Entrevista a Mónica Santino, la DT del equipo de fútbol femenino “La nuestra”, de la Villa 31 de Retiro.
Feminista, ex jugadora de fútbol y directora técnica del equipo “La nuestra” de la Villa 31, Mónica Santino afirma que “hay un abismo” entre la visión del jefe de gobierno porteño Horacio Larreta y lo que realmente ocurre en las zonas más humildes de la ciudad más rica de la Argentina. “Nuestra gente se está muriendo”, afirma aún shockeada por el reciente fallecimiento de Gladys, la mamá de una de sus jugadoras, que estaba al frente de uno de los comedores populares de la villa.
“Es muy doloroso – destaca – cuando se escucha en algunos medios de comunicación hablar de la flexibilización de la cuarentena y de salir a correr y de otros modos de vida que pareciera que no tienen nada que ver con los nuestros. Es una brecha enorme que hace tiempo que existe y que la pandemia la puso en evidencia”.
“Salvo la dictadura que con las topadoras se llevó las casa puestas, y después algún intento en los ‘90, creo que este es el momento más duro y más terrible para la Villa 31 y para las villas de la ciudad”, señala Santino en diálogo con Cynthia Ottaviano, en el programa Volver a las fuentes, por AM990.

– ¿Cómo llevan adelante “La nuestra”, esta organización social, feminista y deportiva con tanta presencia física en la Villa 31? ¿Se pudieron organizar de manera virtual?
– Fue el gran desafío del primer minuto, porque somos una organización que está basada en el encuentro, en el abrazo en la cancha, en jugar, que es lo que no podemos hacer ahora. Lo que tuvimos claro desde el primer minuto es que no podíamos quedar aisladas políticamente. El aislamiento es sanitario, es de cuidado, es porque queremos seguir vivas, es lo que hay que hacer pero de ninguna manera se podía romper el vínculo que tenemos armado y sostenido desde el año 2007. Es un montón de tiempo, entonces guardamos pelotas, pecheras y conos para un mejor momento. Al principio lo cambiamos por videos para hacer ejercicio y seguir moviendo el cuerpo desde casa, y cuando la situación en el barrio empezó a complicarse más, de esta organización que ponía la pelota en movimiento y el derecho de juego en cancha pasamos a ser una organización que se reúne virtualmente con las pibas, por lo menos una vez por semana, para pensar redes y estrategias frente a un momento del barrio que creo es el más duro. Salvo la dictadura que con las topadoras se llevó las casa puestas, y después algún intento en los ‘90, creo que este es el momento más duro y más terrible para la Villa 31 y para las villas de la ciudad. Desde este lugar de conjunto, estrategia y empoderamiento con todas las chicas que viven en el barrio, organizamos esa ayuda que va desde juntar bolsones con artículos de almacén, de comida, de limpieza, dinero para comprar garrafas porque arranca el invierno, ropa de abrigo para niñes y todo lo que hace falta siempre. Lo nuestro no está puesto desde un lugar de “yo decido por vos lo que necesitás”, sino desde una organización formada por ex-jugadoras de fútbol, por directoras técnicas que no viven en el barrio y por pibas que sí viven en el barrio. Me parece que esa distinción siempre es importante. Avanzar con redes con más compañeras feministas, con compañeras que nos han hecho articular para conseguir bolsones de verdura, con compañeras que han impreso libros y formas de juego que no tienen que ver con la conectividad, porque en el barrio no hay conectividad. En todo eso se ha transformado “La nuestra” en este tiempo, es una manera de seguir en la cancha aunque la pelota no la podamos usar.
– Si yo escucho a Horacio Rodríguez Larreta, sostiene que el nivel de conectividad es de más del 97% y que los chicos y las chicas están vinculados con la escuela de manera frecuente.
– No es lo que ocurre en el barrio. Todavía en algunos sectores sigue faltando el agua, o el agua sale marrón o no es la necesaria para poder cumplir con lo mínimo de la prevención que se requiere. Tampoco tenemos protocolos que funcionen eficientemente. Todo se está resolviendo de manera comunitaria y a través de las organizaciones sociales, de las promotoras de salud y de la primera línea de referentes sociales que están en los comedores y en las ollas. Tristemente son los que se están muriendo y enfermando. Hay un abismo, una distancia entre lo que se dice públicamente por parte de los funcionarios y lo que en los barrios en verdad ocurre. La verdad es que no es plantarse en un discurso opositor al Gobierno de la Ciudad. Es pararse del lado de la gente. Nuestra gente se está muriendo. Eso pasa en la ciudad más rica del país.

– Frente a lo que decías de que una vez por semana hablan con las chicas del barrio. Esta tarea de empoderamiento tan potente que hacen a través del fútbol, como vos señalás de unión, organización y estrategia y el dolor de perder referentes, porque están en la primera línea. ¿Cómo sigue la memoria de Ramona y de los referentes que han fallecido en el barrio?
– Activa. Diría que sigue en cada persona que cada mañana se levanta y vuelve a preparar comida para los que más necesitan. En cada persona que con su organización está atenta a lo que hay que hacer y la información necesaria para continuar. Con los que hacen de puente de información entre los que están en los hoteles y los que están en el barrio. El homenaje ahora va por ahí porque no hubo tiempo de pararse a llorar. Hay que seguir y el mejor homenaje que se está llevando en el barrio tiene que ver con continuar. El lunes a la noche recibimos la noticia de una mamá, una de nuestras jugadoras, Gladys, que estaba al frente de un comedor. Gladys nos ayudó mucho abriéndonos su comedor para que nosotras guardáramos las cosas y haciendo el reparto de las primeras tandas para las familias de “La nuestra”. Falleció anoche. Entre el aturdimiento de la noticia y demás lo primero que nos salió pensar es que si en este mundo hubiera más Gladys sería un mundo más justo. Lo mismo que si hubiera más Ramonas y más de todos los referentes que se murieron. Nuestra manera es continuar y cuando todo pase y levantemos la vista y veamos que hay gente que nos falta, quizás ahí lloremos un poco más. Pero ahora en esta imposibilidad de abrazarse y de estar cerca, es seguir pensando como continuamos y como salvamos lo que queda. No se si en esta ciudad hay una real consciencia de lo que está pasando en los barrios, con la gente en situación de calle, los hogares donde hay niñes, en los geriátricos. Es una situación muy angustiante. Es muy doloroso cuando se escucha en algunos medios de comunicación hablar de la flexibilización de la cuarentena, de salir a correr y de otros modos de vida que pareciera que no tienen nada que ver con estos. Es una brecha enorme que hace tiempo que existe y que la pandemia la puso en evidencia.
– El tema es que no se visibiliza por otras partes. De pronto, la muerte de Ramona apareció por algunos minutos, segundos pero después hay silencio.
– Hay silencio. Es un silencio ensordecedor. Un silencio doloroso que pone de manifiesto unas formas de discriminación enormes y que subsisten. En días donde hemos escuchado a mucha gente desgarrarse las vestiduras por el racismo y la violencia policial en Estados Unidos. Este es un racismo autóctono que tiene que ver con el desprecio, el odio de clase originario de nuestras luchas libertarias. Nos tiene que hacer recapacitar y nos tiene que importar lo que le pase al otro, viva donde viva y esté donde esté. Pensar en una sociedad más justa no se puede pensar en otros términos que no sean esos. Creo que es un silencio que duele muchísimo.

-Lamentamos mucho la muerte de Gladys porque no puedo dejar de pensar en cómo nos están arrancando referentes que son personas que tienen la palabra “solidaridad” en los huesos.
– Completamente. Es el ADN de nuestros barrios. Están organizados en comunidades que funcionan así. Lejos de esas imágenes en los medios de comunicación que muestran que en los barrios está todo lo malo. Nuestro barrios son organización, personas que aprendieron a sobrevivir con muy poco, personas dignas, gente que vale la pena conocer, establecer lazos, laburar y mirar para adelante que es lo que nosotras hemos hecho en “La nuestra” durante tantos años.
– Por un lado, cuáles deberían ser las prioridades y qué acciones se están reclamando para la Villa 31 como para los barrios que están en alto grado de vulnerabilidad por falta de acceso a los derechos humanos, y la otra pregunta tiene que ver con la organización de las redes: ¿cómo podemos contribuir con el dinero para las garrafas como por la ropa y demás que están juntando?
-Los reclamos inmediatos son la conectividad para los pibes, que se normalice el suministro de agua, que los cortes de luz no sean parte de la cotidianidad, que los protocolos en caso de contacto estrecho con personas con covid-19 funcionen realmente, que las canastas y bolsones que el gobierno está proveyendo sean saludables y de sustento. Algunos bolsones que están entregando parecen meriendas. No alcanzan para familias tan numerosas y creemos que son todos recursos y riquezas con los que esta ciudad cuenta. No tendría porque ser tan difícil. Me parece que es algo que se puede organizar y prever. También que se restrinja un poco más las medidas de cuarentena en general porque no es que estén los barrios por un lado y la ciudad por el otro. Estamos en un nivel de contagio y de aumento de la enfermedad donde hay que pensar en retroceso a otras fases y endurecer algunas medidas. En relación a la campaña que hace “La nuestra” es importante remarcar que todo esto que juntamos es para 70/80 familias que es el recorte que nosotros tenemos, pero hay cantidad de otras organizaciones con las que se puede colaborar y que están haciendo una función muy importante en ese sentido. Para colaborar con nosotras nos pueden seguir en nuestras redes sociales: @lanuestrafutbolfeminista en instagram, “La nuestra futbol femenino” en facebook y sino escribir a lanuestrafutbolfeminista@gmail.com. Todo eso que se junta y se recauda aparte de ser un sustento económico en lo fundamental que se necesita también es muy bueno para las personas pensar que hay alguien más pensando en ellas. Ese sustento espiritual o del alma también es muy necesario en este momento.
– Mónica sabés que amo el fútbol. Me viste jugar y sabés que soy bastante madera en comparación con las chicas que tenés entrenadas que ¡cómo juegan por favor!. Pero bueno, escucho en los medios preguntar por qué no se vuelve al fútbol, pero evidentemente vos no estás pensando en la vuelta al fútbol hoy sino en la defensa de la vida.
– Completamente, sino me quedo sin equipo. ¿Con quién voy a jugar al fútbol hoy si yo no defiendo la vida?. Extrañamos el fútbol porque la pelota es el corazón en el barrio. Es la posibilidad de encuentro. Para nosotras la pelota es un montón. Pero en este momento jugar a la pelota significaría enfermarnos y si nos enfermamos nos quedamos sin equipo.Tan simple como eso. Estamos jugando nuestro partido más bravo. Un tiempo en el que tenemos que quedarnos en el banco de suplentes porque cuando volvamos vamos a jugar muchísimo mejor de lo que lo hacíamos antes porque lo vamos a hacer con muchas ganas. Seguras de que ese tiempo va a venir, de que la cancha la vamos a volver a ocupar y muy seguras de que en este tiempo no podemos jugar al fútbol porque nos tenemos que cuidar. Tenemos que entender y ayudar a ser transmisoras en ese sentido porque cuesta mucho dejar de jugar al fútbol en los barrios, y en ese sentido tenemos que aportar un montón.