idea superadora. En Argentina empezamos a vivir un proceso muy singular, que estaba por fuera de todo lo que habíamos conocido. Al ir creciendo a la par de los gobiernos de Néstor y Cristina, se me fue haciendo fácil tener una visión positiva de la política, algo que quizás a mis colegas más grandes, después de haber padecido tanta antipolítica y de haber soportado que el partido que supuestamente tenía que garantizar la soberanía, la independencia y la justicia social, hiciera todo lo contrario, se les hacía muy difícil. En una canción que hice hace un par de días, comparo algunas situaciones de nuestro país, por ejemplo la de los abuelos, quienes pasaron de la miseria absoluta del año 2001, a tener uno de los sistemas previsionales más inclusivos del mundo en el año 2011, o la del transporte público, sistema en el que por el 2001 se viajaba en condiciones deplorables, y 12 años después, contaba con una flota de trenes de alta calidad. En fin, hablar de cuestiones sencillas y palpables en las que podamos darnos cuenta de cómo se le empezaba a dar respuesta a un montón de reclamos históricos. Si uno puede alzar la voz de la crítica social para que sea atendida, y así lograr que las respuestas a la misma sean hechos concretos y palpables, ya sea desde mi lugar de rapero o del lugar de peroncho como humorista, está aportando a la causa de un proyecto colectivo transformador en beneficio de las mayorías.
-EM: ¿De dónde surge la idea de combinar tu impronta política con tu formación artística?
-DD: Surge de una profunda autocrítica que hice en determinado momento. El rap, al tener esa consigna de contar el padecer de las clases populares, gira permanentemente en torno a lo negativo, a lo que está mal o a lo que hay que cambiar, y es por esa razón que tiene un caudal muy importante a la hora de concientizar a los pibes, como me pasó a mi cuando tenía 11 años. Haciendo memoria de las primeras canciones que escribí, me di cuenta que casi la totalidad del contenido de las mismas se basaba en críticas a cuestiones irresueltas de la sociedad, y que no contaba nada de lo que se había hecho o se estaba haciendo. ¿Por qué no hacía eso?, porque había que ser muy valiente para hacerlo, en el ambiente del rap estaba mal visto, debido a la demonización de lo que podemos llamar lo partidario, quedabas como un idiota o como un traidor a vaya uno a saber qué máxima. Esa dicotomía me acompañó durante mucho tiempo, y recuerdo que cuando iba a tocar algún festival, previamente subía en las redes una foto de Néstor, ya sin ninguna vergüenza ni complejo de mostrar en público mis ideas, pero volcar esas ideas a letras de una canción era más complicado, era visto casi como una herejía. De pronto, ocurrió que ese proyecto que parecía iba a durar 200 años y que ya había liberado la patria, fue interrumpido por la runfla que nos dejó culo al norte durante cuatro años. Ahí, de forma tardía, en las vísperas de la derrota del 2015, fue cuando nos dimos cuenta de la importancia de volcar nuestras ideas a las letras de las canciones. Conversando luego con colegas y haciendo un análisis retrospectivo, llegamos a la conclusión de que esta revelación tardía no era propia de unos pocos, sino de la gran mayoría de los artistas. Esa idea general que había de no pervertir el sagrado arte con la política mundana ya no iba más. En lo personal, recuerdo que durante una charla que fui a dar a la Universidad de La Plata en la que planteaba esa idea de hacer política mediante el arte, la mitad de los asistentes me terminaron cagando a puteadas. Muchos de allí veían ese planteo como una perversión al sagrado arte, y a vos, Peroncho, te debe haber pasado algo similar.
“El peronismo es algo inexplicable y a la vez palpable”.
-EM: Así es, de todas maneras, siempre elegí el camino de la perversión.
-DD: (Risas).
LZ: ¿Cuáles fueron tus referentes en el rap?
-DD: En el rap en particular, además de Matías, mi amigo del colegio, y de Gustavo Arroyo, que es mi productor y guitarrista desde mis comienzos hasta la actualidad, nombraría a la escena española de los 90 y los 2000, en la que se desempeñaban artistas como Chojin, Nach y Tote King. Ellos fueron los primeros que me pegaron fuerte, y me instalaron esa idea de poder volcar los problemas de la gente en una canción. Volviendo un poco para nuestros pagos, y más precisamente para el lado del heavy metal nacional, podría nombrarte a Ricardo Iorio, a quien, por más que actualmente esté pasando por una etapa terraplanista, considero como el mejor letrista de la República Argentina. No he escuchado nada que me guste más que las canciones que hacía Ricardo en su mejor época, de hecho, me he pasado noches enteras escuchando ´Se vos´, que sería algo así como el himno almafuertero de las baladas metaleras argentinas. Intento absorber esa esencia y transportarla hacia lo que hago yo. Yéndome un poco más para atrás, podría nombrarte a José Larralde, también me gusta mucho la música instrumental y el tango, pero vieron esa frase que dice que el que mucho abarca, poco aprieta. Bueno, yo tengo la suerte de disfrutar cosas muy disímiles a la vez, de conocer un poquito de cada cosa, y en consecuencia, de ser bastante bruto en todo, porque nunca le dediqué demasiado tiempo a una cosa en particular.
-LZ y EM: (Risas)
-LZ: Estás presentando material nuevo, y además cumpliste años hace poco. Imagino que tuviste una semana muy movida. ¿Cuáles son tus expectativas respecto a este lanzamiento?
-DD: Estoy absolutamente feliz. Es una de las primeras veces en las que tengo pocas expectativas, casi no pienso en lo que vaya a pasar. El disco me encanta, disfruté muchísimo haciéndolo, y se fue concibiendo durante esta etapa pandémica tan atípica que hemos vivido todos. El ideario del disco fue construyéndose a partir de charlas y temáticas que fuimos intercambiando con nuestros seguidores en las redes, y el objetivo principal del mismo es que las letras interpelen al mexicano, al paraguayo, al boliviano, al uruguayo, al peruano, al colombiano, al argentino, al ecuatoriano, etc. Musicalmente, el disco tiene tango, tiene folclore, tiene rock, tiene jazz, es decir, es bastante diverso en cuanto a géneros, y si me preguntan por su esencia, diría que se trata de un disco muy rioplatense. En el disco participa el Condor Sbarbati, que además de ser uno de los vocalistas de La Bersuit, es un artista muy importante dentro de lo que sería la rama joven del folklore. Muchas veces no nos damos cuenta de la importancia que tiene el recambio generacional en la música, porque cuando se mueren los grandes referentes, es necesario que alguien agarre la batuta y siga con el legado, porque ese legado es el patrimonio de nuestra tierra. También cabe destacar la participación de uno de los baluartes de nuestra música, porque en el disco compartimos con Piero una canción en defensa de Cuba. Además de lo instrumental, el disco tiene muchas referencias de series y de películas. En fin, está lleno de sorpresas que esperemos que les gusten a la mayor cantidad de latinoamericanos. El proceso creativo es muy íntimo, pero la paradoja de la cuestión es que cuando escuchás que una letra tuya está siendo utilizada en un video donde se muestra, por ejemplo, una olla popular, te emocionas hasta las lágrimas, porque ese es el destino que uno sueña para una canción, ahí es cuando podés decir que está terminada. Ese es el momento en el que la música pasa a ser algo más que mero entretenimiento.

-EM: ¿Qué significa para vos que tus canciones sean utilizadas como material didáctico en varias escuelas del continente?
-DD: Es una locura. Estoy seguro de que muchos de nosotros, cuando chicos, hemos escuchado la frase de que había que estudiar porque, si no, no íbamos a ser nadie en la vida. Yo, por lo que es mi pasión, he relegado muchas cosas que seguramente a mis padres les hubiera gustado que haga. Me acuerdo que el jefe de mi primer trabajo me cargaba porque yo escribía canciones, me decía que estaba muy bien que haga eso como hobby, pero me preguntaba qué iba a hacer de verdad, y yo me enojaba mucho. Desde chico decía que no iba a hacer un carajo de lo que me impongan, yo quería ser músico, y por más que me muera de hambre, voy a seguir siendo músico, no le voy a dar el gusto a tipos como mi jefe. Los grandes artistas probablemente no sean los más talentosos, sino los que estuvieron dispuestos a comer mierda durante muchos años, con honrosas excepciones. Cuando uno se plantea dedicarse a la música, al humor o cualquier actividad artística, sabe que a lo largo del período que antecede al momento en el que finalmente logra vivir de eso, ha sido visto como un pelotudo que está desperdiciando su vida en vez de hacer algo serio. Situaciones como las de dar charlas en universidades sin haber terminado el secundario, o de golpe escribir un artículo que es leído por personas que uno admira mucho, las vivo como una especie de revancha personal. No hay una sola manera de cultivar el conocimiento, y esto lo siente todavía más fervorosamente quien se encuentra cercano a las ideas de Arturo Jauretche, de Scalabrini Ortiz o de Abelardo Ramos. El conocimiento popular ha sido subestimado durante muchos años, y uno, al no haber sido fruto de la educación tradicional, tiene la oportunidad de mostrar un camino alternativo, ni mejor, ni peor, diferente. A veces escucho a más de uno con un posgrado en tal universidad o en tal otra, y por adentro digo, che, que falta que hace un negro peronista en esos ámbitos educativos para sacudir un poquito la modorra.
-LZ: Has escrito sobre Cuba, sobre Palestina, sobre Venezuela. ¿De dónde surge esa visión emancipadora de la región?
-DD: Lo de empezar a cantarle y a escribirle a Latinoamérica, comenzó con pequeñas frases que empecé a colar dentro de letras que, en principio, iban dirigidas hacia los argentinos y hacia nuestro contexto en particular. Hay una frase puntual de una canción mía que grafica muy bien esta situación, que dice “más solo que Lenin Moreno en el día de la lealtad”. El argentino politizado tiene una idea más o menos precisa de que Lenin Moreno fue vicepresidente de Rafael Correa, y que cuando llegó a ser presidente se dio vuelta, y terminó siendo un represor y ajustador serial. Lo del día de la lealtad es una frase muy nuestra, y la canción en su totalidad se refería más bien a conflictos que ocurrían en nuestro país. Lo loco fue que, a través de unos compañeros ecuatorianos, la canción le llega a Rafael Correa, y después me entero que en Ecuador se empezó a usar la frase del día de la lealtad. Correa termina compartiendo la frase en su cuenta de twitter y al final del mensaje pone la V de la victoria, es decir, entendió todo. En ese momento empecé a darme cuenta que una canción mía podía llegar a otros países de la región, y no solo eso, comprendí que en esos países también hacían falta expresiones musicales de ese tipo, y que las letras calaban de la misma manera que en Argentina. Si te vas un poco para Centroamérica, por ejemplo a Venezuela o a Cuba, te vas a dar cuenta que hay un montón de música por y para la revolución y la justicia social, pero también te vas a dar cuenta que les falta una pizca más melancólica, es decir, más rioplatense, como la del tango. A partir de esa observación, y desde la beta un poco más frontal que propone el rap respecto a otros géneros musicales, intentamos llegarle a la mayor cantidad de gente posible de nuestra región. En algunos países nuestra propuesta cae muy bien y la gente te la agradece, y en algunos otros quizás se sienten un poco más invadidos, como diciendo che, este argentino quién carajo se cree que es para hablar de mi país. El proceso de expansión en la región se fue dando de manera muy natural, y se fue acrecentando disco a disco. Este último álbum se llama Patria Grande, y representa ese despliegue territorial a un 100%.
“El rap tiene mucho de crítica social”.
-EM: Desde la pandemia veo que estás estrimeando a lo loco. Contanos un poquito cómo te fuiste encontrando con ese perfil de periodista de temas internacionales.
-DD: (Risas). Al principio, tuve que trabajar con una idea que anidaba en mi cabeza, y que tenía que ver con no mover ni un dedo por nada que no esté relacionado con la música. Durante mi vida he tenido que trabajar de muchas cosas, y, debido a esas experiencias, no quería hacer nada que maniatara mi creatividad. No tengo drama en ir a cargar bolsas al puerto, pero no quería utilizar mi creatividad por algo que no tuviera que ver con la música. Como verán, mucho capricho de parte mía, pero creo que mi cabeza dura hizo que pueda vivir de lo que me gusta. Durante la cuarentena, no podía salir a tocar y el trabajo prácticamente se esfumó. Ahí me vi, y creo que todos nos vimos, en la disyuntiva de pensar ¿Ahora qué hago?, no hay nada que me parezca más embolante que ver a alguien cantando por zoom. El primer y segundo show virtual te lo bancás, pero al tercero te querés matar, es horrible, no hay gente, no hay aplausos, no hay cercanía, no hay nada. Lo intenté y me di cuenta que no iba a ser por ahí, imagínate, Peroncho, que estás haciendo un show y nadie se ríe, ¿cómo sabés si el espectáculo está funcionando? Lo mismo nos pasa a los músicos, si no está el aplauso del público, ¿cómo sabés que lo estás haciendo bien?
-EM: Tengo una vasta experiencia respecto a hacer humor político sin que nadie se ría, porque empecé haciéndolo en Córdoba.
-DD: (Risas). Estuviste muy bien. Como vi que no iba por el lado del show virtual, comencé a charlar con un amigo peruano, que se dedica a informar y dar su punto de vista a través de su canal de Youtube hace ya un tiempo. Al contarle la disyuntiva en la que me encontraba, me hizo ver que esos que me iban a ver a los shows, son los mismos que me seguían en las redes sociales, y que además de lo musical, lo que me unía a ellos eran las temáticas de las canciones, después de decirme eso, me planteo que podría ser una buena idea prender un día la cámara y charlar con ellos acerca de esos temas. Después de escucharlo, interiormente me resistía a hacerlo, porque decía, con una connotación negativa, que lo único que me faltaba era hacerme youtuber. Un día, después de tragarme el orgullo, le hice caso y prendí la cámara. Lo que empezó a pasar fue hermoso, porque ese principio lleno de incertidumbre y prejuicios, se convirtió en un reducto medio inimputable, en el que venía cualquiera a preguntar cosas sin medias tintas. Fiel a nuestro estilo, dábamos nuestros puntos de vista absolutamente de todo, y de a poco se fue armando algo hermoso lleno de contenido sustancial. Empezamos a conversar con gente que formó parte de la historia reciente, como Amado Boudou, y yo oficiaba como una especie de moderador entre un compañero mexicano de 25 años y un ex vicepresidente de la Argentina. Me parece muy divertida la idea de encontrar un equilibrio entre el debate político sobre temáticas serias y las preguntas random o que van por fuera de la corrección moral. Se arman debates muy lindos y delirantes a la vez, en donde las personas que creen detestarse se dan cuenta que no son tan distintos.
-LZ: Acabás de dar una excelente definición del peronismo.
-DD: (Risas)
-LZ: ¿Cómo vivís este fenómeno que consiste en pibes y pibas juntándose en las plazas a rapear?
-DD: Por un lado, me maravilla la sola idea de ver como una actividad que desarrollaban pocas personas, se haya convertido en un fenómeno masivo. También, la posibilidad de que un pibe de 20 años le pueda comprar una casa a la mamá haciendo música urbana, me genera una felicidad enorme. Por otra parte, personalmente me genera un poco de ruido que el género musical antisistema por excelencia, hoy por hoy sea, junto con todos sus subgéneros, la música adoptada por el sistema. Hoy por hoy, todas las marcas lucran con el rap y el trap, y en algún punto, le han extirpado la parte más cruda de la crítica social, soslayando de alguna manera la parte espiritual y ponderando la parte material en los discursos, algo que era más común encontrar en géneros como el Reggaetón. Esta situación la vivo con tristeza, porque con muchos colegas hemos trabajado para que la crítica social y los discursos propositivos sigan siendo importantes dentro del rap. Mi sensación respecto a la explosión del rap como fenómeno masivo es un poco ambigua, porque encima, hablando desde el contexto argentino, el fenómeno se da durante el macrismo, y yo no puedo concebir cómo algo casual que, durante el período en el que vuelve a instalarse el neoliberalismo en el país, las letras de los artistas más mainstream de la escena nacional sean del tipo: ´Me compré la mejor ropa y vos no gil´. Hace un tiempo atrás, era muy raro escuchar a un artista argentino del género midiendo su valor por lo material, y que eso sea socialmente aprobado por la mayoría. Además, eso pinta de cuerpo entero la hipocresía del discurso, porque hoy por hoy, si discriminás a alguien, la condena social es inmediata, y eso hace un tiempo atrás no ocurría, ahora, si la discriminación tiene que ver con las posibilidades económicas de tal o cual persona, parece no importarle a nadie, y parece estar socialmente aceptada la desigualdad, más que nada en los adolescentes de hoy en día. Parece que hoy en día alguien es mejor o peor según lo que posee materialmente o no, y esto se ve reflejado tanto en letras de canciones de algunos artistas como en batallas de freestyle que se desarrollan en cualquier plaza de cualquier barrio. En mi opinión, esta tendencia de vale el que tiene y el que no tiene es un boludo, no es ni una casualidad ni un detalle menor, tiene que ver con un contexto social y político, y para corroborar esta tendencia, no hay que hacer más que ver la cantidad de votos que sacan tipos como Milei.
“El Estado debe intervenir para garantizar la pluralidad de las voces, tanto en la comunicación como en la cultura”.
-EM: ¿Pensás que el Estado debe meterse dentro de ese universo cultural o dejarlo transitar por el libre albedrío?
-DD: Como peronistas, tenemos ejemplos palpables para entender cómo se organiza la cultura a partir de nuestras ideas. Así como el Estado planificaba lo que iba a hacer en materia industrial y en materia económica, también planificaba cuál iba a ser la cultura del pueblo argentino, no en términos vanguardistas, sino en términos de poner en valor lo mejor de nuestro pueblo y potenciarlo a través de la cultura. En ese sentido, el impulso estatal es fundamental. No le podemos dejar la cultura y la comunicación a los intereses del mercado, porque no son los intereses del pueblo. Sin plantear antagonismos, debemos decir que el peronismo se ha caracterizado durante toda su existencia a armonizar a la sociedad mediante el principio de la comunidad organizada, para que todo eso que no confluye pueda trabajar en conjunto sin reparar permanentemente en las dificultades. La cultura es un patrimonio muy importante como para dejarla en manos de gente que simplemente está pensando en convertirla en un producto para hacer dinero.
-LZ: Aún siendo muy joven, ya tenés un recorrido bastante extenso dentro del rap. ¿Cómo se trabaja con esos chicos que están empezando a salir a las plazas y ven lo que la industria musical muestra y reproduce como la moda a seguir para ser exitoso?
-DD: Es un desafío muy complejo. Muchas veces digo, medio en broma y medio en serio, que yo sería el artista al que muchos padres les gustaría que sus hijos escuchen, pero que en realidad, no soy el artista que escuchan sus hijos. A mí me escucha mucha gente grande, a los que denomino como abuelitos y abuelitas postizas, y no precisamente porque el rap sea el género musical que más los atrapa, sino porque, quizás, encuentran en las letras y en el contenido lírico de mis canciones, aquellos anhelos y aquellas luchas por las que abogaban cuando tenían mi edad. Es muy difícil plantarse contra la industria musical, porque la moda que reproducen hace mella en la cabeza de muchos pibes que están empezando en el rap, y de 20 pibes, quizás 2 o 3 logren eludirla y ser originales, mientras que 17 o 18 van a escribir sobre las mismas banalidades. También es cierto que, lo más probable es que un discurso que haga hincapié en los derechos laborales no interpele a un pibe de 12 años. Pero en este mismo sentido, aparece el desafío de encontrar un discurso que interpele a los más jóvenes, para que luego lo hagan suyo y lo defiendan. Quizás peco de optimista, pero a mí me parece que a medida que uno va creciendo, se va encontrando con las problemáticas reales y le empiezan a interesar otras cosas. Otro punto que me parece importante remarcar es la poca diferencia de edad que existe entre el seguidor y el artista respecto a épocas anteriores. Antes, nuestros músicos favoritos eran más grandes que nosotros, y hoy en día, los pibes de 12 o 13 años tienen de ídolos a streamers o artistas de su misma edad. En la actualidad, algunos artistas absolutamente consolidados del rock argentino, no llegan ni al 10% del alcance al que puede llegar un pibe de 18 años que hace trap, y el miedo de que la cultura argentina vire para ese lado existe y es real, y detrás de ese miedo aparece uno peor, que es el miedo a que los cánones del mercado que predican que lo único que sirve es lo que vende más, se imponga y se convierta en una especie de meta de muchos aspirantes a artistas cortados por una misma tijera, desalentando indirectamente a quienes intentan propuestas elaboradas desde el amor al arte. A mi juicio, el Estado, sin prohibir ni censurar a nadie, debe intervenir para garantizar la pluralidad de las voces, tanto en la comunicación como en la cultura.
-LZ: Compusiste una canción llamada Mamá, dedicada a las Madres de Plaza de Mayo y estrenada un 24 de marzo. Además, tuviste la oportunidad de cantarles el tema directamente a ellas, en el marco de los 40 años de lucha. ¿Cómo fue el proceso creativo de esa canción? ¿Cómo viviste ese momento en el que pudiste cantárselo directamente a ellas?
-DD: Poder cantárselo directamente a ellas ha sido una de las cosas más hermosas que me pasaron en la vida, sino la más hermosa. Atesoro ese momento, incluso tengo videos guardados de aquel acto, y, de vez, en cuando me tomo un ratito para revivirlo. El proceso creativo de esa canción fue uno de los que más disfrute, y el pensamiento recurrente que imperaba en mi en aquel momento era, ¿De qué manera puedo homenajear a estas mujeres a las que se las ha homenajeado de todas las formas habidas y por haber? La primera idea que se me vino a la mente, fue imaginarme a uno de los 30.000 compañeros desaparecidos, y así como las madres homenajearon la vida de sus hijos, cómo los hijos homenajearían la lucha de sus madres. Nos basamos principalmente, en las charlas que Hebe contaba que había tenido con sus hijos, y en algunas cartas y textos que pertenecían a los hijos de Hebe. Intentamos dilucidar qué reclamos de aquella época seguían todavía vigentes en la actualidad, y la canción fue escrita durante el período en el que aparece la reforma previsional y vuelve el FMI a la Argentina de la mano del macrismo. Cuando escribí la letra me gustó mucho, pero empecé a hacerme una pregunta interna, ¿no será muy atrevido de mi parte? Porque la idea, así como les podía parecer genial, también me podían decir, quién carajo sos vos para ponerte a pensar qué dirían nuestros hijos si estuvieran vivos. Durante la grabación de la canción, no paré de llorar, y eso es algo que no me pasa casi nunca. La densidad que tenía esta canción era muy diferente a cualquier otra, y después de escucharla varias veces, me dije a mi mismo que valía la pena correr el riesgo de sacarla. Todo lo que pasó después de que salió Mamá fue increíble. De golpe estaba sonando en Telesur un 24 de marzo mientras en los monitores aparecía la cara de Hebe, fue una locura. Imagínense el cagaso que sentía antes de cantarla enfrente de ellas, es algo que lo cuento y todavía no lo puedo creer, fue hermoso.
-LZ: Dani, naciste en el conurbano, más precisamente en El Palomar, igual que yo, y muchas veces te han definido como un pibe de barrio. ¿Qué significa ser de barrio?
-DD: No sabíamos que compartíamos lugar de nacimiento. El barrio es un concepto con el que he tenido bastantes conflictos, porque en el rap, ser de barrio es como un símbolo de orgullo. Mi barrio era muy tranquilo, y esa idea de la ranchada con los pibes no existía, mis amigos eran de Caseros o de Ramos Mejía. En mi caso, no existió una pertenencia a un barrio concreto, porque hacía 1 cuadra y estaba en Caseros, hacía otra cuadra y estaba en El Palomar, y hacía 10 cuadras y estaba en Ramos Mejía. A partir de esa mezcla de identidades a la que asistí y de la que fui parte, y haciendo un paralelismo a mayor escala, es que me convertí en un artista argentino que aboga por el concepto de la patria grande y habla permanentemente de los pueblos hermanos en referencia a los países de Latinoamérica. Me siento muy afortunado de haberme criado en un barrio de los denominados populares durante un contexto político transformador como el que inició con Néstor y siguió con Cristina, ese modelo de amor por la patria y de defensa de la soberanía nacional. Hemos sido muy afortunados de haber vivido esa etapa, y hoy nos toca ver de qué manera podemos colaborar con esos proyectos que nos han dado todo. Yo fui papá muy joven, y las políticas públicas implementadas por el gobierno de Cristina en aquel entonces, hicieron la diferencia entre pañales si y pañales no, entre leche si y leche no. ¿Cómo explicás eso? Eso es el peronismo, algo inexplicable y a la vez palpable.
*Producción: Camilo Caballero