Llamó la atención, recientemente, unas expresiones que el ministro de Educación y Cultura del Uruguay Pablo da Silveira le dedicó a Las venas abiertas de América Latina, una de las obras más célebres del escritor Eduardo Galeano calificándola, durante un programa radial,[1] como una obra “profundamente dañina y muy mala en su sustento económico”
Como se puede percibir, se trata de una opinión sin ningún tipo de fundamento consistente por parte de da Silveira que dé cuenta de algún tipo de objeción pertinente a algunas de las tesis o al análisis riguroso que Galeano plantea en el libro. Por el contrario, señaló solamente que el propio autor manifestó que “poseía en ese momento escasos conocimientos en materia económica” y que, a su juicio, Galeano se hace, en el libro en cuestión, una pregunta equivocada: “¿Por qué hay sociedades que son pobres?”.
Durante esa intervención desafortunada de da Silveira, donde, previamente a las declaraciones aludidas también se refirió someramente a otros asuntos, uno de los periodistas le mencionó que justamente este año se cumple el 50 aniversario de la publicación de este trabajo transcendente de Eduardo Galeano. En efecto, pocas dudas caben que se trata de una obra insoslayable, por varios aspectos.
Toda la obra de Galeano significa un aporte inconmensurable en el camino de la formación de un pensamiento complejo y crítico en clave latinoamericana y mundial.
Como manifesté en un escrito, junto a mi colega Javier Gortari, que sirvió de fundamento para el otorgamiento del Doctorado Honoris Causa a Eduardo Galeano desde la Universidad Nacional de Misiones (UNaM),[2] y muy en contraposición a las opiniones inconsistentes del ministro que tiene a su cargo la gestión de la educación y la cultura del Uruguay –nada menos-, Las venas abiertas de América Latina ha tenido y tiene una importancia gravitante para varias generaciones,[3] habida cuenta de que ha sido y es fundamental en el sentido de que pone en común, desde un lenguaje asequible, un análisis profundo en términos económico-políticos, geopolíticos y socio-culturales contribuyendo a la comprensión de los diversos mecanismos que configuraron y configuran, desde los tiempos de la conquista, hasta hoy, la dependencia de América Latina en el escenario global.
En el epílogo de Las venas, escrito al cumplirse el séptimo aniversario de la aparición de la obra, Galeano, desde el exilio, señalaba:
“Este libro había sido escrito para conversar con la gente. Un autor no especializado se dirigía a un público no especializado, con la intención de divulgar ciertos hechos que la historia oficial, historia contada por los vencedores, esconde o miente”[4]

Y, más adelante:
“En Las venas, el pasado aparece siempre convocado por el presente, como memoria viva del tiempo nuestro […] es una búsqueda de claves de la historia pasada que contribuyen a explicar el tiempo presente […] la primera condición para cambiar la realidad consiste en conocerla”[5]
Galeano demostró, a lo largo de esas páginas, que “el subdesarrollo de América Latina proviene del desarrollo ajeno y continúa alimentándolo”.[6]
Medio siglo más tarde, lo expresado por el autor tiene una vigencia indiscutible.
De allí que sea uno de los ejemplares más vendidos por la Editorial Siglo XXI, que ya lleve 77 ediciones, y que haya sido traducido a más de una veintena de idiomas, como bien señaló Pablo Messina.[7]
Las Venas contribuye a la comprensión de los mecanismos que configuraron y configuran, desde los tiempos de la conquista hasta hoy, la dependencia de América Latina en el escenario global.
En rigor, toda la obra de Galeano significa un aporte inconmensurable en el camino de la formación de un pensamiento complejo y crítico en clave latinoamericana y mundial. Un pensamiento, que, además, reconoce el carácter inescindible entre lo sensible y lo inteligible, o más claramente: entre la razón y la emoción.
Por todo lo someramente expresado, sería interesante que el funcionario de la cultura y la educación del Uruguay antes de opinar sobre una obra tan vigente para repensar nuestros dramas de ayer y de hoy, en busca de coordenadas que nos hagan sentido, se de el tiempo necesario para leerla relativizando sus pre-nociones y la perspectiva ideológico-política desde la cual piensa y habla.
Al fin y al cabo, tiene a su cargo la gestión de ámbitos intrínsecos para todos los uruguayos y uruguayas, y no solamente para quienes puedan pensar como él.
[1] Al respecto véase: Ministro de Cultura Pablo da Silveira: “Las venas abiertas de América Latina” es una obra “profundamente dañina” En: La onda. Revista de reflexión y análisis. Disponible en: https://www.laondadigital.uy/archivos/56762
[2] Por cierto, sirva como categórica refutación la polifonía latinoamericana que pudo reunirse y compartirse, en ocasión de este reconocimiento hecho a Eduardo Galeano y a Helena Villagra, en el marco del cincuentenario de la publicación de Las venas abiertas de América Latina; y que fuera efectuado, por sugerencia de la compañera de vida de Eduardo, a través del director de Siglo XXI Argentina, Carlos Díaz. Véase: “Homenaje al maestro sentipensante de América Latina. Sitio institucional de la Universidad Nacional de Misiones: https://www.unam.edu.ar/index.php/66-noticias/noticias-inicio/505-homenaje-al-maestro-sentipensante-de-america-latina
[3] Libro prohibido por las dictaduras del Cono Sur, Las venas abiertas de América Latina, además del aporte colosal que significa al pensamiento crítico latinoamericano, es una obra que despierta mucho interés, también, por algunos episodios paradigmáticos. A modo de ejemplo, citamos dos casos disímiles pero ilustrativos de la potencialidad simbólica que reviste: en 2009, en el marco de la V Cumbre de las Américas, llevada a cabo en Trinidad y Tobago, el ex presidente de Venezuela Hugo Chávez le obsequió un ejemplar de Las venas a su homólogo estadounidense, Barack Obama. En apenas veinticuatro horas, la obra de Galeano ascendió desde la posición 60.280 de los libros más vendidos en el sitio web de Amazon al puesto diez. (Puede consultarse al respecto: “Chávez y Obama convierten en ‘best seller’ el libro de Galeano” En: El País, 18 de abril de 2009).
Otro sucedido: ese mismo año, 2009, Galeano recibió una correspondencia en su casa de Montevideo de parte del futbolista James Cantero quien le acercaba un ejemplar acribillado a balazos de Las Venas. El ejemplar llegó a manos del deportista por medio de un capitán del ejército de El Salvador, que encontró el libro en la mochila de un guerrillero abatido en la batalla de Chalatenango, en 1984. Ver: Galeano, E. (2016) El cazador de historias. Buenos Aires: Siglo XXI, pp. 218-219.
[4] Galeano, E. ([1971] 2007) Las venas abiertas de América Latina. Buenos Aires: Catálogos, p. 339.
[5] Galeano, op cit, pp.340-341.
[6] Galeano, op cit, p. 363.
[7] Messina, Pablo: “¿50 años de qué?” Brecha, 11 de junio. Disponible en: https://brecha.com.uy/cincuenta-anos-de-que/