“¡El virus no es tan peligroso!”; “¡La industria farmacéutica sólo quiere ganar dinero con la pandemia!”; “¡No les pasa nada a los jóvenes!”; “El Covid es un complot mundial liderado por Bill Gates”. ¿Quién puede hacerse cargo de semejantes disparates?
El orador se bajó del banquito de cemento del Parque de las Colectividades de Rosario, con el fondo del Paraná, que recibía los tibios rayos de sol de la tarde. Prometió otro acto a las 48 horas, ya en el Monumento a la Bandera.
Mariano Emilio Arriaga Ferré es oftalmólogo y reside en Ushuaia. Ejerce en el fueguino Hospital Naval, aunque está matriculado también en otras jurisdicciones: en Chubut, en Río Negro y en CABA, donde forma parte del staff del Instituto Pedro Lagleyze, que depende del ministerio de Salud porteño. En su paso por la Universidad de Bologna logró un máster en Política y Gestión de Salud Pública. Tuvo participación en campañas con comunidades wichi y toba, y como médico voluntario para la Cruz Roja de Ecuador.

Desde 2006 en Tierra del Fuego carga con un antecedente: la Dirección de Bienestar de la Armada, obra social del personal de esa fuerza, lo imputó por estafa tras una supuesta operación de glaucoma, que especialistas del Hospital Regional local comprobaron que jamás se realizó. El juez Federico Calvete lo procesó pero Arriaga apeló, obtuvo la “suspensión del juicio a prueba” y finalmente cumplió la pena con 80 horas de tareas comunitarias en la Biblioteca Popular Sarmiento de Ushuaia y un pago de 500 pesos como “reparación del daño”.
Lidera la filial argentina de Médicos por la Verdad. Llegó a Rosario el domingo y se subió al banquito. El martes, ya frente al Monumento, estuvo un rato vociferando consignas negacionistas sobre el Covid. Un centenar de manifestantes lo rodeaban, la mayoría sin barbijo, con distanciamiento social nulo. La tarde de un feriado, en pleno confinamiento, el día en que se registrarían casi 30 mil nuevos contagiados en el país.

“¿Qué piensan de los abuelos que se mueren sin poder ver a sus nietos? La gente hoy se muere sin la compañía de su familia”, sugirió intentando llegar al corazón. No se ruborizó al plantear que “el virus no es tan peligroso”. Tampoco ante su sesgada teoría de que “no hay más muertos en el planeta que en años precedentes”, o que “las causas de las muertes no están justificadas. Cuando nos dicen que alguien muere por coronavirus no tiene el aval científico”.
“Somos médicos hablando de medicina y conocemos las leyes”, fue su respuesta a un oficial que intervino ante la flagrante violación del DNU presidencial. “Somos gente libre haciendo las cosas como corresponde”, agregó. “La obediencia debida y el punto final ya lo hemos tenido en la patria. Obedecen una orden que no es constitucional”, dijo luego.
Por supuesto, fue detenido. Junto con otros 25 seguidores. La surealista imagen se completó cuando en medio del forcejeo, el líder de barba blanca aseguró: “El sistema no sólo nos espía sino nos censura”.

Norma López, concejala de Rosario por el Frente de Todos, denunció a la congregación. Los definió como “un movimiento negacionista” que comete el delito de “poner en riesgo la vida de la ciudadanía llamando a incumplir las medidas sanitarias”. De inmediato recibió una catarata de agravios y amenazas por las redes sociales. La Asociación de Médicos de la República Argentina también denunció penalmente al grupo.
Corazón rojo
El oftalmólogo fundó Médicos por la Verdad en septiembre de 2020 en la Argentina y comenzó un raid por todo el país. La organización creció desde entonces. Promueven teorías con datos siempre cuestionados y la utilización de tratamientos opuestos a la ortodoxia medicinal y poco efectivos, en la mayoría de los casos. Uno de ellos, el dióxido de cloro. Un diario rosario aseguró que el mismo martes, un bebé de 8 meses fue internado en una clínica local por la ingesta de esa sustancia.
Al mismo tiempo desprecian la industria farmacológica, aunque se sospecha que algunas de sus empresas los financian.
Como a “Epidemiólogos Argentinos Metadisciplinarios”, una agrupación que abrió su página en las redes sociales el pasado 24 de octubre. Así como diariamente generan insólitos debates, bajan línea: “Se han inventado términos como anticuarentena, negacionista, y reflotado otros como antivacuna, para evitar debatir argumentos y buscar que las personas reaccionen desde impresiones emocionales para defender medidas y tratamientos sin pedir evidencia de efectividad, seguridad, evaluación riesgo-beneficio y pertinencia”.

Arriaga es el coordinador de Médicos…” en Argentina y Latinoamérica. El germen de la organización se encuentra en un video que el 28 de abril de 2020 subió en Alemania, Heiko Schöning, cofundador de “Médicos por la Verdad Alemania”. Diez días después había tomado tal notoriedad que brindó una escandalosa conferencia de prensa en Berlín, junto a Walter Weber, Marc Fiddike y Olav Müller-Liebenau, otros médicos negacionistas. Fiddike es un homeópata muy cuestionado, más allá de la eficiencia propia de su especialidad médica.

Claro que antes de ello, el 15 de marzo de 2020, España transcurría el segundo día de confinamiento domiciliario en el país y Natalia Prego Cancelo, médica de familia, difundió un mensaje de audio por las redes, asegurando que “el coronavirus no es más grave que una gripe” o que la población sana no tenía por qué aislarse. Se podrá asegurar que muchos otros lo dijeron, incluyendo un presidente de uno de los gigantes del mundo como Jair Bolsonaro (recordar su afirmación de “gripesinha”). Claro que Prego fue la principal organizadora del primer acto oficial de “Médicos…”, el 25 de julio, en el Palacio de la Prensa de Madrid, en pleno verano europeo. Asistieron profesionales de diferentes países, incluidos Schöning y sus colegas alemanes. Escucharon de qué modo el médico Ángel Ruiz Valdepeñas propalaba frases como “no hay pandemia de coronavirus” por lo que “no tiene sentido ni la mascarilla ni el distanciamiento social”.
Menos de un año después un total de 46 millones de contagiados y arriba del millón de muertos en el continente europeo, sólo por Covid-19, parecen refutarlo.
La licenciada médica y homeópata María José Martínez Albarracín lo siguió en afirmaciones falsas sobre el virus y las vacunas. Ella, como los demás, es reconocida en el ambiente profesional por la práctica de pseudoterapias opuestas a la evidencia científica, incluso desde mucho antes de la pandemia. En septiembre del año pasado, Prego registró la marca de la asociación junto a su logo: dos manos pintadas de azul que soportan un globo terráqueo, abrazado por un estetoscopio. Un corazón rojo se detiene sobre España.

Poco después, algunos de sus miembros renunciaron a la entidad, luego de ser severamente cuestionados por los colegios profesionales de sus regiones, debido a sus afirmaciones falsas y sus lazos con empresas farmacéuticas más controversiales que ellos mismos. Es el caso de la murciana María Jesús Martínez Albarracín, quien antes de demitir viajó a Sudamérica. Fue a fines de setiembre del 2020. Por esos días, Arriaga fundaba la filial argentina de la orga negacionista.
La “marcha por la libertad” del 20 de marzo último en Madrid fue convocada por otra asociación anticoronavirus denominada “Policías por la Libertad”. Pero fue intensamente apoyada por “Médicos por la Verdad”, que ya tenían sus tentáculos latinoamericanos trabajando intensamente.
Decían cosas como: “Estas vacunas son altamente peligrosas y atacan nuestro ADN. La industria farmacéutica sólo quiere ganar dinero”.
Aunque no se animaran a generar situaciones como la que sí provocó uno de los manifestantes en Rosario, el último martes, en que se celebraba el día de la Patria en pleno confinamiento dispuesto por el tremendo rebrote de Covid-19. Anteojos negros, camisa blanca, corbata. Por supuesto, sin barbijo. Muy nervioso agredió a una cronista de La Capital. Lo hizo a grito pelado contra la vacuna Sputnik V. “Se la pusieron a mi vieja, que no tiene información de lo que tiene. Le puse un imán y le quedó pegado en el brazo… ¡La vacuna tiene imán, nadie se da cuenta de eso!”.