Elvira Jara y Pablo Martinez son los autores de “Destilando Arte”. Ella es de San Telmo y él, de Mar del Plata. Se conocieron en septiembre del 2020 y todo el proceso de construcción de la obra fue mediante videollamadas, hasta que se encontraron a fines de año. Ambos están conectados con el coaching ontológico. Ella siempre estuvo relacionada con la poesía y las actividades plásticas. Él es surfista y especialista en coaching personal y liderazgo empresarial.
Pablo, además, es ciego desde los 5 años. El primer surfista ciego del país, representante argentino en múltiples eventos, campeón sudamericano en 2018 y 2019.
“El libro trata de combinar una visión artística con la ceguera. La imagen gráfica se complementa con la descripción de esa obra desde la perspectiva de ambos. Más que nunca otra visión”, asegura Elvira.
“Destilando Arte” consta de 22 obras acompañadas por descripciones y reflexiones de carácter poético o filosófico. Algunos de los títulos son “Raíces de liberación”, “La cueva”, “Burbujas oculares”, “Ojos en mano”, “Flores amarillas”, “La capucha verde”, “Roles Naranjas”, “El perfil, el ojo y el pájaro” y “El antifaz”, entre otros. “Cada descripción y reflexión están atravesadas por emociones que se desprenden de las obras de arte”, aseguró Pablo.
“Creamos un puente de acercamiento entre la ceguera y la descripción artística”.
El libro fue realizado durante la pandemia y presentado hace un mes. Una de las exhibiciones tuvo lugar, a mediados de mayo, en la sede porteña de Federación Gráfica Bonaerense. También se consigue en Mar del plata, así como en los instagram #surfeandovida y #encrearg. Probablemente se lleve a cabo un audio libro con este trabajo, que además fue presentado en un concurso de becas para que sea herramienta pedagógica inclusiva y de arte, para nivel inicial y primaria, con el propósito de “que los niños sean más activos en esas actividades”.
Elvira cuenta que conoció por las redes a Pablo: “Nos conocimos, empezamos a conversar sobre el arte y a entender que juntos podríamos generarlo. Advierte, en ese sentido: “Me llamó la atención sobre cómo se refería a su discapacidad visual. Me decía que se suele decir no vidente, pero que en realidad debe decirse ciego. Porque a las personas que no caminan no se les dice no caminantes, por ejemplo. Luego empezamos a conversar de arte”.

Con entusiasmo señala: “Yo me dedico al arte hace mucho tiempo. Hago acuarelas, acrílicos, con hincapié en dibujos abstractos. Conversamos sobre cómo perciben el arte las personas con dificultades visuales y cómo lo hacemos las que contamos con la vista. Empecé a entender cuánta información me pierdo por contar con la vista y no poner a disposición los otros sentidos. En cada encuentro que íbamos teniendo por wathsapp, empezamos a entender que podríamos generar arte, juntos.
Pablo Martínez, uno de los autores, es el primer surfista ciego del país.
-¿Cómo fue el proceso de creación?
-Yo dibujo, pinto y escribo. Pablo hace intervenciones desde su percepción, a través de lo que narro y cuento. Así creamos el puente de acercamiento entre la ceguera y la descripción artística.
-¿Cómo lo lograron?
-Al principio la propuesta fue que interviniera en el prólogo pero nos dimos cuenta que su participación era mucho mayor. A partir de sus preguntas se iba acercando a una descripción de cada obra. Le contaba con minuciosidad detalles, colores, sentimientos y estados de ánimos habitados. Ese feedback se fue dando en cada uno de los intercambios. Yo iba armando un boceto. Luego venía el intercambio. La conclusión fue la percepción de otro acercamiento a lo que trata la obra. Los temas que la atraviesan tienen que ver con cosas como la vida, la muerte, los amores, la meditación, las pérdidas, los temas que nos atraviesan a todos. Si bien los dibujos son abstractos, los temas que tocamos tienen que ver con la existencia.
-Al relatarle tu obra, en cuánto está condicionada su percepción.
-Le describía la obra y él me daba su devolución y también ese enlace de ideas que a mí, que cuento con la visión, se me escapaba. Participó en todo el proceso. Influye en la elaboración, hace referencia a los detalles, a las emociones. La enmarcación se enriquece con su devolución. Hay detalles a los que sólo él llegó, a través de la audición. Luego, los textos también se los grabé en audio y lo estuvimos intercambiando.
“Si bien los dibujos son abstractos, los temas que tocamos tienen que ver con la existencia”, explica Elvira Jara.
-¿Cómo utilizaron la experiencia previa?
-El coaching ontológico tiene que ver con el ser, las emociones, el cuerpo y el intercambio de miradas. Todo eso se dio en un contexto de pandemias. Me compartió confianza y mucha nobleza desde su discapacidad, desde su muchísima resiliencia. Me permitió advertir bellezas y oscuridades internas. Me regaló otra mirada con la vida.
-¿En qué tema sentiste una mayor devolución?
-Me sentí ignorante en un montón de temas. Solemos dejarnos llevar por la primera impresión sin reparar en el tono de voz y otros detalles. Entendí la emocionalidad que Pablo le daba al dibujo, sin darme cuenta. Los artistas no suelen sacarle el velo a lo que es la gestación de esa obra. Por ejemplo, una de las obras se la dedico a mi hermana que fue víctima de femicidio hace 14 años: el aporte de Pablo fue devolverle más información a partir de lo que le cuento.
-Una perspectiva muy diferente.
-Él no tiene dimensión de los puntos de fuga, las distancias, las profundidades. Más aún en un trabajo abstracto. Todas las obras tienen un valor agregado a partir de su participación. Muchas emociones no las hubiera sumado si no fuera por él. Ese “lo estás viendo” me quita la otra perspectiva. Generamos confianza desde el arte.