Quiero proponer una ucronía. La protagonizaron dos mujeres trascendentes como María Elena Walsh y Cristina Fernández, este 11 de marzo, Día Nacional de Lucha contra la violencia de género en los medios de comunicación.
Quiero llamar la atención sobre qué podríamos haber hecho y no hicimos, qué podríamos hacer hoy entonces, para reparar tanto daño por desatar y dejar desatados discursos de odio que generan violencia política en la Argentina, luego de que hace seis meses intentaron asesinar a la Vice presidenta de la Nación.
Si la ucronía es una especie de reconstrucción histórica, basada en hechos posibles, pero no reales, qué mejor que tener a dos mujeres en el centro de la escena que amaron y aman la Historia, que la hacen y la han hecho. Dos mujeres que promovieron legislación en materia de comunicación audiovisual.
Porque así fue.
Es muy sabido que Cristina Fernández fue la única presidenta del país que envió un proyecto del ley al Congreso de la Nación sobre servicios de comunicación audiovisual, tomando la propuesta popular de la Coalición por una Comunicación Democrática, proyecto votado por amplias mayorías luego de realizar audiencias públicas y foros en todo el país y luego de defender el texto ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que declaró su plena constitucionalidad.
Pero es menos conocido que María Elena Walsh integró el Consejo para la Consolidación de la Democracia (COCODE) creado por decreto por el presidente Raúl Alfonsín, y que allí, entre más de 30 varones, participó de la creación del primer proyecto de Ley de radiodifusión, cuyas bases sentaron el proyecto posterior de la Presidenta en cuestión.
El punto aquí es por qué después, de varios meses de trabajo, María Elena Walsh, no acompañó ese proyecto de ley. Y fue por tres motivos centrales, según dejó dicho en una carta fechada el 16 de noviembre de 1987:
1-Porque crea “una enorme cantidad de organismos de contralor, que incrementará una burocracia paralizante”.
2-Porque creyó “indispensable, para elevar el nivel de los medios, prohibir específicamente textos e imágenes destinados a la degradación de la mujer”.
3-Porque “el 20% de música nacional debería llevarse al 50%. La música comprende a una amplia serie de industrias de la cultura, todas desactivadas”.
Vale la pena preguntarse qué hubiera pasado si alguien hubiera escuchado a María Elena Walsh. Qué hubiera pasado si esos 30 hombres, “padres de la democracia” hubieran tenido en cuenta la voz de aquélla mujer.

Sobre todo, porque 40 años después de la recuperación democrática, y a seis meses del intento de asesinato de la única mujer Presidenta que promovió una ley para democratizar la comunicación, echada por tierra hoy, un Comité de Expertas de la Organización de Estados Americanos (OEA) acaba de visitar el país alertó sobre el nivel de violencia política hacia las mujeres en la Argentina, el silenciamiento y la impunidad que pesa sobre ella y el rol de los medios de comunicación, entre otros poderes.
“Subyace un clima de hostigamiento, ataques e impunidad contra las mujeres que participan en la vida pública y política –aseguraron. Las manifestaciones de violencia contra las mujeres en la política no son hechos aislados, se trata de una práctica ampliamente tolerada, en todos los ámbitos de la vida pública, en la función pública, en lo interno de sus partidos políticos, en los sindicatos, en las organizaciones sociales y de derechos humanos y en los medios de comunicación”.
Con mucha claridad agregaron que “llama la atención que existe un silenciamiento y una ausencia de condena pública de estos hechos que profundiza, facilita, reproduce y magnifica la violencia contra las mujeres en la política”, teniendo en cuenta, además que “esta impunidad tiene un enorme impacto en las mujeres y en las instituciones democráticas, en tanto la violencia política no sólo agrede a las mujeres, sino que agrede a la democracia”.
Conviene repasar el contenido del comunicado, sobre todo hoy, en el Día Nacional de Lucha contra la Violencia de Género en los medios y, sobre todo, por el silenciamiento que pesó sobre el propio comunicado.
Porque, en cuanto a las responsabilidades, el Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará, de la OEA apuntó hacia mucho poderes, de la Argentina, incluidos, como se mencionó, los medios de comunicación.
“Pudo constatar que los actos de violencia son facilitados y exacerbados por algunos medios de comunicación social y el uso de las redes sociales –sostuvieron-, a través de mensajes y comentarios sexistas, símbolos, amenazas de violencia, divulgación de gestos e imágenes de naturaleza sexista o sexualmente humillante, principalmente por parte de parlamentarios, líderes políticos, funcionarios o ex funcionarios con poder y representación en los partidos políticos y distintos órganos de gobierno nacional, provincial y local”.
A partir de allí, el Comité de Expertas de OEA da una serie de recomendaciones a todos los poderes, comenzando por el Poder Ejecutivo, ya que “la gravedad de los hechos de violencia política y simbólica contra las mujeres políticas y periodistas hace necesario la implementación de medidas urgentes”. Luego apuntó al órgano electoral, ya que este año se realizarán las elecciones presidenciales, luego al poder Legislativo y por último, al Poder Judicial.
Qué mejor que poner en movimiento las recomendaciones del grupo de expertas. ¿O se dejarán pasar, como si nada, no se escucharán como se hizo con María Elena Walsh hace casi 40 años?
Porque es cierto, si de realidades se trata, y ya no de ucronías, en la Argentina de hoy, los decretos de Mauricio Macri que echaron por tierra la democratización de la comunicación están vigentes, la Corte que declaró la plena constitucionalidad de la LSCA fue desmembrada, por muertes y renuncias, y ahora la integran sólo cuatro varones, uno de ellos el ex abogado del Grupo Clarín.
Como consecuencia, los niveles de concentración comunicacional son inéditos en la historia, tanto como la violencia política y los discursos de odio, propagados por los medios de comunicación como nunca antes. Y hace seis meses, en ese clima, intentaron matar a la única presidenta de la historia de la Argentina desde la recuperación de ma democracia que promovió y comenzó con la democratización de la comunicación.
Estamos en medio de los escombros de la democracia, es hora de arremangarse y ponerse a trabajar para recuperarla, a 40 años de aquél comienzo, que se soñó luminoso.
* Doctora en Comunicación, periodista, Primera Defensora del Público de Argentina, promotora de la Ley Nacional de Lucha contra la violencia de género en los medios, Ley 27.176, que determina que “en el mes de marzo de cada año, el Poder Ejecutivo nacional, a través de los organismos que correspondan, desarrollará actividades de capacitación, difusión, prevención y concientización que promuevan la reflexión crítica sobre la violencia de género en los medios de comunicación”.