Hace unos días caminábamos por la peatonal más importante de la Argentina, la calle Florida y nos asombró la cantidad de arbolitos que había vendiendo de forma ilegal la moneda extranjera de color verde, pero lo que más nos llamó la atención fue la naturalización de esta práctica para el resto de los ciudadanos que pasaban a su lado, sin esbozar la mirada prejuiciosa y cargada de preconceptos que muestran frente a otros sujetos sociales como los vendedores ambulantes.
Es que los dueños de la palabra construyeron una representación de la realidad en la que el “dólar ilegal” se convierte en el “oficial” y el precio del “oficial” es invisibilizado en una operación de sentido que pretende apoderarse de los conceptos de libertad y legalidad. Siempre que pensamos en el valor de la moneda extranjera, el primero que se nos viene a la mente es el valor cambiario del dólar “blue”, ¿no es verdad?
“Es un terrorismo de mercado que busca llevar al gobierno a una megadevaluación”.
Los medios de comunicación han hegemonizado la cuestión del dólar instalando que el único dólar existente es el denominado “blue”. ¿Nunca se preguntó qué es esa moneda de procedencia ilegal? Muchos deben responder que es el papel moneda que se obtiene en el mercado negro, pero la realidad, es que el “blue” es la herramienta de propaganda que utilizan los sectores que quieren forzar a una devaluación.
Entonces, al fuerte despliegue del poder concentrado proveniente de las finanzas y del sector agroexportador que desencadenaron el desequilibrio cambiario que comenzó a poner contra las cuerdas al gobierno nacional, hay que sumarle el rol de los medios hegemónicos que nunca dan puntada sin hilo. Es un terrorismo de mercado que busca llevar al gobierno a una megadevaluación, pero también es un terrorismo mediático porque ellos también están apostando a que haya una fuerte crisis económica, porque saben que ésta derivará en la crisis social y ella en la crisis política. Es un movimiento de dominó en la que ellos son los campeones mundiales.
“Los dueños de la palabra construyeron una representación de la realidad en la que el dólar ilegal se convierte en el oficial”.
Pero no solo son responsables por promover una corrida cambiaria al instalar en la opinión general que todas las ventas de insumos deben hacerse al valor ilegal de la moneda extranjera, cosa absolutamente errónea, porque las transacciones se hacen con el dólar de curso legal, sino también lo son porque buscan justificar un cambio de política económica con argumentos que son los mismos que nos llevaron a la crisis del 2001, repitiendo incansablemente que “la moneda nacional no es garantía como depósito de valor”, tratando de convencer a la ciudadanía de comprar dólares para mantener el valor de sus ahorros. Cosa además que la mayoría de la población no puede hacerlo porque no tiene capacidad de ahorro, dado el escaso poder adquisitivo, producto de la política de distribución regresiva adoptada en los últimos cuatro años por el gobierno de Mauricio Macri, agravada obviamente por una pandemia que no dio lugar a revertir ese plano inclinado.
Esta matriz de pensamiento es la que esconde la devaluación cuyos resultados finales son los conocidos por todos: inflación y depreciación. La pregunta que nos hacemos es: ¿Si los medios impulsan la corrida cambiaria es porque alguien se beneficia, no? Claramente, los grandes ganadores son los que concentraron dólares en detrimento de los perdedores históricos, los sectores populares, quienes apostaron a la moneda nacional en defensa de la patria.
“Siguen dominando el espacio público diagnosticando recetas que ya han fracasado”.
Las recetas de los economistas que pasean por los medios hegemónicos y que responden al establishment son siempre las mismas: bajar el déficit fiscal, disminuir la emisión monetaria, reducir impuestos, diseñar una reforma laboral y emitir señales en favor del mercado para que los empresarios salven la economía. Obviamente, todo este paquete de medidas al estilo del Consenso de Washington debe estar acompañado de una devaluación cambiaria, única forma posible de achicar la brecha entre el dólar oficial y el dólar ilegal o, al menos, eso es lo que nos dicen. Lo mismo que nos dijo Martinez de Hoz, Cavallo (con la dictadura, con Menem y con De la Rúa) y los iluminados del mejor equipo de los “últimos cincuenta años”.
El terror también es mediático. Ellos siguen dominando el espacio público diagnosticando recetas que ya han fracasado en términos del bienestar para las mayorías. Incluso cuando pensábamos que dejarían sus intereses de lado en una pandemia que no tienen precedentes, siguen confundiendo con propuestas liberales con el objetivo de que el Estado se corra y no se concrete la tan anhelada redistribución de las riquezas.
*Grupo Artigas