Leonardo Favio escribió uno de los más conmovedores poemas sobre Maradona. En medio del dolor por su muerte, Contraeditorial lo reproduce a manera de homenaje.
Por Leonardo Favio
Mi cotidiano insomnio se obstina en el misterio de recordarme al otro aquel que fui.
El niño que rondó algún potrero
que, seguro, ya no besa la luna.
Aún no habías nacido y andabas en mi envidia, como en todos los niños.
Diego, en la callada foto que conservo en mi cuarto donde desguarnecido te apoyaste en mi pecho,
vi tu desolación de niño acorralado.
Se adivina el madero en tu mirada tierna.
Una constelación de multitudes te ha cercado por siempre.
Ya no tendrás olvido,
ya no tendrás descanso.
Mientras haya un planeta en que respire un niño, un niño habrá que sueñe que es Diego, y que repite los goles imposibles
de músicas y pájaros.
