“La Mesa de Enlace de las Fuerzas Armadas, como su nombre lo indica, nació para conspirar. Se presenta casi como una conducción alternativa a los jefes de las FFAA, asumiendo potestades, funciones y objetivos que son propios de la conducción militar en actividad”, expuso con velocidad de contragolpe, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, vía sus redes sociales. También lo manifestó en diversas emisiones radiales. La noticia había tomado estado público en el diario La Nación, pasado el mediodía de este miércoles: “Nace la ‘Mesa de Enlace’ de las Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales, con intención de incidir en política”, titulaba el histórico medio referente de estos grupos reaccionarios. Era, sin disimulo, la presentación en sociedad.
Una foto en la terraza del edificio de avenida Córdoba al 1600, sede de la Sociedad Militar Seguros de Vida, con vista a la CABA, muestra a casi todos los integrantes fundacionales de la agrupación “Mesa de Encuentro Libertador General San Martín”. Formalmente dice reunir a personal retirado de las FFAA junto con autoridades de sociedades y mutuales de uniformados. Nadie oculta que el principal impulsor de la iniciativa es el general retirado Ernesto Juan Bossi. Junto a él están el general de Brigada (R) Daniel Reimundes (actual presidente de la SMSV), el teniente general (R) Claudio Pasqualini (Observatorio de Seguridad y Defensa), el general de Brigada(R) Sergio Fernández (Asociación Veteranos de Guerra de Malvinas), el coronel (R) José Francisco Guerrero (Mutualidad del Personal de Intendencias Militares), el comandante general (R) Ricardo Spadaro (Gendarmería Nacional), el suboficial mayor de la Armada Humberto Toloza (Círculo de Oficiales de Mar) y el teniente general (R) Ricardo Cundom (Fundación Criteria), y el comisario General de la Policía bonaerense, Pablo Bressi.
“La Mesa de Enlace de las Fuerzas Armadas, como su nombre lo indica, nació para conspirar”, alertó Agustín Rossi.
“A la sociedad no le tiene que pasar desapercibido lo que intentan hacer. Es la primera vez que sucede algo así en democracia. Nació para conspirar”, remarcó una y otra vez Rossi.
Tampoco es casual que el escenario fundacional fuera la SMSV, una mutual que al decir de “El Cohete a la Luna”, es “siempre misteriosa, que guarda secretos de los militares en cajas de seguridad nunca allanadas, mesa de dinero con mucha plata y escritorio de contención de los retirados de las fuerzas”. Allí, por caso, hace poco más de dos años condecoraron a por sus 50 años en la milicia al partero de la ESMA, Jorge Luis Magnacco.
La mesa se presentó con un documento que define tres objetivos formales de su existencia: 1) Participar en el debate público y político sobre la defensa y la seguridad nacional entendidas como elementos estratégicos para el desarrollo nacional. 2) Amalgamar a la “familia de los uniformados”. 3) “Determinar intereses comunes y particulares de los uniformados”.
El principal impulsor de la iniciativa es el general retirado Ernesto Juan Bossi, un histórico defensor de que las FF.AA. realicen inteligencia en asuntos internos.
“Si la Mesa de Enlace se va a ocupar de los salarios, las viviendas, el talento y los recursos humanos, implícitamente intentan descalificar a los Jefes actuales de las Fuerzas que tienen esta responsabilidad primaria”, replicó el ministro de Defensa.
La figura de Bossi creció en las esferas del Ejército en la década del ’90 y ahora aparece su nombre relacionado con “servicios de asesoramiento, dirección y gestión empresaria. Un hábil articulador, histórico defensor de que la FFAA realicen Inteligencia en asuntos internos, incluso desde que fue secretario general del Ejército durante la gestión del general Martín Balza: luego fue propuesto por la Alianza para dirigir la CNI, dentro de la SIDE. Sus actividades provocaron que Lilita Carrió realizara un pedido de informes en el Congreso. En 2004 creció su popularidad cuando –junto con Daniel Raimundes- organizaba reuniones secretas en el casino de oficiales del Regimiento Patricios con idénticas intenciones que las del grupo que lidera en la actualidad, junto a otra particular preocupación: sus compañeros de armas temían, como ocurrió, que debieran responder en los estrados judiciales, por crímenes aberrantes cometidos durante la dictadura.
Aquellas reuniones, como éstas, también contaban con la articulación del general de Brigada (R) Daniel Reimundes, quien en su foja de servicios tiene una perla: fue procesado por la jueza Sandra Arroyo Salgado en septiembre de 2012. Resultó uno de los imputados en la causa por espionaje a ministros y primeras líneas del Estado de una organización conducida por el Tata Juan Bautista Tata Yofre (ex titular de la SIDE) y por la que también fueron procesados además Héctor Guillermo Roberto Alderete, Carlos Orlando Pagni, Edgar Walter Mainhard y entre otros Roberto Ángel García. Entre otros, los ilícitos que se le descubrieron a Reimundes fueron haber espiado correos del canciller Héctor Timerman; la agenda de encuentros de Néstor Kirchner con Bill Clinton en EEUU y, mucho más cerca en el tiempo, la investigación de Alejo Ramos Padilla sobre Jaime Smart y de los civiles involucrados en la dictadura. Luego, durante el gobierno de Mauricio Macri, volvió a ser una de los mayores lobistas en el Estado Mayor Conjunto de las FFAA y tomó la presidencia de la Sociedad Militar Seguros de Vida, “la casa de la familia militar”, como le gusta decir a Reimundes.
El general de Brigada (R) Daniel Reimundes fue procesado por espionaje ilegal junto al columnista de La Nación, Carlos Pagni.
Su compañero de la promoción 100, José Francisco Guerrero, también fue pasado a retiro en 2003. Es el actual titular de la Mutualidad del Personal de Intendencias Militares, otro centro de inquietantes reuniones castrenses en su sede de la calle Uruguay al 600, a pocas cuadras de la mutual, aunque menos elegante y plausible a las fotos pomposas. Sergio Fernández y Ricardo Cundom, veteranos de Malvinas, tres años menores que sus camaradas, integrantes de la promoción 103, también integran la mesa de enlace
Ricardo Luis Cundom nació en Córdoba en octubre de 1955. Sucedió a César Milani, cuando éste renunció a la jefatura del Ejército en junio de 2105: la decisión fue polémica porque pasó por encima del general Gustavo Motta, hombre de confianza del renunciante, y subjefe de la fuerza. Permaneció en el cargo hasta principios de 2016. Se lo relaciona con la Fundación Criteria, “una entidad sin fines de lucro y políticamente apartidaria, cuyo fin primordial es propender al bien común y trabajar por la Seguridad y el Desarrollo Humano”.
Claudio Ernesto Pasqualini también es cordobés aunque nació en julio de 1960 y, de igual manera, ocupó el cargo del jefe del Estado Mayor General del Ejército el 15 de febrero de 2018, en pleno mandato de Mauricio Macri. Actualmente es el director del flamante Observatorio de Seguridad y Defensa de la UCEMA (universidad privada argentina, creada en 1978, como el Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina). “Se abre un nuevo espacio para el estudio académico sobre los asuntos relacionados a la seguridad nacional”, dijo hace pocas semanas cuando presentó el observatorio. Y agregó: “La Argentina ha descuidado la Defensa Nacional durante las últimas décadas, con presupuestos cada vez más bajos, sin percibir con toda claridad su importancia. Los accidentes y tragedias provocados por el empleo de equipamiento obsoleto o que no tiene el mantenimiento adecuado, traen a la conciencia de la ciudadanía la situación en que se encuentran los medios para la Defensa”. Está casado con Laura Renes, hija de Athos Renes, condenado a perpetua por la Masacre de Margarita Belén.
De la mano de Mauricio Macri, Claudio Pasqualini fue designado Jefe del Estado Mayor General del Ejército en febrero de 2018.
Otro ex partícipe de la guerra de Malvinas es el excomandante de Gendarmería Nacional, José Ricardo Spadaro, integrante del grupo Alacrán. No estuvo de acuerdo, en 1997, que el Ejército interviniera en tareas para combatir al narcotráfico y renunció a su fuerza. Fue otro de los que explicó el porqué de la Mesa de Enlace, aunque argumentó: “Se trató de una charla informativa, en la que se dio una opinión técnica sobre la defensa y la seguridad. Me pareció positivo que se canalice desde las instituciones de las democracia”.
Otro integrante del grupo con frondosa currícula es Pablo Bressi, quien se desempeñara como jefe de la Policía bonaerense bajo el gobierno de María Eugenia Vidal. Se lo relacionó en varias ocasiones con la Agencia Estadounidense Antidroga (DEA). Pero renunció en mayo de 2017: no resistió las denuncias de corrupción de la diputada Elisa Carrió, quien lo acusó de vinculación con el narcotráfico. Al mismo tiempo, una investigación periodística lo involucró en un caso de violencia de género. Y como si fuera poco, durante su mandato en la Bonaerense se registraron más de 120 casos de tortura en la fuerza, en un alto porcentaje, más de la mitad infligido sobre menores. Aunque el ex jefe policial rechazó esas acusaciones y las vinculó con su “intención de encarar una profunda reforma de la policía”.
Finalmente se destaca que el marino Humberto Toloza integra el grupo. Ex suboficial mayor de la Armada entre 1962 y 1992, en la actualidad preside el Círculo de Oficiales de Mar y es asiduo concurrente de las reuniones en el salón de reuniones de la MPIM.
No habría, hasta el momento, referentes públicos de la Policía Federal. “Todos los militares retirados integrantes de esta Mesa han sido beneficiados por el blanqueo dispuesto por nuestro gobierno. Los retiros van desde $200.000 a $230.000, habiendo tenido un promedio de aumento de $50.000 el último mes. Pero de esto no se habla”, concluyó el ministro Rossi en su hilo de tuits.