El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) elaboró el documento Política energética, evolución del sector y desafíos del mercado de hidrocarburos en Argentina, para analizar su desarrollo durante el período posterior a la convertibilidad (2002–2020). A 10 años de la renacionalización de YPF, el trabajo aborda las diversas estrategias aplicadas y sus consecuencias en la producción de gas y petróleo crudo, dando cuenta de la puja entre “las corrientes privatizadoras y las que buscan regular el sector”. Presentamos el apartado dedicado a las “conclusiones y desafíos futuros”.
La evolución del sector energético durante el período estudiado puede dividirse en dos grandes etapas:
Una primera etapa (2002 – 2011) tuvo como característica principal la continuidad del modelo privatista implementado en los 90 en lo que hace a la composición de los actores que operaban en el Upstream1. Pero a su vez marcó una ruptura respecto a la década previa dado que se implementó una fuerte regulación de los precios con el objetivo de desvincularlos de los internacionales. Esta baja participación del Estado en las actividades de exploración y producción junto con la fuerte regulación de precios trajo como consecuencia una contracción de la actividad exploratoria de riesgo. La consecuencia fue la declinación de la producción de hidrocarburos y la necesidad de importaciones que provocó, a su vez, un deterioro de la balanza comercial energética con impacto en la balanza de pagos del país. El intento por parte del gobierno de Néstor Kirchner de corregir el rumbo apostando a empresarios nacionales para el control de empresas privatizadas no dio los resultados esperados.
La segunda etapa se inició en 2012 a partir de la estatización del 51 % de las acciones de YPF S.A. y, de esta forma, el Estado comenzó a operar en la exploración y producción de los principales insumos de la matriz energética del país. Este hito, sumado a las políticas de precios orientadas al aumento de la oferta de gas y el inicio de la explotación de los recursos no convencionales por parte de la empresa estatizada, cambió la tendencia declinante de la producción. En este sentido, se concluye que YPF realizó la experiencia inicial de explotación de Vaca Muerta, pagando el costo de aprendizaje mientras el resto de los actores privados esperaron expectantes.
La segunda etapa se inició en 2012 a partir de la estatización del 51 % de las acciones de YPF SA. El Estado comenzó a operar en la exploración y producción de los principales insumos de la matriz energética del país.
Esta segunda etapa, a su vez, se puede dividir en dos subperíodos: el segundo gobierno de CFK (2012 – 2015) con una fuerte impronta de soberanía hidrocarburífera y gran protagonismo de YPF como impulsor del desarrollo, y el de Mauricio Macri (2016 2019) con la concepción de que YPF debía ser considerada como un actor más del mercado.
A partir de 2016, el cambio de gobierno significó el inicio de un subperíodo dentro de la etapa iniciada en 2012 con la expropiación parcial de YPF. La política energética de Cambiemos (2016 – 2019) estuvo centrada desde un principio en la convergencia de los precios locales con los internacionales en petróleo y gas, con la idea de alcanzar el precio de paridad de importación en gas para el 2020. A partir de la corrida cambiaria de 2018 la combinación de una brutal devaluación con el alza del precio internacional del petróleo hizo insustentable la política hidrocarburífera tal como la había planteado el gobierno de Cambiemos en sus inicios.
En cuanto a los desafíos futuros, el avance en la explotación de los recursos no convencionales (shale y tight) deberá seguir creciendo para asegurar el abastecimiento energético del país. Dado que los campos convencionales se encuentran en franca declinación, estos recursos deberán seguir compensando dicha caída y a la vez generar volúmenes adicionales para el crecimiento (actualmente más del 40% de la producción de gas proviene de yacimientos no convencionales). El volumen de recursos que posee la Argentina es tan grande que permitiría abastecer el mercado interno y, simultáneamente, crear saldos exportables para la generación de divisas que aliviaría los problemas estructurales de la restricción externa. A su vez, el proceso de transición energética que se está dando en el mundo, impone un tiempo limitado para poder valorizar los recursos de gas y petróleo que posee la Argentina. Más aún, el gas natural cumplirá un rol clave en este proceso de transición porque funcionará como sustituto del carbón en los países que aún utilizan carbón para la generación de energía.
En cuanto a los desafíos futuros, el avance en la explotación de los recursos no convencionales (shale y tight) deberá seguir creciendo para asegurar el abastecimiento energético del país.
Adicionalmente, la declinación de los yacimientos de Bolivia pone en riesgo las importaciones futuras de la Argentina, por lo que el aseguramiento de la producción a nivel local comienza a resultar esencial.
Sin embargo, para capturar el máximo valor de los reservorios no convencionales se requerirá un nivel de inversiones inmensamente mayor a lo registrado hasta ahora. En este sentido, tanto el ahorro nacional como la inversión extranjera directa serán necesarios para la explotación a escala de los recursos no convencionales en Argentina. Paralelamente, se deberán planificar y ejecutar las obras de infraestructura como los gasoductos hacia los centros de consumo internos y hacia países limítrofes para la exportación, y las plantas licuefactoras para las exportaciones extrarregionales de GNL. Estas obras resultarán indispensables para evacuar los fluidos que se extraigan de la formación Vaca Muerta en caso que se incremente la actividad. De lo contrario, la producción estará limitada a poco más de lo que se extrae actualmente.
La producción convencional, por su parte, presenta aún desafíos que deberán ser encarados para que la declinación de los campos maduros no reduzca los efectos del incremento de producción proveniente de Vaca Muerta. En la cuenca del Golfo San Jorge, por ejemplo, YPF está realizando proyectos pilotos de recuperación terciaria2 en yacimientos maduros que se encontraban produciendo bajo recuperación secundaria. Los primeros resultados de los pilotos registran datos alentadores de producción3 que, en caso de pasar a fase de desarrollo, permitiría menguar la declinación de los campos convencionales. Para los yacimientos convencionales marginales, que no son de interés para las grandes operadoras por su baja productividad, se deberá impulsar la entrada de nuevos actores, más chicos y más ágiles, que pongan en valor este tipo de campos “desatendidos” por las grandes empresas. Esta desconcentración contribuirá a sumar producción a la curva general del país.
En términos de composición de mercado en el Upstream, las evidencias han demostrado que, tanto los grandes descubrimientos de reservas hidrocarburíferas en el país, como el desarrollo de los recursos no convencionales, fueron impulsados por el Estado Nacional a través de YPF. Como se analizó, el período histórico en el que el Estado se retiró por completo de la búsqueda y provisión de gas y petróleo trajo aparejado la declinación constante de la producción con graves consecuencias macroeconómicas para la Argentina. Por este motivo, consideramos fundamental la presencia del Estado en el sector para seguir liderando el desarrollo tecnológico con sentido nacional, y para acompañar las políticas impulsadas por la Secretaría de Energía en pos de la producción.
Las evidencias han demostrado que tanto los grandes descubrimientos de reservas hidrocarburíferas como el desarrollo de los recursos no convencionales fueron impulsados por el Estado a través de YPF.
Mientras se valorizan los recursos hidrocarburíferas, YPF deberá liderar el proceso de transición energética marcando el rumbo para los actores privados del sector. Este proceso incluye las transformaciones necesarias para avanzar en la electrificación de la movilidad, en el avance en la generación a partir de parques eólicos y solares a través de la empresa YPF Luz, y en la participación de del litio y fabricación de baterías.
Se puede concluir que la vuelta a la planificación estatal energética será clave tanto mediante la participación directa como a través de incentivos específicos, para asegurar que el sector no se constituya en una restricción al crecimiento económico del país. Más aún, a partir del direccionamiento estatal, la industria debería poder contribuir en el aporte de energía en forma eficiente y sustentable, creando una matriz con mayor participación de fuentes renovables y generando las divisas necesarias para el desarrollo industrial de la Argentina.
Notas
1) Sector encargado de la exploración y la producción de gas y petróleo.
2) La recuperación terciaria o asistida es una técnica por medio de la cual se inyecta agua con polímeros especiales en pozos inyectores (normalmente pozos viejos productores que se convierten en inyectores). Estos polímeros permiten “barrer” una cantidad de hidrocarburos que queda entrampado en el reservorio luego de las fases de explotación primaria y secundaria. De esta forma se recupera un adicional de petróleo de los yacimientos maduros.
3) El yacimiento Manantiales Behr, principal piloto de terciaria de YPF en la provincia de Chubut, incrementó su producción de petróleo en un 23 % entre abril 2018 y abril 2021, según datos de Secretaría de Gobierno de Energía.