Recordar a Néstor implica hacerlo desde las políticas reparadoras, desde lo más íntimo de la militancia, de su mano extendida a los más perjudicados por las políticas neoliberales.
Mi viejo, mi padre, mi compañero de militancia, mi guía militante, fue trabajador y dirigente sindical en el puerto de Buenos Aires. Fue secretario general de la Lista Violeta del Sindicato Unidos Portuarios Argentinos (SUPA). Muchísimas veces lo acompañé al Centro de Contrataciones (Cedecon), donde ví como la dignidad humana era pisoteada por los capataces que hacían las contrataciones de los trabajadores portuarios. En ese ambiente de ranchada picante me fui criando al ritmo de la demanda de mejores salarios y condiciones laborales. Mi padre, además de sindicalista, era militante de Intransigencia y Movilización Peronista.
“Hablar y recordar a Néstor a través de la clase trabajadora es lo primero que puedo hacer”.
Arribaron los noventa y con ellos las políticas de saqueo y privatizaciones. El puerto de Buenos Aires no fue la excepción. En 1992, el entonces Presidente Menem firmó un decreto de privatización (817/92) por el que se entregaron los puertos y borraron los convenios colectivos de 33 gremios. También implicó la entrega de la flota mercante del Estado, dándola la última estocada a una industria vapuleada desde los tiempos de la dictadura. Este proceso de vaciamiento dejó una enorme cantidad de portuarios sin trabajo.
Fue una dura pelea al menemismo. Hubo derrota y, con ella, la estigmatización de muchos militantes sindicales: “los revoltosos”, les decían desde las nuevas terminales portuarias. Las puertas para seguir trabajando se le cerraron y, junto a otros, fue condenado a la desocupación y al trajinar en busca del pan para llevar a la mesa de la familia.

Néstor fue quien miró a los trabajadores portuarios y les extendió su mano. A través del decreto 1197/2004 comenzó la reparación y más de 2000 portuarios pudieron jubilarse. Luego se extendió el beneficio con otro decreto, el 1409/2006.
Mirar a mi viejo y sentir todo el amor que tiene por Néstor es darme cuenta no sólo de la inmensa tarea que tuvo por delante para volver a reconstruir nuestra Patria, sino también del amor que tienen los laburantes hacia su figura. Con cada compañero portuario que me cruzo y charlo es suficiente para que te cuenten y transmitan ese sentimiento. Hablar y recordar a Néstor a través de la clase trabajadora es lo primero que puedo hacer.
“Néstor fue quien miró a los trabajadores portuarios y les extendió su mano”.
Párrafo aparte merece lo que Néstor provocó en la generación de militancia juvenil de los 90. Los resultados están a la vista: una inmensa masa juvenil que hoy está volcada a la acción política transformadora.
Son diez años sin Nestor Kirchner. Vive en nosotros, vive en su pueblo.
Francisco Rodolfo Montes ( mi padre) dijo el 27 de Octubre de 2010: “Se nos fue el reparador de sueños…”
*Presidente de Fetraes