El represor Gonzalo “Chispa” Sánchez, acusado de integrar el grupo de tareas que asesinó y desapareció a Rodolfo Walsh en 1977, fue detenido el lunes por la tarde en Río de Janeiro y se define la fecha de su extradición a la Argentina para ser juzgado por los múltiples delitos de lesa humanidad que cometió cuando actuaba en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), incluida su participación en los “vuelos de la muerte”.
La Policía Federal brasileña capturó a Sánchez –de 69 años y sobre quien pesaba una alerta roja de Interpol– en la localidad costera de Paraty, en el litoral sur de Río. Ingeniero naval y exoficial de Prefectura, Sánchez se había radicado en el país vecinos en 2001 y desde 2005 que la justicia argentina lo consideraba prófugo.
Uno de los secuestros que se le atribuyen a Gonzalo “Chispa” Sánchez es el de Rodolfo Walsh, según testimonios de sobrevivientes como Miguel Ángel Lauletta.
En 2009, el juez Sergio Torres, que por entonces llevaba la megacausa Esma, pidió su extradición, que recién ahora, más de diez años después, está por concretarse. En la Cancillería argentina son optimistas y esperan que esta misma semana sea remitido al país, donde deberá rendir cuentas ante el juez Rodolfo Canicoba Corral por más de 900 delitos, entre secuestros, asesinatos, desapariciones y torturas.
Sánchez cayó preso por primera vez en 2013, durante la presidencia de Dilma Rousseff, en un operativo conjunto entre la Policía Federal brasileña e Interpol. Se había reciclado en el sector naval de Angra dos Reis, un lugar cercano a Paraty, donde ayer volvió a ser capturado. Se trata de una zona en la que abundan las simpatías políticas por el presidente Jair Bolsonaro, de aceitados vínculos con los sectores militares más reaccionarios.
En aquella oportunidad, el represor había solicitado asilo político al gobierno brasileño, pero le fue negado, y en 2017, mientras cumplía prisión domiciliaria y se desarrollaba su juicio de extradición, se dio a la fuga. El nuevo pedido por el que fue recapturado llegó el pasado 29 de enero, por orden del Supremo Tribunal Federal (STF), que dispuso específicamente su “prisión con fines de extradición”.
En la Esma, Sánchez –que también usaba el alias “Omar”– era parte del brazo ejecutivo de la represión, es decir, el encargado de los secuestros, torturas y desapariciones. Estaba destinado al sector “Operaciones 3.3”, al que había llegado desde la Prefectura Naval a mediados de los ‘70, con el grado de oficial ayudante.
Uno de los secuestros que se le atribuyen es el de Rodolfo Walsh, según testimonios de sobrevivientes como Miguel Ángel Lauletta. El periodista, escritor y militante montonero fue emboscado en San Juan y Entre Ríos el 25 de marzo del ‘77, cuando distribuía su carta abierta a la Junta Militar, un documento lapidario sobre el terror sistemático y la miseria planificada que habían instaurado los genocidas, con la asistencia de sus socios civiles.