Berenice Iañez, precandidata a legisladora porteña por el Frente de Todos, militante de La Cámpora e integrante de la Federación de Cooperativas de Trabajo Trabajadores de la Economía Social Ltda ( Fetraes), reflexiona sobre las elecciones de medio término, las diferencias entre la propuesta de su espacio con el “modelo de lógica mercantil” del macrismo, el voto migrante y la política en favor de las cooperativas.
– ¿Cuál es la respuesta que recibís de la sociedad respecto de estas elecciones?
– Notamos que no hay mucho clima de campaña electoral en la calle. La gente no está muy consustanciada con las elecciones y, al ser de medio término y sumada la pandemia, la campaña no ocupa el lugar central que tuvo en otros momentos. Creo que hay que analizarlo de un modo particular, teniendo en cuenta que todavía estamos atravesando una pandemia que expuso y agudizó ciertos problemas, como la falta de trabajo y la pérdida del poder adquisitivo. Lo mismo sucede con el acceso a la vivienda en la Ciudad, que es una situación muy compleja. En la actualidad, por fuera de lo sanitario, me parece que todo lo que implica lo laboral es un tema excluyente, al punto tal de que es difícil interpelar desde otro lugar a la sociedad.

– Para el peronismo, siempre fue difícil ganar en la Ciudad. ¿Cómo están posicionados hoy como partido, con más de diez años de gestión por parte del macrismo?
– Fue un proceso. El PRO gobierna en el distrito hace 14 años, en los cuales hubo una gestión totalmente ausente en función de las necesidades de la mayoría de la población, pero no de los negocios inmobiliarios. Ha estado bastante activo en lo que es la cuestión de las inmobiliarias y la especulación financiera. No creo que la Ciudad, por definición, sea esquiva al peronismo. De hecho en estos 14 años de su gobierno en la ciudad, les toco coincidir con dos mandatos de gobiernos kirchneristas donde la economía a nivel nacional avanzo muchísimo y eso fue muy beneficioso para las vecinas y vecinos de la ciudad. También hay que sumar el hecho de la coparticipación federal, el blindaje mediático y ciertas obras que tienen más que ver con una suerte de maquillaje más que con soluciones estructurales. Si bien es un distrito bastante dificultoso para el peronismo, en los últimos tiempos se empezó a construir una oposición más sólida: hace años que en la Legislatura porteña no nos encontramos acompañando los proyectos del macrismo y el larretismo con sus aliados circunstanciales, lo que te habla de una oposición que, más tarde o más temprano, será lo suficientemente madura como para plantearse gobernar en la Ciudad. Es un proceso. Hace años que estamos funcionando en conjunto, en unidad, a partir de una idea que es la de no acompañar los negociados de Rodríguez Larreta. De a poco, siendo minoría y teniendo un montón de elementos en contra, se está encontrando la manera de demostrar que estamos logrando lo suficiente para proponer una alternancia en la Ciudad, con un modelo que propone una lógica totalmente distinta. Un ejemplo es el hecho de haber logrado una audiencia pública con más de 7000 inscriptos por la rezonificación de Costa Salguero y Punta Carrasco. Hay un “Costa Salguero” en cada una de las comunas. Pero haber logrado interpelar a la sociedad, involucrando a más partes en la discusión de las tierras y los espacios públicos de la Ciudad, significa algo muy importante, tanto para el macrismo como para nosotros, la oposición.
“Si bien es un distrito bastante dificultoso para el peronismo, en los últimos tiempos se empezó a construir una oposición más sólida”.
– ¿Cuál marcarías como la principal diferencia entre el modelo que propone el oficialismo porteño y el Frente de Todos?
– Más allá de que sea una elección legislativa, son dos proyectos de país que implican distintos modelos de Estado. En función de lógicas generales, creo que arrancamos desde el Estado macrista y su lógica de mercado, que no está en función de los intereses de la mayoría de la sociedad o generando políticas públicas que se traten de reconocimiento y ampliación de derechos, y si está presente para los negocios inmobiliarios y la especulación financiera. Esa lógica está siendo aplicada en el área de la salud, donde reprimieron a enfermeros y enfermeras que, en plena pandemia, siguen sin ser reconocidos como personal médico. A esta situación hay que sumarle el retraso en lo que respecta a lo edilicio y en términos de salario. En el plano educativo, los establecimientos no contaron con ninguna reforma edilicia, absolutamente indispensable en este momento para garantizar la presencialidad con los cuidados necesarios, tanto para docentes como alumnos. En materia de vivienda, encontrás que no hay una política activa en lo que respecta a la generación de viviendas sociales y créditos flexibles que acompañen a los sectores medios. La misma situación sucede en el espacio público, donde esa lógica mercantil decanta en la privatización. Nosotros queremos un Estado presente que achique las desigualdades estructurales, las generadas por el mercado del trabajo y las faltas de oportunidades. Un Estado presente es aquel que, a través de sus políticas, impulsa la conformación de una Ciudad más justa, más igualitaria e inclusiva. Ellos proponen un modelo que aleja la idea de contar con ciudadanos empoderados como sujetos de derechos, y apuntan a una lógica mercantil, individualista y enfocada en quienes tienen más capacidad de consumo. No ven ciudadanos, sino consumidores. Lo que debemos tratar de generar es la interpelación de determinados temas a la sociedad, porque eso permite que se achique el margen de error de la política y, a su vez, facilita ponderar algunos temas de vital importancia, como el proceso de la deuda y su mecanismo disciplinador. La respuesta tiene que ser profundizar, como decía Néstor.

– Hablando de la política y la participación de la sociedad, ¿cómo ves la problemática de los y las migrantes?
– Es la primera vez, a partir de la modificación del Código electoral, que los migrantes pueden votar en la Ciudad sin tener que realizar un trámite de empadronamiento, el cual debía hacerse en un horario determinado y un día específico, previo a la elección. Ese mecanismo desalentaba el voto migrante. Gracias a la modificación del Código propuesta por Paula Penacca, se logró eliminar ese trámite y, de forma automática, quienes cuenten con residencia permanente, domicilio electoral en CABA y sean mayores de 16 años están habilitados para votar. Son alrededor de 400.000 los migrantes en condiciones de emitir su sufragio. Es un hecho histórico dado que, si bien podían votar, era absolutamente desalentado. Para tener una idea, en la elección de 2019 fueron aproximadamente 21.000 los migrantes que realizaron el trámite y tan solo la mitad votó. Resta profundizar todo lo que responde a la difusión del tema, dado que los sistemas electorales son distintos en cada país. Además, hay que continuar con la ampliación de sus derechos porque, hasta el momento, solo pueden elegir autoridades locales y no pueden ser postularse como candidatos. Es por ello que uno de nuestros proyectos es modificar la Ley de Comunas. Los derechos políticos son una puerta para otros derechos, y a eso apuntamos.
“Cuanto la militancia más conduzca los procesos políticos, más vamos a achicar el margen de error”.
– Trabajás en conjunto con la Federación de Trabajadores de la Economía Social (FeTraES). ¿Cuál es su rol y qué se propone de acá en adelante?
– Es una federación nacida en 2015, compuesta por cooperativas y empresas recuperadas que, luego del vaciamiento y el abandono de sus patrones, han puesto en funcionamiento esa fábrica. Desde la FeTraES se entiende que el principal ordenador social es el trabajo genuino. Al estar conformado por cooperativas se pone mucho énfasis en la capacitación de todos los trabajadores y trabajadoras para llevar adelante las distintas unidades productivas. En la situación económica en la que nos encontramos, es muy importante contar con este tipo de espacios que se plantean el apoyo al trabajo y la generación de empleo genuino. Quienes somos justicialistas consideramos que el eje ordenador de las sociedades pasa por el trabajo, con las distintas maneras que existen en la actualidad, pero que sea reconocido social y económicamente. Para ello, necesitamos un Estado presente, que acompañe el proceso de conformación de cooperativas, que trabaje en pos de políticas de créditos y en capacitaciones. Esas pequeñas unidades productivas tienen que contar con la capacidad de crecimiento, porque son muy importantes a la hora de tener en cuenta el desarrollo productivo de nuestro país. Ahí se discute, además, no solo un tema de distribución sino de producción de riquezas. Cualquier sistema cooperativo es un sistema que empodera a todos los trabajadores y trabajadoras.

– ¿Qué te llevó a participar en política y qué sentís al representar a la militancia?
– Empecé a participar en política de muy chica. Siempre lo social me motivó y convocó. Para sintetizar, me llevó a participar la desigualdad. Vivimos en una sociedad que es muy desigual, y eso duele. Nuestra doctrina justicialista, en su base, busca la felicidad del pueblo. Eso me motiva, porque creo que la herramienta política es la que permite construir la felicidad del pueblo, además de hacerlo a través de un Estado justo, libre y soberano. Soy muy ortodoxa en ese punto. Creo que es el peronismo el modelo a seguir no solo en nuestro país sino también en el mundo entero, porque su doctrina tiene la capacidad de actualizarse constantemente en función de las necesidades de los pueblo, y esto se vio por ejemplo con el kirchnerismo, el feminismo, etc. Y con respecto a la militancia, es un orgullo. Pero no solo a través mío, porque la del Frente de Todos es una lista que cuenta con un montón de compañeros y compañeras militantes. Eso habla bien de la política y, al mismo tiempo, es un buen síntoma que la militancia esté más presente, porque es la que puso el pecho en la pandemia, tratando de acompañar todas las situaciones difíciles que venían de arrastre y que se remarcaron. La militancia tiene la sensibilidad y empatía que a veces le falta a la política, y tiene en claro cuáles son las prioridades. Cuanto más la militancia conduzca los procesos políticos, más vamos a achicar el margen de error y eso permitirá profundizar en las cosas que hace falta hacerlo.