La profunda caída en la venta de libros y el anuncio del cierre de emblemáticas librerías de la Ciudad de Buenos Airtes son expresiones de una crisis editorial que se viene arrastrando. Producto de la recesión y otros indicadores sociales críticos, la industria editorial ya acusaba una crítica situación en 2019. Después que en 2014 se alcanzara un pico de 128 millones de ejemplares, con 28 mil novedades en formato físico, el año pasado se pasó a solo 35 millones y 22 mil respectivamente. En la inauguración de la Feria Internacional del Libro porteña hubo fuertes reclamos del sector al entonces ministro de Cultura, Pablo Avelluto, luego que la extitular de la Fundación El Libro, María Teresa Carbano, demostrara con cifras que el primer trimestre de 2019 fue el peor de los últimos años. El anticipo de aquellos meses marcó una tendencia que nunca fue corregida por el macrismo.
En las primeras semanas de 2020 la industria editorial tuvo una leve mejoría, provocada por el lanzamiento del Plan Nacional de Lecturas, pero luego llegó la pandemia. Poco después de las medidas de aislamiento social obligatorio, dispuestas ante el avance del Covid-19, un informe de la Cámara Argentina del Libro expuso la situación de la industria editorial: la cantidad de ejemplares en abril de 2020 fue de 500 mil y las novedades cayeron un 50%, con unos 1.200 títulos. Martín Gremmelspacher, presidente de la CAL, planteó que la caída había sido “tremenda e inesperada” y que el sector perdería un 30% de su facturación, o sea unos 7.500 a 8000 millones.
El primer trimestre de 2019 fue el peor de los últimos años. A comienzos de 2020 hubo una leve mejoría, pero llegó la pandemia.
La socióloga Daniela Szpilbarg realizó entonces una investigación sobre una muestra de 128 editoriales de todo el país, desde microsellos hasta multinacionales, y entre otras conclusiones determinó que antes de la cuarentena un 77% de las editoriales no comercializaban ebooks y que comenzado mayo “solo un 4% dispone de su catálogo en versión electrónica”. En función de ello, sostuvo que una de las transformaciones obligadas será “la conversión al canal digital de muchas editoriales, que sin embargo no dejarán de producir en papel porque no es algo reemplazable”.
En algunas editoriales admitieron una reducción de casi el 50% en la publicación de novedades y, si bien las perspectivas no son las más optimistas, mantienen una mezcla de esperanza e incertidumbre sobre lo que ocurrirá en el primer semestre de 2021. Ocurre que la paulatina reapertura de librerías, con algunas limitaciones, hizo que la actividad comenzara a registrar una leve, muy leve, recuperación.
En ese contexto, se desarrolla el debate sobre la posible importación de libros. “La idea es tratar de que se produzca en la Argentina y no se traiga tanto del exterior”, afirma Gremmelspacher.

Hasta el último libro
“Liquidación total por cierre hasta el último libro”, rezaba el cartel rojo que apareció el pasado viernes 11 en la Librería de las Luces, una de las más tradicionales de la ciudad de Buenos Airtes. José Roza, su dueño, explicó que no podía hacerle frente a la crisis generada por la pandemia, que literalmente había “vaciado el centro” porteño. Según el anuncio, ya no puede sobrellevar el déficit que padece mensualmente, luego de que el gobierno finalizara en noviembre con el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) para editoriales y librerías.
En concreto, la Librería de las Luces cerrará en junio de 2021 su sede ubicada en Avenida de Mayo 979. Hasta entonces el plan es liquidar todo su stock de libros antiguos, muchos de ellos imposible de conseguir en otras librerías. “En el centro hay poca gente, muchos trabajan a distancia y los hoteles estaban cerrados. Ahora puede haber un poco más de movimiento, pero la recuperación es muy lenta”, explicó Roza, quien recordó que la pandemia también impidió la realización de las casi veinte ferias de libros que se solían organizar en todo el país. Otra fuente de ventas que también se vio perjudicada por la pandemia.
Para el titular de la Fundación El Libro, Alejandro Vaccaro, “la Librería de las Luces es la punta del iceberg”.
El anuncio del inminente cierre de la Librería de las Luces sacudió al sector, en un contexto sumamente difícil en el que otras librerías como Punto de Encuentro, La Cueva y De Ávila, también atraviezan una situación crítica. “La Librería de las Luces es la punta del iceberg”, graficó el presidente de la Fundación El Libro, Alejandro Vaccaro.
La Fundación El Libro – integrada por la Cámara Argentina del Libro (CAL); la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP); la Sociedad Argentina de Escritores (SADE); la Federación Argentina de Librerías, Papelerías y Afines (Falpa); la Federación Argentina de la Industria Gráfica y Afines (Faiga) y el Sector Libros de la Cámara Española de Comercio (Cecra) – emitió un comunicado en el que llamó “la atención de los gobiernos nacional y provinciales (en este caso puntual al de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) sobre la crisis terminal del sistema de librerías, que ha sido un orgullo del país”.
“La indiferencia de los poderes públicos frente a esta situación condena a muchas de ellas al cierre, como única salida para los quebrantos mensuales sucesivos. Por eso, la necesidad de intervención estatal es imprescindible y urgente. No valdrá implementarla ‘post mortem’, con planes de reapertura o episodios mediáticos de conmiseración o análisis de ‘planes de rescate’ o similares. Librería que cierra, que desarma sus anaqueles y liquida su valioso fondo editorial, no reabre más”, advirtieron.
“Las librerías Punto de Encuentro, La Cueva y la histórica Librería De Ávila, sita en Perú y Alsina, están en una situación muy parecida a la de las Luces”, indicó Caledin.
Por su parte, la Cámara de Libreros y Editores Independientes (Caledin) emitió el siguiente comunicado:
“A las autoridades nacionales, al Gobierno de la CABA, al público lector, a los autores, editores y libreros.
Estamos ante un hecho doloroso para nuestra cultura: el cierre de una de las librerías más tradicionales de la Argentina, la Librería de las Luces, ubicada desde hace más de 60 años sobre Av. de Mayo en Buenos Aires, entre el 600 y el 1000 (hoy en el 979). El cierre definitivo no es más que la crónica anunciada de una crisis profunda y de larga data, que se profundizó con la pandemia. Tras cuatro años de reducción del consumo y de caída de las ventas, el Covid-19 provocó un desplome aún mayor, llevando la facturación a entre un 10 y 20% respecto de los muy bajos niveles de los últimos años. El golpe final fue la cancelación del auxilio de los ATP.
Las librerías del microcentro porteño están en situación crítica. A las dificultades mencionadas, se agrega que prácticamente esta zona de la Ciudad no tiene circulación debido a las medidas de distanciamiento social y al teletrabajo en empresas y oficinas públicas.
Durante muchos años se ha destacado a Buenos Aires como una capital del libro por ser la ciudad con más librerías por persona del mundo. Este orgullo va camino a quedar en el pasado.
Las librerías Punto de Encuentro, La Cueva y la histórica Librería De Ávila, sita en Perú y Alsina, están en una situación muy parecida a la de las Luces.
Por todo esto, solicitamos al gobierno nacional y especialmente al gobierno de la Ciudad que arbitren los medios necesarios para mantener abiertas las puertas de estos locales que son parte de nuestra identidad, antes de que sea muy tarde. Desde CALEDIN (Cámara de Libreros Editores Independientes), entidad conformada por representantes de editores y libreros dedicados a la promoción del libro y la lectura, solicitamos medidas urgentes antes de que tengamos que lamentar más cierres.
Apelamos a la sensibilidad de las autoridades en todos los niveles y al público en general.
NI UNA LIBRERÍA MENOS”.
El Plan Nacional de Lectura invertirá 600 millones de pesos para una colección de 1.500.000 libros.
Este contexto, el ministro de Educación, Nicolás Trotta, presentó el nuevo Plan Nacional de Lectura, con una inversión de 600 millones de pesos para una colección de 1.500.000 libros. “En un año tan complejo, poner en marcha este proyecto vale doble, triple o cuádruple”, opinó la escritora Claudia Piñeiro. Seguramente, el plan será un aliciente para la tan golpeada industria editorial.