La lucha feminista puso sobre la mesa la urgencia de dar paso a nuevas masculinidades que contemplen relaciones más sanas y formas de “ser hombre” más constructivas. Surge con fuerza la necesidad de dejar atrás las prácticas basadas en la idea de inferioridad o superioridad de alguno de los sexos, de repensar las relaciones de poder, de producción y de afecto, e ir camino a una comprensión más igualitaria de la maternidad y la paternidad. Para esto, primero es necesario preguntarse qué es ser hombre y cuál es el papel del hombre en la sociedad, para luego poder trabajar en modelos de masculinidad más igualitarios, que permitan bajar los casos de violencia de género -que muestran su peor cara en los femicidios- y construir una sociedad más justa.
Desde la Dirección de Masculinidades para la Igualdad de Género del Ministerio de las Mujeres y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires se abordan estas temáticas desde dos grandes líneas de trabajo. La primera está dedicada a la promoción de nuevas masculinidades, a través de la generación de materiales comunicacionales y del trabajo conjunto con distintas áreas municipales. Y la segunda tiene que ver con los dispositivos grupales que trabajan con los varones que ejercen violencia.
“Hay que desarmar los lazos de complicidad machista, y hay que vincular a los varones en políticas de igualdad de género”.
En diálogo con Contraeditorial, el director del área, Ariel Sánchez, describió cómo se trabaja en estos encuentros de varones, que tienen el objetivo de ir reconociendo el ejercicio de la propia violencia a través de la palabra y del trabajo reflexivo.
En este momento hay solo 30 municipios de la provincia -de los 135- que disponen de esta herramienta, por lo que la cartera que conduce Estela Diaz, desde comienzos de este año busca crear nuevos equipos para atender la problemática.
En este sentido, el funcionario provincial señaló que están “en proceso de formación y capacitación de profesionales que formen parte de lo que son los abordajes integrales de la violencia de género”.

Los grupos psico-socio-educativos para varones que ejercen violencia de género son coordinados por equipos interdisciplinarios y están conformados, en su mayoría, por psicólogos y trabajadores sociales. “Quienes llevan adelante estos grupos tienen una mirada de género y de derechos humanos que les posibilita comprender ese recorrido, no en términos patológicos, sino como parte de un recorrido vinculado a violencias muchas veces naturalizadas y en cumplimiento a los mandatos de la masculinidad normativa”, resaltó Sánchez.
La característica fundamental de los grupos es que a partir de la palabra y del encuentro con otros varones, se van repensando y transformando conductas, para construir otro modo de habitar masculinidades que no tengan que ver con el ejercicio de la violencia o de la exclusión.
La mayoría de los varones que asisten a estos grupos lo hace por un pedido de la justicia. Y son los propios juzgados los que determinan el tiempo de concurrencia de esa persona al grupo. Al respecto, Sánchez señaló que quienes están coordinando los equipos tienen en claro que los tiempos necesarios no son los mismos que los que determina el juzgado. “Los espacios psico-socio-educativos no son una capacitación, no es un espacio donde las personas van cumpliendo módulos”, resaltó Sánchez.
La Dirección de Masculinidades para la Igualdad de Género puso en marcha la “Línea Hablemos” (0221-6024003).
En este sentido, el funcionario agregó que “hay un trabajo territorial que se debe hacer con los juzgados para que legitimen el trabajo de estos dispositivos, porque no es simplemente una derivación, sino que hay que comprenderlo como un trabajo reflexivo y de transformación. No tiene que ver con adquirir el conocimiento del concepto de violencia de género, sino de ir reconociendo el ejercicio de la propia violencia. El trabajo está en la circulación grupal de la palabra”.
A raíz de las medidas de aislamiento social obligatorio dispuestas por la pandemia, el trabajo presencial de estos grupos debió migrar a espacios virtuales. En virtud de ello, desde la Dirección de Masculinidades para la Igualdad de Género se puso en marcha la “Línea Hablemos” (0221-6024003), que busca atender de manera telefónica a varones que ejercen violencia. “Para fortalecer el trabajo lanzamos la Línea Hablemos en la provincia, que, si bien no hace el mismo trabajo, es una primera escucha para hacer una evaluación de riesgo y después hacer alguna derivación”, explicó Sánchez.

“La idea desde el Ministerio es generar estrategias no punitivas, para el reconocimiento del ejercicio de la violencia, la responsabilización y la transformación de esas prácticas. Lleva tiempo, pero consideramos que es fundamental crear este tipo de estrategias, porque lo que sabemos -por los abordajes de violencias que venimos haciendo- es que una denuncia o una perimetral no transforma la subjetividad de esa persona, que no reconoce inmediatamente el ejercicio de la violencia, sino que, al contrario, la persona sigue con esa conducta violenta y las denuncias vuelven a repetirse”, enfatizó.
Desde la Subsecretaría de Políticas de Género y Diversidad Sexual, a cargo de Lucía Portos, lo que se busca “es generar medidas reparatorias, con la persona que sufre violencia de género, pero además reparatoria a nivel comunitario, porque buscamos que ese varón no vuelva a ejercer violencia porque sino estamos todo el tiempo corriendo detrás de los casos”, manifestó el director.
Es frecuente que cualquier mujer conozca a otra que padezca violencia de género. Pero los hombres no suelen manifestar conocer a varones violentos.
Consultado sobre si se pueden prevenir los feminicidios empoderando a las mujeres al tiempo que se deconstruye a los varones, Sánchez indicó que eso es precisamente lo que se busca. “Lo fundamental es tener un abordaje integral en toda la provincia. Acompañar a las denunciantes, pero trabajar con los denunciados. Buscar que las mujeres tengan una salida, no solo de autonomía económica, sino de autonomía psicológica y simbólica. Es un trabajo complementario al que venimos haciendo con las personas que ejercen violencia de género”, aseguró.
Por otro lado, hay una necesidad real de trabajar con una población de varones más amplia; aquellos que no están denunciados, pero que igual ejercen violencia sobre las mujeres, o aquellos que encubren a varones violentos. Es frecuente que cualquier mujer conozca a otra que padezca violencia de género o que la haya padecido. Pero, sin embargo, los hombres no suelen manifestar conocer a varones violentos.

Al respecto, Sánchez señaló que desde su Dirección generan materiales para trabajar en los territorios, con los sindicatos y los clubes para que se puedan generar espacios donde poner en discusión el micromachismo y los estereotipos de género.
“Es necesario discutir los mandatos vinculados al ejercicio del poder, a ciertas formas de vulneración, a rehuir de las tareas de cuidado del hogar, porque estos modelos producen desigualdades, exclusiones y violencias. Hay que desarmar los lazos de complicidad machista, y hay que vincular a los varones en políticas de igualdad de género”, aseveró.
En relación con el trabajo que vienen desarrollando con los jóvenes, Sánchez sostuvo que generaron materiales de “masculinidad y cuidado”, y que están coordinando actividades con la Secretaria de Juventud con el propósito de trabajar con los centros de estudiantes, para que los alumnos puedan pensar propuestas para deconstruir prácticas arraigadas.
Los grupos para varones que ejercen violencia de género parten de la premisa que partir de la palabra y del encuentro con otros varones, se van repensando y transformando conductas.
“Queremos trabajar con los jóvenes las responsabilidades activas en los vínculos sexuales, prácticas sexuales afectivas, e ir repensando los mandatos desde una mirada donde se los involucre en la elaboración de estos materiales”, detalló.
Pensar nuevas masculinidades es indagar en otras formas de “ser hombres” alejadas de los estereotipos patriarcales. Cambiar el modelo de masculinidad hegemónico es un factor determinante en la lucha por la igualdad de género, una cuestión de derechos humanos.