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Yedlin: “No hay que olvidar que la oposición colaboró muy poco en la pandemia”

Por Eva Moreira
Yedlin: “No hay que olvidar que la oposición colaboró muy poco en la pandemia”

El diputado nacional por el Frente de Todos, Pablo Yedlin, analizó el funcionamiento del Congreso de la Nación en tiempos de pandemia y cuestionó los palos en la rueda que los dirigentes de Juntos por el Cambio se empeñan en poner a la hora de sancionar leyes claves para la actual crisis sanitaria.  “No hay que olvidar que la oposición colaboró muy poco en la pandemia”, afirmó.

En diálogo con Contraeditorial, el presidente de la Comisión de Salud señaló que la oposición retrasa el protocolo que habilita el funcionamiento de la Cámara Baja en forma remota, con el único objetivo de “manejar la agenda parlamentaria”. En este sentido, el legislador tucumano sostuvo que “la virtualidad ha mostrado su seguridad, su eficiencia y su transparencia”, por lo que ya no existen dudas que “ha llegado para quedarse”.

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Con respecto a la polémica surgida por las negociaciones con el laboratorio Pfizer, y las incompatibilidades de la Ley de Vacunas con las exigencias de la farmacéutica, Yedlin revisó los pasos que siguió la ley de su autoría y fue terminante al afirmar que “la Argentina no tenía el marco que ellos querían y ellos no tenían las vacunas que nosotros necesitábamos, esta es la verdad”.

“La salud es el negocio de algunos, de muy poquitos, y es el problema de mucha gente”.

Sobre al proyecto de ley de jerarquización de la enfermería, que presentó recientemente, el médico detalló el déficit estructural del país en comparación con la región: “Hay menos enfermeros de los que se necesitan y no cobran lo que deberían cobrar en relación con el equipo de salud, cuando ellos se encargan del 70 por ciento de la actividad que recae sobre los  pacientes”.

Finalmente, el legislador se refirió a la necesidad de reformar el sistema de salud al subrayar que “la salud es el negocio de algunos, de muy poquitos, y es el problema de mucha gente” por lo que marcó la importancia de impulsar “un sistema de salud más equitativo y con mejor acceso”.

– Esta semana tampoco hubo sesión en Diputados y sigue pendiente la “Ley pandemia” entre otros proyectos. ¿La oposición obstaculiza temas retrasando la firma del protocolo para trabajar de manera remota?

– El análisis es más general que el tema puntual de la “Ley pandemia”. La oposición ha usado las restricciones obligadas que hemos tenido por la pandemia desde el primer día. Usaron mal el protocolo, sin tener el número suficiente para poder bloquear los proyectos que no quieren tratar. Como nuestro reglamento no habilitaba reuniones remotas, han utilizado este sistema para manejar la agenda parlamentaria. Ha sido un esfuerzo enorme de las autoridades del bloque y de la cámara hacer funcionar el Congreso durante estos dos años. Se aprovechan de esto y han bloqueado leyes, cuando la virtualidad ha mostrado su seguridad, su eficiencia, y su transparencia. El sistema remoto es un sistema absolutamente robusto, seguro y útil, y ha llegado para quedarse. Me parece que, en un país federal, donde las comunicaciones son complejas y los viajes también, permitirles a los representantes del pueblo conectarse con todas las garantías que este sistema genera, debiera ser un tema absolutamente permitido y no la excepción sino la regla para todos aquellos que por algún motivo quieran conectarse en las comisiones. Enoja mucho cómo la oposición ha manejado la renovación del protocolo.

– ¿Y con el tema puntual de la Ley pandemia?

– La “Ley pandemia” va a venir a sustituir los DNU que cada 15 días el Ejecutivo tiene que sacar y que nosotros damos trámite en la Bicameral de Asuntos de Trámites Legislativos. Pero también es cierto que la segunda ola empieza a atenuarse y que la vacunación se extiende en el país, por lo que cada vez se hace menos necesaria. No hemos tenido la posibilidad de tratarla, esperamos poder hacerlo porque en definitiva nos permite la no judicialización de los DNU, que es el problema que tenemos hoy. La Corte Suprema le ha dado lugar a esta judicialización y, por lo tanto, se está a la espera de que cualquier intendente o gobernador no quiera hacer caso y se manifieste en contra de estas medidas, que en definitiva son necesarias a pesar de lo dura y molesta que son porque han sido útiles para controlar la cantidad de enfermos y muertos por COVID.

– ¿Hay una contradicción en esa oposición que en 2020 acompañó todos los DNU pero este año decidió oponerse a todos?

– Absolutamente, acompañaron todos los primeros DNU que tenían los mismos planteos que los DNU de hoy. Cuando se acercó el tema electoral han decidido oponerse a todo, incluyendo las necesidades de restricciones, que ya serán menos porque estamos saliendo de la segunda ola. Lo que no tenemos que olvidar es que esta oposición ha colaborado muy poco con la pandemia. No toda la oposición, quiero rescatar algunas figuras que estuvieron a la altura, pero hay un grupo -el que más ruido ha hecho- que ha sido opositor a todas las medidas: desde las vacunas en general -proponiendo el dióxido de cloro- hasta las vacunas en particular, como la que era “del bloque soviético” según ellos. No han estado nunca alineados con las políticas, salvo muy al principio de la pandemia. Después entendieron que eso no les convenía políticamente y, evidentemente, eso generó esa reacción. De todas formas, creo que la sociedad sabe quién la cuidó y quién no. Creo que eso se va a ver en las elecciones.

“Los enfermeros no cobran lo que deberían cobrar en relación con el equipo de salud, cuando el 70 por ciento de la actividad que recae sobre los pacientes la hacen ellos”.

– Usted fue autor de la Ley Vacunas. ¿Qué opina sobre los cuestionamientos de la oposición, que señalan que la ley no fue hecha a medida del laboratorio Pfizer?

– Esa ley fue una ley que hicimos por pedido del Ministerio de Salud de la Nación, para poder usar cláusulas raras para la compra de vacunas. Cláusulas que pedían todos los laboratorios, entre ellos Pfizer. Estas cláusulas son confidenciales, sobre prorrogas de jurisdicción y pago de las indemnizaciones. La ley fue trabajada bastante bien en la Comisión de Salud, gracias a una parte de la oposición que quiero destacar. La ley salió después de mucha discusión, fue una ley por la cual se nos criticó mucho. Esa ley que hoy se prefiere más amplia, en ese momento fue criticada por la oposición porque era a medida de los laboratorios. Se llegó a decir que estábamos vendiendo la Argentina a los laboratorios. Es una ley que regula todos los aspectos que los laboratorios piden, solo que limitó algunos aspectos como la confidencialidad, exigiendo que las cámaras legislativas tengamos acceso a los contratos, y que el tema de la prórroga de jurisdicción no fuera para los terceros vacunados sino solamente para los contratos entre el Ministerio y la empresa. Con el pago de indemnizaciones, íbamos a pagar todas salvo aquellas que tuvieran por detrás una clara actitud fraudulenta del laboratorio o negligencia. Y esto fue lo que terminó generando el conflicto con el laboratorio Pfizer, que impidió que se firmaran los contratos. Lamentablemente no se nos avisó. El laboratorio Pfizer no nos dijo que esto sería un problema. No nos avisó, ni le avisó al Ministerio con quien tenía las tratativas. 

La ley tuvo sus tiempos, como son los tiempos legislativos, con muchos días de debate en la Cámara. Después, el proyecto pasó al recinto, salió la media sanción y fue al Senado, donde también se discutió en comisión, se votó y se promulgó. En todas estas instancias pudo ser modificada si tenía algún problema en el texto, pero no se pidió nada. Luego de que todo estuvo hecho, aparecieron estas complicaciones con el laboratorio que había sobrevendido su producción y que no tenía gran disponibilidad de vacunas en el mundo. Esto lo sabemos porque no le cumplió a Chile, a Uruguay, ni a Brasil, en esos momentos porque había destinado su producción principalmente a Estados Unidos. Es su derecho, nadie lo discute. Pero tampoco es culpa de esta ley que no nos hayan vendido vacunas o que nos iban a dar 15 millones de dosis, y que no nos la vendieron por la ley. Eso no se condice con la realidad. Las tratativas existieron, pero nosotros no teníamos el marco que ellos querían y ellos no tenían las vacunas que nosotros necesitábamos, esta es la verdad. Hoy por hoy Pfizer tiene alguna utilidad para nosotros, es la única vacuna que puede utilizarse por debajo de los 18 años. Eso sería una utilidad hoy, salvo que alguna de las otras vacunas -que es probable que pronto ocurra- sea aprobada para menores de 18 años.

– ¿Hay una vacuna cubana que es de uso pediátrico, verdad?

– Sí, las vacunas cubanas son muy interesantes, pero van a estar en producción para el año que viene. No creo que haya cantidad de dosis ahora.

– ¿Hay alguna posibilidad de modificar la ley en función de lo que pide Pfizer?

– Se pueden hacer los cambios o leyes que hagan falta, si es que el Ministerio nos lo pide porque quiere empezar a vacunar a menores, o si por algún motivo el Ejecutivo necesita contratar a algún laboratorio que no se adapte a nuestro marco. Hemos estado siempre a disposición. Nunca hemos dicho que no, siempre y cuando quede claro cuál es la ventaja competitiva que tiene esta ley.

– ¿Se espera que otros laboratorios expongan en el Congreso, ¿Cuándo se presentaría AstraZeneca?

– Eso quedó pendiente, hemos hecho las invitaciones correspondientes e inclusive hemos enviado preguntas tanto al laboratorio ruso como al chino a través de la Comisión de Relaciones Exteriores, Fue lo que habíamos quedado en la reunión anterior. Y todavía nos quedaría AstraZeneca, tenemos que organizar esa reunión.

– Presentó un proyecto para jerarquizar la enfermería y, al respecto, marcó que en la Argentina la actividad tiene un “déficit estructural”. ¿A qué se refirió puntualmente con esta caracterización?

– Hemos tenido y tenemos menos enfermeros de los que necesitamos, desde siempre. Hemos tenido un déficit en producción de cantidad a diferencia de los países vecinos como Chile, Uruguay o Perú. La relación que tenemos por cada 10 mil habitantes es bajísima, muy por debajo de los estándares internacionales. El motivo es complejo, porque los problemas estructurales no son simples. Los motivos son varios, no hemos jerarquizado la labor de enfermería. Los enfermeros profesionales en algunas provincias no se consideran profesionales, en CABA por ejemplo tienen un problema enorme con eso. No cobran lo que deberían cobrar en relación con el equipo de salud, cuando el 70 por ciento de la actividad que recae sobre los pacientes la hacen ellos. Hay provincias donde el enfermero profesional cobra igual que el médico cuando ingresa al sistema, pero hay otras provincias en donde cobra mucho menos. Todo esto va llevando a que la enfermería no sea una profesión buscada por los alumnos cuando terminan el secundario a pesar de que hay enorme requerimiento laboral de esta profesión. Hemos intentado y esto de jerarquizar la profesión lo venía haciendo la ministra de Salud Carla Vizzotti como el ministro de Educación Nicolas Trotta. Por primera vez el país tiene una Dirección Nacional de Enfermería, un plan nacional de enfermería, un plan de estímulo que genera becas, y que da mochilas con equipamiento técnico. La idea es que todos estos esfuerzos se solidifiquen en el tiempo, se transformen en políticas de estado, que podamos subsidiar a escuelas de enfermería en todo el país, que podamos tener un organismo que acredite la calidad de nuestras escuelas de enfermería -cosa que no tenemos- y becas para los estudiantes y para los enfermeros que quieran especializarse en alguna rama. En definitiva, la ley busca eso. Es una necesidad del sistema de salud público y privado de la Argentina, por eso creo que va a andar muy bien.

“La Argentina no tenía el marco que Pfizer quería y ellos no tenían las vacunas que nosotros necesitábamos, esa es la verdad”.

– Cristina Kirchner viene planteando la necesidad de reformar el sistema de salud. ¿La pandemia puso más de manifiesto aún que la salud no puede ser el negocio de pocos, ni el problema de muchos?

– Creo que eso es real en la Argentina. La pandemia ha puesto en escena que el sistema de salud argentino tiene una gran fortaleza y grandes problemas.  El sistema está muy fraccionado, entonces es muy difícil tener rectoría sobre el sistema, sobre todo si a vos de un día para el otro te dejan sin Ministerio de Salud. Otro tema es la formación de nuestros médicos. La formación de grado es larguísima y genera un médico que tiene matricula, pero que necesita la residencia. Esto hay que replantearlo: casi todos los países tienen escuelas de medicina de cuatro años, no de ocho o siete para después exigir una residencia de otros cuatro años más. Esas son parte de las cosas que hay que charlar en la Argentina. No es solamente como se ha querido instalar que se quiere ir en contra de las prepagas, de los sectores privados, porque en definitiva todos hacen falta. La salud es el negocio de algunos, pero muy poquitos, y el problema de muchos. Gente atendida por prepagas solamente son 2 millones de argentinos, hay otros tres millones que tienen obra social y optan por pasar a un prepaga, pero es un problema menor así que esa es la necesidad.

– ¿Estas reformas se están pensando para el corto plazo?

– No creo que haya una reforma, sino un proceso de medidas que debemos ir tomando para ir generando un sistema de salud más equitativo y con mejor acceso. No es una ley o una decisión, es ver qué vamos a hacer con las obras sociales, porque al 80 por ciento no les alcanzan las capitas para pagar el Plan Médico Obligatorio (PMO). Solamente el 20 por ciento de las obras sociales les alcanza, eso no es viable. Esas son las cosas que hay que discutir e ir solucionando, porque nos cansamos de discutir y nunca se resuelven.

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Tags: Ley PandemiaLey VacunasPablo YedlinPfizerreforma de salud
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