La interventora de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Cristina Caamaño, destacó la decisión del gobierno de impulsar una verdadera democratización de la justicia y afirmó que el presidente Alberto Fernández le pidió “que venga a ordenar y a transparentar la AFI, a sacarla de los sótanos de la democracia”.
En diálogo con el programa Justicia sin Vueltas, de la Asociación Justicia Legítima, Caamaño explicó que la entidad es “una asociación civil sin fines de lucro, que desde su conformación brega por la independencia judicial, la transparencia del sistema, la reforma de la Justicia, el acceso de los sectores más vulnerables a la Justicia, la celeridad de los procesos, el lenguaje llano de los jueces, el estado de derecho, la aplicación de los derechos humanos al momento de resolver una causa y la construcción de ciudadanía”.
“Todo esto nos lleva a querer romper con la corporación judicial y buscar una nueva Justicia para todes. Justicia Legítima busca la democratización de la Justicia”, manifestó Caamaño.
“El presidente Alberto Fernández me dijo que si se podía ahorrar algo en la AFI iba a ser destinado para la campaña contra el hambre”.
“En la Asociación – agregó – no son todos jueces, abogades o fiscales, sino que hay todo tipo de personas interesadas en lo que ocurre en la Justicia, y también a esos los convocamos a que se asocien para poder participar y dar su punto de vista”.
Caamaño sostuvo que “el aislamiento entre el Poder Judicial y la ciudadanía viene de hace mucho tiempo. Lo que necesitamos es reconciliar eso. Sabemos que el Poder Judicial es corporativo, utiliza un vocabulario difícil para monopolizar el ejercicio del poder. Ese lenguaje oscuro es lo opuesto al estado de derecho. Tenemos una Justicia a espaldas de la sociedad, a la que no le importa la gente, que se encierra en sus despachos. Las personas desconocen al magistrado que lleva sus causas, que es el que los va a juzgar y que va a decidir sobre su libertad o sobre su patrimonio”.
La presidenta de la Asociación Justicia Legítima también recordó sus más de tres décadas como magistrada del Ministerio Público Fiscal y en el Ministerio de Seguridad, junto a Nilda Garré: “No sé si tengo tantas fortalezas, pero soy una trabajadora. Si estoy de acuerdo ideológicamente con lo que hay que hacer, avanzo a morir», indicó.
“Tenemos una Justicia a espaldas de la sociedad, a la que no le importa la gente, que se encierra en sus despachos”.
En referencia a su nuevo rol de interventora en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Cristina Caamaño afirmó: «Cuando el presidente Alberto Fernández me citó y me dijo que quería ponerme a cargo de la AFI, le pregunté cuál era el objetivo que él tenía, y era justamente transparentar este lugar. Y me dijo que si se podía ahorrar algo iba a ser para la campaña contra el hambre, que fue lo primero que anunció cuando asumió». “El presidente me pidió que venga a ordenar y a transparentar este lugar, a sacarlo de los sótanos de la democracia”, agregó.
«Mis objetivos entonces fueron claros: primero empecé a transparentar este lugar: blanqueé los fondos reservados, hice un cambio en el organigrama -no hay más un Señor o Señora ‘Ocho’, ahora solo hay un director y tres secretarías-. Le di forma de ministerio, porque esa también es una manera de transparentar. Hice ingresar a la Sindicatura General de la Nación para que controle los gastos –obviamente no los reservados, pero ahora los reservados son menos, porque toda una parte está blanqueada- Vi que había un despropósito en la cantidad de autos que teníamos, no necesitamos 210 autos. Hay más de 70 autos que se van a subastar. Hicimos un convenio con Aerolíneas Argentinas para que, cuando haya que viajar, se haga por la línea de Bandera. Vamos a firmar un convenio para que el personal cargue en YPF. Esas son cosas que parecen extraordinarias, pero en el día a día están».
Finalmente aseguró que «nadie se metió con los cambios porque es mucho más cómodo. Acá los gastos no se medían. Por eso el exdirector, del gobierno anterior se compró una camioneta de 120 mil dólares que se hizo traer de Estados Unidos. No se reparaba en gastos. El país se podía estar muriendo de hambre, pero en la AFI siempre hubo plata».