Una escena clave de esta historia sucedió, durante la mañana del 22 de enero, en la confitería del lujoso Country Club Cumelén, de Villa La Angostura. Allí tuvo lugar el encuentro de dos insignes huéspedes: Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta. La información difundida al respecto por la prensa amiga se limitó a destacar la “excelente afinidad” entre ambos, y que solo evaluaron el reordenamiento de Juntos por el Cambio (JxC) –cuyo liderazgo en realidad se disputan– con miras a las elecciones de 2023. Una buena excusa como para ocultar la auténtica razón que los reunía: el copamiento partidario del Consejo de la Magistratura (CM), encargado de designar y remover a los jueces.
Claro que la puerta de acceso a la posibilidad de concretar tal anhelo fue el antojadizo fallo de la Corte Suprema que declaró la inconstitucionalidad de su actual composición, y que, entre otros dislates, situará en la cima del cuerpo al mismísimo presidente del máximo tribunal, además de disponer el ingreso de otros siete miembros para garantizar una mayoría ligada a JxC.
De manera que, en ese sábado patagónico, Macri le susurró a Rodríguez Larreta el nombre de quien allí sería –diríase– su “delegada personal”: Jimena de la Torre. Así, aquella mujer ya olvidada por los medios, quedó a un paso de ser una nueva estrella en el firmamento del lawfare en Argentina.
El garrote de la Afip
En su más reciente aparición pública, la doctora De la Torre lucía exultante. Fue el 3 de febrero, durante la escuálida “Contramarcha” en apoyo a la Corte (con aproximadamente 150 asistentes). Ella brincaba con fervor al compás de los cánticos y, al sonreír, su dentadura mostraba cierta arrogancia, a sabiendas del gran papel que el ex presidente le reservaba. Y que para su concreción ya operaban, en el mayor de los sigilos, personajillos como el ex titular de Boca, Daniel Angelici, los diputados porteños Martín Ocampo y Pablo Tonelli, junto al vicepresidente de ese órgano, Francisco Quintana.
De hecho, su incorporación al CM será un justo reconocimiento para quien, desde fines de 2019, languidece en un anodino puesto de lucha: jefa de despacho de la Presidencia del Bloque PRO en la Cámara de Diputados, y con la responsabilidad primordial de atender el teléfono fijo de su titular, Cristian Ritondo (a cambio de 300 mil pesos mensuales). Una afrenta para quien fuera nada menos que la vicedirectora de la Afip durante buena parte del régimen macrista. Pero de aquella gestión arrastra algunas máculas.
Con un diploma de abogada expedido por la UBA, su inicio profesional la ubica en el Estudio Bulit Goñi & Tarsitano, dedicada al litigio tributario. De allí, en junio de 2017 saltó hacia la Unidad de Información Financiera (UIF) y, luego, a la Afip para secundar, desde abril del año siguiente hasta el final del ciclo de Macri, a su polémico jerarca, Leandro Cuccioli.
Ese individuo es recordado por proteger de manera obscena a casi mil evasores, cuyos datos mantuvo en secreto, mientras ejercía hostigamientos de todo tipo sobre empresarios rivales, dirigentes opositores y ex funcionarios del gobierno kirchnerista. La buena de Jimena fue su garrote en tales cruzadas.
Con respecto al primer pecado, hay en curso una denuncia penal contra ambos, impulsada en mayo de 2020 por el fiscal federal Federico Delgado, al efecto de esclarecer operaciones ilegales por un monto global que supera los 2.600 millones de dólares. También los une otra acusación, tramitada en el Juzgado Federal Nº 5 a cargo de María Eugenia Capuchetti, por los delitos de “defraudación contra la administración pública, cohecho pasivo y asociación ilícita”, a raíz de contrataciones irregulares en la entidad.

Con respecto al segundo pecado, hasta Marcelo Tinelli fue víctima de la persecución articulada desde la Afip. Aquello surge en un texto de su cuño, dirigido por Twitter –el 28 de mayo de 2020– a la ex subdirectora. Allí dice: “Jimena, se nota que como alta funcionaria de la Afip, no estabas al tanto de los aprietes de tus superiores. Acá te mando una fotografía de un archivo de tu compañero Mecikovsky, donde se muestra que buscaba info mía, para después apretar. Tengo más pruebas. Y la Justicia también”.
El mencionado Mecicovsky (Jaime Leonardo), a cargo de Operaciones Impositivas, estaba bajo las órdenes directas de la aludida.
Ya en diciembre de ese año, la actual titular del organismo recaudador, Mercedes Marcó del Pont, la acusó ante la justicia federal (junto a Cuccioli y otros) por “persecución política y hostigamiento judicial” –bajo la carátula de “abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público y asociación ilícita”– en perjuicio de Cristina Fernández de Kirchner y sus hijos, Máximo y Florencia. Entre los documentos que acompañaron tal presentación resaltan dos auditorías internas con pruebas de irregularidades, graves errores, omisiones intencionales, funcionarios puestos a dedo y la existencia de grupos abocados a misiones sucias, en sintonía con la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). En consecuencia, sus presuntos delitos podrían extenderse hacia otros expedientes como una enorme mancha venenosa.
Mientras tanto, ya desde el llano, De la Torre supo mitigar el tedio de su conchabo parlamentario con nuevas gestas que reflejan la belleza de su alma.
Jimena en Jurassic Park
Corría el 27 de febrero del 2021, cuando una raleada masa de JxC celebró, en medio de la segunda oleada pandémica, su propia Kristallnacht (Noche de los Cristales Rotos), así como se llamó al ataque nocturno perpetrado por hordas nazis a hogares y tiendas de la comunidad judía en Alemania, a fines de 1938. Pero esta tuvo horario vespertino y un sentido simbólico: las bolsas mortuorias con nombres de personas vivas, como la de Estela de Carlotto.

Ello visibilizó de modo brutal algo que el macrismo venía disimulando con entendible pudor: su ala de ultraderecha, la Unión Republicana (UR), y sus “camisas pardas”, los Jóvenes Republicanos (JR). Una metástasis de JxC hasta entonces ignota.
Jimena de la Torre fue parte de semejante performance.
En este punto hay que retroceder al 28 de septiembre del año anterior. Ese día se produjo el lanzamiento por zoom de la UR, un acontecimiento que tuvo a Patricia Bullrich como animadora de honor. De hecho, ella era madrina de la criatura. Y su líder, el diputado neuquino de JxC, Francisco Sánchez. En un costado de la pantalla también se veía la cara de la abogada Jimena. Tanto es así que una foto de ella resalta en el home page de la agrupación.

Su lazo con Sánchez se consolidó en los pasillos parlamentarios. Bien vale reparar en este personaje.
El tipo es un neandertal de manual; en las redes sociales define los ejes de su ideario con solo tres palabras: “Dios, Patria y Hogar”. De oratoria algo rústica, su discurso provida en las sesiones parlamentarias donde se trataba la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) no tuvo la vehemencia de los argumentos a favor de la pena de muerte que suele esgrimir, de tanto en tanto, como invitado en algún canal de cable. También es un fanático de la “justicia por mano propia”, y hasta supo concebir un proyecto de ley para flexibilizar la portación de armas “en manos de ciudadanos decentes –según aclaró– con el propósito de enfrentar la inseguridad”. Para este admirador de Jair Bolsonaro, el feminismo es otra de sus aversiones predilectas; en tal sentido, al oponerse a la Ley Micaela (que establece la capacitación de género para funcionarios del Estado), argumentó que es un modo de de “adoctrinamiento marxista”. Sí, tal es su lenguaje. Y aquel sujeto es el faro ideológico de la abogada De la Torre.

Por si fuera poco, ella también puso sus fichas en otras dos “orgas” no menos peculiares: Bases Republicanas (BR) y Abogados en Acción (AEN). Ambas también cuentan con el patrocinio de la ex ministra Bullrich.
Tal diversificación de sellos tiene un motivo de peso: si bien la UR del diputado Sánchez es casi un grupo de choque, BR funge como reservorio de los ejemplares más cavernícolas del universo macrista. Y AEN, obviamente, es su falange de profesionales del Derecho, algo desde luego no menor en un espacio partidario que hizo del lawfare su sistema de sobrevivencia.
Pero vayamos por partes.
Presidida en la actualidad por la doctora De la Torre –además de ser una de sus fundadoras–, el Consejo Directivo de BR exhibe ciertos personajes de tenebroso renombre, como Pablo Noceti (un abogado de genocidas que, en su calidad de jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad durante la gestión de Bullrich, fue el responsable civil del ataque represivo a la lof de Cushamen, en Chubut, que provocó la muerte de Santiago Maldonado). Y también anida allí otro alfil de la ex ministra: Carlos Manfroni (un antiguo militante fascista y escriba del pasquín Cabildo, que se desempeñó como jefe de Investigaciones Internas en dicha cartera). Asimismo, en el staff de BR resalta el ex cabecilla de los fiscales porteños, Luis Cevasco (un inquisidor de fuste que aplicó sin miramientos el protocolo represivo en la CABA). Claro que en BR es posible hallar seres más inofensivos, como la salteña Inés Liendo (la orgullosa nietita del ministro de la última dictadura, general Horacio Liendo). En resumen, un dream team abocado a garantizar “los derechos esenciales del ser humano, la libertad individual y la propiedad privad”, según su declaración de principios.

A su vez, AEA –que también tiene a De la Torre entre sus fundadoras–, tiene por lema: “¡Ante cada atropello, nos verán luchando por la justicia y la libertad!”. Según ella, es una red formada por 200 jurisconsultos al servicio de las causas más nobles. Una estadística dudosa, ya que en la “Contramarcha” en apoyo a la Corte –de la que fue una de las organizaciones convocantes– hubo una cantidad total de asistentes menor a esa cifra. Aunque la presencia de sus miembros concitó allí el interés de las cámaras, puesto que expresaban su vocación democrática con un cartel que rezaba “¡Argentina sin Cristina!”. Y Jimena sonreía a más no poder.
Esa es la mujer que eligió Mauricio Macri para velar por sus intereses en el nuevo Consejo de la Magistratura.